"... el problema es, sin embargo, la sociedad. Esas mismas personas que defienden la supuesta pureza y virginidad hasta el matrimonio suelen ser las mismas personas tradicionales que también tratan el sexo como un tabú. Ese tabú y misterio hace que la sociedad trate estos temas con morbo...
Si desde los inicios de la vida dichos temas se tratasen con la naturalidad..."
'El beso', de Rodin (1)
TEXTO OBJETO DEL COMENTARIO (ABC Aula de sexualidad)
¿Por qué no deberíamos ir juntos de vacaciones si estamos saliendo?
Algunas parejas que han asumido libremente la decisión de esperar al matrimonio antes de tener relaciones sexuales pueden considerar que no hay ningún problema en irse de vacaciones juntos o en dormir en la misma habitación de un hotel o de la casa de unos amigos o familiares.
Es frecuente que estos jóvenes argumenten que no hay nada malo en hacer esto y que se debería “confiar en ellos” puesto que tienen “las ideas claras” al respecto. Efectivamente, puede ser que durante estos momentos de convivencia tan cercana no pase nada, sobre todo si la intimidad de cada persona se respeta por completo. Es evidente que compartir una habitación no es necesariamente sinónimo de tener relaciones sexuales, pero existen razones para desaconsejar estas situaciones que vale la pena tener en cuenta.
En primer lugar, si uno ha tomado la decisión de esperar al matrimonio para tener relaciones sexuales, debes saber que hay medios que facilitan lograrlo y otros que lo ponen más difícil. Por ejemplo, en situaciones como las anteriores, aunque en teoría es posible, en la práctica puede resultar difícil estar con la otra persona “como si fuera tu hermano/a”. Casi sin darse uno cuenta, se van deseando más muestras físicas de cariño, y cada vez más íntimas, que pueden llevar a la pareja a tener una relación sexual, aunque esto no fuera inicialmente su propósito.
Además, las acciones de una pareja tienen un efecto ejemplarizante. Puede ser beneficioso para otros poder contar con el ejemplo de parejas que muestren claramente en público que quieren esperar al matrimonio antes de tener relaciones sexuales (www.educarhoy.org). Cuando una pareja duerme en la misma habitación, evidentemente este mensaje queda más bien en duda (y a menudo se da por supuesto que sí hay relaciones sexuales en esa pareja).
Evitar este tipo de convivencia, más que una “falta de confianza”, es una cuestión de “estilo de vida” libremente asumido. Este estilo identifica a algunas parejas y, a la vez, transmite a los demás aquellos valores personales que deseamos preservar por ser fundamentales en la vida, pudiendo ayudar a otros jóvenes a querer vivir lo mismo.
COMENTARIO DEL TEXTO, por Mª Raquel González
Este texto, que carece de la firma del autor o la fecha de su publicación, sólo tiene como referencia que fue publicado en el ABC, periódico precedido por su fama de ser algo conservador. Esa fama se reafirma al leer el texto, ya que trata de la idea de no tener relaciones sexuales antes del matrimonio. Defiende, también, el hecho de que una vez que la pareja en cuestión decide hacer tal uso de su paciencia ha de privarse de compartir cama y sábanas por el posible deseo de quebrantar dicha decisión por la cercanía de su amado, aunque el principal objetivo sea únicamente dormir plácidamente.
Hablando de la estructura de este texto periodístico, más concretamente lo que parece un artículo de opinión, podemos determinar que la tesis se encuentra recogida en el primer y segundo párrafo y es el consejo de no dormir juntos si una pareja decide esperar al matrimonio para tener relaciones sexuales. Los argumentos son presentados desde el tercer párrafo al cuarto, donde incluye datos o expresiones para acercarse al lector y convencerlo de la idea en sí, como el «como si fuera tu hermano/a» o aludiendo a una página web como argumento de autoridad. Por último, el párrafo sobrante pertenece a la conclusión donde el autor repite la tesis y el hecho de intentar dar ejemplo ya mostrado en los argumentos.
En cuanto a mi opinión personal, tales comentarios e ideales me dejan tan perpleja que no sabría bien ni qué decir, más bien, cómo decirlo. Para empezar, debo aplaudir al escritor del texto por esa habilidad de intentar parecer que respeta la decisión de no esperar al matrimonio para llevar a cabo el coito diciendo cosas como «algunas parejas que han asumido libremente...» o «si uno ha tomado la decisión...», a la par de intentar convencernos entre líneas de que es lo correcto. Por otra parte debo decir que este tema ya tan desfasado me parece totalmente refutable, puesto que no veo ningún inconveniente en cuanto a la salud practicar actos sexuales con la debida responsabilidad y protección, fuera de eso cada uno es o debería ser libre de decidir cómo, cuándo, dónde y con quien quiere compartir sus intimidades, dejando fuera, claro está, a países tan retrógrados que incluso aún se practica la ablación del clítoris puesto que la mujer “no tiene derecho a disfrutar”. ¿A eso nos rebajamos nosotros, un país supuestamente desarrollado?
También estoy en desacuerdo con la idea que el autor propone en el cuarto párrafo, donde explica que una pareja que quiera ser paciente y no practicar el coito hasta que estén desposados, si duermen juntos ésta idea cae en duda por la sociedad, dando por sentado que el fallo está en la propia pareja. Y el problema es, sin embargo, la sociedad. Esas mismas personas que defienden la supuesta pureza y virginidad hasta el matrimonio suelen ser las mismas personas tradicionales que también tratan el sexo como un tabú. Ese tabú y misterio hace que la sociedad trate estos temas con morbo, y dé por sentado que siempre que se pueda hacer se hará, independientemente de si esa pareja quiere o no.
Si desde los inicios de la vida dichos temas se tratasen con la naturalidad que debieran tener por derecho, dejando de defender ideas tan antiguas como la negatividad de la promiscuidad o, incluso de algunas inclinaciones sexuales, tal vez las parejas o las personas en general podrían hacer cosas tan básicas como dormir o pasar una tarde juntos, sin que las personas, que deberían estar metiéndose en su propia vida, supusiesen que la lujuria es la tercera partícipe.
(1) Mármol, encargado por el Estado en 1888, tallado entre 1888 y 1898. Integrado en el museo del Luxembourg en 1901; atribuido al museo Rodin, en 1919..
El Beso representaba en su origen a Paolo y Francesca, personajes procedentes de La Divina Comedia, poema de Dante Alighieri (1265-1321). Matados por el marido de Francesca que les sorprendió besándose, ambos enamorados fueron condenados a errar en los Infiernos. Este grupo, diseñado de forma temprana por Rodin, en el proceso creativo de La Porte de L'Enfer [La Puerta del Infierno], se encuentra bien situado en la parte inferior de la hoja izquierda, frente a Ugolino, hasta 1886, fecha en la que el escultor tomó conciencia de que esta representación de la felicidad y de la sensualidad estaba en contradicción con el tema de su gran proyecto.
Fue entonces que hizo de éste una obra autónoma y que la mostró a partir de 1887. El modelado flexible y liso, la composición muy dinámica y el tema encantador, hicieron que este grupo tuviera un éxito inmediato. Como ningún detalle anecdótico hacía recordar la identidad de ambos amantes, el público lo bautizó Le Baiser [El Beso], título abstracto que traduce bien su carácter universal. El Estado francés encargó una versión ampliada en mármol que Rodin puso cerca de diez años en entregar. Fue solo en 1898 que aceptó mostrar lo que llamaba su "gran bibelot" para contrarrestar al atrevido Balzac, como para que aceptase mejor a éste último.
(Fuente: musee-rodin.fr)