"El problema viene cuando en su lista de antónimos enumera una lista demasiado bien pensada... El problema llega cuando, en una aparente afirmación afín a la solidaridad, lo que hace es cargar, justificar la criminal ideología del sistema, poniendo en el mismo tablero a todas las víctimas, y pidiéndonos que decidamos a quiénes de ellas salvamos...El problema no habita en los que nombra. El problema reside en los que omite... Habla fundamentalmente de perdedores... No habla, y esto es definitivo, de los ganadores..."
ACERCA DE 'PERDEDORES', DE JORGE GALINDO (El País)
Fui directo al artículo de Jorge Galindo, porque su título, 'Perdedores', llamó poderosamente mi atención, no era para menos; esa palabra, en plural, parecía anunciar solidaridad para aquellos que han salido rebotados en esta macabra partida, aquellos que siempre empezaban con una carta de menos. Sin embargo, ya de entrada, me encuentro con un resaltado al texto que me inquietó ("Tenemos que elegir. La democracia va tanto de escoger ganadores como de definir quién va a salir perdiendo"), me inquietó por lo que yo creí, antes de seguir, una ambigüedad calculada, esto es, una telaraña argumental que parecía sostener las intocables sagradas escrituras económicas que nos están matando, a los que comemos todavía porque nos paralizan, a los que realmente no comen, porque los están matando, no en la ficción, no en la teoría, en la realidad... Ese quién va a salir perdiendo ya empezaba, sin que yo apenas lo notara, a tocarme las narices... quién va a salir perdiendo, tenemos que decidirlo, claro.
Seguí leyendo, no sin antes dejar grabada en mi retina, la fotografía que acompañaba el artículo, una imagen brava, necesaria, de esos pensionistas, de nosotros, reclamando sus derechos usurpados, su dinero sustraído. Y ya, al principio del texto, me encuentro con una declaración de intenciones clara y rotunda, propia de alguien que asume el papel de sostenedor del engaño, sí, es sólo mi opinión. Afirma el insigne "sociólogo, máster en Políticas Públicas por la Erasmus University de Roterdam y la Central European University" que "Prácticamente cualquier política pública que se nos pueda ocurrir tiene ganadores y perdedores. Si, por ejemplo, subimos todas las pensiones, tendremos menos dinero para otros gastos". Ganadores, y perdedore, sí, lleva razón.
El problema viene cuando en su lista de antónimos enumera una lista demasiado bien pensada.
El problema llega cuando, en una aparente afirmación afín a la solidaridad, lo que hace es cargar, justificar la criminal ideología del sistema, poniendo en el mismo tablero a todas las víctimas, y pidiéndonos que decidamos a quiénes de ellas salvamos.
El problema no habita en los que nombra. El problema reside en los que omite... es un texto, a mi entender, muy calculado, muy pensado, es un texto que sin ser escandaloso, y precisamente por eso, me parece terrible.
Habla de perdedores y ganadores. Pero sólo habla de los de abajo y de decidir a quién miramos. No habla, y esto es definitivo, de los ganadores. No habla de los banqueros rescatados, de las autopistas al infierno, no habla del presupuesto de la corona, no habla del fraude fiscal, no habla del presupuesto de la Iglesia Católica, no habla de Inditex, no habla de tantas cosas...
Simplemente, nos pone a pelear, entre nosotros, a los de abajo.
Y, lo más curioso, desde el principio deja sentado que vivimos en una Democracia, ahí está la raíz, ahí está el problema.
Le recomendaría a él, y a cualquiera, la lectura del artículo de Gustavo Martín Garzo, 'Las preguntas de Perceval', "... también nosotros hemos renunciado a preguntarnos por las causas que hacen que las cosas sean así... ¿Por qué no se obliga a los bancos nacionalizados a dar crédito a las empresas que lo necesitan y no hay un banco público que se enfrente a un problema como el los desahucios? ¿Por qué se permiten los delirantes salarios de la banca? ¿Por qué si tenemos la misma moneda tenemos que pagar distintos intereses por la deuda? ... La última pregunta de Perceval, la más dolorosa de todas, solo puede ser entonces si puede llamarse democracia a esto que tenemos"
Y, de paso, que vuelva a Baudelaire, 'Matemos a los pobres', "Había, pues, digerido todas las elucubraciones de esos contratistas de la felicidad pública de los que aconsejan a todos los pobres que se hagan esclavos... Su voz, pues, me cuchicheaba esto: «Sólo es igual a otro quien lo demuestra, y sólo es digno de libertad quien sabe conquistarla.»... acuérdese, si es filántropo de veras, que a todos sus colegas, cuando pidan limosna, hay que aplicarles la teoría que he tenido el dolor de ensayar en sus espaldas."
Por cierto, sigo buscando a Gustavo Martín Garzo en El País, y no lo encuentro.
Los medios siguen teniendo demasiadas vacunas, demasiados resortes, para hacernos creer que vivimos democráticamente, y lo hacen de forma tan sutil...
Seguí leyendo, no sin antes dejar grabada en mi retina, la fotografía que acompañaba el artículo, una imagen brava, necesaria, de esos pensionistas, de nosotros, reclamando sus derechos usurpados, su dinero sustraído. Y ya, al principio del texto, me encuentro con una declaración de intenciones clara y rotunda, propia de alguien que asume el papel de sostenedor del engaño, sí, es sólo mi opinión. Afirma el insigne "sociólogo, máster en Políticas Públicas por la Erasmus University de Roterdam y la Central European University" que "Prácticamente cualquier política pública que se nos pueda ocurrir tiene ganadores y perdedores. Si, por ejemplo, subimos todas las pensiones, tendremos menos dinero para otros gastos". Ganadores, y perdedore, sí, lleva razón.
El problema viene cuando en su lista de antónimos enumera una lista demasiado bien pensada.
El problema llega cuando, en una aparente afirmación afín a la solidaridad, lo que hace es cargar, justificar la criminal ideología del sistema, poniendo en el mismo tablero a todas las víctimas, y pidiéndonos que decidamos a quiénes de ellas salvamos.
El problema no habita en los que nombra. El problema reside en los que omite... es un texto, a mi entender, muy calculado, muy pensado, es un texto que sin ser escandaloso, y precisamente por eso, me parece terrible.
Habla de perdedores y ganadores. Pero sólo habla de los de abajo y de decidir a quién miramos. No habla, y esto es definitivo, de los ganadores. No habla de los banqueros rescatados, de las autopistas al infierno, no habla del presupuesto de la corona, no habla del fraude fiscal, no habla del presupuesto de la Iglesia Católica, no habla de Inditex, no habla de tantas cosas...
Simplemente, nos pone a pelear, entre nosotros, a los de abajo.
Y, lo más curioso, desde el principio deja sentado que vivimos en una Democracia, ahí está la raíz, ahí está el problema.
Le recomendaría a él, y a cualquiera, la lectura del artículo de Gustavo Martín Garzo, 'Las preguntas de Perceval', "... también nosotros hemos renunciado a preguntarnos por las causas que hacen que las cosas sean así... ¿Por qué no se obliga a los bancos nacionalizados a dar crédito a las empresas que lo necesitan y no hay un banco público que se enfrente a un problema como el los desahucios? ¿Por qué se permiten los delirantes salarios de la banca? ¿Por qué si tenemos la misma moneda tenemos que pagar distintos intereses por la deuda? ... La última pregunta de Perceval, la más dolorosa de todas, solo puede ser entonces si puede llamarse democracia a esto que tenemos"
Y, de paso, que vuelva a Baudelaire, 'Matemos a los pobres', "Había, pues, digerido todas las elucubraciones de esos contratistas de la felicidad pública de los que aconsejan a todos los pobres que se hagan esclavos... Su voz, pues, me cuchicheaba esto: «Sólo es igual a otro quien lo demuestra, y sólo es digno de libertad quien sabe conquistarla.»... acuérdese, si es filántropo de veras, que a todos sus colegas, cuando pidan limosna, hay que aplicarles la teoría que he tenido el dolor de ensayar en sus espaldas."
Por cierto, sigo buscando a Gustavo Martín Garzo en El País, y no lo encuentro.
Los medios siguen teniendo demasiadas vacunas, demasiados resortes, para hacernos creer que vivimos democráticamente, y lo hacen de forma tan sutil...