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Opinión: 'EJERCICIOS RETÓRICOS', por Juan José Millás. Noticia: 'EL ARZOBISMO CAÑIZARES Y LOS REFUGIADOS'

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"Si el camión hubiera sido fotografiado de perfil, veríamos que en su costado aparece el logo de una marca de productos cárnicos con una gallina y un conjunto de salchichas que están diciendo cómeme. A veces, el crimen nos sabe a poco, de ahí que le añadamos el sarcasmo"

Camión en el que se encontraron los cadáveres de 71 refugiados sirios. / R. SCHLAGER (EFE) (el país semanal)

EJERCICIOS RETÓRICOS

Se nos acumulan los símbolos. El que representa esta imagen, anterior al de Aylan, el niño ahogado en una playa turca, ya se ha quedado antiguo. Tenemos abierta una carpeta verde de símbolos que envejecen a la velocidad del rayo porque todos los días aparece uno que devalúa al anterior. Se trata, si ustedes se acuerdan, del camión frigorífico hallado hace un mes y medio o dos en el arcén de una autopista austriaca y en cuyo interior se encontraron los cadáveres de 71 refugiados, entre ellos cuatro menores. Viajaban tan apretados los unos contra los otros que estaban de pie, como si hubieran muerto en hora punta. Ahí aparece el grupo de funcionarios que llevó a cabo las primeras diligencias. Si el camión hubiera sido fotografiado de perfil, veríamos que en su costado aparece el logo de una marca de productos cárnicos con una gallina y un conjunto de salchichas que están diciendo cómeme. A veces, el crimen nos sabe a poco, de ahí que le añadamos el sarcasmo. Una variedad del sarcasmo es que mientras los símbolos se acumulan en las cunetas o en las playas, los dirigentes europeos convoquen “reuniones urgentes” para dentro de 15 días que luego retrasan o suspenden.
Leí la noticia en un bar donde una señora se preguntaba qué habría pasado por la cabeza del último en morir.
–¿Qué pensaría? –preguntó con expresión de espanto a la concurrencia.La concurrencia desvió la mirada intuyendo que se trataba de un ejercicio retórico. Y en eso estamos, en ejercicios retóricos que nos distraen de lo que ocurre en nuestras cunetas, playas o vallas de espinos.
(Fuente: El País Semanal)
El cardenaL arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares.
"¿ESTA INVASIÓN DE EMIGRANTES Y REFUGIADOS ES TODO TRIGO LIMPIO?"
MADRID. - El arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, se ha preguntado hoy si en "esta invasión de inmigrantes" y refugiados que a su juicio registra Europa "es todo trigo limpio", por lo que ha pedido prudencia a los gobiernos ante lo que considera "el caballo de Troya" en las sociedades europeas.

Así ha respondido hoy Cañizares, tras su intervención en un desayuno del Fórum Europa-Tribuna Mediterránea, al ser preguntado por si los diferentes gobiernos y la Iglesia están haciendo lo suficiente o lo correcto con los inmigrantes que llegan al oeste de Europa huyendo de países en conflicto, como Siria.

Según el arzobispo, "parece que hay más gestos y propaganda" de atención a los refugiados sirios, pero "también hay mucha realidad viva" que se está llevando a cabo con estas personas, aunque "de manera prudente" porque, según se ha preguntado: "Esta invasión de inmigrantes, ¿es todo trigo limpio?".

"¿Cómo quedará Europa dentro de unos años, con la que viene ahora? No se puede jugar con la historia ni con la identidad de los pueblos", ha aseverado, y ha considerado que los gestos de acogimiento a estas personas "pueden quedar muy bien hoy" pero son "el caballo de Troya" en las sociedades europeas.

Cañizares, que acaba de cumplir un año de oficio en Valencia, ha sugerido "ver quién está detrás de todo esto", ¿Viene simplemente porque son perseguidos?, ha manifestado Cañizares, quien ha replicado que "muy pocos lo son" y que es a estos a quienes está acogiendo la Iglesia.
(Fuente: Agencia EFE, publico.es)





'BOLANTES', por Carlos Franz / 'DON QUIJOTE DE LA MANCHA' (fragmento)

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"Los detectives-poetas-quijotes de Bolaño nunca encuentran al escritor desaparecido, probablemente porque él o ella es sólo la personificación de un sueño: el de unir poesía y vida. O mejor aún, el sueño de encarnar la poesía en la vida"(Carlos Franz)

"Poco le falta a nuestro huésped para hacer la segunda parte de don Quijote... él tiene por cierto que todo lo que estos libros cuentan pasó ni más ni menos que lo escriben, y no le harán creer otra cosa frailes descalzos"(Don Quijote de la Mancha)

Roberto Bolaño

BOLANTES

Escritor mayor aconsejando a uno más joven: “Lea a Cervantes”.

Escritor joven: “Me da lata. Prefiero a Bolaño”.

Escritor mayor: “Bueno, algo es algo. Al menos está leyendo a Bolantes”.

Escritor joven: “¿A quién?”.

En la obra de los buenos autores siempre encontramos a los grandes que vinieron antes. En Bolaño podemos leer a Cervantes. A diferencia de muchos de sus discípulos, el chileno seguramente lo sabía porque escribió: “Cervantes, que en vida fue menospreciado y tenido por menos, es nuestro más alto novelista”.

Esa adhesión no fue un mero peaje al Parnaso. El cervantismo de Bolaño lo hallamos confirmado en sus novelas mayores. Los detectives salvajes y 2666 son obras tan episódicas como el Quijote. En ambas conocemos una sucesión de aventuras que se justifican en sí mismas sin que avancen un argumento o trama progresiva. Además, tal como en el libro de Cervantes, en los de Bolaño también encontramos novelitas intercaladas e historias muy ajenas a la acción principal. La obra del manco de Lepanto y éstas del hepático de Blanes (Blanes es el pueblo donde en sus últimos años vivió y murió del hígado, Bolaño) son novelas “en mosaico”, construidas con fragmentos de los que siempre faltan muchos.

Como en el Quijote las aventuras de los personajes bolañescos transcurren con autonomía. Sólo las hilvana una meta o ideal: la búsqueda de una escritora o escritor desaparecido, Cesárea Tinajero o Benno von Arcimboldi. Para realizar esa búsqueda los personajes de Bolaño hacen “salidas” similares a las de Don Quijote. Viajes urbanos, cercanos pero profundos, o largas travesías por países y desiertos lejanos. Tantos viajes conllevan la aparición de innumerables personajes secundarios y la ramificación de historias independientes. Esto incide en que tales salidas terminen con resultados casi siempre inútiles, absurdos o desastrosos. Los detectives-poetas-quijotes de Bolaño nunca encuentran al escritor desaparecido, probablemente porque él o ella es sólo la personificación de un sueño: el de unir poesía y vida. O mejor aún, el sueño de encarnar la poesía en la vida.

Algo no muy diferente le ocurre a Don Quijote. Su ideal de restaurar la caballería andante —o de devolver la poesía al mundo— se aleja cada vez que intenta realizarlo. Esa distancia viaja con él personificada en su escudero, el buen Sancho que se esmera en desmentir las maravillas que ve su amo, desnudando a los molinos de sus apariencias de gigantes.

Pero es en Sancho, precisamente, donde se rompe este paralelo entre el manco de Lepanto y el hepático de Blanes. En el elenco de Bolaño hay pocos, poquísimos sanchos que con su sensatez compensen la locura poética de sus jóvenes detectives-quijotes.

Los personajes bolañescos son en su mayoría escritores. Autores realizados o frustrados pero obsesionados con la literatura. Mientras que en Cervantes ese lector enloquecido que es Don Quijote recibe los constantes avisos de un Sancho analfabeto —pero sabio— que a cada paso lo llama a levantar los ojos de sus libros para fijarlos en el mundo real. Esa dualidad Don Quijote lector-Sancho analfabeto amplía el universo de Cervantes. Su héroe no se limita a buscar un ideal literario. Su experiencia se concreta en el duro aprendizaje de una realidad más grande que los libros. Alonso Quijano, que no siempre estuvo loco, sabe bastante de esa realidad; pero en esta enseñanza el gran maestro es Sancho. En tanto que los héroes poetas de Bolaño no tienen —ni desean tener— quien les enseñe un camino que los llevaría fuera de la literatura.

Por esa carencia de Sancho la obra bolañesca sólo se asemeja al Quijote, sin llegar a equipararse con ella. En el chileno también falta que uno o dos de sus personajes principales se vuelvan “tipos”, caracteres cuya personalidad evoquemos fácilmente al recordarlos o al encontrarnos con personas reales semejantes. En las obras mayores de Bolaño los personajes principales no se constituyen en arquetipos, como lo son Don Quijote y Sancho.

Con todo, pese a esa falta de sanchos y otras diferencias, sigue siendo cierto que el hepático de Blanes fue un distante pero aprovechado discípulo del manco de Lepanto. Una de las influencias más patentes y potentes de Cervantes en la narrativa contemporánea se halla en la obra de Roberto Bolaño. Y a su turno, a través de Bolaño, esa influencia cervantina se proyecta sobre buena parte de la narrativa joven en español.


Muchos que hoy sólo leen a Bolaño no saben que leen a Bolantes.

(Fuente: El País, 17-10-2015)

Capítulo XXXII. Que trata de lo que sucedió en la venta a toda la cuadrilla de don Quijote (fragmento)

Y, entrando en su aposento, sacó dél una maletilla vieja, cerrada con una cadenilla, y, abriéndola, halló en ella tres libros grandes y unos papeles de muy buena letra, escritos de mano. El primer libro que abrió vio que era Don Cirongilio de Tracia; y el otro, de Felixmarte de Hircania; y el otro, la Historia del Gran Capitán Gonzalo Hernández de Córdoba, con la vida de Diego García de Paredes. Así como el cura leyó los dos títulos primeros, volvió el rostro al barbero y dijo:

–Falta nos hacen aquí ahora el ama de mi amigo y su sobrina.

–No hacen –respondió el barbero–, que también sé yo llevallos al corral o a la chimenea; que en verdad que hay muy buen fuego en ella.

–Luego, ¿quiere vuestra merced quemar más libros? –dijo el ventero.

–No más –dijo el cura– que estos dos: el de Don Cirongilio y el de Felixmarte.

–Pues, ¿por ventura –dijo el ventero– mis libros son herejes o flemáticos, que los quiere quemar?

Cismáticos queréis decir, amigo –dijo el barbero–, que no flemáticos.

–Así es –replicó el ventero–; mas si alguno quiere quemar, sea ese del Gran Capitán y dese Diego García, que antes dejaré quemar un hijo que dejar quemar ninguno desotros.

–Hermano mío –dijo el cura–, estos dos libros son mentirosos y están llenos de disparates y devaneos; y este del Gran Capitán es historia verdadera, y tiene los hechos de Gonzalo Hernández de Córdoba, el cual, por sus muchas y grandes hazañas, mereció ser llamado de todo el mundo Gran Capitán, renombre famoso y claro, y dél sólo merecido. Y este Diego García de Paredes fue un principal caballero, natural de la ciudad de Trujillo, en Estremadura, valentísimo soldado, y de tantas fuerzas naturales que detenía con un dedo una rueda de molino en la mitad de su furia; y,puesto con un montante en la entrada de una puente, detuvo a todo un innumerable ejército, que no pasase por ella; y hizo otras tales cosas que, como si él las cuenta y las escribe él asimismo, con la modestia de caballero y de coronista propio, las escribiera otro, libre y desapasionado, pusieran en su olvido las de los Hétores, Aquiles y Roldanes.

–¡Tomaos con mi padre! –dijo el dicho ventero–. ¡Mirad de qué se espanta: de detener una rueda de molino! Por Dios, ahora había vuestra merced de leer lo que hizo Felixmarte de Hircania, que de un revés solo partió cinco gigantes por la cintura, como si fueran hechos de habas, como los frailecicos que hacen los niños. Y otra vez arremetió con un grandísimo y poderosísimo ejército, donde llevó más de un millón y seiscientos mil soldados, todos armados desde el pie hasta la cabeza, y los desbarató a todos, como si fueran manadas de ovejas. Pues, ¿qué me dirán del bueno de don Cirongilio de Tracia, que fue tan valiente y animoso como se verá en el libro, donde cuenta que, navegando por un río, le salió de la mitad del agua una serpiente de fuego, y él, asícomo la vio, se arrojó sobre ella, y se puso a horcajadas encima de sus escamosas espaldas, y le apretó con ambas manos la garganta, con tanta fuerza que, viendo la serpiente que la iba ahogando, no tuvo otro remedio sino dejarse ir a lo hondo del río, llevándose tras sí al caballero, que nunca la quiso soltar? Y, cuando llegaron allá bajo, se halló en unos palacios y en unos jardines tan lindos que era maravilla; y luego la sierpe se volvió en un viejo anciano, que le dijo tantas de cosas que no hay más que oír. Calle, señor, que si oyese esto, se volvería loco de placer. ¡Dos higas para el Gran Capitán y para ese Diego García que dice!

Oyendo esto Dorotea, dijo callando a Cardenio:

–Poco le falta a nuestro huésped para hacer la segunda parte de don Quijote.

–Así me parece a mí –respondió Cardenio–, porque, según da indicio, él tiene por cierto que todo lo que estos libros cuentan pasó ni más ni menos que lo escriben, y no le harán creer otra cosa frailes descalzos.

(Fuente: cervantes.uah.es)










'LA LLAVE DE LOS SUEÑOS', por Antonio Muñoz Molina / 'EL SUEÑO', DE BORGES 'LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS', de S. Freud (fragmento) / 'SWEET DREAMS', EURYTHMICS

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"Después de pasarnos el día contando historias, inventándolas, mintiéndolas, recordándolas, imaginándolas, deduciéndolas, evaluando su grado de veracidad o mentira, en cuanto cerramos los ojos y nos rinde el sueño, lo primero que hacemos es seguir tramando otras historias,  historias ahora descabaladas y chocantes..."(A. Muñoz Molina)

"... ¿Quién serás esta noche en el oscuro sueño, del otro lado de su muro?"(J.L. Borges)
'Artículos eléctricos para el hogar', de Grete Stern, 1950

LA LLAVE DE LOS SUEÑOS

En una película de Buñuel una mujer va sacando objetos del bolso y mencionándolos al mismo tiempo que los deposita sobre la mesa: las monedas, dice, el encendedor, los cigarrillos, la llave de los sueños, el lápiz de labios, etcétera. Esa llave de los sueños se nombra con la misma naturalidad rutinaria que los demás objetos, y en ningún momento se le da una explicación, ni vuelve a mencionarse. Tampoco tiene un aspecto particular, que sugiera lo fantástico. La llave de los sueños es uno de esos elementos comunes y poéticos que a Buñuel le gustaba introducir en sus películas, sin caer en la indelicadeza de sugerir un simbolismo, por pura afición a lo misterioso y a lo inexplicado, a las imágenes que surgen y se sostienen por sí mismas, y luego desaparecen, igual que las de los sueños, unas veces borradas sin rastro, otras persistiendo en la memoria como una llama encendida en la oscuridad, un fotograma aislado de una película.
Hay con frecuencia una poesía visual y narrativa muy poderosa en los sueños, pero es muy difícil de captar y de transmitir en el arte, casi tanto como precisar su recuerdo después del despertar. Dalí la convirtió muy pronto en iconografía para salón comedor de clase media con inquietudes artísticas. Me parece que sólo Buñuel y Magritte supieron crear obras íntegramente traspasadas por el mismo espíritu secreto que empieza a actuar incluso unos segundos antes de que se nos haya desvanecido la consciencia. Somos animales sin remedio narrativos. Después de pasarnos el día contando historias, inventándolas, mintiéndolas, recordándolas, imaginándolas, deduciéndolas, evaluando su grado de veracidad o mentira, en cuanto cerramos los ojos y nos rinde el sueño, lo primero que hacemos es seguir tramando otras historias, con pocas interrupciones, a lo largo de toda la noche; historias ahora descabaladas y chocantes, porque los mecanismos cerebrales de control de la coherencia del espacio y el sentido del tiempo se han quedado en suspenso.
'Golconda', de René Magritte, 1953
En 2005 la Gestapo seguía apareciendo en los malos sueños de alguien. Los tiranos y sus verdugos alcanzan la posteridad siniestra de seguir viviendo en las pesadillas de sus víctimas. Primo Levi cuenta que durante la noche, en el barracón con las luces apagadas, se escuchaba el ruido de los prisioneros soñando que comían. Durante muchos años, hasta el final de su vida, siguió despertándolo el recuerdo del grito con el que los guardias polacos llamaban a levantarse.“De toda la memoria solo vale / el don preclaro de evocar los sueños”, dice Antonio Machado. Baudelaire tenía de ellos una noción nada alentadora. Decía que echarse a dormir era la “aventura siniestra de todas las noches”, y que los hombres se rendían al sueño con la audacia temeraria de quien no se da cuenta de los peligros a los que va a enfrentarse. Como atestiguan estudios cuantitativos y como puede confirmar cualquiera de nosotros, la mayor parte de los sueños son de ansiedad y amenaza. Los espantos objetivos del mundo tienen su resonancia y su reflejo oculto y su archivo en los sueños de quienes los han sufrido. En 2005 yo conocí en Nueva York a un hispanista alemán jubilado, el profesor Karl-Ludwig Zeligman, que tenía 12 años cuando sus padres lograron hacerle salir de Alemania, en 1938, en un avión ocupado por niños judíos con destino a Londres. Al llegar al espacio aéreo británico la torre de control prohibió el aterrizaje y le exigió al piloto que regresara a Alemania. El piloto fingió una avería y un aterrizaje forzoso, consciente de lo que esperaba a los pasajeros si volvían a su país. El profesor Zeligman me dijo que seguía soñando que iba en ese avión y que no aterrizaban nunca en Londres; y que muchas noches despertaba temblando de sueños en los que lo detenía la Gestapo.
los hombres se rendían al sueño con la audacia temeraria de quien no se da cuenta de los peligros a los que va a enfrentarse
No sabemos cómo serían los sueños alemanes de Grete Stern, que emigró a Buenos Aires en 1935, casada con otro de los grandes de aquella numerosa edad de oro de la fotografía, Horacio Coppola. Fotografiar un sueño es una tarea todavía más difícil que contarlo, y tal vez requeriría una de aquellas máquinas de futurismo porteño que inventaba Bioy Casares para algunas de sus historias fantásticas. Pero a eso se dedicó Stern durante varios años, a partir de 1948, en las páginas de una revista del corazón que se titulaba Idilio, destinada a un público femenino de mucha vehemencia sentimental y pocos recursos, sirvientas, dependientas, empleadas. Parece que Idilio fue pionera en el arte ya olvidado de la fotonovela, pero también contaba, cosas de Buenos Aires, con un consultorio psicoanalítico. Cada semana se publicaba una carta de una lectora con el relato de un sueño. Grete Stern lo ilustraba con un fotomontaje.
El narrador oculto urde sus ficciones combinando a su capricho los datos de lo vivido y mezclándolos con lo temido y lo deseado
Los fotomontajes son de pequeño formato y se exhiben en una sala recóndita del Círculo de Bellas Artes, al que se llega bajando por una escalinata de mármol, en un silencio en el que resuenan las pisadas. Es como bajar al sótano de un sueño. El resultado es asombroso. Trabajando con prisas, con pocos medios técnicos, con tijeras y pegamento y una ampliadora, para un semanario de medio pelo, cobrando casi nada, con una inflexible integridad estética, Grete Stern creó una galería de imágenes que tienen toda la angustia y toda la belleza y el absurdo de los mejores sueños, los que son al mismo tiempo iluminadores y enigmáticos, porque construyen ficciones autónomas con los materiales y los residuos de la experiencia diurna y de los caprichos de la memoria, entre el arquetipo y el puro disparate. Ahora sabemos que muchos de los elementos formales de los sueños están determinados por los cambios físicos que suceden en el cerebro dormido. Desactivadas las zonas de coordinación sensorial y procesos racionales, las imágenes de la memoria y las sensaciones se organizan en conexiones inusitadas. El narrador oculto urde sus ficciones combinando a su capricho los datos de lo vivido y mezclándolos con lo temido y lo deseado. En cada uno de los fotomontajes de Grete Stern una mujer asiste a un cuento fantástico o contempla una visión en la que casi siempre es la protagonista, la perseguida o la víctima. Con presupuestos multimillonarios y despliegues de tecnologías digitales y efectos sísmicos de sonido, el cine de ahora levanta fantasías hipertróficas que se borran sin rastro en cuanto termina la película. Buñuel necesitó un ojo de vaca y una navaja de afeitar para sobrecogernos una y otra vez con la imagen más terrorífica del cine. En su estudio de Buenos Aires, Greta Stern inventaba cada semana la maqueta exacta de un sueño: una mujer intenta escalar las estrías jabonosas de una tabla de lavar; otra, vestida con un traje de chaqueta, en una playa, ve acercarse un avión incendiado; una violinista comprueba con angustia que el arco del violín que se disponía a tocar es un palo de escoba; una muchacha quiere hablar por teléfono pero no acierta a decir nada porque su boca se ha borrado; una concertista con traje de noche se inclina sobre un piano que tiene un teclado de máquina de escribir; una mujer sola junto al mar ve surgir de las olas un monstruo marino cuya larga cola recta es un tren.
En el andén (1949)
'En el andén', Grete Stern, 1949
Los fotomontajes son de pequeño formato y se exhiben en una sala recóndita del Círculo de Bellas Artes, al que se llega bajando por una escalinata de mármol, en un silencio en el que resuenan las pisadas. Es como bajar al sótano de un sueño.
(Fuente: babelia.com)
EL SUEÑO
Si el sueño fuera (como dicen) una 
tregua, un puro reposo de la mente, 
¿por qué, si te despiertan bruscamente, 
sientes que te han robado una fortuna? 

¿Por qué es tan triste madrugar? La hora 
nos despoja de un don inconcebible, 
tan íntimo que sólo es traducible 
en un sopor que la vigilia dora 

de sueños, que bien pueden ser reflejos 
truncos de los tesoros de la sombra, 
de un orbe intemporal que no se nombra 

y que el día deforma en sus espejos. 
¿Quién serás esta noche en el oscuro 
sueño, del otro lado de su muro?


'SWEET DREAMS', EURYTHMICS
LETRA:
Sweet dreams are made of this

Who am I to disagree?
I travel the world and the seven seas
Everybody's looking for something

Some of them want to use you

Some of them want to get used by you
Some of them want to abuse you
Some of them want to be abused

Sweet dreams are made of this

Who am I to disagree?
I travel the world and the seven seas
Everybody's looking for something

-Hold your head up, keep your head up- 

Moving on
-Hold your head up- Moving on
-Keep your head up- Moving on
-Hold your head up- Moving on
-Keep your head up- Moving on

Some of them want to use you

Some of them want to get used by you
Some of them want to abuse you
Some of them want to be abused

Sweet dreams are made of this

Who am I to disagree?
I travel the world and the seven seas
Everybody's looking for something

Sweet dreams are made of this

Who am I to disagree?
I travel the world and the seven seas
Everybody's looking for something

Sweet dreams are made of this

Who am I to disagree?
I travel the world and the seven seas
Everybody's looking for something

Sweet dreams are made of this

Who am I to disagree?
I travel the world and the seven seas
Everybody's looking for something


LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS (fragmento)
Que todo el material que compone el contenido del sueño procede, en igual forma, de lo vivido y es, por tanto, reproducido -recordado- en el sueño, es cosa generalmente reconocida y aceptada. Sin embargo, sería un error suponer que basta una mera comparación del sueño con la vida despierta para evidenciar la relación existente entre ambos. Por lo contrario, sólo después de una penosa, y atenta labor logramos descubrirla, y en toda una serie de casos consigue permanecer oculta durante mucho tiempo. Motivo de ello es un gran número de peculiaridades que la capacidad de recordar muestra en el sueño, y que, aunque generalmente observadas, han escapado hasta ahora a todo esclarecimiento. Creo interesante estudiar detenidamente tales caracteres. Observamos, ante todo, que en el contenido del sueño aparece un material que después, en la vida despierta, no reconoce como perteneciente a nuestros conocimientos o a nuestra experiencia. Recordamos, desde luego, que hemos soñado aquello, pero no recordamos haberlo vivido jamás. Así, pues, no nos explicamos de qué fuente ha tomado el sueño sus componentes y nos inclinamos a atribuirle una independiente capacidad productiva, hasta que con frecuencia, al cabo de largo tiempo, vuelve un nuevo suceso a atraer a la conciencia el perdido recuerdo de un suceso anterior, y nos descubre con ello la fuente del sueño. Entonces tenemos que confesarnos que hemos sabido y recordado en él algo que durante la vida despierta había sido robado a nuestra facultad de recordar. 

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EDUARDO HARO TECGLEN, 10 AÑOS

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"... habría sido fascinante leer su probable ira ante la Ley de Abdicación realizada para coronar a Felipe VI, y ante la nueva Reforma Educativa, escupida sin pudor por José Ignacio Wert... Imposible no pensar en lo que habría escrito sobre el ático de Rouco, y sobre las últimas declaraciones del arzobispo Cañizares... Yo todavía sigo utilizando sus columnas de opinión con mis alumnos de Bachillerato"

Eduardo Haro Tecglen

Manuel Vicent nos recuerda hoy, en su columna 'Ser español' que ya hace diez años que el niño republicano dejó de escribir, de vivir. Dejamos aquí, como modesto homenaje, algunos artículos suyos. Lo peor de todo es que siguen siendo desgraciadamente válidos para nuestro triste presente. Hubiera sido interesante no, necesario, conocer qué habría escrito ante el estallido de la crisis, perdón, estafa, financiera, ante la violación de la soberanía nacional, de la Constitución, con la traidora reforma del artículo 135, ante el surgimiento de los movimientos sociales, del 15-M, de las mareas, ante el deterioro terrible de los derechos sociales, ante la Ley Mordaza, ante la paliza a la Sanidad Pública, ante tantísima corrupción que ya nos define, ante los eternos movimientos migratorios, frutos del hambre el miedo y la desesperación. Y cómo no, habría sido fascinante leer su probable ira ante la Ley de Abdicación realizada para coronar a Felipe VI, y ante la nueva Reforma Educativa, escupida sin pudor por José Ignacio Wert. Aunque quizá sea mejor que se haya ahorrado la contemplación de tanta ignominia.

Imposible no pensar en lo que habría escrito sobre el ático de Rouco, y sobre las últimas declaraciones del arzobispo Cañizares.

Yo todavía sigo utilizando sus columnas de opinión con mis alumnos de Bachillerato.

Eduardo Haro Tecglen, Manuel Vázquez Montalbán...

(Luis Enrique Ibáñez)


"... no se dispara contra personas desarmadas -y desarrapadas- que huyen del miedo, del hambre y la enfermedad, y de sus propios tiranos, que disparan con mayor facilidad todavía. No se hace, no se hace. Ningún país tiene razón en esta puta historia: la tienen los seres humanos. Las víctimas... estas cosas que están haciendo parlamentos, reyes, ejércitos, carceleros y guardias no se pueden hacer. Las hacen: sin derecho"

'NO SE PUEDE HACER'
(01-10-2005, 18 días antes de fallecer el autor)

Me da igual la Guardia Civil que la Gendarmería Real -he vivido diez años en Marruecos; en España, no digamos cuántos ni cuáles, y me lo sé todo-: no se dispara contra personas desarmadas -y desarrapadas- que huyen del miedo, del hambre y la enfermedad, y de sus propios tiranos, que disparan con mayor facilidad todavía. No se hace, no se hace. Ningún país tiene razón en esta puta historia: la tienen los seres humanos. Las víctimas.
No se envía a la Legión y a los Regulares a defender las fronteras contra los desarrapados que huyen. Una intervención militar tiene otro sentido. Puede que si los dos ejércitos de los dos países se disparan entre sí el contencioso de Ceuta y Melilla se convirtiera en el de España y Marruecos.
No se da orden de disparar a los soldados si se les carga previamente de armas automáticas lo suficientemente eficaces como para matar en masa, como se ve en las fotografías. La propaganda de que el Ejército va en misiones de paz es un tópico que multiplica Bono, pero que se acuñó en el aznarismo.
No se ataca al Gobierno desde la oposición, no se utilizan estas hazañas miserables para la política interior. No se mezclan con el Estatuto de Cataluña, que es un borrador que ha de pasar por el Parlamento y que puede ser cambiado: ahí es donde la oposición puede utilizar el derecho que le ha concedido una votación que rondaba los nueve millones de personas, y que hoy ya son menos.
Quiero decir que hay unas normas en la civilización, externa e interna, de las naciones, y que si nos salimos de ella no se sabe dónde podemos llegar a parar. Bush se ha salido de ellas: ha sido una desgracia para el mundo que sus electores le sacaran adelante después de tanta mentira, tanta guerra y tantos cómplices; y tanta tortura, y tanta prohibición interna para proclamar "la libertad". Pero nadie se debe sentir arrastrado a seguirle, y si está frío con nosotros -o Bush con Zapatero-, la falta de educación, de normas mundiales, de sentido de la vida, es de Bush.
No, estas cosas que están haciendo parlamentos, reyes, ejércitos, carceleros y guardias no se pueden hacer. Las hacen: sin derecho.

"... si se calcularan los miles de millones de muertos causados por la religión podrían ser más que los que han vivido más tranquilos por ella"

EL GEN DE DIOS
(14-10-2005)
Tengo la sensación de que los británicos son los más preocupados ahora en continuar la relación entre ciencia y filosofía. Por lo menos, los más interesados. Hace poco uno de sus sabios populares creó y sostuvo muy bien la idea de que nosotros no somos los dueños de nuestros genes, sino sus transportistas. La disminución de la importancia del hombre, que pasó de ser un dios pequeño dentro del mundo a un simple transportista de genes hacia no sabemos qué, junto con animales y plantas: se derivaría de ahí como suposición que ese tráfico de genes implicaría una evolución de todos hacia Dios, como producto de todos en tantos millones de siglos; cuando llegara a producirse, sería ese ser el primer dios, no se sabe todavía a imagen y semejanza de quién, el que comenzaría la verdadera civilización; la Creación.
Éste de ahora, lord Winston, par del reino que está a perpetuidad en la Cámara de los Comunes, es un científico lleno de honores que ofrece una teoría más lógica en toda esta ignorancia, que es la del gen de Dios. El hombre desarrollado pasaba miedo: sus enemigos animales, y la naturaleza sin domesticar, creaban en él una sensación de pavor: en cualquier momento podía ser devorado y muerto, y la idea de la muerte le dominaba. Fue entonces cuando su evolución creó el gen necesario: uno que le diera la idea de que era inmortal, de que esta vida era un paso para otra, etcétera, etcétera. De ahí se deducen enormes beneficios para este animal tan especial y tan raro que cree en Dios y, más extraordinario aún, que ese Dios le protege. Para fundamentar esa idea está la aparición casi simultánea de que las tres religiones aparentemente iguales, continuamente ligadas entre sí, se produjeran en un solo lugar -Palestina- donde se siguen combatiendo. Un suicida por su fe es alguien movido por el gen de Dios. Este conocimiento, según el sabio (supuesto), debería terminar con todas las ideas del creacionismo y aplaudir el evolucionismo que nos provee hasta en lo que no existe. Lo que aparece como extraño es que para contener al miedo aparecieran terribles teorías de castigo eterno, y frecuentemente en esta misma vida; si se calcularan los miles de millones de muertos causados por la religión podrían ser más que los que han vivido más tranquilos por ella.

"Todo lo demás con lo que se especula, alianzas de civilizaciones, religiones opuestas o lo que se quiera, no son verdad: sólo hay pobres y ricos"

POBRES Y RICOS
(09-09-2005)

Mejor dicho, ricos y pobres: por buen orden. El informe que publica la ONU dice que las 500 personas más ricas tienen ingresos más altos que los 416 millones de personas con ingresos más bajos (del orden de dos euros al día). Por países, España ocupa el puesto 21 de la lista buena, pero no hay que tranquilizarse: en la lista de pobres sólo tenemos el 11. Quiere decirse que las desigualdades son mayores; y si nos fijamos más, es el tercer país con mayor paro (los otros dos: Polonia y Eslovaquia). Nuestros ascensos están entre las tablas de lo peor, en lo negativo. No trato de hacer demagogia, aunque me gusta mucho: pero sí intento explicarme que la población mundial es el factor decisivo que crea las peores situaciones del mundo. Las guerras de Estados Unidos y las de la Unión Europea son de ricos contra pobres, y tratan de poner fronteras de todas clases. Si las geográficas -Gibraltar- no bastan a la contención, o aceptan la entrada de gente en condiciones de trabajar y procrear para evitar el envejecimiento de las poblaciones, se hacen las guerras "contra el mal", se inventan enormes depósitos de armas en otros países y la capacidad hitleriana de los tiranos: se les destruye -estamos en vísperas del gran juicio contra Sadam Hussein-; al mismo tiempo, nos engañamos a nosotros mismos (o a los más necesitados de engaño de nuestros países: los religiosos, los mediocres, los timoratos) diciéndo que están en marcha los gigantes planes de ayuda, y que hacia 2012 se habrá conseguido sacarles del hambre. No es verdad, todos lo sabemos -sobre todo los especialistas que mienten; que preparan las grandes mentiras de los líderes- y sabemos, sobre todo, que no tiene remedio.
El gran progreso de la riqueza es centrípeto. Va a acumularse en el centro y a desposeer a los bordes. A los periféricos, que decimos nosotros, instalándonos con ufanía en el buen centro. Los aviones de las Torres Gemelas, las bombas de Madrid y las de Londres, parecen el punto máximo al que pueden llegar nuestras víctimas, y sólo de tarde en tarde. Esto que llamamos ahora terrorismo es una parte de las revoluciones que nunca se pudieron hacer, y hasta la caída de las que llegaron a algo. Se responde con guerras: están perdidos. Todo lo demás con lo que se especula, alianzas de civilizaciones, religiones opuestas o lo que se quiera, no son verdad: sólo hay pobres y ricos.

"La teoría lopesca del público idiota, que además de desesperante es ofensiva, la lanzó aquí la televisión del Estado, antes que las privadas, que han corrido tras ella. Ya sé que la mayoría del público español es ignorante, inculto:se ha trabajado mucho para conseguir que sea así, desde la caída de la República... Esta última colonización que sufrimos todos viene con mala intención"

EN EL PAÍS DE KAFKA
(25-11-1997)
Un paso más hacia la cultura en Praga, decía ayer la poderosa estación ABC -por Canal +, a las 7.30-: el primer canal privado de televisión. El empresario de ese canal es de Estados Unidos, y le oí decir de sí mismo que él no es culto y ni siquiera inteligente, lo cual, añadía, es una ventaja porque así conecta con el público. Si el vulgo es necio, importa hablarle en necio, decía Lope, que era inteligente y culto, pero bastante fresco y uno de los culpables de la reducción cultural en el teatro español. Se explicó bien el tema: los checos no habían gozado del tipo de cultura que reúnen los Picapiedra, Dallas o Chicago -se pasaron secuencias: un mosaico inquietante- por la presión comunista y por el nacionalismo del Estado. Ahora cambiará todo. Este canal va a dar noticias checas y alguna película del país -tiene un glorioso cine, antes y después del comunismo; antes y después de la rotura de checos y, eslovacos; y una cultura teatral y literaria de la gran cepa centroeuropea-, pero todo lo demás va a ser americano.Viendo estas rápidas imágenes de lo que se les viene encima, las eché de menos. Qué buenos tiempos, los de Dallas. Qué grandes, los de la comisaría de Hill Street -se repone en el canal Álbum de Canal Satélite-, o los de aquellos terribles vinateros, en Dinastía. Han sido sustituidos por espacios más imbéciles. El nacionalismo televisivo lo ha perdido todo, ha devorado grandes actores españoles y talentos de guionistas, se ha llevado por delante los últimos residuos de interés. Compra lo peor de fuera.
La teoría lopesca del público idiota, que además de desesperante es ofensiva, la lanzó aquí la televisión del Estado, antes que las privadas, que han corrido tras ella. Ya sé que la mayoría del público español es ignorante, inculto:se ha trabajado mucho para conseguir que sea así, desde la caída de la República -aún antes de ella los partidos políticos de la izquierda luchaban por la cultura como camino hacia el nivel de vida-, pero dudo de que- sea tonto. Más bien creo lo contrario: que tiene la inteligencia natural de los pueblos maltratados durante siglos, y una intuición acumulada de tantas razas como nos ocuparon. No creo que más que los checos; tampoco menos. Puede que dentro de cuarenta o cincuenta años los checos pueden volverse también ignorantes. Esta última colonización que sufrimos todos viene con mala intención.

"... descenso notable de la cultura (o conjunto de conocimientos y facultad de relacionarlos entre sí)... coincide el descenso del nivel de analfabetismo con el de los conocimientos medios y con el de lectura... ¿Hay que seguir diciendo que es por la televisión, o podemos ya explicar que hay fallos gravísimos de enseñanza desde hace cincuenta años; y que prosiguen?"

INCULTURA
(07-03-1994)
Durante el último franquismo, el primer año de transición, España no era todavía un país de espectadores; por lo menos no éramos pasivos. Ahora lo somos; cada vez un poco más. Se atribuye a la abundancia de televisión; es mas cómodo encontrar una culpa ajena, pero cualquier examen un poco mas detenido nos dirá que, por el contrario, hay mas televisión, y mas hacia el vulgo porque este tiene tendencia a lo contemplativo. Los cafés desaparecieron cuando se dejó de conversar. Puede que las generaciones de conversadores fueran mejores que las de espectadores. El descenso notable de la cultura (o conjunto de conocimientos y facultad de relacionarlos entre sí) indica que hay una relación entre estos fenómenos, pero sólo un análisis mayor permitiría saber cuales son consecuencia de cuales; y de que forma están hechas estas relaciones. Por ejemplo, coincide el descenso del nivel de analfabetismo con el de los conocimientos medios y con el de lectura; y no se puede decir que estén relacionados.
Los espectadores que pasan a ser actores por un momento, en los programas que les llaman a ello (mas dedicada la 5 que otras emisoras, salvo algunas autónomas) descorazona. Hay una parte de desparpajo y de impudor, sobre todo femenino, que a mi me causa una impresión contraria a la general (que es muy mala), porque me indica que puede haber mas libertad mental, mas claridad (si no es todo hipocresía, ficción o disimulo); lo que me inquieta es la falta de racionalidad y conocimiento. Antes se llevaba a los espectadores a contestar preguntas de temas generales (aún queda el "Un, dos, tres"); poco a poco se fue reduciendo el nivel y ahora se pregunta a la gente por sí mismos y su intimidad (bragas, toqueteos, comilonas,); y aún así no saben mucho. Es un público elegido, ya se que no por su erudición. Aterra.
Peor cuando micrófonos y cámaras van a la calle y preguntan la actualidad: nadie sabe ni entiende. ¿Está la ruina del país, su atraso, su des europeización, en relación con ello (es su consecuencia, o al contrario)? ¿Hay que seguir diciendo que es por la televisión, o podemos ya explicar que hay fallos gravísimos de enseñanza desde hace cincuenta años; y que prosiguen?

NOTA: Fuente de los cuatro primeros artículos, El País. Fuente de 'Incultura', eduardoharotecglen,net. Es la página que su familia le regaló por su 80 cumpleaños, y es altamente recomendable.



'LA INVASIÓN DEL NEOESPAÑOL', por Javier Marías / 'EN DEFENSA DEL LENGUAJE', Pedro Salinas (fragmento)

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"Es demasiada la gente que ya no domina la lengua, sino que la zarandea y avanza por ella a tientas y es zarandeada por ella...."(Javier Marías)

"¿No nos causa pena, a veces, oír hablar a alguien que pugna, en vano, por dar con las palabras, que al querer explicarse, es decir, expresarse... avanza a trompicones, dándose golpazos, de impropiedad en impropiedad, y sólo entrega al final una deforme semejanza de lo que hubiese querido decirnos?"(Pedro Salinas)


LA INVASIÓN DEL NEOESPAÑOL

En pocos días he oído o leído, en prensa o en libros, las siguientes expresiones inexistentes y por tanto difícilmente comprensibles: “Le echaron el pato encima”; “Se desvivía en elogios de ella”; “Le dio a la sin lengua”; “Es una mujer-bandera”. Uno trata de “traducir”, y supone que en la primera hay una mezcla de “pagar el pato” y “cargarle el muerto”; en la segunda, de “desvivirse por ella” y “deshacerse en elogios”; en la tercera, una metamorfosis (a la lengua se la llama castizamente “la sin hueso”); en la cuarta, lo que siempre se dijo “una mujer de bandera” ha quedado comprimido en una extraña figura: mujeres que se llevan en un asta, para dolor de ellas. Escribí bastantes artículos comentando estas corrupciones y absurdos, hasta que di la batalla por clamorosamente perdida. Alertar de los imparables maltrato y deterioro del castellano, en España como en Latinoamérica (hay la fama de que allí se habla mejor que aquí, pero es falsa: cada lado del Atlántico, simplemente, destruye a su manera), carecía de sentido cuando los embates son constantes y sañudos y además contradictorios entre sí, no obedecen a un plan ni a un esquema. Los anglicismos superfluos, por supuesto, campan a sus anchas (hoy muchos dicen “campean”). Las concordancias han saltado por los aires: “Quiero decirle a los españoles”, se oye en boca del Presidente del Gobierno y también del último mono, ya que a nadie le importa que el plural “españoles” exija “les” en esa frase. Los modismos son “creativos” y no hay dos personas que coincidan en ellos: el antiguo e invariable “poner la carne de gallina” admite todas las variantes, desde “la piel” hasta “los vellos” hasta “la carne de punta”.

Hice bien en abandonar la lucha, porque la magnitud del desastre es aún mayor de lo que creía, según compruebo en un libro que me llega, Guía práctica de neoespañol, de Ana Durante, veterana profesional de la edición que se ha pasado años observando anomalías, analizándolas y recopilándolas, para llegar a la conclusión de que, sin que nos percatemos mucho, hay una “neolengua” o “Idioma Aproximado” (de ambas formas lo llama) que está suplantando al español tradicional que todavía muchos hablamos y escribimos. Esto no sería demasiado grave si no fuera porque este “neoespañol” no está organizado ni hay acuerdo alguno entre sus usuarios: cada cual dice o escribe lo que le parece; todo vale con tal de que sea incorrecto o inexistente o inventado; cada uno se expresa –en solitario– como le viene en gana. Y aunque la autora se abstiene de identificar sus ejemplos con títulos, nombres y apellidos, para no perjudicar a nadie, tiene razón cuando señala que “bajo ninguna circunstancia tendría imaginación suficiente como para inventar algo ni remotamente parecido” a dichos ejemplos. (Nadie la tendría, en efecto.) Al recorrerlos uno, además, a menudo los reconoce: los ha visto u oído antes, o cosas muy similares. Pero probablemente los ha visto u oído sueltos, sin calibrar la dimensión del destrozo. Al encontrárselos agrupados en los diferentes capítulos de esta Guía de neoespañol, la carcajada es casi continua (para los que aún empleamos el idioma “no aproximado”) y también la desolación (de nuevo para los que preferimos que la lengua sea algo sólido y firme y comprensible para todos, y no una especie de papilla que salpica de diversas maneras a cuantos meten la cuchara en ella).


Sus delirantes, tronchantes y a la vez tristísimos ejemplos están sacados de prensa escrita y hablada, pero también de obras literarias, tanto originales como traducidas. Uno va leyendo, y casi a cada página le da la risa y se lleva las manos a la cabeza, desesperado: “Esa camisa le profería un aire chulesco”, o “Dijo el rey propiciándole un beso en la frente”, o “El religioso ahorcó los hábitos”, o “Habían fletado todo el hotel” son muestras de cómo los verbos se permutan alegremente y de que cualquiera les sirve hoy a muchos hablantes y escritores. Claro que esto no es nada al lado de las “creaciones” enigmáticas: “Su trato a veces puede aminorarse difícil”, o “Lo miró atusando las pestañas”, o “La oyó desertar hondos suspiros”, o “Pifió ella, mirándolo a los ojos”. Hay que ser muy sagaz para traducir todo eso. La autora no pretende serlo. Trata de descifrar lo indescifrable, y reconoce a veces su fracaso, es incapaz de “traducir” de una neolengua cuyos códigos desconocemos, seguramente porque se caracteriza por no tenerlos. Tampoco se rasga las vestiduras, no dice que esta extraña suplantación del español sea en sí buena ni mala, tan sólo da cuenta de ella. Lo hace con resignación y humor: ante la frase “Tan pronto le quitó el ojo, la joven salió corriendo”, se limita a apostillar: “Lo que no es de extrañar, cualquiera de nosotros habría hecho lo mismo”. Apenas se inmuta al leer: “El viento cambió de dirección sin cita previa” o “Intentó besarle los labios de él con los suyos”. Yo maldije, en cambio. Para mí el conjunto es aterrador, pese a lo mucho que me he divertido. Es demasiada la gente (incluidos renombrados autores y traductores) que ya no domina la lengua, sino que la zarandea y avanza por ella a tientas y es zarandeada por ella. Hubo un tiempo en el que podía uno fiarse de lo que alcanzaba la imprenta. Ya no: es tan inseguro y deleznable como lo que se oye en la calle. El problema de esta Guía de neoespañol es que sólo puede ser descriptiva, porque ¿cómo puede aprenderse a manejar lo que en modo alguno es manejable?

(El País Semanal)

EN DEFENSA DEL LENGUAJE 
(fragmento)

La idea esencial, para lo que solicito la atención de ustedes, la formuló ya el filólogo alemán von der Gabelentz de este modo "La lengua no sirve solamente al hombre para expresar alguna cosa, sino también para expresarse a sí mismo".

No habrá ser humano completo, es decir, que se conozca y se dé a conocer, y sin un grado avanzado de posesión de su lengua. Porque el individuo se posee a sí mismo, se conoce, expresando lo que lleva dentro, y esa expresión sólo se cumple por medio del lenguaje. Ya Lazarus y Steinthal, filósofos germanos, vieron que el espíritu es lenguaje y se hace por el lenguaje. Hablar es comprender y comprenderse, es construirse a sí mismo y construir el mundo. A medida que se desenvuelve este razonamiento y se advierte esa fuerza extraordinaria del lenguaje en modelar nuestra misma persona, en formarnos, se aprecia la enorme responsabilidad de una sociedad humana que deja al individuo en estado de incultura lingüística. En realidad, el hombre que no conoce su lengua vive pobremente, vive a medias, aún menos. ¿No nos causa pena, a veces, oír hablar a alguien que pugna, en vano, por dar con las palabras, que al querer explicarse, es decir, expresarse, vivirse, ante nosotros, avanza a trompicones, dándose golpazos, de impropiedad en impropiedad, y sólo entrega al final una deforme semejanza de lo que hubiese querido decirnos? Esa persona sufre como de una rebaja de su dignidad humana. No nos hiere su deficiencia por vanas razones de bien hablar, por ausencia de formas bellas, por torpeza técnica, no. Nos duele mucho más adentro, nos duele en lo humanos; porque ese hombre denota con sus tanteos, sus empujones a ciegas por las nieblas de su oscura conciencia de la lengua, que llega a ser completamente. Hay muchos, muchísimos inválidos del habla, hay muchos cojos, mancos, tullidos de la expresión. Una de las mayores penas que conozco es la de encontrarme con un mozo joven, fuerte, ágil, curtido de los ejercicios gimnásticos, dueño de su cuerpo, pero que cuando llega al instante de contar algo, de explicar algo, se transforma en un baldado espiritual, incapaz de moverse entre sus pensamientos; ser precisamente contrario, en el ejercicio de las potencias de su alma, a lo que es en uso de las fuerzas de su cuerpo.







MANERAS DE CONTAR UNA HISTORIA

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"Quizás de haberse diferido algún tiempo su ejecución, hubiera llegado él en sus memorias hasta el punto y lo hubiera tratado con amplitud, pero lo cierto es que, como no ocurrió, la laguna que al final de sus días aparece no de otra forma que a base de cuento y de romance podría llenarse, solución que repugna a la veracidad de este libro"


MANERAS DE CONTAR UNA HISTORIA

1ª El autor, en primera persona, adopta la persona de alguien de la historia. Esta convención permite lograr una mayor sensación de participación e inmediatez, y establecer con el lector una relación personal; pero invevitablemente, la perspectiva es limitada:

Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre; y fue de esta manera: mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años; y, estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomole el parto y pariome allí. De manera que con verdad me puedo decir nacido en el río.

Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo cual fue preso, y confesó y no negó, y padeció persecución por justicia. Espero en Dios que está en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre (que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho), con cargo de acemilero de un caballero que allá fue. Y con su señor, como leal criado, feneció su vida...
(Anónimo, 'El Lazarillo de Tormes', 1554, Tratado primero)


2ª Una narración en tercera persona, con un narrador, puede proporcionar un relato exhaustivo de todos los aspectos de la historia, incluyendo las motivaciones de los personajes, sin participación personal:

Lo que no sabía don Álvaro, aunque por ciertos síntomas favorables lo presumiese a veces su vanidad, era que la Regenta soñaba casi todas las noches con él. Irritaba a la de Quintanar esta insistencia de sus ensueños. ¿De qué le servía resistir en vela, luchar con valor y fuerza todo el día, llegar a creerse superior a la obsesión pecaminosa, casi a despreciar la tentación, si la flaca naturaleza a sus solas, abandonada del espíritu, se rendía a discreción, y era masa inerte en poder del enemigo? Al despertar de sus pesadillas con el dejo amargo de las malas pasiones satisfechas, Ana se sublevaba contra leyes que no conocía, y pensaba desalentada y agriado el ánimo en la inutilidad de sus esfuerzos, en las contradicciones que llevaba dentro de sí misma. Parecíale entonces la humanidad compuesto casual que servía de juguete a una divinidad oculta, burlona como un diablo. Pronto volvía la fe, que se afanaba en conservar y hasta fortificar -con el terror de quedarse a obscuras y abandonada si la perdía- volvía a desmoronar aquella torrecilla del orgulloso racionalismo, retoño impuro que renacía mil veces en aquel espíritu educado lejos de una saludable disciplina religiosa. Se humillaba Ana a los designios de Dios, pero no por esto desaparecía el disgusto de sí misma, ni el valor para seguir la lucha se recobraba... Contribuían estos desfallecimientos nocturnos a contener los progresos de la piedad, que el Magistral procuraba despertar con gran prudencia, temeroso de perder en un día todo el terreno adelantado, si daba un mal paso.

(Leopoldo Alas, 'La Regenta', 1895, cap. SVI)


3ª El autor puede dejar de ser omnisciente, adoptando el punto de vista del lector, o el de otro personaje de la novela. En este fragmento, el narrador se muestra como transcriptor de las memorias de Pascual Durarte e, interesado por lo que le ocurrió posteriormente a lo relatado por el mismo Pascual, busca más información:

Es una contrariedad no pequeña esta falta absoluta de datos de los últimos años de Pascual Duarte. Por un cálculo, no muy difcil, lo que parece evidente es que volviera de nuevo al penal de Chinchilla (de sus mismas palabras se infiere) donde debió estar hasta el año 35 o quién sabe si hasta el 36 Desde luego, parece descartado que salió de presidio antes de empezar la guerra. Sobre lo que no hay manera humana de averiguar nada es sobre su actuación durante los quince días de revolución que pasaron sobre su pueblo; si hacemos excepción del asesinato del señor González de la Riva -del que nuestro personaje fue autor convicto y confeso-nada más, absolutamente nada más, hemos podido saber de é¿ y aun de su crimen sabemos, cierto es, lo irreparable y evidente, pero ignoramos, porque Pascual se cerró a la banda y no dijo esta boca es mía más que cuando le dio la gana, que fue muy pocas veces, los motivos que tuvo y los impulsos que le acometieron. Quizás de haberse diferido algún tiempo su ejecución, hubiera llegado él en sus memorias hasta el punto y lo hubiera tratado con amplitud, pero lo cierto es que, como no ocurrió, la laguna que al final de sus días aparece no de otra forma que a base de cuento y de romance podría llenarse, solución que repugna a la veracidad de este libro.

(Camilo José Cela, 'La familia de Pascual Duarte', 1942)


4ª El autor puede cambiar de la tercera a la primera persona y otra vez a la tercera, a menudo de una forma profundamente indirecta y sutil:

A Pavel Nicolàyevich le alegró pensar que su mujer iba a ir a verle. Desde luego no había nada concreto que ella pudiera hacer para ayudarle, pero iba a significar mucho para él el poder desahogarse, decirle lo mal que se sentía, que la inyección no le había hecho ningún bien y horribles que eran las personas en el pabellón. Ella lo iba a comprender y él se iba a sentir mejor. Le podría pedir que le trajera un libro, un libro moderno de esos divertidos y también su pluma estilográfica, de modo que no volviera a repetirse la situación de ayer en la que tuvo que pedir prestado al jovencito su lápiz para escribir la receta. Pero lo más importante de todo es que él podría hacer que encontrase información sobre ese hongo, el hongo del abedul.

(Alexander Solzhenitsyn, 'Pabellón de cáncer', 1968, cap. 13)



5ª La historia puede ser relatada por los mismos personajes, tomando la forma del fluir de sus pensamientos. En esta forma, la más extremada, no hay comillas ni verbos de decir; las frases son cortas y elípticas; se cambia de tema de forma repentina:


Sin embargo no sé. Solía decir ella que Ben Dollard tiene una voz de barríltono. Tiene las piernas como barriles y uno diría que cantaba dentro de un barril. Bueno, ¿no es eso ingenio? Solían llamarle Big Ben. Ni la mitad de ingenioso que llamarle barríltono. Un apetito como un albatros. Se engulle un cuarto de buey. Tenía gran energía para meterse entre pecho y espalda cerveza Bass Número Uno. Barril de Bass. ¿Ves? Resulta muy bien

(James Joyce, 'Ulysses', traducción de José María Valverde, Madrid, Lumen, 1976, pág. 271)


(Fuente: Enciclopedia del Lenguaje, David Crystal, pág. 78)







'LITERATURA', por Juan José Millás / 'LO PEOR', de José Ángel Valente

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"... cuando una novela es una mierda, es una mierda, y cuando un salario es indecente, es indecente.... Les da miedo que alguien dé con la fórmula para contar lo que está pasando porque lo que está pasando es terrorífico... El régimen económico no deja de expulsar por el tubo de escape a hombres, mujeres y niños"(Millás)

"... peor es aún ascender como un globo, 
quedarse a medio cielo ...
caer en los tejados de espaldas a la plaza"(Valente)



LITERATURA

Pablo Iglesias achaca el retroceso de Podemos a una “pérdida de capacidad narrativa”. En los talleres de escritura todavía preguntan si esta capacidad es innata o se adquiere. Se adquiere, claro, pero cuesta lo suyo. Significa que hay que querer narrar con una intensidad que no se pone en ningún otro deseo, excepto, quizá, en el de ser un gran empresario. A los escritores nos preguntan con frecuencia por qué escribimos, pues se percibe como una actividad extraña, quizá peligrosa. Cada uno sale del paso como puede, ya que se ha reflexionado poco sobre el asunto. Los empresarios, en cambio, tienen clara la coartada moral: les encanta crear puestos de trabajo. Hay escasez de análisis sobre la calidad de esos puestos de trabajo. Los suplementos de economía deberían tomar como modelo la crítica literaria insobornable: cuando una novela es una mierda, es una mierda, y cuando un salario es indecente, es indecente.
Los políticos andan muy preocupados con el relato. Les da miedo que alguien dé con la fórmula para contar lo que está pasando porque lo que está pasando es terrorífico. Si prestas un poco de atención, percibirás el ruido de las vigas maestras al crujir. Los desplazamientos tectónicos que aumentan la brecha entre pobres y ricos es uno de sus síntomas. El régimen económico no deja de expulsar por el tubo de escape, como los desechos de una combustión, a hombres, mujeres y niños. El PP, como Volkswagen, ha inventado un sistema para falsificar los datos de la contaminación. La pérdida de capacidad narrativa de la que habla Iglesias tiene que ver con el miedo a decir la verdad y ser tachado de antisistema, descalificación que en la crítica literaria proporciona prestigio. No hagan política, hagan literatura.
(Fuente: El País, 23-10-2015)
LO PEOR
Lo peor es creer 
que se tiene razón por haberla tenido 
o esperar que la historia devane los relojes 
y nos devuelva intactos al tiempo en que quisiéramos 
que todo comenzase. 
Pues ni antes ni después existe ese comienzo 
y el presente es su negación y tú su fruto, 
hermano consumido en habitar tu sombra. 
Lo peor es no ver que la nostalgia 
es señal de engaño o que este otoño 
la misma sangre que tuvimos canta 
más cierta en otros labios. 
Y peor es aún ascender como un globo, 
quedarse a medio cielo, 
deshincharse despacio, 
caer en los tejados de espaldas a la plaza, 
no volver al gran día....





'EL OFICIO BIBLIOTECARIO', por Daniel Innerarity / 'LA BIBLIOTECA TOTAL', de Jorge Luis Borges / 'SEVEN', ESCENA BIBLIOTECA

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"Los usuarios de bibliotecas miramos a los bibliotecarios como los golosos a los pasteleros, preguntándonos cómo estos últimos pueden mantener esa indiferencia respecto de los dulces para no sucumbir ante ellos... Anatole France, que fue un gran escritor y un gran bibliotecario, consideraba que el bibliotecario sólo puede mantenerse cuerdo entre tantos libros que se contradicen si no piensa" (Daniel Innerarity)

"Uno de los hábitos de la mente es la invención de imaginaciones horribles" (J.L. Borges)

De la serie 'Biblioteca', de Miháy Bodó (1)

EL OFICIO BIBLIOTECARIO

A Jone Lajos
En un época de austeridad preguntarse para qué sirve un bibliotecario tiene inevitablemente aires de amenaza. El mero hecho de plantear esa pregunta parece el preámbulo de algún recorte. Pienso, por el contrario, que la mejor defensa que puede hacerse del propio oficio, cuando la aceleración de las cosas amenaza con volverle a uno completamente inútil, consiste en descubrir qué puede hacerlo necesario en las nuevas circunstancias.
Por lo demás, tratándose de un oficio tan antiguo, no tiene nada de extraño que quienes trabajan como bibliotecarios y bibliotecarias se vean asediados por una perplejidad paralela a las transformaciones que han ido experimentando las propias bibliotecas: han sido sacerdotes, soldados, funcionarios, almacenistas, virtuosos de las nuevas tecnologías... Los bibliotecarios han tenido que ir reinventado su oficio en múltiples ocasiones. El creador de la biblioteconomía como ciencia moderna en el siglo XIX fue un trabajador reconvertido, Martin Schrettinger, un ex monje benedictino que pasó del convento a la Bayerische Staatsbibliothek (una biblioteca en las que, por cierto, tantas horas pasé siendo estudiante). El problema al que tuvo que enfrentarse era algo más serio que un cambio de hábitos y destino personal; se trataba de que el tamaño de las bibliotecas las estaba convirtiendo en algo inútil. A él se debe la invención del catálogo, la idea de que un libro debía poderse encontrar en el menor tiempo posible lo que, en última instancia, posibilitaba la transformación de un museo en una verdadera biblioteca.
Hace unos años Anne-Marie Chaintreau y Renée Lemaître estudiaron el modo como las bibliotecas y sus profesionales eran reflejados en la literatura y el cine modernos. Un repertorio estable de palabras, imágenes, juicios, comparaciones parece surgir automáticamente en cuanto se muestra una biblioteca o se pone en escena un bibliotecario, ciertos rasgos elementales que funcionan como signos de identificación y reconocimiento. Los novelistas tienen una cierta tendencia a exagerar los defectos más que las cualidades en figuras como los médicos, los juristas, los curas o los funcionarios. Los bibliotecarios no son una excepción. Pues bien, la mayor parte de los relatos agudizan el estereotipo que hace de las bibliotecas lugares aburridos y a sus empleados personajes secundarios, con moño o calva (según el sexo), casi siempre con gafas, solitarios y de simpatía más bien escasa. Los hay expertos en clasificación que se transforman en obsesos del orden, catalogadores que se hacen maníacos de la ficha, otros cuya memoria prodigiosa les hace parecer locos cuando recitan de memoria lugares complejos, hay quien es acusado de no hacer nada útil porque se limita a leer... El justo medio no ha sido nunca ni pintoresco ni novelable y a las exageraciones se les saca un mayor partido narrativo.
Los relatos que tienen lugar en las bibliotecas han experimentado una cierta evolución: en muchos de ellos las bibliotecas dejan de ser lugares oscuros y cerrados, destinados únicamente a la meditación, y se convierten en lugares propicios a la aventura y la intriga. El amor y el crimen penetran en las salas de lectura y perturban la atmósfera rancia de la erudición; de lugares que remiten al pasado pasan a ser puntos de partida de sueños extraordinarios y futuristas; los bibliotecarios timoratos y pusilánimes terminan convirtiéndose en detectives... Pero no deberíamos dejarnos engañar, porque si el cine los ha convertido en escenarios de trepidantes acciones es porque habitualmente no lo son y están destinados a todo lo contrario, a fomentar tan sólo la aventura de la reflexión, que a la mayor parte de la humanidad le dice más bien poco. El fenómeno literario de hacerlas lugares emocionantes no hace otra cosa que subrayar su carácter habitualmente aburrido, como espacio donde no se crea sino que se recoge la creación de otros, donde no pasa nada ni se decide nada importante.
Pero el rasgo que más destacaría del actual oficio bibliotecario es que sean capaces de sobrevivir en medio de una concentración tan grande de estímulos que invitan a leer. Si cedieran a la tentación de leer, no harían lo que deben hacer. Los usuarios de bibliotecas miramos a los bibliotecarios como los golosos a los pasteleros, preguntándonos cómo estos últimos pueden mantener esa indiferencia respecto de los dulces para no sucumbir ante ellos. Si no les corresponde leer, menos aún están obligados a opinar sobre la verdad o el error que los libros puedan contener. Anatole France, que fue un gran escritor y un gran bibliotecario, consideraba que el bibliotecario sólo puede mantenerse cuerdo entre tantos libros que se contradicen si no piensa, si es capaz de "vivre catalogalement”.
Esa indiferencia no ha sido siempre bien entendida y a veces puede ser vista como si en el fondo de la profesión bibliotecaria hubiera una cierta hostilidad, hacia los libros y hacia los lectores. Probablemente este sea el origen del tópico que considera al bibliotecario como un ser maniático que crea voluntariamente sistemas complejos para hacer inaccesibles los volúmenes o para acreditar su poder sobre los lectores y sobre los libros.
Cuando yo era estudiante circulaba entre nosotros el reproche de que las bibliotecarias y los bibliotecarios estaban ahí para dificultar el acceso a los libros y por eso resultaban casi siempre personas gruñonas. En aquella maledicencia había un punto de verdad. Que facilitaban el acceso era una evidencia, pero que nos lo impidieran ocasionalmente parecía una rareza o un abuso de autoridad. Con el paso del tiempo he ido comprendiendo que interponer esas dificultades para hacerse con un libro formaba parte de la nobleza de su oficio; dificultaban el robo, las pérdidas, el préstamo ilimitado o el maltrato de los libros, pero su escasa generosidad también podía entenderse como una estrategia para protegernos del exceso de libros. Hay una contradicción en el oficio bibliotecario, un equilibrio inestable que siempre me ha parecido digno de admiración: conseguir que los libros sean asequibles y protegerlos del daño que pueden causarles sus lectores. Pero hay otra aparente contradición que todavía resulta más extraña, seducidos como estamos por la posibilidad de que el mundo se organice sin mediaciones: están al servicio de la accesibilidad, pero para hacerla real tienen que reducir su alcance. Cuando un bibliotecario o una bibliotecaria alejan o esconden ciertos libros para que otros nos resulten más accesibles, cuando seleccionan, destacan o recomiendan, formalmente están haciendo algo muy parecido a lo que pretendieron los enemigos de los libros, pero así consiguen lo contrario que aquellos fanáticos: protegen el libro de los saquedores y nos protegen a nosotros de su excesiva cantidad.
El 24 de octubre se celebra el Día de la Biblioteca
(Fuente: babelia.com)


LA BIBLIOTECA TOTAL
El capricho o imaginación o utopía de la Biblioteca Total incluye ciertos rasgos, que no es difícil confundir con virtudes. Maravilla, en primer lugar, el mucho tiempo que tardaron los hombres en pensar esa idea. Ciertos ejemplos que Aristóteles atribuye a Demócrito y a Leucipo la prefiguran con claridad, pero su tardío inventor es Gustav Theodor Fechner y su primer expositor es Kurd Lasswitz. (Entre Demócrito de Abdera y Fechner de Leipzig fluyen -cargadamente- casi veinticuatro siglos de Europa.) Sus conexiones son ilustres y múltiples: está relacionada con el atomismo y con el análisis combinatorio, con la tipografía y con el azar. En la obra El certamen con la tortuga (Berlín, 1929), el doctor Theodore Wolff juzga que es una derivación, o parodia, de la máquina mental de Raimundo Lulio; yo agregaría que es un avatar tipográfico de esa doctrina del Eterno Regreso que prohijada por los estoicos o por Blanqui, por los pitagóricos o por Nietzsche, regresa eternamente.
El más antiguo de los textos que la vislumbran está en el primer libro de la Metafísica de Aristóteles. Hablo de aquel pasaje que expone la cosmogonía de Leucipo: la formación del mundo por la fortuita conjunción de los átomos. El escritor observa que lo átomos que esa conjetura requiere son homogéneos y que sus diferencias proceden de la posición, del orden o de la forma. Para ilustrar esas distinciones añade: "A difiere de N por la forma, AN de NA por el orden, Z de N por la posición". En el tratado De la generación y corrupción, quiere acordar la variedad de las cosas visibles con la simplicidad de los átomos y razona que una tragedia consta de iguales elementos que una comedia -es decir, de las veinticuatro letras del alfabeto.
Pasan trescientos años y Marco Tulio Cicerón compone un indeciso diálogo escéptico y lo titula irónicamente De la naturaleza de los dioses. En el segundo libro, uno de los interlocutores arguye: "No me admiro que haya alguien que se persuada de que ciertos cuerpos sólidos e individuales son arrastrados por la fuerza de la gravedad, resultando del concurso fortuito de estos cuerpos el mundo hermosísimo que vemos. El que juzga posible esto, también podrá creer que si arrojan a bulto innumerables caracteres de oro, con las veintiuna letras del alfabeto, pueden resultar estampados los Anales de Ennio. Ignoro si la casualidad podrá hacer que se lea un solo verso."1
La imagen tipográfica de Cicerón logra una larga vida. A mediados del siglo XVII, figura en un discurso académico de Pascal; Swift, a principios del siglo XVIII, la destaca en el preámbulo de su indignado Ensayo trivial sobre las facultades del alma, que es un museo de lugares comunes -como el futuro Dictionnaire des idées reçues, de Flaubert.
Siglo y medio más tarde, tres hombres justifican a Demócrito y refutan a Cicerón. En tan desaforado espacio de tiempo, el vocabulario y las metáforas de la polémica son distintos. Huxley (que es uno de esos hombres) no dice que los "caracteres de oro" acabarán por componer un verso latino, si los arrojan un número suficiente de veces; dice que media docena de monos, provistos de máquinas de escribir, producirán en unas cuantas eternidades todos los libros que contiene el British Museum2. Lewis Carroll (que es otro de los refutadores) observa en la segunda parte de la extraordinaria novela onírica Sylvie and Bruno -año 1893- que siendo limitado el número de palabras que comprende un idioma, lo es asimismo el de sus combinaciones posibles o sea el de sus libros. "Muy pronto -dice- los literatos no se preguntarán, '¿qué libro escribiré?', sino '¿cuál libro?'
"Lasswitz, animado por Fechner, imagina la Biblioteca Total. Publica su invención en el tomo de relatos fantásticos Traumkristalle.
La idea básica de Lasswitz es la de Carroll, pero los elementos de su juego son los universales símbolos ortográficos, no las palabras de un idioma. El número de tales elementos -letras, espacios, llaves, puntos suspensivos, guarismos- es reducido y puede reducirse algo más. El alfabeto puede renunciar a la cu (que es del todo superflua), a la equis (que es una abreviatura) y a todas las letras mayúsculas. Pueden eliminarse los algoritmos del sistema decimal de numeración o reducirse a dos, como en la notación binaria de Leibniz. Puede limitarse la puntuación a la coma y al punto. Puede no haber acentos, como en latín. A fuerza de simplificaciones análogas, llega Kurd Lasswitz a veinticinco símbolos suficientes (veintidós letras, el espacio, el punto, la coma) cuyas variaciones con repetición abarcan todo lo que es dable expresar en todas las lenguas. El conjunto de tales variaciones integraría una Biblioteca Total, de tamaño astronómico. Lasswitz insta a los hombres a producir mecánicamente esa Biblioteca inhumana, que organizaría el azar y que eliminaría a la inteligencia. (El certamen con la tortuga de Theodore Wolff expone la ejecución y las dimensiones de esa obra imposible.)
Todo estará en sus ciegos volúmenes. Todo: la historia minuciosa del porvenir, Los egipcios de Esquilo, el número preciso de veces que las aguas de Ganges han reflejado el vuelo de un halcón, el secreto y verdadero nombre de Roma, la enciclopedia que hubiera edificado Novalis, mis sueños y entresueños en el alba del catorce de agosto de 1934, la demostración del teorema de Pierre Fermat, los no escritos capítulos de Edwin Drood, esos mismos capítulos traducidos al idioma que hablaron los garamantas, las paradojas que ideó Berkeley acerca del Tiempo y que no publicó, los libros de hierro de Urizen, las prematuras epifanías de Stephen Dedalus que antes de un ciclo de mil años nada querrán decir, el evangelio gnóstico de Basílides, el cantar que cantaron las sirenas, el catálogo fiel de la Biblioteca, la demostración de la falacia de ese catálogo. Todo, pero por una línea razonable o una justa noticia habrá millones de insensatas cacofonías, de fárragos verbales y de incoherencias. Todo, pero las generaciones de los hombres pueden pasar sin que los anaqueles vertiginosos -los anaqueles que obliteran el día y en los que habita el caos- les hayan otorgado una página tolerable.
Uno de los hábitos de la mente es la invención de imaginaciones horribles.
Ha inventado el Infierno, ha inventado la predestinación al Infierno, ha imaginado las ideas platónicas, la quimera, la esfinge, los anormales números transfinitos (donde la parte no es menos copiosa que el todo), las máscaras, los espejos, las óperas, la teratológica Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espectro insoluble, articulados en un solo organismo... Yo he procurado rescatar del olvido un horror subalterno: la vasta Biblioteca contradictoria, cuyos desiertos verticales de libros corren el incesante albur de cambiarse en otros y que todo lo afirman, lo niegan y lo confunden como una divinidad que delira.

1- No teniendo a la vista el original, copio la versión española de Menéndez y Pelayo (Obras completas de Marco Tulio Cicerón, tomo tercero, p.88). Deussen y Mauthner hablan de una bolsa de letras y no dicen que éstas son de oro; no es imposible que el "ilustre bibliófago" haya donado el oro y haya retirado la bolsa.
2- Bastaría, en rigor, con un solo mono inmortal.
(Fuente: Biblioteca Ciudad Seva)

(1) Miháy Bodó nació en 1957 en Budapest. Estudió escultura en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona. Su formación pictórica está relacionada con el Taller de Torres García (TTG). Su maestro y amigo fue el pintor neoyorquino Bruno Fonseca. Es licenciado en Filosofía e Ingeniería Civil por la Universidad de Budapest. Ha realizado estudios de escultura en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona.
(artelista.com)






'PIRATAS', por Manuel Vicent / 'DE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS', Montaigne

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"El fanatismo, la superstición, el sectarismo, los recortes en la educación, la manipulación de las redes sociales son las formas de piratería que pueden convertir al niño más inteligente en un futuro esclavo. Pero junto a la facultad de desarrollar la inteligencia el cerebro lleva también aparejada la forma de rebelarse. Esa rebeldía y no otra cosa es la libertad"(Vicent)

"El maestro debe acostumbrar al discípulo a pasar todo por el tamiz y a no dejar entrar a su cabeza nada por simple autoridad y a crédito"(Montaigne)

PIRATAS

A la hora de explicar algunas características del cerebro humano el profesor decía a sus alumnos que ese órgano es la principal materia prima que existe en nuestro planeta, la única fuente de energía realmente inagotable, sostenible y renovable. Millones de recién nacidos se incorporan cada día a este mundo con ese tesoro instalado en la celda del cráneo. En el momento de nacer ese órgano tiene en todos los casos idéntico valor sin que importe el origen ni el lugar de donde proceda, pero la inmensa mayoría de esos cerebros son desechados, mientras solo muy pocos tienen la suerte de desarrollar toda su energía. No hay injusticia más perversa ni despilfarro más estúpido que desperdiciar ese tesoro. Para animarlos a cultivarlo el profesor decía a sus alumnos que todo lo que aprendan en el colegio y en la universidad será una riqueza invisible que les acompañará siempre a cualquier parte del mundo adonde vayan. No tendrán que declararla en la aduana, el escáner no podrá detectarla, ningún gendarme conseguirá prohibirle el paso y estará siempre a salvo de los ladrones. Pero al observar que uno de sus alumnos, ajeno a estas palabras, permanecía abducido por el videojuego de la tableta el profesor añadió que si bien es muy difícil que te roben el cerebro es muy fácil que te lo coman o te lo laven. En efecto, el lavado de cerebro es la práctica más usual que utilizan hay los piratas para apoderarse de ese tesoro. El fanatismo, la superstición, el sectarismo, los recortes en la educación, la manipulación de las redes sociales son las formas de piratería que pueden convertir al niño más inteligente en un futuro esclavo. Pero junto a la facultad de desarrollar la inteligencia el cerebro lleva también aparejada la forma de rebelarse. Esa rebeldía y no otra cosa es la libertad, el último bastión que habrá que defender contra los piratas.
(Fuente: El País, 25-10-2015)



DE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS 
(fragmentos, capítulo 26))

La tarea de maestro, de cuya elección depende todo el fruto de su educación, incluye entre sus atribuciones muchas muy importantes, de las cuales no hablaré pues nada puedo aportar de valor acerca de ellas; pero sobre lo que me atrevo a dar mi opinión, debe el maestro creerme solo en lo que él considere aceptable. A un niño noble que cultiva las letras, no como medio de vivir (pues éste es un fin abyecto e indigno de la gracia y favor de las musas, y que implica además depender de otros), ni tampoco para buscar comodidades propias o ajenas, ni para enriquecerse y adornarse con ellas; que se propone más bien ser hombre hábil que sabio, yo quisiera que se prefiriera darle un maestro con una cabeza bien puesta más bien que con una cabeza llena, y que, aunque ambas cosas se requieran, se diera más importancia a las costumbres y la capacidad de juicio que al conocimiento; y a que el maestro se condujera en su cargo de una manera nueva. 

La educación parece consistir en un continuo ruido en nuestros oídos, como quien estuviera vaciando algo en un embudo, y nuestro deber fuera solo repetir lo que nos han dicho. Yo quisiera que el maestro corrigiera esto, y desde el primer momento, según el alcance espiritual del discípulo, comenzase a mostrarle las cosas, haciéndoselas gustar, escoger y discernir por sí mismo, a veces mostrándole el camino y a veces dejándole en libertad de buscarlo. Tampoco quiero que el maestro sea el único que invente y hable: es necesario que oiga a su discípulo hablar a su vez. Sócrates, y más tarde Arquesilao, hacían hablar primero, y después hablaban ellos. Obest plerumque iis, qui discere volunt, auctoritas eorum, qui docent. 

Bueno es que haga correr a su discípulo ante sus ojos para juzgar su energía y ver hasta qué punto se debe ajustar el ritmo y acomodarlo a sus fuerzas. Si no hay proporción adecuada se desperdicia todo esfuerzo; saber escoger la proporción justa, y conducirse con acierto y mesura es una de las labores más difíciles que conozco: es cosa de un espíritu superior y fuerte saber condescender con los hábitos de la infancia al mismo tiempo que se los controla. Yo camino con mayor seguridad y firmeza al subir que al bajar. 

No es raro que aquellos que, como es usual entre nosotros, tratan en una misma clase y con reglas similares de dirigir espíritus diferentes y de diversas medidas y formas, encuentren apenas dos o tres alumnos, de todo un pueblo de muchachos, que saquen algún fruto de la educación recibida. 

La autoridad de los que enseñan casi siempre daña a los que quieren aprender. Cicerón, La naturaleza de los Dioses, I, 5 19 Que el maestro pregunte al discípulo no sólo las palabras de la lección, sino el sentido y la sustancia; y que juzgue del provecho que ha logrado, no por lo que el alumno tenga en la memoria, sino por su conducta. Que haga que el niño explique lo aprendido de cien maneras diferentes y acomodándolo a cien casos distintos, para que pueda verse si recibió bien la enseñanza y la hizo suya, juzgando sus progresos según el método pedagógico de Sócrates. Es signo de crudeza e indigestión arrojar la carne tal como uno se la comió; el estómago no hizo su trabajo si no transforma la sustancia y la forma de lo que recibió para alimentarse. 

Nuestra alma no se mueve sino por préstamo o a crédito, está atada y constreñida dentro de ideas ajenas; es sierva y cautiva de la autoridad de lo que otros enseñan. Nos amarran tanto que después no sabemos movernos con gracia. Nuestro vigor y nuestra libertad se han apagado. Nunquam tutelae suae fiunt. En Pisa pude hablar en privado con una persona excelente, tan partidaria de Aristóteles, que profesaba como principio básico que la piedra de toque y la regla de toda idea sólida y de toda verdad era su conformidad con la doctrina aristotélica, y que fuera de tal doctrina todo era quimera y vacío; que Aristóteles lo había visto todo y todo lo había dicho. Esta proposición, interpretada en forma amplia y un poco injusta, puso a este hombre en problemas con la inquisición de Roma. 

El maestro debe acostumbrar al discípulo a pasar todo por el tamiz y a no dejar entrar a su cabeza nada por simple autoridad y a crédito. Que los principios de Aristóteles, así como los de los estoicos o de los epicúreos, no sean para él tales principios. Más bien se le debe proponer esta diversidad de opiniones: él escogerá si puede, y si no, permanecerá en la duda. Solo los locos creen tener siempre razón y están en todos los casos seguros de lo que saben

Che nos men che saber, dubbiar m’aggrada.




'WOJTISOLO', por Juan Benet

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Un artículo para una polémica plural, y para trabajar con los alumnos de 2º de Bachillerato los textos ensayísticos. Fue escrito por Juan Benet en el año 1992, ¿se acuerdan?

Galileo enfrentando a la Inquisición Romana, Pintura de Cristiano Banti (1857)

Martini, Ratzinger y Wojtyla

"... este Papa majagranzas se ha visto en la obligación de pedir perdón a Galileo por las tropelías que los antepasados de Sánchez Dragó cometieron con él. La verdad es que no sé si le ha perdonado o le ha pedido perdón. Da igual; la majadería es de la misma magnitud en una dirección que en otra, porque ni la petición ni la dádiva del perdón pueden concluir en la perfección del acto"

WOJTISOLO

Desde el lejano día en que el antepasado de Sánchez Dragó colocara sus pétreos cimientos, la Iglesia de Roma no ha dejado un solo momento de acomodarse al signo de los tiempos. En eso reside, sin duda, el último y esotérico significado de su famoso lema, "in hoc signo vinces", la exaltación de la encrucijada. Porque si para sobrevivir tuvo que sufrir un periodo de clandestinidad, para vencer no dudó en hacerse imperial; feudal después, en cuanto el imperio dejó de existir como primera fuerza política; burguesa en cuanto la clase de los comerciantes se fue apoderando del control de las ciudades, para descender finalmente hacia "el reinado social de Cristo" empujada por el crecimiento demográfico y la incómoda progresión del sufragio universal como medio imprescindible para el acceso al poder. Poco importa que para semejantes derivaciones y cambios de rumbo hubiera que arrojar por la borda buena parte del lastre y de la carga doctrinaria, cuya estela de flotantes restos va marcando la derrota de la supervivencia y del compromiso con las fuerzas que provocan las tempestades. El inconveniente se resuelve a la perfección con el dogma; el dogma no se descompone y se diría que flota hasta en las borrascas más violentas, y si la Iglesia se desentiende de su transporte queda a merced de las olas que lo arrojarán intacto a cualquier costa donde siempre habrá un alma que sepa qué hacer con él.Ahora, este Papa majagranzas se ha visto en la obligación de pedir perdón a Galileo por las tropelías que los antepasados de Sánchez Dragó cometieron con él. La verdad es que no sé si le ha perdonado o le ha pedido perdón. Da igual; la majadería es de la misma magnitud en una dirección que en otra, porque ni la petición ni la dádiva del perdón pueden concluir en la perfección del acto. Cuando el interesado está fuera del alcance tanto del indulto como de las voces que piden su concesión, no habrá nunca otro beneficio del mismo que el que derive, por rebote en la pared del más allá, quien los formula. Un beneficio puramente propagandístico, destinado a demostrar la buena fe, la comprensión histórica y la modernidad intelectual de quien celebra tan fácil sacrificio.
Una vez más, este Papa se ha dejado llevar por la moda. La moda de pedir perdón -o disculpas, en casos más matizados- por la barbarie del holocausto; por los horrores de una ocupación militar; por el genocidio, organizado o no, de una raza aborigen; por la erradicación de una cultura; por la expulsión de una comunidad minoritaria, distinta por su religión y sus costumbres de la sociedad dominante; por la persecución y castigo de unas ideas heréticas, o, simplemente, por la imposición a la fuerza de un orden recusado por unos vencidos. Pero si la moda se extendiera y prevaleciera ya no habría otra cosa que hacer, en este mundo y por varios años, que celebrar ceremonias para pedir o conceder perdón. Unas ceremonias que habría que remitir a orígenes muy remotos y reproducir en cadena, pues desde que el mundo es mundo ha habido y habrá vencedores y vencidos y víctimas y verdugos, porque el triunfo de uno se apareja por necesidad a la derrota de otro. Perdón de los persas a los medos, de los griegos a los fenicios, de los romanos a los púnicos, de los españoles a los romanos, de los indios a los españoles, y así hasta llegar a hoy, pues nunca se podrá decir que un triunfo y su consiguiente abuso de poder es más perdonable que otro, por más graves y trascendentes que sean sus consecuencias, o más cercano esté en el tiempo.
Si la moda me resulta incomprensible -y hasta me parece asaz ridícula- no será tan sólo por su esterilidad; ni será tampoco por la hipocresía con que una conciencia moderna pretende enjuiciar un hecho antiguo de acuerdo con un código que en su día no era de aplicación; ni por el beneficio propagandístico (y la expropiación ilegal de un terreno de nadie) de quien hace uso de ese código contra quien ni en abstracto puede ampararse en él. En último término, la moda me parece detestable por la pretensión, por parte de quien celebra el rito, de hacerse responsable de las culpas de sus antepasados, para lavarlas con su intachable poder de indulgencia y presentarse como un justiciero. Se me dirá que toda persona es muy dueña de adornarse con cualquier actitud hacia la historia, pero si su gesto adquiere caracteres públicos e irroga una culpa que ella se ocupa precisamente de condonar, la cosa empieza a ser más que sospechosa. En otro terreno más personal (y confieso mi incapacidad para comprender las razones de Estado si no cuentan siempre con una posible traducción a los móviles de la conducta personal) nunca me he compenetrado, y tal vez ni siquiera los he comprendido, con esos individuos que parecen sufrir en propia carne los dramas de la historia de otros. La verdad es que he conocido pocos y los que he conocido me han parecido todos travestidos. Me resulta más que difícil comprender a un español de hoy que sangre por la expulsión de judíos o moriscos o por el genocidio de unos indios genocidas, y más que estomagante la añoranza por aquella civilización de las tres culturas por la que suspiran algunos profesores y abundantes dramaturgos. Desde luego, quien tenga la mala fortuna de hacer una excursión a Toledo y despachar media docena de monumentos en compañía de un guía oficial no volverá a casa sin la sensación de hartazgo que provoca el crisol de las tres culturas y de alivio por el triunfo de una de ellas sobre las otras dos.
En ocasiones, al general romano victorioso en el campo de batalla, el Senado le concedía el honor del triunfo. El triunfo, en principio, era tan sólo un desfile de la tropa vencedora, con sus capitanes al frente y el séquito de prisioneros, despojos y trofeos conquistados al enemigo detrás, que Roma engalanada contemplaba en éxtasis y con regocijo. De los triunfos republicanos no quedan otros testimonios que los relatos históricos, pero con el Imperio se inicia la costumbre de registrar la efeméride en materia perdurable. Primero fue una estela, luego el arco vegetal se erigió en piedra, con un friso en el que quedaban reseñadas las hazañas del héroe; por último, llegó la columna en cuyo fuste y a lo largo de una espiral se reproduciría todo el cortejo de la victoria. Tales fueron los orígenes del memorial pétreo y del perdurable recuerdo de ese momento que el vindicador contemporáneo se ocupara de denostar y juzgar de acuerdo con el código de hoy. Pero no ocurría así en la Grecia antigua. Se puede leer en Gilbert Murray (sin duda, con Jaeger, el helenista más estimulante de nuestro siglo) cómo cabe interpretar la ley griega -no ya la costumbre- del trofeo como índice de un sentido moral muy superior al de los otros pueblos. Por la ley griega el trofeo "había de ser de madera solamente, y no de piedra ni de metal; nunca había de ser reparado por el vencedor ni derribado por el vencido. Lo único que había que hacer era dejar que fuera cayéndose en pedazos hasta desaparecer, como iba desvaneciéndose el recuerdo de la vieja contienda". Y añade Plutarco: "Sería denigrante y malévolo que los hombres reparásemos y renovásemos los monumentos del odio hacia nuestros adversarios cuando el tiempo los va borrando". Una lección más de Grecia que Roma no se ocupó de aprender. Ni Roma ni esos celadores del agravio histórico que con tanto esmero como inquina mantienen sus monumentos a la victoria, a los caídos y al holocausto. Una lección que cayó en el olvido y que la práctica del perdón extemporáneo, mucho más barata que la erección del monumento de mármol, relega a un olvido aún más profundo.
(Fuente: El País, 29-11-2015)




' LAS MANOS DE TODOS', por Juan José Millás / 'NIÑO MUERTO', de Luis Cernuda / 'TEARS IN HEAVEN', Eric Clapton

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"... la muerte de los niños lo coloca todo patas arriba. Rompe el orden fundamental, altera la gramática de la existencia. Asistir al fallecimiento de un crío es como leer los versos de un poeta extraviado... Las manos que lo sostienen sobre el hombro son las de todos"(Millás)

"El llanto que tú mismo no has llorado,
Yo lo lloro por ti...
Yo quiero estar contigo; no estás solo"(Cernuda)

(M. CASTILLO, AP, El país)

LAS MANOS DE TODOS

Los niños muertos resultan desconcertantes, no sabe uno dónde meterlos para negar el hecho de que ya no estén. Así como la muerte de los viejos, por dolorosa que parezca, se atiene a una sintaxis aceptada, la de los niños lo coloca todo patas arriba. Rompe el orden fundamental, altera la gramática de la existencia. Asistir al fallecimiento de un crío es como leer los versos de un poeta extraviado (y perdón por la redundancia): no les ves el sentido y sin embargo las palabras te alcanzan como si cada una de ellas hubiera sido escrita para ti. A lo mejor sí había sintaxis, la cuestión es que no estaba concebida para el pensamiento racional sino para ese otro que no nos atrevemos a llamar irracional, pero que por ahí va. La muerte de un niño solo se puede aceptar desde la insensatez como los versos de los mejores poetas solo se pueden entender desde el desatino. Nos sobran cantidades de lo uno y de lo otro como nos sobran cantidades de niños muertos. Cuando se muere el padre de Fulano, se muere el padre de Fulano, pero cuando se muere un niño, se muere el de todos. Atraviesa tu calle, camino del cementerio, un coche fúnebre con un ataúd blanco, del tamaño de una caja de zapatos, y sabes que en ese ataúd va un hijo tuyo, aunque ignores su nombre.
Da igual de donde sea el individuo de la imagen, me parece que de Guatemala, donde no hace mucho hubo un alud de tierra que sepultó a 300 personas. Según el pie de foto, el cadáver depositado en el féretro correspondía a un sobrino suyo de cinco meses. Las manos que lo sostienen sobre el hombro son las de todos.
(Fuente: El País Semanal)
NIÑO MUERTO


Si llegara hasta ti bajo la hierba
Joven como tu cuerpo, ya cubriendo
Un destierro más vasto con la muerte,
De los amigos la voz fugaz y clara,
Con oscura nostalgia quizá pienses
Que tu vida es materia del olvido.

Recordarás acaso nuestros días,

Este dejarse ir en la corriente
Insensible de trabajos y penas,
Este apagarse lento, melancólico,
Como las llamas de tu hogar antiguo,
Como la lluvia sobre aquel tejado.

Tal vez busques el campo de tu aldea,

El galopar alegre de los potros,
La amarillenta luz sobre las tapias,
La vieja torre gris, un lado en sombra,
Tal una mano fiel que te guiara
Por las sendas perdidas de la noche.

Recordarás cruzando el mar un día

Tu leve juventud con tus amigos
En flor, así alejados de la guerra.
La angustia resbalaba entre vosotros
y el mar sombrío al veros sonreía,
Olvidando que él mismo te llevaba
A la muerte tras de un corto destierro.


Yo hubiera compartido aquellas horas
Yertas de un hospital. Tus ojos solos
Frente a la imagen dura de la muerte.
Ese sueño de Dios no lo aceptaste.
Así como tu cuerpo era de frágil,
Enérgica y viril era tu alma.


De un solo trago consumiste
La muerte tuya, la que te destinaban,
Sin volver un instante la mirada
Atrás, igual que el hombre cuando lucha.
Inmensa indiferencia te cubría
Antes de que la tierra te cubriera.


El llanto que tú mismo no has llorado,
Yo lo lloro por ti. En mí no estaba
El ahuyentar tu muerte como a un perro
Enojoso. E inútil es que quiera
Ver tu cuerpo crecido, verde y puro,
Pasando como pasan estos otros
De tus amigos, por el aire blanco
De los campos ingleses, vivamente.

Volviste la cabeza contra el muro

Con el gesto de un niño que temiese
Mostrar fragilidad en su deseo.
Y te cubrió la eterna sombra larga.
Profundamente duermes. Mas escucha:
Yo quiero estar contigo; no estás solo.


TEARS IN HEAVEN
la canción que escribió Clapton para intentar superar la muerte de su hijo de cuatro años

"¿Sabrás mi nombre si te veo en el cielo?"



'EL SÁHARA SE AHOGA', por Javier Gallego / 'TENGO FE EL TIEMPO', poema de Bahia Mahmud Awah

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"Llevan tanto tiempo olvidados que al mundo le falla la poca memoria que tenía. Los saharauis no son ni siquiera como los palestinos. Casi nadie sabe de su existencia... A ningún país le interesa meterse con Marruecos para resolver el problema. Están en la esquina del mundo, en una tierra prestada, donde no molestan ni hay nada que nadie quiera. Es como si un torrente de lluvia los hubiera borrado del mapa...

Allí donde la vida es sólo una forma de supervivencia angustiosa"


las lluvias torrenciales que han caído durante días, han arrasado los campos de refugiados dejando a 25.000 personas sin hogar y a más de 90.000 afectadas

EL SÁHARA SE AHOGA

Desde el cielo es un océano de arena que te golpea en cuanto bajas del avión. En tierra, ráfagas de viento incandescente y arenisca te acribillan los ojos y la piel que el turbante deja al descubierto. La boca y la garganta se resecan de inmediato al respirar el aire abrasador. El agua se transforma en sudor que gotea por tu espalda y se evapora dejando un cerco de sal en la orilla de tu frente. De camino a los campos de refugiados sarahauis, la carretera está amurallada por bancales de arena en los que se acumulan los plásticos, las latas y otras basuras inorgánicas que el viento arrastra por los interminables kilómetros del Sáhara. Uno espera ver el desierto de preciosas dunas doradas de las películas, pero en este rincón del extremo suroeste de Argelia, no es más que un pedregal árido y arisco donde una boca de fuego te escupe a la cara.
Los jeeps y autobuses se arrastran renqueando con la dificultad de un viejo, tosiendo calor por los tubos de escape y parando a cada tanto para dejar descansar a los motores, tan asfixiados como los pasajeros. En pocos minutos dejas atrás los últimos rastros de civilización y te adentras en una carretera al infinito que pronto se convierte en camino rocoso por el que los vehículos avanzan dando tumbos como una comitiva de elefantes. El polvo apenas deja ver a través de las ventanas pero el viaje parece conducir a ninguna parte. Al fin del mundo. Incluso más allá. Al vertedero de la Tierra. Allí donde la vida es sólo una forma de supervivencia angustiosa, donde vivir es casi imposible si no eres un escorpión, un escarabajo o un saharaui. Casi parece más fácil que la vida salga adelante en Marte que en este planeta rojo al que han sido expulsados los exiliados del Sáhara Occidental.

La Hamada lo llaman, la parte más infernal del infierno. La Hamada, una onomatopeya que expresa cuando algo quema. Cuarenta años llevan quemándose los saharauis en el horno más inhóspito de la Tierra al que tuvieron que escapar huyendo del genocidio de Marruecos y abandonados a su desventura por el gobierno español que dos días antes los llamaba ciudadanos y desde entonces les ha dado la espalda para no molestar al amigo marroquí. Cuarenta años, varias generaciones perdidas, abuelos, padres, ahora sus hijos, esperando, entre la miseria y la ayuda humanitaria, a que se haga justicia y les devuelvan el país que les robaron. Cuarenta años de falsas promesas, bloqueos de Francia en Naciones Unidas, represión, torturas y asesinatos de Marruecos y el intolerable olvido de España. Cuarenta años de resistencia en mitad de la nada sin más apoyo que la solidaridad de los pueblos frente a la indiferencia de sus gobiernos.
Y ahora esto: en el lugar más seco del planeta, las lluvias torrenciales que han caído durante días, han arrasado los campos de refugiados dejando a 25.000 personas sin hogar y a más de 90.000 afectadas. Las reservas de agua potable y comida escasean. Los generadores fallan. Los riesgos de enfermedades aumentan. Escuelas, hospitales, tiendas, lugares de trabajo, han sido destruidos. Cuando construyes casuchas sin medios y jaimas de nómadas con la intención de regresar pronto a casa, el agua puede devastar en un día lo que ha aguantado durante décadas. El desastre es tan colosal como ignorado. El Sáhara está exiliado también de las noticias, por lo que no ha habido ni una campaña global de ayuda. Al menos a los refugiados que se agolpan a las puertas de Europa, les vemos helarse de frío bajo la lluvia, lo que obliga a una respuesta de nuestros gobiernos, aunque sea insuficiente y patética.
Pero quién ve a los refugiados más invisibles y longevos de la Historia. Llevan tanto tiempo olvidados que al mundo le falla la poca memoria que tenía. Los saharauis no son ni siquiera como los palestinos. Casi nadie sabe de su existencia, casi nadie tampoco que son un pueblo partido en dos por el muro más largo del planeta después de la muralla china, el que separa el Sáhara Occidental y su mar de esta lengua salida del infierno que les abrasa. A ningún país le interesa meterse con Marruecos para resolver el problema. Están en la esquina del mundo, en una tierra prestada, donde no molestan ni hay nada que nadie quiera. Es como si un torrente de lluvia los hubiera borrado del mapa.

MEDIA LUNA ROJA SAHARAUI ha habilitado una cuenta para colaborar: 

ES84-0081-0655-63-0001351540
(Fuente: el diario.es)






 Tengo fe en el tiempo

Voy huyendo a la infinidad
del tiempo.

Voy huyendo de los principios
frustrados.

Voy huyendo de los que no levantan
polvo al caminar.

Voy huyendo de los que no creen
en el día
que nacerá mañana.

Porque yo si creo en ti,
hoy, mañana y los próximos
siglos
y por eso
mi evasión a la infinidad del tiempo. 
 



Acerca de Bahia Mahmud Awah:

Nació en 1960 en Auserd, región sur de Tiris.

Realizó sus estudios de bachillerato entre el Sahara y Argelia, con maestros españoles y saharuis. Tras terminar sus estudios de Telecomunicaciones en Cuba regresó a los campamentos de refugiados saharauis donde dirigió las programaciones en español de la Radio Nacional saharaui durante cuatro años.
En 1998 se trasladó a España y en 2001 puso en marcha el proyecto informativo “Poemario por un Sahara Libre”, con el que participa en diferentes eventos culturales.

Ha participado en las antologías de poesía saharaui “Aaiun, gritando lo que se siente” (Universidad Autónoma de Madrid, 2006), “Um Draiga” (Diputación de Zaragoza, 2007) y “31” (Editorial Sombrerete y Sandblast, 2007). La Universidad de Alcalá de Henares editó en 2007 su poemario “Versos refugiados”.

Es miembro de la Generación de la Amistad saharaui.






'MATAJUDÍOS', por Julio Llamazares / 'CAPERUCITA ROJA POLÍTICAMENTE CORRECTA', de J.F. Garner / PROPUESTA DE EXAMEN (según PAU)

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"El uso reiterado y continuo de eufemismos (“discapacitados”, “internos”, “trabajadores de la limpieza”, “sin techo”), así como de frases y expresiones rebuscadas (“una persona de color” o “de edad”), persiguen más la corrección política que la lingüística, y en ocasiones lo único que pretenden es calmar la propia conciencia"(Julio Llamazares)

"Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnicos en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse)" ('Caperucita roja políticamente correcta')


MATAJUDÍOS

De todas las formas de puritanismo, la más estúpida quizá sea la lingüística, puesto que ni siquiera se justifica por la educación a veces. El uso reiterado y continuo de eufemismos (“discapacitados”, “internos”, “trabajadores de la limpieza”, “sin techo”), así como de frases y expresiones rebuscadas, algunas de ellas sin significación (“una persona de color” o “de edad”, pongo como ejemplos, carecen de ella salvo que se precisen el color y la edad de esa persona), persiguen más la corrección política que la lingüística, y en ocasiones lo único que pretenden es calmar la propia conciencia. Así cuando alguien dice “individuo de etnia gitana” en lugar de gitano sin más (que es como se llaman los gitanos a sí mismos) o “daños colaterales” para no tener que decir heridos o muertos.
En el puritanismo lingüístico que asuela nuestro país a menudo se ha llegado al disparate (¿quién no recuerda a aquella ministra que quería que dijéramos “miembra”, “conserja” y “gerenta” en pro de la igualdad de la mujer?) y en no pocas ocasiones se han perpetrado auténticas barbaridades formales y etimológicas. Esta semana pasada, sin ir más lejos, el embajador de Israel y las autoridades de Burgos protagonizaban un acto muy aplaudido por toda la prensa en una localidad cuya denominación molestaba, según parece, a muchas personas: Castrillo Matajudíos. Tras un referéndum entre los vecinos (¿qué iban a decidir los pobres con las bromas que venían soportando desde antiguo, últimamente también acusaciones de xenofobia?), el nombre se mudó por otro nuevo se supone que más respetuoso: Castrillo Mota de Judíos. Lo curioso es que Matajudíos no significa lo que la gente creía al oír el nombre de la misma manera que los cientos de Matas (“porciones de terreno poblados por árboles de la misma especie”, según la RAE) repartidos por España: Mataporquera, Matalascañas, Matalebreras, Matallana, Matilla, Matueca, La Mata en sus múltiples variantes: de la Bérbula, del Páramo, de Morella, de Armuña…, no indican que en ellas se mate a nadie, ni siquiera que se vaya a hacer. Matajudíos era, pues, un topónimo normal, ni xenófobo ni antisemita, una Mata habitada o fundada por judíos en algún momento de la historia, de ahí su nombre.
Pero el mal ya está hecho, no a los judíos, sino a la toponimia y al nomenclátor de este país. Y a ver quién da marcha atrás ahora. Así que lo mejor es aceptar el nuevo nombre y rezar, eso sí, porque a alguien no se le ocurra cambiar también el del hijo más ilustre de Castrillo Mota de Judíos, antiguo Castrillo Matajudíos, el gran organista y compositor del Renacimiento Antonio de Cabezón, por si también su apellido pudiera molestarle a alguien.
(Fuente: El País, 29-10-2015)

 

 Caperucita Roja políticamente correcta



“Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representa un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era.
  
Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana. De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.


– Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió.


– No sé si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques. Respondió Caperucita:


– Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial (en tu caso propia y globalmente válida) que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.
 


Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho. Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:

– Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.

 – Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.


– ¡Oh! -repuso Caperucita. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo.

– Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!


– Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.

– Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes! (relativamente hablando, claro está, y, a su modo, indudablemente atractiva).


– Y… ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes!



Respondió el lobo:


– Soy feliz de ser quien soy y lo que soy…Y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla. Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal. Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnicos en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente…


– ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita. El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios.


– ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo! -prosiguió Caperucita. ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre.Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.

ENTRADA RELACIONADA:

VILLANÍA LÉXICA, POR JAVIER MARÍAS

("Lo curioso de España es que ,mientras se ejerce esta estricta vigilancia de lo “incorrecto”, a nadie le preocupa –qué contraste– que seamos un país inverosímilmente zafio y grosero. Cada vez que se le queda un micrófono abierto a un político...  nos encontramos con tacos o con alusiones sexuales de dudoso gusto...")


PREGUNTAS:
1ª ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS
2ª TEMA. RESUMEN

3ª COMENTARIO CRÍTICO
Preguntas guía para el comentario crítico

1ª ¿Cómo está organizado el texto? (Estructura)
2ª ¿Qué tesis defiende el autor? (Ver Orientaciones para determinar el tema...)
3ª ¿Podrías resumir brevemente el texto con tus propias palabras?
(Las tres primeras preguntas corresponden, evidentemente, a las preguntas de Selectividad, ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS, TEMA Y RESUMEN. A partir de la cuarta pregunta comenzaría -es sólo una propuesta- el COMENTARIO CRÍTICO)
4ª ¿Qué tipo de texto es? Si es un texto literario, ¿a qué momento histórico pertenece, está "encuadrado" en algún movimiento literario?
5ª ¿Es un tema actual? ¿Crees que hay alguna idea "secundaria" importante?
6ª ¿Es un tema polémico?
7ª ¿Es un tema local/universal
8ª ¿Qé argumentos utiliza el autor para defender su tesis?
9ª ¿Es objetivo en sus planteamientos, o es subjetivo?
10ª ¿Cuáles son las “marcas lingüísticas” de su supuesta subjetividad? ¿Cuáles son las expresiones más impactantes, más significativas? Coméntalas.
11ª ¿Es un tema original?
12ª Si no lo es, ¿lo es, al menos su tratamiento, su enfoque?
13ª ¿Cuál es tu opinión?
14ª ¿Qué argumentos añadirías?
15ª ¿Qué argumentos opondrías a los del autor?
16ª ¿Puedes relacionar el texto, su tema principal, con otros textos, noticias… que conozcas?
17ª Teniendo en cuenta la intención del autor, ¿crees que ha sido eficaz? ¿Qué funciones del lenguaje predominan?
18ª ¿Cómo concluyes tu análisis, tu comentario?
4ª ANÁLISIS SINTÁCTICO:
En el puritanismo lingüístico que asuela nuestro país a menudo se ha llegado al disparate y en no pocas ocasiones se han perpetrado auténticas barbaridades formales
5ª EL LENGUAJE PERIODÍSTICO / LOS GÉNEROS DE OPINIÓN / LOS GÉNEROS INFORMATIVOS / CLASIFICACIÓN DE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS








'ES LA LOBOTOMÍA, ESTÚPIDOS', por Maruja Torres / ' LÍMITES', de Juan Gelman

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"Me declaro intolerante contra los enemigos de la inteligencia, que están en toda partes, e indiferente ante los trémolos gloriosos de quienes patrimonializan las naciones... Aspiro a desterrar de mí las bajas pasiones que  confunden el gregarismo con el clamor de un pueblo... Me declaro anti identitaria... elijo la identidad menos asesina...  la que acude en ayuda de quien está en apuros"(Maruja Torres)

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre, hasta aquí no?(Juan Gelman)


ES LA LOBOTOMÍA, ESTÚPIDOS

Me pido con urgencia un carnet de apátrida. Me pido, mejor dicho, un no carnet de no pátrida ni pútrida de patriotismos. Quiero un vacío existencial en donde la inteligencia pueda expandirse en busca de ideas progresistas y de personas de mentes abiertas que se ayudan unas a otras, que se estiran y se acomplejan -de adaptarse a la complejidad, no de regodearse en los complejos-, quiero un territorio inexistente pero siempre en estado de ampliación, en donde se nos deje en paz a quienes no creemos en patrias ni en cortejos, ni en desfiles ni en declaraciones pomposas, ni en gritos ni en soflamas, ni en himnos, ni en más enemigos que aquellos que atentan contra la libertad de las personas, que nunca es la de las banderas.

Me declaro intolerante contra los enemigos de la inteligencia, que están en toda partes, e indiferente ante los trémolos gloriosos de quienes patrimonializan las naciones, ese odioso invento. Soy partidaria de las ciudades que se hermanan, de los ciudadanos que se reconocen, de los hermanos que no nos da la sangre, sino el aprecio, e incluso en este último caso no soy seguidora del mogollón, sino del esfuerzo de escoger y de la voluntad de amar, no por encima sino por los lados, me quiero respetar en un nivel horizontal en el que nadie se hunda, y en donde los que sobresalen nos ayuden a igualarles.

Aspiro a desterrar de mí y de mis alrededores las bajas pasiones que confunden el gregarismo con el clamor de un pueblo, y que convierten el clamor de un pueblo -con la ley de Lynch, la otra cara de una misma moneda- en una exigencia indiscutible.

Me declaro anti identitaria, o en todo caso elijo la identidad menos asesina, esto es, la más cosmopolita, la que acude en ayuda de quien está en apuros, la que no se ofende por tener que leer a un autor en su lengua original, en vez de en una traducción mediocre, y la que no se enorgullece de ver películas dobladas a su idioma. Pertenezco a una generación que quiso borrar fronteras, y eso estuvo bien, estoy convencida de que estuvo bien, y de que merece la pena que lo mantenga hasta mi último suspiro.

No me gustan los trajes regionales, ni los trajes nacionales, ni los tricornios ni los sombreros de copa, ni las botas militares ni las alpargatas policiales. No me gusta la soberbia de ser muchos, cuando tanto cuesta mantener la dignidad de ser uno.

En el siglo veintiuno, todo esto deberíamos ya saberlo. Más que saberlo, haberlo absorbido por los poros, metabolizándolo. Que el traje se rompa siempre por las mismas costuras constituye un fracaso abismal porque, si algo contiene sustancias cancerosas perjudiciales para la humanidad (con minúscula, la de cada ser humano; con mayúscula, la que se despedaza en guerras), ese algo es el nacionalismo, venga de donde venga.

De modo que me declaro apátrida y me exilio hacia adentro, allá donde no pueda alcanzarme la lobotomía colectiva de los pueblos que siguen comprando burras y vendiendo coces.

Feliz, dulcemente apátrida hasta disolverme en la nada.

Dadme pan con aceite. Aceitunas, vino y miel. No preguntaré origen.

(Fuente: eldiario.es) 

 Límites

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,
hasta aquí el fuego?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,
hasta aquí no?

Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran.

(Fuente: amediavoz.com)








'BOLLOS', por Almudena Grandes / 'EL HAMBRE', de Miguel Hernández / Adaptación musical de Serrat / 'LA DERIVA', Vetusta Morla / PROPUESTA DE EXAMEN (según PAU)

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"Las masas hambrientas arrasaron su palacio, vaciaron su despensa, se comieron sus bollos y la llevaron al cadalso. Así fue y así será, porque son muchos, y son humanos, y tienen mucha hambre, muchos hijos, nada que perder... Ninguna frontera ha frenado nunca ni podrá frenar la desesperación... a partir de entonces, nada tendrá importancia, ni la independencia de Cataluña, ni las grandes coaliciones, ni el cambio... Sigan ustedes mirándose el ombligo"

"Tened presente el hambre: recordad su pasado turbio de capataces que pagaban en plomo"(Miguel Hernández)

Valla de Melilla (periodista digital.com)

BOLLOS

Desconfíen de las apariencias, porque no es un fenómeno nuevo. A lo largo de la historia ha sucedido muchas veces, y siempre de manera semejante. Nuestra sociedad está absorta en sus propios, pequeños problemas, ni más ni menos que otras sociedades ricas, decadentes. El Parlamento catalán pretende declarar la independencia. Se multiplican las zancadillas, los besos de Judas, las sonrisas de plástico que anticipan el clima de la campaña electoral. Los líderes políticos están absortos en las cifras del paro y las encuestas, en el color de la camisa que mejor les sienta y el dilema de presentarse o no con corbata. Sus electores se ponen a dieta, se apuntan al gimnasio, deciden dejar de fumar o se hacen militantes de la carne roja. Son inocentes de sus decisiones, porque desde sus casas aún no se escucha el clamor, el llanto y los gritos que estremecen al sur, que estallan en el este. 

Cadáver de un ¿refugiado? en la playa de Lesbos, Grecia (eldiario.es)

Cuentan que María Antonieta preguntó por qué gritaba la plebe el día que el estruendo atravesó al fin los muros de Versalles. Piden pan, majestad, le respondieron. ¿No tienen pan?, pues que coman bollos... Y siguieron su consejo. Las masas hambrientas arrasaron su palacio, vaciaron su despensa, se comieron sus bollos y la llevaron al cadalso. Así fue y así será, porque son muchos, y son humanos, y tienen mucha hambre, muchos hijos, nada que perder. Antes o después entrarán por la fuerza, miles, decenas, centenares de miles, millones por el sur y por el este. Ninguna frontera ha frenado nunca ni podrá frenar la desesperación. Y a partir de entonces, nada tendrá importancia, ni la independencia de Cataluña, ni las grandes coaliciones, ni el cambio, ni el recambio, ni el requetecambio, nada en absoluto. Sigan ustedes mirándose el ombligo.

(Fuente: El País, 02-11-2015)

EL HAMBRE

Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.

El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.

Los años de abundancia, la saciedad, la hartura,
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.

Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.

Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.

Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.

Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.

No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros

En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.



II


El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
allá donde el estómago se origina, se enciende.

Uno no es tan humano que no estrangule un día
pájaros sin sentir herida en la conciencia:
que no sea capaz de ahogar en nieve fría
palomas que no saben si no es de la inocencia.

El animal influye sobre mí con extremo,
la fiera late en todas mis fuerzas, mis pasiones.
A veces, he de hacer un esfuerzo supremo
para acallar en mí la voz de los leones.

Me enorgullece el título de animal en mi vida,
pero en el animal humano persevero.
Y busco por mi cuerpo lo más puro que anida,
bajo tanta maleza, con su valor primero.

Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.

Arroja sus estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.

Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuña, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.

Se ejercita en la bestia, y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces sólo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la visión duele y pesa.

Yo no tengo en el alma tanto tigre admitido,
tanto chacal prohijado, que el vino que me toca,
el pan, el día, el hambre no tenga compartido
con otras hambres puestas noblemente en la boca.

Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi canción presiente.




"habrá que inventarse una salida, una guarida... hay esperanza en la deriva"



PREGUNTAS:
1ª ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS
2ª TEMA. RESUMEN

3ª COMENTARIO CRÍTICO
Preguntas guía para el comentario crítico

1ª ¿Cómo está organizado el texto? (Estructura)
2ª ¿Qué tesis defiende el autor? (Ver Orientaciones para determinar el tema...)
3ª ¿Podrías resumir brevemente el texto con tus propias palabras?
(Las tres primeras preguntas corresponden, evidentemente, a las preguntas de Selectividad, ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS, TEMA Y RESUMEN. A partir de la cuarta pregunta comenzaría -es sólo una propuesta- el COMENTARIO CRÍTICO)
4ª ¿Qué tipo de texto es? Si es un texto literario, ¿a qué momento histórico pertenece, está "encuadrado" en algún movimiento literario?
5ª ¿Es un tema actual? ¿Crees que hay alguna idea "secundaria" importante?
6ª ¿Es un tema polémico?
7ª ¿Es un tema local/universal
8ª ¿Qué argumentos utiliza el autor para defender su tesis?
9ª ¿Es objetivo en sus planteamientos, o es subjetivo?
10ª ¿Cuáles son las “marcas lingüísticas” de su supuesta subjetividad? ¿Cuáles son las expresiones más impactantes, más significativas?
11ª ¿Es un tema original?
12ª Si no lo es, ¿lo es, al menos su tratamiento, su enfoque?
13ª ¿Cuál es tu opinión?
14ª ¿Qué argumentos añadirías?
15ª ¿Qué argumentos opondrías a los del autor?
16ª ¿Puedes relacionar el texto, su tema principal, con otros textos, noticias… que conozcas?
("... culpable de haber nacido, de haber nacido al otro lado, en la cara mala del mundo, en la otra orilla. Eres culpable de no soportar tu hambre amarilla, eres culpable de asomarte sin permiso al otro lado, a este lugar prohibido y mentiroso. Eres culpable de creer en los sueños azules, de pensar que una valla es sólo una valla...")


("Algún día, algún adolescente del futuro, nos mirará a la cara y dirá: "Pero tú lo sabías, ¿verdad?... "Sabías que a su desesperación se les oponían dentelladas de acero. ¿Y qué hiciste para impedirlo?"... Las nuestras hieren y matan a los que vienen, pero nosotros, de vallas para adentro, si no gritamos contra este horror es que ya estamos muertos")


("Y, mientras la vida va dejando oleadas de cadáveres y un reguero de sangre a los pies del muro, en el interior de la zona elitista la gente sufre problemas tan extraños...")
("Pero nuestra curiosa vergüenza es pasajera y apenas de tanto en tanto oímos los gritos de dolor. Cuando se apacigüe esta tragedia se apaciguará también nuestra conciencia, a la espera de otra nueva que nos impulse, otra vez, a indagar en la neblinosa cadena de las responsabilidades... ... nos decimos, tranquilizadoramente, que nada podemos hacer. Mientras se oye el grito de los que vindican justicia, la cadena de responsabilidades no tiene fin.")

(En estos países, el hombre que se atreve a vivir sin un techo ha de ser detenido y condenado, para que no desencadene el fin del mundo. Y no son los únicos. Hay un montón de países donde no tener una casa donde vivir y carecer de recursos económicos es un delito. Casualmente son los mismos donde un ladrón de guante blanco no es un delincuente”)

EL MENSAJE, por Juan José Millás / 'VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS'

("A lo mejor resulta que nos conmueve más un grito de socorro escrito en un papel que salido de la propia garganta del desventurado... ... ¿Qué diríamos de alguien que frente a una catástrofe natural se pusiera a legislar la catástrofe en vez de acudir en ayuda de los damnificados? Pues eso es lo que están haciendo los políticos")
17ª Teniendo en cuenta la intención del autor, ¿crees que ha sido eficaz? ¿Qué funciones del lenguaje predominan?
18ª ¿Cómo concluyes tu análisis, tu comentario?
4ª EXPLICAR LAS RELACIONES SINTÁCTICAS QUE SE DAN ENTRE LAS SIGUIENTES PROPOSICIONES:
Son inocentes de sus decisiones, porque desde sus casas aún no se escucha el clamor, el llanto y los gritos que estremecen al sur, que estallan en el este

5ª EL LENGUAJE PERIODÍSTICO / LOS GÉNEROS DE OPINIÓN / LOS GÉNEROS INFORMATIVOS / CLASIFICACIÓN DE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS









'HATE STREET DIALOGUE', Sixto Rodríguez

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"He probado el odio en la calle del ahorcado... He besado el suelo de una sola patada. El cerdo y la manguera me han dejado libre. El centro de la ciudad me ha parido, fui criado por los oportunismos. Los primos hacen vida en la calle, se casan con cada estafador que encuentran... El carcelero llega, una mueca en su cara, cierra la celda, estoy aquí de nuevo"


La policía antidisturbios aplaca a los manifestantes con manguerazos, frente a la sede del BCE, Franfort. 




LETRA:

Hate Street Dialogue

Woman, please be gone.
You've stayed here much too long.
Don't you wish that you could cry,
don't you wish I would die.

Seamy, seesaw kids.
Childwoman on the skids.
The dust will choke you blind,
the lust will choke your mind.

I kiss the floor, one kick, no more.
The pig and hose have set me free.
I've tasted hate street's hanging tree,
I've tasted hate street's hanging tree.

I kiss the floor, one kick, no more
The pig and hose have set me free
I've tasted hate street's hanging tree,
I've tasted hate street's hanging tree.

The inner city birthed me,
the local pusher nursed me.
Cousins make it on the street,
they marry every trick they meet.

A dime, a dollar, they're all the same
ehen a man comes in to bust your game.
The turnkey comes, his face a grin,
locks the cell, I'm in again.

I kiss the floor, one kick, no more.
The pig and hose have set me free.
I've tasted hate street's hanging tree,
I've tasted hate street's hanging tree,
I've tasted hate street's hanging tree,
I've tasted hate street's hanging tree.




TAMBIÉN DE SIXTO RODRÍGUEZ EN ESTE SITIO:



(... niños congelados en el interior de la ciudad...  el mañana sería como ayer...)





("... Porque perdí mi trabajo dos semanas antes de Navidad... y el Papa dijo que no era asunto suyo... Porque el mejor beso que he tenido es el que nunca he probado... Porque ellos me dijeron que todo el mundo tiene que pagar sus deudas, yo expliqué que ya las había pagado de sobra...")


("El alcalde oculta los datos del crimen... La gente enfurece, pero se olvida de votar... Todo el mundo protesta... Los políticos usando y abusando de la gente... este sistema va a caer pronto")










'OTRO SOPAPO, JOSÉ ANTONIO MARINA Y LOS PROFESORES', por Luis Enrique Ibáñez

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"Un niño marginado por la sociedad... vapuleado por una televisión que palmea el orgullo por la incultura, sufriendo la tristeza infinita de sus padres abandonados en la derrota... incluso con esos "profesores buenos" que usted demanda, está en el otro lado... nosotros lo vemos... Pareciera que usted ha querido pasar a formar parte de ese coro de francotiradores que siempre apuntan en la misma dirección, nunca en la global, esa no interesa"


El profesor Jose Antonio Marina. / Carlos Rosillo (EL PAÍS)

OTRO SOPAPO, JOSÉ ANTONIO MARINA Y LOS PROFESORES

El filósofo (y pedagogo, no se puede olvidar) José Antonio Marina, antes admirado, afirma, fíjense en el vocabulario empleado, que hay que aislar a los "profesores solitarios". Declara que "losprofesores buenos no deben cobrar lo mismo que los malos". Propone, con toda solemnidad, y sin que le tiemble la voz, que el sueldo de los profesores dependa de los resultados que obtengan. Y, una vez cogida la carrerilla, pide que sean los propios docentes quienes "fomenten la exclusión de los malos profesores, porque desde fuera es muy difícil de detectar", que los funcionarios sepan que "si lo estás haciendo mal, no se te renueva tu condición de funcionario"... ¿si lo están haciendo mal?

Ha empleado usted la misma estrategia perversa que desde hace ya años ha utilizado el sistema de Poder: inocular en la conciencia de la población ese maldito complejo de culpa para así ocultar los problemas reales, la estafa real, hemos sido malos, inútiles, debemos pagar por ello..

En la introducción a su interesante libro, 'La lucha por la dignidad', el ilustre Marina escribe "En Sierra Leona, los guerrilleros cortan la mano derecha de los habitantes de una aldea antes de retirarse. Una niña, que está muy contenta porque ha aprendido a escribir, pide que le corten la izquierda para poder seguir haciéndolo. En respuesta, un guerrillero la amputa las dos". 

No, no estamos en Sierra Leona, señor Marina, pero ¿de verdad cree que el principal problema de la Educación son los profesores? ¿Cree realmente que esa fiscalización que usted pretende mejoraría lo que queda del sistema de Educación Pública, aquí, en la patria de Belén Esteban?

¿Conoce usted las vejaciones, los atropellos que los últimos tiempos se han cometido con los profesores en este lo que se llame?

¿Acaso no riman sus propuestas con los disparates medievales que llegan desde la empresa privada, desde el neoliberalismo que prende este capitalismo salvaje?

¿No se dan la mano sus reflexiones y consejos con el acoso y derribo que la Función Pública está sufriendo en esta cosa?

Cuando habla usted de que los funcionarios "sepan que no son cargos vitalicios", ¿no le vienen a la memoria otros cargos y sueldos vitalicios que deberían ser sometidos a debate?

Cuando suelta usted, con ese irritante desprecio, eso de "profesores buenos" y "profesores malos", ¿olvida usted nuestras condiciones del día a día, el aumento de horas, de ratio, la bajada de sueldo, sí de sueldo, el bombardeo incesante de burocracia inútil, la humillación soterrada, y no soterrada, que la sociedad nos regala? 

No, usted conoce bien esa situación, o, al menos, la conocía. Sin embargo, ahora quiere aparentar que la ignora. Quizá, porque se le han encendido los ojos del estrellato cuando le han propuesto, desde esas instancias que maltratan la Educación, uno de esos informes que parecen provenir de una agencia calificadora, del tipo Standard & Poor´s, de esas que beben de la perversión del Lenguaje, ya sabe, de las que se excitan cuando oyen expresiones del tipo "optimización de recursos".

No estamos en Sierra Leona, por supuesto que no, pero, ¿sabe usted que muchos alumnos nuestros llegan a los institutos con ropa vieja, sin materiales (eso sí, tenemos unas pizarras digitales de cojones), y sin bocadillos, y que muchos de ellos vienen sin haber desayunado. 

Por si no lo sabe, yo se lo digo: muchos de mis alumnos tienen padres en paro, desahuciados, y han vuelto a vivir en la casa de los abuelos, se las apañan como pueden y, en ocasiones, comen todos los días. Pero no, no estamos en Sierra Leona, y aquí lo que tenemos que hacer es revisar lo que hacen los profesores, y pagarles según la peoná.

¿De verdad cree usted que los profesores somos unos dinosaurios que no nos (qué palabra más pesada)"reciclamos"? 

Usted, en la clausura de un Congreso sobre Educación y Nuevas Tecnologías, en Madrid (yo estaba allí) cerró las jornadas con la siguiente frase: "Un burro conectado a Internet no deja de ser un burro".

Yo en estos tiempos que nos están matando le apostillaría:

Un niño marginado por la sociedad, viviendo en las orillas de la exclusión, vapuleado por una televisión que palmea el orgullo por la incultura, sufriendo la tristeza infinita de sus padres abandonados en la derrota... incluso con esos "profesores buenos" que usted demanda, está en el otro lado. 

Y nosotros lo vemos. No sé si usted, y la sociedad en general, lo ven también.

No sé qué le ha pasado. Quizá, como decía alguien en un reciente congreso, su fama de ensayista se haya eclipsado y ahora busque la gloria por el camino fácil, tal vez se haya pasado al otro bando, probablemente allí viva más cómodo.

Sin embargo, puede que usted lleve razón: vamos a evaluar a todo el mundo.

Los pedagogos cobrarán según sus resultados.

Los filósofos también.

Los médicos según los pacientes sanados.

Los barrenderos según los metros cuadrados barridos.

Los padres según los valores y responsabilidad, y disciplina, y alegría, con que sus hijos llegan a la escuela.

Los arquitectos, jo los arquitectos, según la belleza y coste de sus edificios.

Los inspectores de Hacienda, también según sus resultados sobre el fin del fraude fiscal.

Los Medios de Comunicación, según su grado de responsabilidad sobre la veracidad, la no manipulación, y su labor de concienciación social en lo refererido a la Educación y a la Cultura en general.

La Banca, según los datos de Acción Social y de falta de oscurantismo en sus prácticas. Y también según sus resultados en la creación de riqueza y bienestar social.

Los empresarios según su compromiso con los trabajadores y la justicia de sus salarios. 

Y los políticos, según el grado de cumplimiento de sus promesas y la honradez demostrada... mejor lo dejamos.

Señor Marina, por supuesto que hay profesores mejores que otros (como hay cajeros mejores que otros, médicos mejores que otros, funcionarios de Hacienda mejores que otros...). Por supuesto que todos debemos intentar mejorar en nuestro quehacer diario, pero sus palabras, la directez de su sintaxis connotan una agresividad inadmisible. 

Pareciera que usted ha querido pasar a formar parte de ese coro de francotiradores que siempre apuntan en la misma dirección, nunca en la global, esa no interesa.

Que le vaya bien en su nuevo planeta, señor Marina.



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("Cuando la secretaria de Estado de Educación afirma que "el gasto en Educación se ha destinado a subir el salario de los profesores", está mintiendo, y sabe que está mintiendo... Mienten sobre los profesores, y sobre tantas cosas, para que aquí abajo, en la arena de este circo indecente, nos sigamos peleando entre nosotros, mientras unos pocos se lo llevan todo... Mienten sobre los profesores para sentirse fuertes, amarrados con su vileza a esta dictadura de la indecencia...)

("Tú, que no has levantado la voz para denunciar las muertes por no atención sanitaria, los suicidios provocados por los bancos usureros, esos a los que debéis, esos a los que os debéis, ¿tú te atreves a hablar de mí y de mis compañeros? Tú no tienes derecho a hablar de mí")



(Para fragmentar la sociedad, y pretender que sólo los jóvenes de las clases superiores tengan acceso a la información, al conocimiento... tengan acceso al poder... no podemos permitir que les quiten lo que entre todos les hemos dado. Que no les roben lo que es suyo")










'VERSOS QUE LEO, Y RELEO, DE ZHIVKA BALTAZHIEVA'

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Palabras que se clavan en en el origen, en eso que algunos llevan demasiado tiempo llamando el ser.

Horizonte de la desaparición: Y tras él nuevos mundos o ¿nueva esclavitud?



Abatidos subjuntivos, sílabas alucinadas

bajo la herrumbre de las miradas.


La luz esférica metaboliza los campos,

enormes moléculas de cromosomas de promiscuo

destino.


Y cualquier palabra será equívoca,

sólo signo de mi estupor

en el aire errático

del Universo sin forma ni cantidad.


Observo.


Ningún umbral se advierte,

ni entrada en lo otro

y el ser.


Planea impune

alguna respuesta predeterminada

y barre pájaros, flores,

caminos.

Me enferma. Me enferma.

Me enferma.

¿Observar


a dónde me lleva?


Ni amparo,

ni tierra sacra.


Horizonte de la desaparición:

Y tras él

nuevos mundos

o ¿nueva


esclavitud?





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("... Me traspasa como si fuera  la convulsión febril del universo, la incertidumbre en persona, la asfixia de la felicidad, el último adiós de la vida... Y mi amor se queda sin vocablos.")









'NUEVAS TRIBULACIONES DEL JOVEN @WERTHER', por Ernesto Hernández Busto

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"Para un nuevo y democratizado @Werther, que se asomara hoy a la disyuntiva de su antepasado y enviara larguísimos e-mails a su mejor amigo contándole sus cuitas, el suicidio sería una opción a competir con Ashley Madison... Por otro lado, ¿a qué joven se le ocurriría suicidarse por amor sin anunciarlo antes en Facebook o en Instagram? En este mundo..., impera el ruido. Todo deseo ha sido normalizado y repartido en compartimentos cada vez más accesibles, pero también más frívolos"




NUEVAS TRIBULACIONES DEL JOVEN @WERTHER

Leía hace poco una entrevista en la que Álvaro Delgado-Gal comenta cierta idea expuesta en su libro Buscando el cero;a saber: que eso que conocemos como amor romántico, en el que la persona no actúa guiada por la razón, fue durante mucho tiempo una suerte de privilegio social. También en los sentimientos se actúa muchas veces siguiendo las normas de la elección racional, esas que permiten paliar la escasez de recursos y garantizar la subsistencia propia o de las crías. Desde este punto de vista, el amor, en su acepción romántica, sería una especie de enfermedad o un lujo.
Me llamó la atención esta manera ultrarrealista de abordar una irrefutable evidencia histórica: que en Occidente, al menos, el asunto del amor fue durante mucho tiempo cosa de clases bien situadas, cortesanos, estratos privilegiados o cercanos al privilegio. “Una de las consecuencias de la democracia y la extensión del bienestar”, recuerda Delgado-Gal, “que de facto crecen en paralelo, es el hecho de que mucha gente pueda plantearse oportunidades que habrían sido inimaginables para una o dos generaciones anteriores”. Me preguntaba yo qué había pasado últimamente con esa igualdad de oportunidades sentimentales en el mundo democratizado, y lamenté entonces que ese libro del filósofo, dedicado a la “revolución moderna en la literatura y el arte”, no extendiera su análisis a evidencias más recientes, posmodernas, si se quiere. Porque creo que las nuevas lógicas de nuestra era digital significan también el fin de cierta cultura amorosa.
este “nuevo orden amoroso” se define por la oferta multiplicada a la carta: vale todo menos el riesgo
Miremos alrededor. El primer resultado de la proliferación de los sitios de intercambio sentimental es, por supuesto, un incremento de la oferta. Si antes la gente decidía casarse luego de conciliar la pasión con la pereza —o con la duda: ¿encontraré a alguien que reúna mis requerimientos básicos?—, ahora el compromiso se piensa con más calma, sabiendo que siempre podrán encontrarse nuevas opciones en el casi inagotable semillero del mundo virtual.
Materia de reportajes de todo tipo —desde las llamadas revistas del corazón hasta el periodismo más sesudo—, este “nuevo orden amoroso” se define por la oferta multiplicada a la carta: vale todo menos el riesgo; aquel factor sorpresa que antes parecía inseparable de lo romántico se ha convertido en una mercancía devaluada. Se busca una armonía elemental, a-dramática, donde se intercambian estereotipos y el deseo se reconduce hacia una imagen prevista, lugar cercano o smooth connection: la moda Tinder, así bautizada por la aplicación que encarna ese modo de socialidad erótica, es un buen ejemplo de la “positividad” y el corto plazo que el filósofo Byung-Chul Han considera cualidades inherentes a lo digital. Este medio, al que define como “pobre en mirada”, nos aleja cada vez más del otro, mientras el touchscreen,esa obsesiva necesidad de palpar una pantalla, elimina aquella distancia que constituye al otro en su alteridad. “Se puede palpar la imagen”, dice Han, “tocarla directamente, porque ha perdido ya la mirada, la faz”.
Según la teoría de la elección racional, en un mundo premoderno el amor no podía ser otra cosa que una enfermedad. Desde el príncipe Genji hasta las heroínas de Downton Abbey, la pasión es desgaste, dispendio, reto y riesgo. Los avatares de este fatum romántico están bien ilustrados en la más célebre de las novelas de amor moderno, Las tribulaciones del joven Werther, de Goethe. Enamorado sin remedio de Carlota, el protagonista no ve otra salida al triángulo asfixiante de su pasión que el suicidio, y su ejemplo se extenderá enseguida por toda la cultura europea. Lejos de la minoría bohemia asociada al malditismo moderno, aquella “gente especial” que decidía cumplir con el “atrévete a ser quien eres”, la nueva “masa sentimental” ha hecho de la seducción una forma de desconocer —y desconocerse—. Una declaración de amor eterno es hoy, sin duda, mucho más transgresora que el sexo itinerante, plebeyo, democratizado. Bajo la máscara de “más oportunidades”, la nueva erótica digital sortea cualquier confesión pasional, cualquier cosa que implique una elección (necesariamente imperfecta e incompleta) por encima de la suma de relaciones virtuales, esa utopía de los amores posibles o perfección imaginaria vestida de oportunidad inagotable.
Stendhal, Tolstói, Proust, Flaubert, Balzac, James... llevan a la novela el drama de la elección racional, la batalla entre el amor romántico, casi siempre frustrado, y los imperativos prácticos. Pero cualquiera que lea las nuevas sagas amorosas posmodernas, a Tao Lin, por ejemplo, o a Bret Easton Ellis, convendrá en que estamos ya muy lejos de aquel proceso imaginario que definía lo erótico: la tensión entre objetividad y deseo. Otras, más inmediatas y simplonas, son ya las lógicas de la passio, y me temo que una literatura sentimentalmente empobrecida y laxa es apenas otra víctima colateral de la era hipster.
qué pasa con el amor, y qué perdemos, cuando este se convierte en rehén digital del “negocio del ocio”
Para un nuevo y democratizado @Werther, que se asomara hoy a la disyuntiva de su antepasado y enviara larguísimos e-mails a su mejor amigo contándole sus cuitas, el suicidio sería una opción a competir con Match, Ashley Madison, OKCupid o Luxy, el “Tinder sin gente pobre”. Y lo mismo sucede de la otra parte. Por otro lado, ¿a qué joven se le ocurriría suicidarse por amor sin anunciarlo antes en Facebook o en Instagram? En este mundo, como en tantas otras cosas de nuestra vida actual, impera el ruido. Todo deseo ha sido normalizado y repartido en compartimentos cada vez más accesibles, pero también más frívolos. La pornografía ha devenido el modelo de lo sexual. Todos quieren amar pero nadie quiere complicarse: las relaciones de los más jóvenes tienen la consistencia efímera del link; es menos relación. Tenemos cada vez más tiempo libre para amar, pero nos cuesta hacerlo en profundidad, sin las prótesis de redes sociales.
Han pasado los siglos, por supuesto. Ni los poetas latinos ni los novelistas modernos habrían podido imaginar la más brutal de las perversiones sentimentales: qué pasa con el amor, y qué perdemos, cuando este se convierte en rehén digital del “negocio del ocio”.Hay un célebre poema de Catulo, el Carmen LI, en el que después de describir la pasión amorosa en los mismos términos de su famosa predecesora, Safo, el poeta hace un guiño irónico y se alecciona a sí mismo: “No te conviene, Catulo, este ocio, / con el ocio te exaltas y consumes, / el mismo ocio que arruinara a tantos / reyes y ciudades felices”. Los exégetas explican la contraposición latina entre otium (el tiempo estrictamente personal, dedicado a las emociones y al cuidado de sí) y negotium,los empeños civiles cotidianos, las cosas de la ciudad. De la misma manera que el negotium —o el determinismo económico de la elección racional— no debe regir el mundo del amor y los sentimientos, para Catulo el otium en estado puro favorece otro tipo de malestar, una tentación narcisista y autodestructiva irreconciliable con la felicidad.
Ernesto Hernández Busto es ensayista (premio Casa de América 2004). Sus libros más recientes: La ruta natural (Vaso Roto) y Diario de Kioto (Cuadrivio).
(Fuente: El País)

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'EL HÉROE DE TU INFANCIA', por Gabriel García de Oro / 'EL JARDÍN ENCANTADO', de Italo Calvino

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Chesterton, “los cuentos de hadas son más que reales; no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos enseñan que se puede vencer a los dragones”. ¿Y quién no tiene dragones en su vida para vencer?

... deberemos emprender este viaje, no renunciar a la aventura que nos propone la vida y convertirnos en el héroe de nuestra propia existencia... Nos resistimos a abandonar nuestra zona de comodidad porque tenemos miedo a lo desconocido... no hay mejor manera de seguir aprendiendo que enseñar a los demás lo que ya sabemos"


EL HÉROE DE TU INFANCIA

Érase una vez… Cuando oímos estas palabras, algo se despierta en nuestro interior. Una conexión con aquellas ganas de saber qué pasará, a qué desafíos tendrán que enfrentarse los protagonistas. Pero hay más. También conectamos con la infancia, cuando conseguimos crecer más que en cualquier otra etapa de nuestra vida. Era un tiempo en el que teníamos expectativas, todo estaba por hacer y nada de lo que queríamos parecía imposible. Poco a poco, sin grandes lecciones, sino a través de la emoción de las aventuras, fuimos capaces por primera vez de experimentar los grandes sentimientos que nos definen como personas: justicia, valentía, lealtad, heroísmo, amor…
Con estos compañeros fuimos capaces de interiorizar valores positivos. A fuerza de querer actuar como ellos, algo de su esencia nos ayudó a formarnos. Porque, tal y como asegura Bruno Bettelheim, autor de Psicoanálisis de los cuentos de hadas, el relato infantil “al mismo tiempo que divierte al niño, le ayuda a comprenderse y alienta el desarrollo de su personalidad. Le brinda significados a diferentes niveles y enriquece su existencia de muy distintas maneras”. El famoso psiquiatra infantil nos advierte de la importancia de los cuentos de hadas en la educación, ya que ejercen una función liberadora a la vez que forman nuestra mentalidad, proporcionándonos herramientas morales, emocionales y relacionales. Es decir, ese equipo de supervivencia que necesitábamos para enfrentarnos al mundo y sus desafíos.
Si es así, ¿por qué no recuperarlos? ¿Por qué no regresar a ellos para seguir creciendo? Si lo hacemos, seguro que nos sorprenderemos y descubriremos que, como afirma G. K. Chesterton, “los cuentos de hadas son más que reales; no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos enseñan que se puede vencer a los dragones”. ¿Y quién no tiene dragones en su vida para vencer?
Joseph Campbell, en su libro El héroe de las mil caras, describió la estructura narrativa de los cuentos populares y de toda narración épica. Según el mitógrafo norteamericano, puede variar la historia, los personajes y las circunstancias, pero el esqueleto sigue siendo el mismo. Da igual que se trate de las aventuras de Simbad el Marino, o de Pinocho, o de Blancanieves; todos tienen los elementos e ingredientes del esquema de Campbell, conocido como el viaje del héroe. Y no solo ellos. Incluso La guerra de las galaxias los tiene. Y es que George Lucas fue el primer autor en reconocer que se había basado en el viaje del héroe para crear, en 1974, la más famosa saga de la historia del cine. Y en parte fue gracias a este esquema que Lucas consiguió realizar lo que muchos analistas reconocen como el cuento de hadas de nuestros días. Una narración que ha cautivado a niños de cualquier edad y que, como las grandes historias, tiene una frase mágica de entrada, que en este caso no es “Érase una vez…”, sino “Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…”.
Así, teniendo presente la estructura del héroe, podemos usarla a nuestro favor. Podemos ver por las fases por las que debe pasar todo protagonista de un cuento que merezca la pena ser contado. Tal vez no habrá emperadores galácticos ni brujas que se miran al espejo preguntándose quién es la más bonita del reino, pero habrá un desafío que nos preocupa, que nos paraliza, que nos impide avanzar. Un villano, pero en forma de jefe, de falso amigo, de relación tóxica, de nuevo negocio… Y sea como sea, deberemos emprender este viaje, no renunciar a la aventura que nos propone la vida y convertirnos en el héroe de nuestra propia existencia. Es decir, estar más cerca de la persona que queríamos ser cuando escuchábamos esas historias antes de ir a dormir.
• El mundo ordinario. Así empieza el esquema del viaje del héroe de Campbell; es decir, con nuestra vida tal y como es antes de emprender nuestra búsqueda. La realidad en la que estamos y de la que nos va a costar salir. Nos sentimos, a pesar de todo, cómodos y seguros. Es lo conocido y rutinario.
• La llamada de la aventura. Es cuando nos damos cuenta de que en nuestro tranquilo mundo hay algo que ya no funciona. Algo se ha colado en la tranquilidad del día a día. Se empieza a plantear un desafío, un reto, una aventura. Puede ser, por ejemplo, que, sin saber muy bien por qué, empecemos a no sentirnos realizados en nuestro trabajo o consideremos la necesidad de más responsabilidades y nuevos horizontes profesionales. O que aparezca una nueva vocación en nuestro interior, o las ganas de cambiar de sector. Cualquier cosa que avecine nubes en el despejado cielo de nuestro día a día. Cada uno tendrá su llamada y cada uno sabrá que no es algo pasajero, una incomodidad que se despejará sola. Es algo que reconocemos como que necesitamos probar.
• El rechazo. Intentamos convencernos de que se trata de nubes de paso. En esta etapa aparecen pensamientos del tipo “Estoy bien en mi trabajo, cobro un buen sueldo y tengo un horario cómodo”, “Esto no va conmigo, yo ya no tengo edad”, “A mí no me pasan estas cosas”. Seguro que todos hemos tenido esos pensamientos que pretenden salvar nuestro mundo ordinario. Nos resistimos a abandonar nuestra zona de comodidad porque tenemos miedo a lo desconocido.
• Maestro, mentor o ayuda sobrenatural. Aquí, en este punto de la historia, aparece el maestro. Puede tener muchas formas. A veces es simplemente una influencia positiva que da alas a nuestros sueños. Puede tratarse de un business angel, en el caso de un emprendedor, o de un head hunter, si estamos buscando trabajo. O de un amigo que nos brinda un buen consejo. Puede tener forma, incluso, de “ayuda sobrenatural”, que llevado fuera del cine debemos entenderlo como aquel cúmulo de casualidades inexplicables que ocurren cuando estamos en la fase de búsqueda.
• Cruzar el umbral. En las cinco anteriores etapas aún nos encontramos, según el esquema de Campbell, en nuestro mundo ordinario. Ahora sí. Decidimos cruzar. Salir de nuestra zona de comodidad. Hemos aceptado esa llamada que ha crecido en nuestro interior, ya sea perseguir esa vocación, o presentarnos a esa oposición, o aspirar a ese ascenso, o lanzarnos a esa relación amorosa que nos atemorizaba. Da igual. Lo cierto es que hemos decidido cruzar el umbral y adentrarnos en un nuevo mundo.
• Pruebas, aliados y enemigos. Imaginemos que hemos decidido convertirnos en emprendedores. Aquí, en este punto, aparecen las primeras pruebas, conocemos a gente que se convierte en nuevos amigos, en inesperados compañeros del viaje. Pero todo tiene su reverso, así que también conoceremos enemigos y adversarios. Aparecerán nuevos problemas que requerirán de nuevas soluciones.
• Acercamiento. Las nuevas circunstancias y las cosas que ya hemos vivido consiguen que estrechemos lazos con nuestros nuevos aliados. Crecemos con ellos, compartimos momentos de aprendizaje y vulnerabilidad. Poco a poco nos vamos sintiendo preparados para afrontar los desafíos que se presentan en el horizonte. Y, sobre todo, para la primera gran prueba del viaje. Todo ha sido una preparación que nos lleva hasta el próximo punto de nuestra propia historia.
• La gran prueba. Es ese momento para el que nos hemos estado preparando. Es esa presentación a unos inversores, es ese leer el primer capítulo de la novela delante de nuestros compañeros de taller literario, es lo que sea, pero es una prueba que nos enfrentará a nuestros propios miedos y a nosotros mismos.
• Tesoro. Nos hemos enfrentado a la gran prueba y a nosotros mismos, y salimos reforzados y recompensados. Conseguimos algo importante, un tesoro personal que nos indica que estamos avanzando. Ya no somos los mismos que decidieron abandonar la zona de confort. Podría parecer que aquí acaba la aventura. Pero no es así. Aún faltan tres pasos para completar nuestro viaje.
• Regreso. Hay un momento en el que deberemos regresar a nuestro mundo ordinario e incorporar nuestras nuevas vivencias en él. En el camino de vuelta nos encontraremos con nuevos desafíos y una prueba final que nos hará dudar. Es el primer fracaso. Una derrota que hará que nos tambaleemos.
• Resurrección del héroe. El héroe que hemos despertado en nosotros saldrá victorioso de la última gran prueba. Es la victoria final. Esto no significa que no habrá más derrotas, más piedras en el camino o más dificultades. Significa que ya tenemos las herramientas necesarias para seguir avanzando, que ya hemos incorporado todo lo necesario para que miremos los desafíos con confianza. Hemos ampliado nuestra área de comodidad.
• Regreso con el elixir. Volvemos a nuestro mundo ordinario. Ya no somos los mismos. Ahora debemos compartir con los demás todo lo que hemos aprendido. Porque no hay mejor manera de seguir aprendiendo que enseñar a los demás lo que ya sabemos.
(Fuente: El País Semanal)
Italo Calvino
Italo Calvino
EL JARDÍN ENCANTADO
Giovannino y Serenella caminaban por las vías del tren. Abajo había un mar todo escamas azul oscuro azul claro; arriba un cielo apenas estriado de nubes blancas. Los rieles eran relucientes y quemaban. Por las vías se caminaba bien y se podía jugar de muchas maneras: mantener el equilibrio, él sobre un riel y ella sobre el otro, y avanzar tomados de la mano. 0 bien saltar de un durmiente a otro sin apoyar nunca el pie en las piedras. Giovannino y Serenella habían estado cazando cangrejos y ahora habían decidido explorar las vías, incluso dentro del túnel. Jugar con Serenella daba gusto porque no era como las otras niñas, que siempre tienen miedo y se echan a llorar por cualquier cosa. Cuando Giovannino decía: “Vamos allá”, Serenella lo seguía siempre sin discutir.
¡Deng! Sobresaltados miraron hacia arriba. Era el disco de un poste de señales que se había movido. Parecía una cigüeña de hierro que hubiera cerrado bruscamente el pico. Se quedaron un momento con la nariz levantada; ¡qué lástima no haberlo visto! No volvería a repetirse.

-Está a punto de llegar un tren -dijo Giovannino.

Serenella no se movió de la vía.

-¿Por dónde? -preguntó.

Giovannino miró a su alrededor, con aire de saber. Señaló el agujero negro del túnel que se veía ya límpido, ya desenfocado, a través del vapor invisible que temblaba sobre las piedras del camino.

-Por allí -dijo. Parecía oír ya el oscuro resoplido que venía del túnel y vérselo venir encima, escupiendo humo y fuego, las ruedas tragándose los rieles implacablemente.

-¿Dónde vamos, Giovannino?
Había, del lado del mar, grandes pitas grises, erizadas de púas impenetrables. Del lado de la colina corría un seto de ipomeas cargadas de hojas y sin flores. El tren aún no se oía: tal vez corría con la locomotora apagada, sin ruido, y saltaría de pronto sobre ellos. Pero Giovannino había encontrado ya un hueco en el seto.

-Por ahí.

Debajo de las trepadoras había una vieja alambrada en ruinas. En cierto lugar se enroscaba como el ángulo de una hoja de papel. Giovannino había desaparecido casi y se escabullía por el seto.

-¡Dame la mano, Giovannino!

Se hallaron en el rincón de un jardín, los dos a cuatro patas en un arriate, el pelo lleno de hojas secas y de tierra. Alrededor todo callaba, no se movía una hoja. “Vamos” dijo Giovannino y Serenella dijo: “Sí”.

Había grandes y antiguos eucaliptos de color carne y senderos de pedregullo. Giovannino y Serenella iban de puntillas, atentos al crujido de los guijarros bajo sus pasos. ¿Y si en ese momento llegaran los dueños?

Todo era tan hermoso: bóvedas estrechas y altísimas de curvas hojas de eucaliptos y retazos de cielo, sólo que sentían dentro esa ansiedad porque el jardín no era de ellos y porque tal vez fueran expulsados en un instante. Pero no se oía ruido alguno. De un arbusto de madroño, en un recodo, unos gorriones alzaron el vuelo rumorosos. Después volvió el silencio. ¿Sería un jardín abandonado?

Pero en cierto lugar la sombra de los árboles terminaba y se encontraron a cielo abierto, delante de unos bancales de petunias y volúbilis bien cuidados, y senderos y balaustradas y espalderas de boj. Y en lo alto del jardín, una gran casa de cristales relucientes y cortinas amarillo y naranja.

Y todo estaba desierto. Los dos niños subían cautelosos por la grava: tal vez se abrirían las ventanas de par en par y severísimos señores y señoras aparecerían en las terrazas y soltarían grandes perros por las alamedas. Cerca de una cuneta encontraron una carretilla. Giovannino la cogió por las varas y la empujó: chirriaba a cada vuelta de las ruedas con una especie de silbido. Serenella se subió y avanzaron callados, Giovannino empujando la carretilla y ella encima, a lo largo de los arriates y surtidores.

-Esa -decía de vez en cuando Serenella en voz baja, señalando una flor.

Giovannino se detenía, la cortaba y se la daba. Formaban ya un buen ramo. Pero al saltar el seto para escapar, tal vez tendría que tirarlas.

Llegaron así a una explanada y la grava terminaba y el pavimento era de cemento y baldosas. Y en medio de la explanada se abría un gran rectángulo vacío: una piscina. Se acercaron: era de mosaicos azules, llena hasta el borde de agua clara.

-¿Nos zambullimos? -preguntó Giovannino a Serenella.

Debía de ser bastante peligroso si se lo preguntaba y no se limitaba a decir: “¡Al agua!”. Pero el agua era tan límpida y azul y Serenella nunca tenía miedo. Bajó de la carretilla donde dejó el ramo. Llevaban el bañador puesto: antes habían estado cazando cangrejos. Giovannino se arrojó, no desde el trampolín porque la zambullida hubiera sido demasiado ruidosa, sino desde el borde. Llegó al fondo con los ojos abiertos y no veía más que azul, y las manos como peces rosados, no como debajo del agua del mar, llena de informes sombras verdinegras. Una sombra rosada encima: ¡Serenella! Se tomaron de la mano y emergieron en la otra punta, con cierta aprensión. No había absolutamente nadie que los viera. No era la maravilla que imaginaban: quedaba siempre ese fondo de amargura y de ansiedad, nada de todo aquello les pertenecía y de un momento a otro ¡fuera!, podían ser expulsados.

Salieron del agua y justo allí cerca de la piscina encontraron una mesa de ping-pong. Inmediatamente Giovannino golpeó la pelota con la paleta: Serenella, rápida, se la devolvió desde la otra punta. Jugaban así, con golpes ligeros para que no los oyeran desde el interior de la casa. De pronto la pelota dio un gran rebote y para detenerla Giovannino la desvió y la pelota golpeó en un gong colgado entre los pilares de una pérgola, produciendo un sonido sordo y prolongado. Los dos niños se agacharon en un arriate de ranúnculos. En seguida llegaron dos criados de chaqueta blanca con grandes bandejas, las apoyaron en una mesa redonda debajo de un parasol de rayas amarillas y anaranjadas y se marcharon.

Giovannino y Serenella se acercaron a la mesa. Había té, leche y bizcocho. No había más que sentarse y servirse. Llenaron dos tazas y cortaron dos rebanadas. Pero estaban mal sentados, en el borde de la silla, movían las rodillas. Y no lograban saborear los pasteles y el té con leche. En aquel jardín todo era así: bonito e imposible de disfrutar, con esa incomodidad dentro y ese miedo de que fuera sólo una distracción del destino y de que no tardarían en pedirles cuentas.

Se acercaron a la casa de puntillas. Mirando entre las tablillas de una persiana vieron, dentro, una hermosa habitación en penumbra, con colecciones de mariposas en las paredes. Y en la habitación había un chico pálido. Debía de ser el dueño de la casa y del jardín, agraciado de él. Estaba tendido en una mecedora y hojeaba un grueso libro ilustrado. Tenía las manos finas y blancas y un pijama cerrado hasta el cuello, a pesar de que era verano.

A los dos niños que lo espiaban por entre las tablillas de la persiana se les calmaron poco a poco los latidos del corazón. El chico rico parecía pasar las páginas y mirar a su alrededor con más ansiedad e incomodidad que ellos. Y era como si anduviese de puntillas, como temiendo que alguien pudiera venir en cualquier momento a expulsarlo, como si sintiera que el libro, la mecedora, las mariposas enmarcadas y el jardín con juegos y la merienda y la piscina y las alamedas le fueran concedidos por un enorme error y él no pudiera gozarlos y sólo experimentase la amargura de aquel error como una culpa.

El chico pálido daba vueltas por su habitación en penumbra con paso furtivo, acariciaba con sus blancos dedos los bordes de las cajas de vidrio consteladas de mariposas y se detenía a escuchar. A Giovannino y Serenella el corazón les latió aún con más fuerza. Era el miedo de que un sortilegio pesara sobre la casa y el jardín, sobre todas las cosas bellas y cómodas, como una antigua injusticia.

El sol se oscureció de nubes. Muy calladitos, Giovannino y Serenella se marcharon. Recorrieron de vuelta los senderos, con paso rápido pero sin correr. Y atravesaron gateando el seto. Entre las pitas encontraron un sendero que llevaba a la playa pequeña y pedregosa, con montones de algas que dibujaban la orilla del mar. Entonces inventaron un juego espléndido: la batalla de algas. Estuvieron arrojándoselas a la cara a puñados, hasta caer la noche. Lo bueno era que Serenella nunca lloraba.

(Fuente: Biblioteca Ciudad Seva)





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