Quantcast
Channel: Lengua y Literatura de Bachillerato... y otras cosas
Viewing all 2601 articles
Browse latest View live

'¿QUIEREN LEER? PUES A PAGAR', por Estrella de Diego

$
0
0
"¿Por qué tensar más la cuerda de estas pequeñas instituciones que a veces no tienen ni para cartuchos de impresora? Ya sabemos que no conviene que la gente lea, pero entonces lo mejor es cerrar las bibliotecas y no andar con disimulos...

lo del canon sobre préstamos de libros es la gota que colma el vaso del absurdo y llamo a la rebelión a las bibliotecas... porque llamar a la rebelión de los lectores serviría de muy poco. Al contrario, si dejáramos de leer sería una fuente de alegría para algunos"

Biblioteca Municpal 'Rafael de Pablos', Sanlúcar de Barrameda

¿QUIEREN LEER? PUES A PAGAR

Está claro que en la sociedad actual la cultura no suele verse como un derecho y un bien común. Es sobre todo una especie de artículo casi de lujo por el cual hay que pagar —y a veces incluso mucho, como prueba el IVA cultural en España, del cual parece que nos hemos olvidado—. Ahora, en el último delirio interpretativo, se quiere equiparar la política de préstamos en las bibliotecas —instituciones públicas— con los videoclubs —hasta dónde yo sé, negocios particulares—. Así, cada vez que cualquiera de nosotros tome prestado un libro, será preciso pagar un canon. La suma no la pagará directamente el usuario, aunque repercutirá directamente en él, pues será dinero que la biblioteca tendrá que detraer de sus mejoras o sus nuevas adquisiciones. Y con la situación trágica que viven algunas bibliotecas parece muy grave. Lo más absurdo no es sólo la equiparación de la biblioteca y la tienda del videoclub o el canon, sino que el dinero no llegará a los autores: se quedará en los bolsillos de unos rocambolescos intermediarios cuya función en todo este entramado de verdad que no queda nada clara.
La cosa se complica, máxime en un país como el nuestro, en el cual las bibliotecas viven a veces situaciones de penuria, sobre todo las pequeñas bibliotecas de barrio —de pueblo— que cumplen un papel encomiable al suministrar lecturas a quien no puede —o quiere— comprar libros; al ofrecer un espacio de trabajo a las personas que lo tienen en casa; o al poner a disposición del usuario que no tiene Internet a mano las formas actuales de comunicación. ¿Por qué tensar más la cuerda de estas pequeñas instituciones que a veces no tienen ni para cartuchos de impresora? Ya sabemos que no conviene que la gente lea, pero entonces lo mejor es cerrar las bibliotecas y no andar con disimulos.
Porque si la situación de penuria es clara en las bibliotecas locales, a nuestra amada y prodigiosa Biblioteca Nacional tampoco le sobran los recursos. Me da casi agobio pensar que cada vez que pido un libro en una biblioteca estoy costando dinero a la institución. Igual un día hasta cobran por el uso del asiento, no sé.
Sea como fuere, la pregunta surge indiscreta. ¿A quién beneficia este tipo de medidas? Si no beneficia a la institución, ni al usuario y, lo que es más grave, al autor, ¿dónde va a parar ese dinero y por qué? Es igual que todo el lío con los derechos de reproducción de las imágenes, que son tan altos que poco a poco están llevando a las pequeñas editoriales a prescindir de las ilustraciones, a menos que se acojan al derecho de cita contemplado por la ley de nuestro país. A veces se han dado situaciones tan locas como la de una galería que publicaba un catálogo a un joven artista —esencial para su carrera— y, al estar el artista adscrito a la empresa que controla los derechos de reproducción, esta exigía a la galería que pagara por el uso de las fotos. ¿Pagar? ¿No debería por el contrario el artista agradecer a la galería que le publicara un catálogo? Luego las cosas se arreglaron, supongo, sobre todo porque la empresa no tiene principios cerrados, sino que negocia a discreción.
Pese a todo, lo del canon sobre préstamos de libros es la gota que colma el vaso del absurdo y llamo a la rebelión a las bibliotecas —que no lo paguen—, porque llamar a la rebelión de los lectores serviría de muy poco. Al contrario, si dejáramos de leer sería una fuente de alegría para algunos.
(Fuente: Babelia, 30-08-2014)
VER TAMBIÉN:
("Por una ciudadanía civilizada" (Lema de la bibliotecas en Finlandia) "... la necesidad de garantizar las mismas oportunidades de cultivarse cultural y literariamente a la población rural, y las bibliotecas son su arma")
("Oasis en medio de un panorama desolador, cuando las bibliotecas se necesitan y se visitan más que nunca" “No hay ninguna institución que te dé tanto calor... movimientos sociales —como el 15-M— han empezado también a recolectar libros como una de sus principales actividades.")
("Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía...")




ACERCA DE 'LA DERIVA', ÚLTIMO TRABAJO DE VETUSTA MORLA, por Luis Enrique Ibáñez

$
0
0
"... la "ambigüedad premeditada" debe ser una premisa innegociable para el quehacer literario, pues sólo agarrados a ella podemos ofrecer al receptor la plurisignificación, y, a partir de ahí, el goce estético que supone el deseo de interpretar. Y creo que Vetusta Morla navega por ahí cuando se pone a escribir... 

si oímos hablar de "las cartas de amor del banco...", el mensaje se abre, el pensamiento se dispara, galopa, el análisis se regocija..."


ACERCA DE 'LA DERIVA'

Lo primero que nos llama la atención de este disco es el hecho de estar concebido como un sistema, como un conjunto de piezas interrelacionadas entre sí para cumplir una función determinada. Es evidente que el motivo central del disco, no el único, gira en torno a esta estafa que estamos padeciendo. Una estafa que ha provocado una crisis (sí, primero la estafa, luego las distintas crisis) que no es sólo económica, sino que ha sido capaz de envenenar diversos ámbitos de la realidad, de las relaciones personales, hasta penetrar, como si de una película de ciencia ficción se tratase, en el más íntimo estado psíquico de los individuos. Por eso, creemos que los distintos temas que constituyen este nuevo edificio de Vetusta Morla se muestran como habitaciones comunicadas entre sí que sirven para mostrarnos los distintos vórtices que han transmutado nuestra realidad. Sin embargo, no se trata de una obra simplemente descriptiva. Tiene una función apelativa omnipresente.

En cada rincón del disco se nos está llamando a la acción, al cambio, a la resistencia. 

La base musical que sostiene la mayoría de la canciones nos obliga a tener la sensación de estar corriendo todo el rato, no se puede parar. Esa base musical, previa, se complementa con el significante visual, con ese hombre desnudo que corre constantemente, una imagen originalísima que fuerza esa intensidad poética, de movimiento, de huida, de acción,  que ya la música había anunciado. Creo que es uno de los discos en los que más pertinente se hace escucharlo todo seguido, como si cada tema fuera un párrafo que se va uniendo a los demás hasta constituir un texto completo. Pero también, como una moderna rayuela musical, permite la lectura parcial y el desorden receptor.

Sé perfectamente que es desde el territorio rap desde donde se están adoptando las posturas más guerreras, y arriesgadas, contra este sistema que ya no se sostiene. Sin embargo, he de reconocer que, desde un punto de vista estético, disfruto más con los textos que no son lineales. Creo, como afirmaban los simbolistas franceses, que "es preciso evitar que un sentido único se imponga de golpe" y que la "ambigüedad premeditada" debe ser una premisa innegociable para el quehacer literario, pues sólo agarrados a ella podemos ofrecer al receptor la plurisignificación, y, a partir de ahí, el goce estético que supone el deseo de interpretar. Y creo que Vetusta Morla navega por ahí cuando se pone a escribir. 

Escuchar, por ejemplo, "Los banqueros son unos hijos de..." puede estar bien, incluso puede que sea necesario, urgente. Lo que ocurre es que cuando el último sonido de esa frase llega a nuestro oído, el mensaje ya se ha cerrado, no hay nada más que pensar. Por el contrario, si oímos hablar de "las cartas de amor del banco..." ('La grieta'), el mensaje se abre, el pensamiento se dispara, galopa, el análisis se regocija. Los mensajes que nos obligan a pensar perduran más tiempo en nuestra memoria, siempre.

Por todo ello, las líneas que siguen sobre algunas canciones de este disco suponen sólo el resultado de una lectura personal.

En el primer tema ya desde el mismo título se nos dice directamente en qué situación nos encontramos ahora, la metáfora no puede estar mejor elegida, vamos a 'La Deriva'. Esta canción, que también da nombre al disco completo, se nos presenta como una especie de prólogo, en el que se explica, partiendo de la situación inicial, cuáles son las intenciones de libro completo. Se nos habla de cómo hemos perdido la niñez, la inocencia, "... ya cambié el balón por gasolina. Ha prendido el bosque al incendiar la orilla, feriantes poniendo precio a mi agonía..." Vamos a la deriva, "ya no hay timón en la deriva", sí, pero siempre hay que mantener abiertas la puertas a la posibilidad, "habrá que inventarse una salida, una guarida". Mantener, si no moriríamos, la esperanza, "hay esperanza en la deriva".


El tema 'Golpe maestro' supone un puñetazo seco en nuestra consciencia paralizada. Nos quiere hablar del golpe de estado financiero con el que nos han tumbado, un atraco perfecto, un golpe maestro. Seguimos corriendo, siempre corriendo, mientras se nos recuerda que Ellos (todos podemos imaginar que esa terrorífica tercera persona del plural esconde a los grandes bancos y empresas y compinches de atraco, los gobiernos lacayos y recompensados) "cambiaron paz por deudas... robaron la miel de las colmenas... vendieron humo y calma, lingotes de hojalata, palacios de ceniza... fundieron plomo y cobre, pusieron sal en sobres". 

También nos anuncian esa represión que ya habita con nosotros todos los días, "... y la patrulla nos detuvo por mirar...". Y, probablemente, lo peor no fue todo lo que nos robaron (nos están robando), lo más grave fue que mientras lo hacían iban consiguiendo dejarnos a todos en estado de coma, como sin poder de reacción, "... no nos dejaron ni banderas que agitar... dejarnos sin ganas de vencer... quitarnos la sed... no nos dejaron mapas en la oscuridad". 

Y es que ahí reside la verdadera tragedia de todo los que nos está ocurriendo, en cómo gran parte de la población percibe lo que está pasando como algo inevitable, algo contra lo que no se puede hacer nada, dejarnos sin ganas de vencer. Esta idea quedará subrayada después en otro tema, ese pensar que tenemos lo que nos merecemos, que debemos arrepentirnos de pecados que no hemos cometido (ver 'Arrepentíos', de Gustavo Dessal), ese creernos esa estupidez teledirigida de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, aquí lo único que ocurre es que nos están robando por encima de nuestras posibilidades. 

En 'Cuarteles de invierno' se dice "fue tan largo el duelo que al final casi lo confundo con mi hogar". Y aquí, ahora, mucha gente está empezando a creer, o lo cree ya, que es normal que estemos así. Como en aquella viñeta de El Roto, la de esas personas dentro del túnel, en la que podíamos leer "Con el paso del tiempo, la gente se acostumbró a vivir dentro del túnel y dejó de intentar encontrar una salida...". Esas personas (nosotros) llevaban tanto tiempo allí que también confundieron el túnel con su verdadero hogar.



Sin embargo, el final de 'Golpe maestro' nos regala un giro ideológico, un ¡vamos! nadaliano irrenunciable, nos abre de nuevo la puerta a la esperanza, enlazando con el tema anterior, "... hay un testigo, nos han dejado vivos... nos queda garganta, puño y pies... dejaron un rastro, ya pueden correr, vuelve la sed... hay esperanza en la deriva".



'Fuego' es un tema enigmático que arranca otra vez con con ese ellos elíptico que ya nos pone en alerta, que nos incita a querer saber qué o quiénes se esconden tras la ubicua y plural tercera persona, siempre amenazante, "Trajeron ropas para impresionar, trapos y pieles en forma de abrigo...". ¿Por qué nos quieren impresionar? ¿Acaso quieren cambiar el color de nuestros deseos? ¿O, sencillamente, quieren crearnos necesidades que no tenemos para que permanezcamos quietos de pensamiento, siempre con el deseo estúpido atado a la espalda, consumidores siempre, adictos al sistema, esclavos? 

Es cierto, alguien no, nosotros hemos olvidado que lo mejor de nuestra existencia ya lo llevamos dentro, no está afuera, "el fuego lo guardo yo". Pero ellos, malditos ellos, nos han hecho creer que tenemos otros enemigos que no son ellos, que debemos protegernos de otros que no existen, que no existen como enemigos, "¿quién quiere guardarse si no existe enemigo?", que debemos temer aquello que no conocemos, "¿quién quiere ocultarse de lo desconocido?" Por eso "cosieron ojos a mi espalda... y la vacunas de un recién nacido", miedo, mucho miedo, para que olvidemos lo esencial, para que mientras estamos asustados, ellos puedan dar el golpe maestro, y olvidemos para siempre que el fuego es nuestro, lo llevamos nosotros, lo guardamos. 

Lo único que tenemos que hacer es sacarlo otra vez.

Al principio mencionamos el tema 'La grieta' para hablar del chispazo que supone la expresión "las cartas de amor del banco", en contraposición con otros mensajes más planos. En esta canción volvemos sentir "la mima sed,  un hambre atroz, vacío en el desayuno... gas letal".  Un paisaje vital que nos obliga a pensar que "parece tan oportuno escapar", pero siempre "la misma pared", y claro "parece imposible irse sin más". Y es entonces cuando se hace inevitable el estallido, "... ese mundo pide a gritos un castigo, un insulto, una grieta, un vendaval, un shock profundo, pide a gritos un final".

Puede que lo se nos esté pidiendo a nosotros no sea otra cosa que la misma revolución, "¿no hace un día precioso para explosionar?" nos pregunta Nacho Vegas en su último disco, Resituación.



Una de las armas de destrucción masiva del pensamiento más utilizadas por el sistema de poder, en estos años de heridas sin cerrar, ha sido, era lógico, la continua perversión del lenguaje, el vaciamiento de las palabras, su adulteración. Cuando nos roban el lenguaje, y lo han hecho, lo están haciendo, nos dejan ciegos, confundidos en la niebla, sin armas, sin "mapas en las oscuridad", sin "linternas". Son muchísimos los artículos, sesudos y no tan sesudos, que se han escrito sobre esta horfandad provocada de palabras, sobre esa malvada prostitución de la comunicación, de los medios. Nosotros mismos, en un artículo de hace ya meses, pedíamos a los profesores de Lengua que alertaran sobre ese hurto lingüístico: "... ¿Nos vamos a resistir a hablarles de la perversión del lenguaje, de la manipulación de términos que el sistema de poder está ejerciendo ahora mismo, con una obsesión inaudita, pero necesaria para sus intereses? ¿No vamos a mencionarles ejemplos, como "optimización de recursos", en lugar de "despidos masivos"? O cómo han conseguido que al oír la palabra "antisistema", la imagen del demonio con cuernos y rabo se instale cómoda en nuestro pensamiento."  ('La voz de los maestros')

Pues bien, Vetusta Morla, en 'Alto' también hace referencia a la necesidad de parar también la estafa lingüística, tan necesaria para la otra. Otra vez ese ellos, esa tercera persona invisible y fatal, esos hombre ¿de negro?, esos invasores de todo que "visten uniformes de alquiler, crean confusión; tienen un encargo... llevan por aquí demasiados años". Esos hombres, creo que ya sabemos quiénes son, "vienen decididos a robar de cada expresión su significado". Están consiguiendo que este infierno no acabe nunca, "la próxima vez ya dura demasiado". Hay que ir con cuidado, "van a fumigar todos los campos,


todas las palabras del lugar se han intoxicado"


Por último, queremos hacer referencia al tema 'Las salas de espera'. En principio, el mismo título nos lleva a pensar en los maltratados enfermos, en los despreciados hospitales que hoy parecen recuerdos de un sueño imposible. No obstante, enseguida advertimos que el valor semántico de "salas de espera" se ensancha, y ya no alude solo a las salas de esos edificios tan necesarios y denostados.

Son nuestras vidas las que se han convertido en infinitas salas de espera en "este otoño sin respiración" en el que "cada rostro es la cruz de un pastor sin rebaño".

Pasamos por aquí, van a subastar calma, control y noches en vela... quieren (queremos) recordar cómo y por qué se vieron (nos vimos) en esta
queremos olvidar nuestra condición de marionetas

un artista más en el Festival de la Paciencia"


Terminamos, no sin antes agradecer sinceramente a los chicos de Vetusta Morla, no sólo su compromiso social, si, quizá sobre todo, su respeto por el lenguaje, por las palabras, su compromiso ineludible con ese decir distinto que, al ser diferente, se torna mucho más eficaz.

Ellos mismos lo afirmaron en un trabajo anterior:

Descubrimos al final, las palabras que no existen nos pueden salvar

Que así sea.





TRES CUENTOS DE AUGUSTO MONTERROSO: 'EL MONO QUE QUISO SER ESCRITOR SATÍRICO'...

$
0
0
"... renunció a ser escritor satírico y le empezó a dar por la Mística y el Amor y esas cosas; pero a raíz de eso, ya se sabe cómo es la gente, todos dijeron que se había vuelto loco..."


El mono que quiso ser escritor satírico

En la selva vivía una vez un Mono que quiso ser escritor satírico.

Estudió mucho, pero pronto se dio cuenta de que para ser escritor satírico le faltaba conocer a la gente y se aplicó a visitar a todos y a ir a los cocteles y a observarlos por el rabo del ojo mientras estaban distraídos con la copa en la mano.

Como era de veras gracioso y sus ágiles piruetas entretenían a los otros animales, en cualquier parte era bien recibido y él perfeccionó el arte de ser mejor recibido aún.

No había quien no se encantara con su conversación y cuando llegaba era agasajado con júbilo tanto por las Monas como por los esposos de las Monas y por los demás habitantes de la Selva, ante los cuales, por contrarios que fueran a él en política internacional, nacional o doméstica, se mostraba invariablemente comprensivo; siempre, claro, con el ánimo de investigar a fondo la naturaleza humana y poder retratarla en sus sátiras.

Así llegó el momento en que entre los animales era el más experto conocedor de la naturaleza humana, sin que se le escapara nada.

Entonces, un día dijo voy a escribir en contra de los ladrones, y se fijó en la Urraca, y principió a hacerlo con entusiasmo y gozaba y se reía y se encaramaba de placer a los árboles por las cosas que se le ocurrían acerca de la Urraca; pero de repente reflexionó que entre los animales de sociedad que lo agasajaban había muchas Urracas y especialmente una, y que se iban a ver retratadas en su sátira, por suave que la escribiera, y desistió de hacerlo.

Después quiso escribir sobre los oportunistas, y puso el ojo en la Serpiente, quien por diferentes medios -auxiliares en realidad de su arte adulatorio- lograba siempre conservar, o sustituir, mejorándolos, sus cargos; pero varias Serpientes amigas suyas, y especialmente una, se sentirían aludidas, y desistió de hacerlo.

Después deseó satirizar a los laboriosos compulsivos y se detuvo en la Abeja, que trabajaba estúpidamente sin saber para qué ni para quién; pero por miedo de que sus amigos de este género, y especialmente uno, se ofendieran, terminó comparándola favorablemente con la Cigarra, que egoísta no hacia más que cantar y cantar dándoselas de poeta, y desistió de hacerlo.

Después se le ocurrió escribir contra la promiscuidad sexual y enfiló su sátira contra las Gallinas adúlteras que andaban todo el día inquietas en busca de Gallitos; pero tantas de éstas lo habían recibido que temió lastimarlas, y desistió de hacerlo.

Finalmente elaboró una lista completa de las debilidades y los defectos humanos y no encontró contra quién dirigir sus baterías, pues todos estaban en los amigos que compartían su mesa y en él mismo.

En ese momento renunció a ser escritor satírico y le empezó a dar por la Mística y el Amor y esas cosas; pero a raíz de eso, ya se sabe cómo es la gente, todos dijeron que se había vuelto loco y ya no lo recibieron tan bien ni con tanto gusto.

El perro que deseaba ser un ser humano

En la casa de un rico mercader de la Ciudad de México, rodeado de comodidades y de toda clase de máquinas, vivía no hace mucho tiempo un Perro al que se le había metido en la cabeza convertirse en un ser humano, y trabajaba con ahínco en esto.

Al cabo de varios años, y después de persistentes esfuerzos sobre sí mismo, caminaba con facilidad en dos patas y a veces sentía que estaba ya a punto de ser un hombre, excepto por el hecho de que no mordía, movía la cola cuando encontraba a algún conocido, daba tres vueltas antes de acostarse, salivaba cuando oía las campanas de la iglesia, y por las noches se subía a una barda a gemir viendo largamente a la luna.

Caballo imaginando a Dios

"A pesar de lo que digan, la idea de un cielo habitado por Caballos y presidido por un Dios con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental, razonaba los otros días el caballo.

Todo el mundo sabe -continuaba en su razonamiento- que si los Caballos fuéramos capaces de imaginar a Dios lo imaginaríamos en forma de Jinete."

(Fuente textos: Biblioteca Ciudad Seva)

MÁS DE MONTERROSO EN ESTE SITIO:




SOBRE EL AUTOR:

Aunque nació en Tegucigalpa, capital de Honduras, su nacionalidad es la guatemalteca y desde 1944 su residencia habitual se halla en México, país al que se trasladó por motivos políticos. Desde muy joven se implicó en la actividad política de su país, que compaginó con la temprana actividad en el campo de la literatura. Ya había publicado algunos relatos cuando participó en la fundación de la revista Acento, que sería uno de los núcleos intelectuales más inquietos de Guatemala en una época de incesantes convulsiones sociales: la controvertida presidencia del liberal Jorge Ubico Castañeda, los alzamientos populares de 1944, sucesivos cuartelazos y la omnipresencia en todos los órdenes de la vida nacional de la compañía estadounidense United Fruit Company, son algunos de los episodios más representativos de este periodo. En el exilio, Augusto Monterroso comienza a publicar sus textos a partir de 1959, cuando entregó a la imprenta Obras completas (y otros cuentos), colección de historias donde ya se prefiguran los rasgos fundamentales de lo que será su personalísima narrativa. Una prosa concisa, sencilla, accesible, donde siempre late la conciencia de los grandes hitos de la literatura y una abierta inclinación hacia la parodia, la fábula y el ensayo, sienta los cimientos de un universo inquietante, cuyo idioma oficial oscilaría entre el absurdo, el humor negro y la paradoja. Otros títulos de su producción, signada siempre por la brevedad, son: La oveja negra y demás fábulas (1969), Movimiento perpetuo (1972) o la novela Lo demás es silencio (1978), donde da vida al heterónimo Eduardo Torres. También inclasificables, aunque más próximos al área de la reflexión literaria, no exenta de creatividad y fantasía, son los textos: La letra e: fragmentos de un diario (1987), Viaje al centro de la fábula (conversaciones, 1981) o La palabra mágica (1983). Su composición -Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí- está considerada como el relato más breve de la literatura universal. Ha sido galardonado con el premio Villaurrutia en 1975 y en 1988 con la condecoración del Aguila Azteca. En 1996, año en que dio por concluido su exilio, se le otorgó el Premio 'Juan Rulfo' de narrativa y reunió en el volumen Cuentos, fábulas y lo demás es silencio el conjunto de su obra de ficción. Actuó además como intermediario en las negociaciones de paz entabladas entre el gobierno y la guerrilla revolucionaria de su país. Murió el 7 de Febrero del 2003 a consecuencia de un paro cardíaco.

(Fuente: epdlp.com)




'MI AMIGA LLEGA A SU NUEVO INSTITUTO', por Luis Enrique Ibáñez

$
0
0
"Mi amiga se siente tan indignada, tan menospreciada, que mucho me temo que su energía, su entrega a sus alumnos, durante tantos años, y tantos centros, se pierda por el desagüe de esta humillación...

Nos han aumentado las horas lectivas, el número de alumnos por aula, nos han bajado el sueldo, nos quitado las pagas extras, siguen envenenando nuestra imagen en cada ocasión que tienen, y aún así, nosotros insistimos en putearnos a nosotros mismos. Es el discurso del esclavo, otra vez..."

Un instituto, tendría que ser un paraíso

MI AMIGA LLEGA A SU NUEVO INSTITUTO

Mi amiga, que también es profesora, qué cosas, se presentó ayer en su nuevo instituto. Mi amiga lleva haciendo turismo obligado por Andalucía desde el año 1994, aunque ya hace muchos años que aprobó las oposiciones. Mi amiga estaba contenta, porque su nuevo destino está más cerca de su lugar de residencia habitual, aunque dudo mucho de que ella siga conociendo el significado de la expresión "residencia habitual".

Sin embargo, mi amiga ya no está contenta. Ayer conoció su nuevo instituto. Ella ya ha estado en muchos, y todos sabemos que cuando uno llega a un sitio nuevo no es que espere que le acaricien y le den besitos, pero sí cree que las protocolarias y necesarias frases de bienvenida, por mucho que parezcan clichés, son obligadas. Ya saben, ¿qué tal, te viene bien este destino? Aquí vas a estar bien, tú no te preocupes, poco a poco te harás a esto". Sin embargo, las frases más significativas y más inteligibles fueron "Danos tu número de móvil  y tu correo electrónico". Sí, ya sé que son cuestiones normales cuando uno llega a un sitio y tienen que registrarte.

Bueno, normales, o no tan normales. Puede que lo que pase sea que hemos sido domesticados con demasiada facilidad. Porque, digo yo, que nadie está obligado por ley a tener un teléfono móvil, ni tampoco un correo electrónico, ni, por supuesto, conexión a internet. Pero, da igual, hay que ver lo contentos, lo realizados, lo útiles, lo satisfechos que nos sentimos cuando, después de acostarnos a las dos de la mañana, vamos al instituto cantando aquella canción de María Ostiz, "un pueblo es, un pueblo es, un pueblo es, abrir en la mañana una ventana y respirar, la sonrisa del aire en cada esquina y trabajar, y trabajar, y trabajar...", y soltamos, henchidos de felicidad, nuestra primera frase en la sala de profesores, "menos mal que anoche, por fin, a las dos de la mañana, pude meter los informes y las notas en Séneca", pobrecillo, para lo que ha quedado.

No somos más tontos porque no entrenamos. Fue la escritora Marta Sanz la que afirmó en una conferencia que los móviles que todos llevamos constituyen, en realidad, un sofisticado GPS, a eterna disposición del sistema de poder. Existen empresas privadas que, aunque paguen una mierda a sus jóvenes empleados, les regalan, eso sí, los más lujosos smartphones de última generación. No es generosidad. Es asegurarse de que podrán llamarles en cualquier momento para encargarles algún trabajito con carácter de urgencia.

A nosotros ni siquiera nos los regalan. Saben perfectamente  que utilizaremos nuestros móviles, nuestros ordenadores, nuestro gasto de luz, para lo que ellos quieran, cuando ellos quieran.

El caso es que mi amiga, la que ya no está tan contenta, continuó su triste su exploración por su nuevo instituto. Incluso se encontró con algún compañero con el que había coincidido hace veinte años. Incluso llegó a pensar que se encontraba en un sitio normal, que las personas seguían existiendo. En mitad de una conversación insustancial, pero agradable, alguien irrumpió y advirtió a mi amiga: "supongo que ya te han dicho que pronto tomarán la huella digital de tu dedo pulgar... ya sabes, para que firmes, desde mañana mismo tu entrada en el instituto a las nueve, tu salida a las dos, tengas clase, o no, tengas exámenes, o no, tengas reuniones, o no, tengas evaluaciones o no ". "Tengas dignidad, o no", pensó mi amiga cuando se lo dijeron, y yo cuando me lo contó.

Al principio comenté que estaba de coña, que me estaba tomando el pelo, su lánguida expresión me contestó que no. Lo único que acerté a decir fue que su llegada al nuevo edén me recordaba mi paso por la aduana cuando aterricé en el aeoropuerto de Nueva York.

Alguien podrá decir que la maldita huella digital facilita la firma. Yo no puedo olvidar las infinitas connotaciones, de pesadilla, que tiene una huella digital y, además, ¿para controlar qué? 

También le comentan a mi amiga, la que ya no está contenta, que, incluso se han atrevido a decir que no deben pedirse citas médicas para un lunes. Tendremos que pensar que vamos a necesitar su permiso para que nos curen.

A mí ya me da igual lo que piensen desde afuera sobre nuestro oficio. Ya estoy -estamos- cansados de explicar el trabajo que hacemos fuera de eso que llaman nuestro "horario oficial", que les den, que lo hagan ellos, ¿pero entre nosotros?

Nos han aumentado las horas lectivas, el número de alumnos por aula, nos han bajado el sueldo, nos quitado las pagas extras, siguen envenenando nuestra imagen en cada ocasión que tienen, y aún así, nosotros insistimos en putearnos a nosotros mismos. Es el discurso del esclavo, otra vez.

Sé muy bien que el trabajo de lo equipos directivos de un instituto (yo también he estado en ellos) además de no estar pagado, está sometido a enormes presiones. 

Pero eso no les da derecho, jamás, a olvidar el bando al que pertenecen.

Siempre, ahí está la Historia, cuando algunos esclavos son nombrados guardianes de otros esclavos, olvidan su condición de esclavos, y es entonces cuando los de arriba se descojonan de la risa contemplando el paisaje de abajo.

El año pasado, a principios de curso, escribí un triste artículo 'Y volvemos al curso'. Me prometí que este año no hablaría del comienzo de curso.

Sin embargo, la llegada de mi amiga a su nuevo instituto me ha obligado a escribir  estas torpes líneas. Lo siento.

Mi amiga se siente tan indignada, tan menospreciada, que mucho me temo que su energía, su entrega a sus alumnos, durante tantos años, y tantos centros, se pierda por el desagüe de esta humillación. 

Buen curso a todos. Ah, se me olvidaba, y ahí habita el chantaje de siempre, los niños no tienen culpa de nada. Vamos a darles, a pesar de todo, lo mejor de nosotros, si nos dejan.




'CIEN', por Leila Guerriero (Nicanor Parra cumple 100 años) / 'LOS PROFESORES' y 'ÚLTIMO BRINDIS', DOS POEMAS DE N.PARRA

$
0
0
"Es, para los tiempos que corren —correctitos— un poeta insoportable. Un fauno tocando heavy metalen la plaza del pueblo. Nunca, como ante él, sentí que alguien podía borrarme de la faz de la tierra con la sola fuerza de su inteligencia demencial. El viernes cumple 100 años. Habría que inventar algo para que volviera a empezar"

Nicanor Parra

CIEN

Este viernes en Chile no se hablará de otra cosa: el poeta más joven de América Latina, Nicanor Parra, cumple 100 años. Al escritor argentino Rodolfo Fogwill, fallecido en 2010, le gustaba citar esta frase de Nietszche: “Sólo el exceso de fuerza demuestra la fuerza”. Él mismo era una potencia blindada, y una de las dos personas más fuertes que conozco. La otra es Nicanor Parra. Lo vi sólo una vez —cuando él tenía 97— pero me bastó para entender que ese hombre cubierto de cicatrices y de gloria, con una conciencia ardiente de su propio talento, estaba hecho de cosas inhumanas. “Durante medio siglo / la poesía fue / el paraíso del tonto solemne. / Hasta que vine yo / y me instalé con mi montaña rusa”, escribió hace años, y desde entonces construyó una obra repleta de púas que sólo un distraído podría llamar ingeniosa (una descalificación que suele recibir). La obra de Parra parece hecha para drenar de sí mismo un malestar profundo y producir, en quien se expone a ella, un desamparo absoluto. Este año publicó un libro inédito—Temporal— e inauguró en Santiago una retrospectiva —plástica, gráfica— que incluye El pago de Chile, una instalación que muestra a los 34 presidentes de su país colgados (Piñera y Bachelet incluidos). Para recibir el Cervantes, que le dieron en 2011, su nieto leyó el discurso en su nombre. Allí, Parra decía sentirse acreedor del premio, pero por un libro “que estoy X escribir”. Es, para los tiempos que corren —correctitos— un poeta insoportable. Un fauno tocando heavy metalen la plaza del pueblo. Nunca, como ante él, sentí que alguien podía borrarme de la faz de la tierra con la sola fuerza de su inteligencia demencial. El viernes cumple 100 años. Habría que inventar algo para que volviera a empezar. Me encantaría creer que él ya lo ha inventado.

(Fuente: El País, 03-09-2014)

Los profesores

Los profesores nos volvieron locos
a preguntas que no venían al caso
cómo se suman números complejos
hay o no hay arañas en la luna
cómo murió la familia del zar
¿es posible cantar con la boca cerrada?
quién le pintó bigotes a la Gioconda
cómo se llaman los habitantes de Jerusalén
hay o no hay oxígeno en el aire
cuántos son los apóstoles de Cristo
cuál es el significado de la palabra consueta
cuáles fueron las palabras que dijo Cristo en la cruz
quién es el autor de Madame Bovary
dónde escribió Cervantes el Quijote
cómo mató David al gigante Goliat
etimología de la palabra filosofía
cuál es la capital de Venezuela
cuándo llegaron los españoles a Chile

Nadie dirá que nuestros maestros
eran unas enciclopedias rodantes
exactamente todo lo contrario:
unos modestos profesores primarios
o secundarios no recuerdo muy bien
—eso sí que de bastón y levita
como que estamos a comienzos de siglo—
no tenían para qué molestarse
en molestarnos de esa manera
salvo por razones inconfesables:
a qué tanta manía pedagógica
¡tanta crueldad en el vacío más negro!

Dentadura del tigre
nombre científico de la golondrina
de cuántas partes consta una misa solemne
cuál es la fórmula del anhídrido sulfúrico
cómo se suman fracciones de distinto denominador
estómago de los rumiantes
árbol genealógico de Felipe II
Maestros Cantores de Nuremberg
Evangelio según san Mateo
nombre cinco poetas finlandeses
etimología de la palabra etimología

Ley de la gravitación universal
a qué familia pertenece la vaca
cómo se llaman las alas de los insectos
a qué familia pertenece el ornitorrinco
mínimo común múltiplo entre dos y tres
hay o no hay tinieblas en la luz
origen del sistema solar
aparato respiratorio de los anfibios
órganos exclusivos de los peces
sistema periódico de los elementos
autor de Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis
en qué consiste el fenómeno llamado es-pe-jis-mo
cuánto demoraría un tren en llegar a la luna
cómo se dice pizarrón en francés
subraye las palabras terminadas en consonante

La verdad de las cosas
es que nosotros nos sentábamos en la diferencia
quién iba a molestarse con esas preguntas
en el mejor de los casos apenas nos hacían temblar
únicamente un malo de la cabeza
la verdadera verdad de las cosas
es que nosotros éramos gente de acción
a nuestros ojos el mundo se reducía
al tamaño de una pelota de fútbol
y patearla era nuestro delirio
nuestra razón de ser adolescentes
hubo campeonatos que se prolongaron hasta la noche
todavía me veo persiguiendo
la pelota invisible en la oscuridad
había que ser búho o murciélago
para no chocar con los muros de adobe
ése era nuestro mundo
las preguntas de nuestros profesores
pasaban gloriosamente por nuestras orejas
como agua por espalda de pato
sin perturbar la calma del universo:
partes constitutivas de la flor
a qué familia pertenece la comadreja
método de preparación del ozono
testamento político de Balmaceda
sorpresa de Cancha Rayada
por dónde entró el ejército libertador
insectos nocivos a la agricultura
cómo comienza el Poema del Cid
dibuje una garrucha diferencial
y determine la condición de equilibrio

El amable lector comprenderá
que se nos pedía más de lo justo
más de lo que estrictamente necesario:
¿determinar la altura de una nube?
¿calcular el volumen de la pirámide?
¿demostrar que raíz de dos es un número irracional?
¿aprender de memoria las Coplas de Jorge Manrique?
déjense de pamplinas con nosotros
hoy tenemos que dirimir un campeonato
pero llegaban las pruebas escritas
y a continuación las pruebas orales
(en unas de fregar cayó Caldera)
con una regularidad digna de mejor causa:

teoría electromagnética de la luz
en qué se distingue el trovador del juglar
¿es correcto decir se venden huevos?
¿sabe lo que es un pozo artesiano?
clasifique los pájaros de Chile
asesinato de Manuel Rodríguez
independencia de la Guayana Francesa
Simón Bolívar héroe o antihéroe
discurso de abdicación de O'Higgins
ustedes están más colgados que una ampolleta

Los profesores tenían razón:
en verdad en verdad
el cerebro se nos escapaba por las narices
—había que ver cómo nos castañeteaban los dientes—
a qué se deben los colores del arcoiris
hemisferios de Magdeburgo
nombre científico de la golondrina
metamorfosis de la rana
qué entiende Kant por imperativo categórico
cómo se convierten pesos chilenos a libras esterlinas
quién introdujo en Chile el colibrí
por qué no cae la Torre de Pisa
por qué no se vienen abajo los jardines flotantes de Babilonia
¿por qué no cae la luna a la tierra?
departamentos de la provincia de Ñuble
cómo se trisecta un ángulo recto
cuántos y cuáles son los poliedros regulares
éste no tiene la menor idea de nada

Hubiera preferido que me tragara la tierra
a contestar esas preguntas descabelladas
sobre todo después de los discursos moralizantes
a que nos sometían impajaritablemente día por medio
¿saben ustedes cuánto cuesta al estado
cada ciudadano chileno
desde el momento que sale de la universidad?
¡un millón de pesos de seis peniques!

Un millón de pesos de seis peniques
y seguían apuntándonos con el dedo:
cómo se explica la paradoja hidrostática
cómo se reproducen los helechos
enuméreme los volcanes de Chile
cuál es el río más largo del mundo
cómo se reproducen los elefantes
inventor de la máquina de coser
inventor de los globos aerostáticos
ustedes están más colgados que una ampolleta
van a tener que irse para la casa
y volver con sus apoderados
a conversar con el Rector del Establecimiento

Y mientras tanto la Primera Guerra Mundial
Y mientras tanto la Segunda Guerra Mundial
La adolescencia al fondo del patio
La juventud debajo de la mesa
La madurez que no se conoció
La vejez
con sus alas de insecto.



Último brindis

Lo queramos o no 
sólo tenemos tres alternativas: 
el ayer, el presente y el mañana.

Y ni siquiera tres 
porque como dice el filósofo 
el ayer es ayer 
nos pertenece sólo en el recuerdo: 
a la rosa que ya se deshojó 
no se le puede sacar otro pétalo.

Las cartas por jugar 
son solamente dos: 
el presente y el día de mañana.

Y ni siquiera dos 
porque es un hecho bien establecido 
que el presente no existe 
sino en la medida en que se hace pasado 
y ya pasó... 
como la juventud.

En resumidas cuentas 
sólo nos va quedando el mañana: 
yo levanto mi copa 
por ese día que no llega nunca 
pero que es lo único 
de lo que realmente disponemos.




'LA LIBERTAD', por Maruja Torres

$
0
0
¿No habría que hablarles a los alumnos con ese corazón y esa sabiduría de maestros que se os supone y que la mayoría poseéis, para que empiecen a comprender la vida y sus valores, el mundo y sus complejidades?

Porque cuando todo se ha pisoteado tanto, cuando los principios yacen, boqueando, en las alcantarillas, y las esperanzas tropiezan contra el muro de las rencillas y la desunión, ¿no sería hermoso empezar de nuevo, y contarles el cuento éste que vivimos, y que no es una mentira, a través del pensamiento de los grandes?

... ponerles deberes para que los revisen los padres en casa. Víctor Hugo resumido para Primaria. Y primarios"


LA LIBERTAD

No sé si escribir un artículo o una saeta. Probemos. Ayay, ayayayayay, ayay, míralos por dónde van, ayayayayayay, escolares de Primaria, ayayayay, a someterse a la LOMCE, ayayayay, ay, ay, mira tú a los profesores, ayayayayó, ayayayó… Y así, poniendo entre todos los alaridos y los motivos… ¿qué pasaría? Pues nada: quejas.
Y entre quejidos, surge la inoperancia, que tienta mucho tras la abulia veraniega o el simple cansancio después de la somanta implacable de crímenes contra la humanidad, violaciones de derechos, asesinatos de género y recortes democráticos con que la actualidad nos ha apaleado y aún suma y sigue.
Pero no, no eres tú mi cantar, que dijo el poeta. Ni de lejos. De manera que contemplemos las oportunidades, por pequeñas que sean.
Hay rebelión contra los libros de texto de la Ley Wert: comunidades autónomas y asociaciones dicen que no deben ser cambiados, que es un gasto inútil. Sintiéndolo mucho por los editores que se sacan una pasta a cada mutación educativa, me parece una gran oportunidad no el quedarse con los libros de la parida anterior -mucho menos peor que la última, por cierto-, sino el depositar el peso de la enseñanza en los profesores. Ya sé que bastante trabajo tenéis, pero ¿no sería hermoso arrumbar los libros obligatorios? ¿No habría que hablarles a los alumnos con ese corazón y esa sabiduría de maestros que se os supone y que la mayoría poseéis, para que empiecen a comprender la vida y sus valores, el mundo y sus complejidades? Ya sé que no pocos lo hacéis, luchando contra unos y otros. Pero a lo grande sería fantástico.
Porque cuando todo se ha pisoteado tanto, cuando los principios yacen, boqueando, en las alcantarillas, y las esperanzas tropiezan contra el muro de las rencillas y la desunión, ¿no sería hermoso empezar de nuevo, y contarles el cuento éste que vivimos, y que no es una mentira, a través del pensamiento de los grandes? Y, ya de paso, ponerles deberes para que los revisen los padres en casa. Víctor Hugo resumido para Primaria. Y primarios.
Seguro que es una tontuna mía, pero me ocurre cada vez más que, en lugar de lamentarme, como solía hacer, por no haber tenido estudios, ni carrera, ni becas, ni másters, bendigo esas ausencias que me obligaron a buscar el conocimiento en otras fuentes. Fuentes que me enseñaron pero que no me programaron.
No cuesta nada soñar. En esto del bien armar el espíritu para la vida pienso siempre que veo a una manada infantil en un museo, siguiendo con interés las explicaciones de un o una enseñante. Sentados, boquiabiertos, con los ojos brillantes, preguntando sin vacilar. Esponjas felices. Ahí, ahí empieza todo.
Ahí empieza, nada menos, la libertad.
(Fuente: eldiario.es)

ARTÍCULO RELACIONADO:
("Cuando damos clase, lo queramos o no, adquirimos una responsabilidad que va mucho más allá del tema concreto que estemos explicando. Todo lo que decimos y hacemos dentro del aula implica un posicionamiento ideológico. Todos nuestros mensajes, incluso aquellos que no lo desean, llevan implícita una forma de ver el mundo... ...tenemos la voz, tenemos la cultura. Y tenemos que decidir qué hacer con ellas. Y sólo cabe una respuesta. Lo demás sería vegetar sin alma por las aulas perdidas de la derrota segura")



Columna periodística: 'GLACIARES', por Juan J.Millás. PROPUESTA DE EXAMEN

$
0
0
"Todavía nos da un poco de vergüenza reconocer el daño que nos han hecho las rebajas salariales, las reformas del derecho laboral, los recortes en sanidad, educación, dependencia, justicia, libertades públicas... 

De momento, lo único que nos arrancan es la piel. A tiras"


GLACIARES

Lo de la vuelta es un concepto retórico porque este año no nos hemos ido. Hay muchos modos de quedarse en casa, casi tantos como de quedarse en el sitio. Nos han atado a junio las mismas penas a las que seguimos encadenados en septiembre. En julio y agosto cerraron los programas de la tele, pero el contribuyente no echó el cierre al pánico, no ha desenganchado, que es la expresión favorita para significar que uno rompe amarras, que se desentiende de las ansiedades del invierno. El invierno nos sigue a todas partes, el invierno no cesa ni con 40 grados a la sombra porque nos hemos instalado en una cultura económica del frío. Vivimos en plena glaciación financiera, producto de una expansión incontrolada del capitalismo isotérmico, que se extiende desde los casquetes polares del cráneo hasta los confines helados de los pies. Tenemos el glaciar en el estómago, enfriando el nudo de la angustia como el que enfría un cava inverso en la nevera.
¿Qué tal la vuelta?, nos preguntamos unos a otros fingiendo que nos hemos ido. La vuelta, bien, qué vamos a decir. Todavía nos da un poco de vergüenza reconocer el daño que nos han hecho las rebajas salariales, las reformas del derecho laboral, los recortes en sanidad, educación, dependencia, justicia, libertades públicas... Conservamos un tic de clase media antigua, le damos la vuelta a las ideas como en otro tiempo se la dábamos al abrigo. Pero el abrigo heredado del señorito era, del derecho o del revés, el abrigo del señorito. Fue un gesto heroico arrojarlo a la basura. El gesto, ahora, sería desprenderse de las ideas de los señoritos que nos han llevado a la situación de la que juran que nos van a arrancar. De momento, lo único que nos arrancan es la piel. A tiras.
(Fuente: El País, 05-09-2014)
PREGUNTAS:
1ª ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS
2ª TEMA. RESUMEN

3ª COMENTARIO CRÍTICO
Preguntas guía para el comentario crítico

1ª ¿Cómo está organizado el texto? (Estructura)
2ª ¿Qué tesis defiende el autor? (Ver Orientaciones para determinar el tema...)
3ª ¿Podrías resumir brevemente el texto con tus propias palabras?
(Las tres primeras preguntas corresponden, evidentemente, a las preguntas de Selectividad, ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS, TEMA Y RESUMEN. A partir de la cuarta pregunta comenzaría -es sólo una propuesta- el COMENTARIO CRÍTICO)
4ª ¿Qué tipo de texto es? Si es un texto literario, ¿a qué momento histórico pertenece, está "encuadrado" en algún movimiento literario?
5ª ¿Es un tema actual? ¿Crees que hay alguna idea "secundaria" importante?
6ª ¿Es un tema polémico?
7ª ¿Es un tema local/universal
8ª ¿Qé argumentos utiliza el autor para defender su tesis?
9ª ¿Es objetivo en sus planteamientos, o es subjetivo?
10ª ¿Cuáles son las “marcas lingüísticas” de su supuesta subjetividad? ¿Cuáles son las expresiones más impactantes, más significativas? Coméntalas.
11ª ¿Es un tema original?
12ª Si no lo es, ¿lo es, al menos su tratamiento, su enfoque?
13ª ¿Cuál es tu opinión?
14ª ¿Qué argumentos añadirías?
15ª ¿Qué argumentos opondrías a los del autor?
16ª ¿Puedes relacionar el texto, su tema principal, con otros textos, noticias… que conozcas?
17ª Teniendo en cuenta la intención del autor, ¿crees que ha sido eficaz? ¿Qué funciones del lenguaje predominan?
18ª ¿Cómo concluyes tu análisis, tu comentario?
4ª EXPLICAR LAS RELACIONES SINTÁCTICAS QUE SE DAN EN LAS SIGIENTES PROPOSICIONES:
Todavía nos da un poco de vergüenza reconocer el daño que nos han hecho las rebajas salariales
5ª EL LENGUAJE PERIODÍSTICO / LOS GÉNEROS DE OPINIÓN / LOS GÉNEROS INFORMATIVOS / CLASIFICACIÓN DE LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS

ENTRADA RELACIONADA:



FRAGMENTOS DE LA NOVELA (INÉDITA) 'DUELO ENTRE PALABRAS', de Luis Enrique Ibáñez

$
0
0
Alojo aquí algunos fragmentos de la novela, o relato largo, que se encuentra ahora, la pobre, en el final de un torpe proceso de revisión. Uno de ellos está acompañado del montaje literario- musical que hicimos desde Musikawa. Dos locos me acompañaron, y me sostuvieron, Santi Ortiz y Antonio Calvillo. Los textos escogidos para esta presentación fueron leídos en las tertulias literarias 'Las contras der Guerrita", en Sanlúcar.
"... dejar que esas letras indiscutibles se introdujeran como un veneno agradable en el interior de mi cuerpo. Tangos y más tangos. Seguían sonando sin parar.
Yo mismo me había convertido en materia de tango. Los límites de mi cuerpo se confundían plácidamente con la substancia fonética como si alguien hubiera mezclado células y sonidos para conformar un tejido nuevo de elasticidad imposible; las palabras se habían quedado colgadas en el aire, ocupándolo todo..."



DEL INICIO...

... ese morbo barriobajero del que tanto disfrutan ustedes será dosificado prudentemente, como  marcan los cánones de la literatura bien hecha, esa que ustedes tanto detestan. Además, si siguiera insistiendo por ahí, esto que ahora comienza se convertiría en una novelita sucieja de humor negro y escatológico, cuando mis verdaderas intenciones apuntan hacia cimas mucho más altas y bellas: las relaciones, siempre complejas, entre el Ser, el Lenguaje y esta sociedad tan gilipollas, habitada inopinadamente por multitud de individuos imbéciles...


... creo que, aunque tímidamente, quería entrar al trapo, deseaba discutir sobre el concepto de verosimilitud, y esta posibilidad me animaba a continuar con la conversación, ya que de ella podría nacer alguna reflexión curiosa acerca de las palabras y su relación con la verdad. Sentí un pequeño escalofrío de placer al pensar que aquel pobre bobo podría servirme, a modo de frontón, para cavilar, para repensar mis creencias sobre el Ser, sobre el Lenguaje; estaba empezando a comprender la utilidad práctica de esos psicoanalistas que le ayudan a uno -eso sí, interviniendo poco, ocupando casi el lugar del muerto- a ejercer consigo mismo la función fática, la más crucial de las funciones del cuerpo humano, ya que es la única que puede esquivar la locura, cuando esta comienza a asomarse por la ventana...


... pensaba utilizarlo directamente para hablar yo, y esperar pacientemente, como un cazador experimentado de noche en la espesura del bosque, sus pequeñas intervenciones, de las cuales, si yo estaba lo suficientemente lúcido, podría sacar sabrosos apuntes indirectos para mis reflexiones principales, entre las cuales ya empezaba a contar el cambio de tonalidad en la voz de las personas simples cuando creen haber descubierto un atisbo de mentira. Sí, era  maravilloso imaginar los movimientos juguetones de un cerebro que sueña ser inteligente. Podía apuntar ya que el tono al que me refería debería de tener un color algo azulado y que se percibiría como un lejano sonido cristalino, parecido al de algo bello cuando se rompe...


... Pero tenía que hacerme el loco. Debía hacerle creer que lo que acababa de decir era interesante, que esas teorías sobre el Mito, sobre el Logos, incluso sobre el Psicoanálisis llegaban vírgenes y engalanadas a mi casa y que yo me quedaba hechizado ante tamaña monumentalidad de discurso cognoscitivo. Sí, había que darle confianza para poder dar rienda suelta a su triste culturilla ramplona, ya amarilla.


DE LA CULTURA, DE ESCRIBIR…

 - ¡Qué curioso, todo el mundo sabe que la lectura es buena en sí misma, y, sin embargo, usted dice con toda tranquilidad que "afortunadamente" dejó de leer!


- Esa valoración que has hecho de la lectura podría ser bastante discutible, si todo el mundo fuera lo suficientemente sincero, claro. Soy de los que piensan que no para todas las personas el acto de leer puede resultar positivo. Creo que esa idea es fruto de una sociedad cursi y biempensante que deja toda responsabilidad al amparo de un sistema educativo que al mismo tiempo es aplastado con los endemoniados conceptos de libertad e igualdad. (En este momento me hubiera gustado ensanchar mi rollo y haberle hablado de cómo se gastan las palabras perdiendo la memoria y, por tanto, el sentido..., pero estratégicamente sabía que no debía)


- ¡Vaya! ... ¿Y usted cuando dejó de leer? (No entró al trapo. Lo pillé en un renuncio, y eso me gustó. Ya tranquilizado volví con él a la pista de patinaje)

- Pues justamente cuando mi mujer me abandonó.

- No sabía que hubiera estado casado.

- Ni yo tampoco... quiero decir que no me di cuenta.

- ¿Y cuándo le dejó? Perdone, responda sólo si quiere, a lo mejor no le apetece...

- No hombre, por Dios, no te preocupes. Se largó cuando yo me quedé paralítico. Pero supongo que fue sólo una coincidencia. (Un indiscreto dejo de lástima pareció reflejarse en su rostro)

- Vaya, lo siento. Pero creo que no lo entiendo bien, ¿por qué dejó de leer cuando ella se fue?

- ¡Hombre, para mí fue toda una liberación! Ella me introdujo sin piedad un montón de ideas locas en la cabeza. Verás, ella es socióloga y da clases en la Universidad, ¡coño! hace poco ha publicado un libro que por lo visto ha sido muy ponderado en varias revistas de psicología, se llama 'El travestismo en la sociedad moderna. Orígenes, procesos y posibles soluciones', o algo así. Sus clases magistrales siempre están abarrotadas de alumnos deseosos de beber ansiosamente de las fuentes del saber. Incluso aparece de vez en cuando por la televisión, en esas interesantes tertulias matinales que intentan hacer más agradable la vida de las amas de casa. 

Pues bien, ella me obligó a leer un sinfín de libros, martilleaba mi espíritu todos los días diciéndome que, si no leía, siempre sería un tipo vulgar -un día cambió el adjetivo "vulgar" y me amenazó vaticinando que me quedaría "plano" el resto de mi vida-, que no era merecedor de vivir con un exponente de la cultura universitaria, como ella era, y, lo que es peor, que ella misma corría el peligro de ver como su espíritu renacentista se veía encorsetado -nunca entendí porque utilizaba esta palabra- por los efectos nocivos de mi compañía. Logró cambiar totalmente la estructura de mi vida, la cual antes estaba perfectamente diseñada: el alcohol y el cine eran capaces ellos solitos de dar un sentido al paso de las horas, no necesitaba otra cosa, es más, dudaba de que hubiera otra cosa. 

La muy testaruda consiguió además algo increíble: que yo me matriculara en la carrera de Filología Hispánica, fíjate que gilipollez. Cuando me vi en aquella facultad, con una instancia en la mano, y rodeado de imberbes, pensé que la cosa había ido demasiado lejos, pero como siempre he sido un tipo muy pasivo, no tuve fuerzas para oponerme. Tuvo que ser el curso natural de los acontecimientos el que ejerciera una vez más de liberador de mi persona.

- ¡Joder! ¡Uy, perdón!... Y... ¿no siente nunca nostalgia de esas lecturas, de esos conocimientos?

- Todo lo contrario. Intento desprenderme de ellos para volver a sentirme  puro. Lo que ocurre es que a veces esas citas, esas referencias de las que hablabas se presentan sin avisar en mi cabeza, provocando que mi mente se sienta extranjera en su propia casa. Cuando las veo allí, tengo la misma impresión que produciría el hecho de encontrarse la mantequilla en el lugar donde normalmente tendría que estar el cepillo de dientes... 

Quizás estés pensando en la mecánica cuántica, y en su bastardo engendro, el concepto de probabilidad, pero yo soy un ser que piensa, y no simplemente un átomo y, por tanto, puede ser que las condiciones que en un momento dado yo considero iniciales sean realmente características disipadas de una estructura mental en estado de no-equilibrio. Aunque suene a cachondeo, todos deberíamos admitir que a veces pasamos por estados cuánticos excitados.

- ...

- ...

- ...

- Pues sí, como lo oyes, cuanto más intentaba ella desalienar mi vida, más enajenado me sentía yo. Recuerdo que hubo rachas durante aquella época en las que incluso me convenció de que yo tenía cierto talento para la escritura, y allí me tenías a mí, como un gilipollas intentando rellenar una página en blanco. Ahora lo recuerdo todo como una película en blanco y negro: aquellas noches de insomnio en las que a la luz de un mísero flexo buscaba como un loco el secreto que hiciera posible que unas cuantas palabras juntas tuvieran sentido, y ella, ¡ay, ella!... ella mirándome desde el quicio de la puerta con ese gesto antiguo de complacencia feliz con el que los viejos maestros de escuela observaban a los alumnos torpes. Todavía me escuece el alma cuando me acuerdo. En fin, ya pasó. Si no me equivoco, aún debe andar por ahí alguno de esos relatos...

- ¿Ah, sí? Me gustaría leer alguno, si a usted no le importa.

- Quizás en otro momento, ahora me encuentro algo cansado.

Con esta última frase me despedí aquel día. La pronuncié muy pausadamente, como un actor al final de una obra, y al ver su cara de desconcierto me sentí como el torero que después de varios pases, deja quieto al toro, le da la espalda, y acaricia con soberbia un gesto ciego lleno de orgullo.



Cuando se marchó, me quedé pensando durante unos minutos en la última chorrada que le había dicho. Y concluí que sería gracioso escribir cualquier tontería, enseñársela como si fuera uno de esos relatos antiguos, y esperar con emoción de neófito su linda opinión. Confiaba en poder hacerle sentir una gran pena por la triste pérdida de un talento prometedor.

Dado que me encontraba bastante fresco, nada cansado, decidí ponerme manos a la obra (claro que antes ingerí dos botes de potitos para recuperar la energía necesaria). Sabía que lo primero que debía hacer era seleccionar algunos modelos de escritor para introducirme en uno de ellos y experimentar de ese modo esa sensación especial que permite que un ser mortal se ponga tranquilamente a juntar palabras sin que por ello se sonroje o empiece a vomitar. Lo que buscaba al discurrir sobre tipos de escritor no era una cuestión de estilo, ni por supuesto temática, sino formas de escribir, quizás "formas" no sea la palabra correcta, más bien, situación mental de la persona ante el hecho de la escritura, por qué se pone uno a escribir, qué tipo de aditamentos se necesitan para sentarse y empezar, ¿cómo se lo pasa uno escribiendo? Me disponía a interpretar un papel y necesitaba, por tanto, los apuntes apropiados, algo que me permitiera  creer en el personaje. 

Por mi mente aparecieron sin anunciarse los rostros cansados de varios escritores. En primer lugar llegaron conversando amistosamente Cervantes y Poe, detrás de ellos apareció Flaubert, con cierto aire de angustia en su rostro, y, por último, corriendo desesperadamente, como muy ilusionado ante la posibilidad de prestarme su persona como modelo, apareció uno que al principio no reconocí. Se trataba de Arturo Pérez Reverte. No entiendo cómo pudo pasar: yo estaba pensando en escritores, en literatura, y de repente va este tío y se cuela por allí con toda su pose de croissant afgano, ni que decir tiene que después de echarlo a voces, cerré resolutivamente los ojos ante el temor de que cualquier otro loco engreído pudiera surgir de la nada y demandar sin fundamento su papel en la vida. Temblaba al pensar que mi cerebro se pudiera convertir en un casting loco en el que coincidieran todos esos ligeros mequetrefes que sin mérito alguno aspiran al papel del personaje principal. 

Me quedé con los tres primeros. Al primero que descarté fue a Flaubert, por ser demasiado neurótico, claro. Lo único que me faltaba a mí era vagar como un demente por toda mi casa, buscando palabras perdidas, o inexistentes, debajo de los muebles. Seguidamente, aunque con amabilidad, dejé a un lado a Allan Poe. Su supuestas excursiones por el alcohol y las drogas me resultaban demasiado cercanas como para incentivar la construcción de un personaje, yo ya no estaba para esos trotes y, además, pasar las noches de taberna en taberna, escuchando tontas historias de borrachos, creyendo que en cualquier sucio rincón podría encontrar la esencia única y  terrible del alma humana, me parecía ahora una completa estupidez. 

Sólo Cervantes despertaba mi curiosidad y animaba mi trabajo de actor. No podía idear, ni siquiera de una forma aproximada, cuál pudo ser su actitud a la hora de escribir. Pero creía tener un punto de apoyo acertado: siempre que intentaba imaginar a Cervantes sentado a la mesa, con una pluma en la mano, lo veía sonriendo, disfrutando con aquello que acababa de producir, como si un desdoblamiento asombroso le permitiera gozar simultáneamente de dos papeles, el de escritor tranquilo por un lado, y el de lector feliz, por otro, supongo que él podría demostrar sin lugar a dudas que realmente es posible unir el acto de la creación y el del goce contemplativo con el pegamento invisible del distanciamiento irónico y risueño. Parecía Dios.

Sólo me quedaba decidir el asunto. Aquí no hubo ninguna duda, ya que Samuel Beckett siempre me ha parecido la persona más sincera de estos últimos siglos. Y, de todas formas, en caso de ponerme a bromear con las palabras, sabía que solamente ellas y yo podíamos ataviar motivos serios para la acción. Fui al water, cagué tranquilo y contento, a gusto conmigo mismo, volví a la sala y, sin pensar en nada, solté alegremente mi mano para que sin pudor alguno pariera unos cuantos párrafos que no tendrían ningún sentido, pero que probablemente resultarían aparentes, ya saben a qué me refiero. 

No había pasado media hora cuando mis dedos se detuvieron satisfechos. No encontré ninguna razón para leer lo que acababa de pasar. Me fui feliz a la cama, con una conciencia proyectada, algo más que tranquila.

Sin embargo mis sueños no fueron tan sosegados. Cientos de sentencias llenas de soberbia  se arremolinaban a mi alrededor como vampiros desesperados por chupar mi intelecto. Ahora supe lo que Johnatan Harker pudo sentir la noche del 16 de mayo. Aquellos pensamientos malignos coqueteaban de forma voluptuosa con mi psique desquiciada pero, a diferencia de mi colega, ningún jefe especial apareció por allí para distraerlos con algún alimento más conveniente. 

Viejas máximas disfrazadas de mujeres hermosas, axiomas sin sentido que mostraban sus dientes de acero, promiscuas reflexiones besaban mi cuerpo como gatas en celo... Una maldita frase alemana parecía capitanear a las demás. Se trataba de un viejo y conocido aserto procedente de un llamado poeta, "La palabra es el falo del espíritu". 

Esta cantinela sonaba machaconamente en mi cabeza, mientras otras no menos terribles marcaban un siniestro compás; entre ellas había dos en especial que parecían sincronizarse como dos amantes utópicos, "Hace tiempo que estáis familiarizados con lo que queréis decir cuando usáis la expresión 
ser, nosotros también creímos alguna vez que lo sabíamos, pero ahora, sin embargo, nos encontramos con que no lo sabemos", cada vez que sonaba era como si la amenaza más terrible se hubiera posado sobre mí, y "El sentido de un término no es otra cosa que la historia de su constitución (...), el término es sólo término para aquel que desconoce su sentido", una espantosa burla, como la del que descubre riendo su propia trampa, y que llegaba descansada para dotar de sentido a todas las advertencias posibles. 

Miedo, miedo… sobre todo porque podía ver perfectamente cómo todas estas palabras bailaban dentro de mi cerebro y escupían premeditadamente en los únicos rincones que aún permanecían limpios. Hubo un momento en que me percaté de que se trataba de un mal sueño y pude haberme despertado, sin embargo, no lo hice, no comprendo por qué, pero el caso es que preferí seguir allí, sufriendo.

Finalmente abrí los ojos tembloroso, y de la misma forma en que una niña pequeña agarra su oso de peluche en esas noches en que el universo es sólo oscuridad, yo agarré el teléfono y le llamé.


DEL HECHO DE MOSTRARLE A ALGUIEN LO QUE UNO HA ESCRITO...


Mientras él leía, todo el juego se volvió en mi contra. Hay cosas que realmente no tienen explicación y, sin embargo, ocurren. 

Volví a experimentar un sentimiento completamente absurdo por culpa de este sujeto, como si las balas de un argumento burlesco pudieran rebotar en el objeto de la broma y poner en peligro la vida del sujeto creador, para nada omnisciente desde este justo momento. Si yo era el que le estaba tomando el pelo, con la tontería del relato, ¿por qué coño estaba nervioso? ¿Por qué cojones temía encontrarme con una opinión desfavorable proveniente de un tipo cuyos pensamientos me importaban un carajo? Supongo que la vanidad tiene mucho que ver en este asunto, pero no puede ser suficiente. 

Es cierto que el fondo del alma de una persona puede ser un cajón cerrado con trece llaves, pero, de todas formas, me extrañaba sobremanera que un individuo como yo pudiera albergar en su interior algo parecido al orgullo. 

Quizás, el hecho de la escritura marcaba la diferencia. No me habría asustado si le hubiera enseñado un jarrón o algo por el estilo, pero palabras, mis palabras, las que yo había parido…  mis hijitas... Creo que no hay mayor sensación de desnudez en la vida que la que se produce cuando una persona le muestra a otra algo que ha escrito. Y yo me había desnudado, para burlarme o para lo que fuera, pero me había desnudado. Él, vestido y calentito, observaba tranquilamente las partes desnudas y privadas de mi anatomía mental. 

Cuando lo miraba de reojo para vigilar su expresión, una estúpida sonrisita abofeteaba mi voluntad; no podía saber si aquella sonrisa significaba placer de la lectura o, por el contrario, lo único que hacía era esconder un "menudo gilipollas el tullido este". Aquella duda corroía mis jugos biliares y por segunda vez sentí deseos de matarle. Intentaba seguir mentalmente el curso de su lectura y, como si acabara de descubrir que no era una pesadilla, que era verdad, caí en la cuenta de algo terrorífico, algo de lo que no me había percatado mientras escribía: aquel relato estaba claramente influenciado por la relación que mantenía con la persona que lo estaba leyendo. Podía ser que él fuera el encargado de hacérmelo notar oficialmente. Quise morirme.


DE LA NOCHE PREVIA A 'TANGO TREMENS'


Estaba cansado y no tenía hambre. La única opción que me quedaba era ver una película. Como tampoco tenía ganas de decidir, dejé que mi mano alcanzase al tuntún la primera cinta que quisiese, nada estaba ordenado en mi reino, no había trampa. El azar, que a veces se comporta como un abuelo bonachón (a pesar de la ironía que Bioy Casares hizo sobre él, “el azar, buen recurso para no tener que dar explicaciones demasiado largas”), me ofreció un plato exquisito, 'La noche del cazador', de Charles Laughton. 

Gracias a Robert Mitchum y a la tierna música que servía de soporte a la cacería, recuperé gran parte de mi optimismo. Volvía a aprender que la pesadilla es el único camino posible de vuelta a la infancia y que sólo los monstruos y los santos son capaces de comprender el alma de un niño, las demás clases de personas nada tienen que ver con ellos. Yo había elegido el papel del monstruo y es por ello que tenía todo el derecho del mundo a disfrutar con lo siniestro, el hogar y el miedo, la infancia y la muerte; por esa misma razón, a aquella mujer y al Predicador -a mí- les unía un invisible hilo de complicidad, una extraña solidaridad que iba más allá de sus papeles opuestos. El maravilloso dueto que realizan, 'Leaning on the everlasting arms', mientras él acecha y ella resiste se ofrece como un punto cercano, furtivo, del Universo en el que el Cielo y el Infierno se retuercen placenteramente, como en un amor que no se quiere reconocer, para poder darse la mano y así mostrarnos la verdadera cara de la Belleza, como en un "fuego helado", como un "hielo abrasador", como si se tratase, en fin, de una "dulce herida". 


Rebobiné la cinta para buscar un primer plano de Mitchum que fuera lo suficientemente alargado y ambiguo. Cuando di con él, presioné el botón de pause. Decidí que aquella cara dominaría mi sala de estar durante el resto de mis días. Sabía que este nuevo proyecto de decoración religiosa me obligaría a comprar, al menos, otra televisión y otro vídeo, pero no importaba, ya me relamía de gusto imaginándome en el sofá, despertándome y encontrándome de sopetón con aquel careto demoníaco. 

La intensidad de tanta emoción consiguió sin pedírselo que apareciera un cansancio feliz y sincero. Ahora sí podía irme a dormir, sabiendo además que mi ángel de la guarda velaba mis sueños desde la sala de estar. 

En la mesita de noche me estaban esperando, como tres amantes viciosas, las tres raciones de lectura que últimamente me acompañaban en mis primeras horas de cobijo en la cama. La primera -a la que dedicaba casi dos horas- era 'Palabras e Ideas: el léxico de la ilustración temprana en España (1680-1760)', escrito por un gran empollón no exento de cabeza y con nombre de noble romántico, como si fuera un personaje del mismísimo Duque de Rivas, Pedro Álvarez de Miranda. Este libro, redactado con el encanto de un cuentecito infantil, sirve fundamentalmente para estar atentos a la invasión de los amos en el cuerpo del lenguaje, "... Pues, en efecto, no solo nos interesará el uso que los primeros ilustrados hicieron de unas determinadas palabras, sino también el que hicieron de ellas los representantes de la mentalidad antiilustrado, que desde muy pronto dejó oír su voz. Por lo que hoy conocemos puede ya adelantarse que esta facción, más que cultivar un vocabulario propio, practicó una doble estrategia consistente, unas veces, en apropiarse del léxico de sus oponentes, y otras, en someterlo a un proceso de deformación, mistificación o, en ocasiones ridiculización de su sentido..." 

Esta constatación, salpicada con los oportunos ejemplos dolorosos de la actualidad sociopolítica, hacía que odiara todavía con más fuerza a todos los seres que me rodeaban. Pero no odiaba particularmente a los malos, odiaba a los imbéciles que no se perciben de la existencia de los malos. Mi odio no era nada heroico. Era simplemente un paso más hacia la legítima aspiración de ser malo.    

Cuando me cansaba de leer interesantes biografías de palabras -felicidad, novedad, utilidad, nación, patria, fanatismo, civilización- pasaba a la segunda lectura que, como no podía ser de otra manera, era 'El Innombrable', de Samuel Beckett. Llevaba leyéndolo treinta años seguidos  y siempre permitía que se apoderara de mí como si fuera la primera vez. Cuando aquellas palabras pasaban delante de mis ojos, imaginaba que estaba leyendo mi propio diario, a todos nos gusta que alguien hable de nosotros. 

La tercera lectura no era una ración propiamente dicha, más bien se trataba de una suerte de chucherías. Me refiero a los cómics, que terminaban de dar a mi espíritu el hervor adecuado para acometer con buena disposición la realidad del sueño. No eran cómics de calidad. Los de esa clase, con su afán esteticista, me resultaban pedantes, fríos, cursis. Los que a mí me entretenían -como ustedes fácilmente imaginan- eran los indecentes, los guarrindongos, esos que amparan con la dignidad propia de un viejo presidiario las miradas furtivas de los visitadores anónimos de kioscos. 
Son comics rebosantes de autenticidad, recogen con gracia ilustrada algunos resortes imperecederos de la sabiduría popular y tratan con una gran sinceridad plástica el único tema eternamente ligado al lenguaje: el sexo. Con esta tercera fase de lectura aparecían, normalmente, las primeras luces del día -y a veces otras cosas que para nada eran consecuencia directa de mi voluntad consciente.


Os dejo también el montaje literario-musical que hicimos sobre el fragmento 'Tango Tremens' (el texto lo tenéis debajo del audio) en Musikawa. Ese trabajo pudo ser realizado gracias la inestimable colaboración de Santi Ortiz, en la interpretación del personaje, y a Antonio Calvillo, en la producción, grabación, montaje y selección musical. Sin ellos no habría sido posible. El montaje fue publicado originalmente en MUSIKAWA

TANGO TREMENS

Era desagradable la voz que me despertó con crueldad aquella mañana de espanto y placer. Esa mujer de inabarcable humanidad, de presencia infinita, ese monstruo que venía a limpiar no tenía ningún problema para entrar en mi casa entonando, a grito pelado, coplas de Isabel Pantoja mezcladas sin solución de continuidad con otras de Perales. Cada vez me molestaba más su presencia. El hecho de que yo fuera paralítico le otorgaba, al parecer, una especial dosis de bondad, pero para mí era insoportable su familiaridad al acercarse a mi catre; metía contenta su nariz portentosa en la podredumbre de mi guarida y cogiéndome en brazos con aires de falsa misionera, me hacía sentir como nadie la insignificancia de mi persona. Creo que también quería matarla. Me dejó encajado, como si fuera un bebé, en mi silla de ruedas, (harta ya, ésta, de mis nulos combates contra el deseo feroz) y después, con insultante alegría, limpió a voces toda la casa. La imagen del bebé no es simple retórica, en aquellos momentos, mientras ella limpiaba, me sentía realmente como esos niños de ocho meses que recién despertados son introducidos en un parque mientras sus madres, despreocupadas, se dedican con interés a otras tareas de importancia menor. Una vez terminada su faena y antes de irse, me soltó, como siempre, aquel discursito en el que confluían de modo asombroso el tono doméstico y el moral. Ya en la puerta, y con su eterna mirada navideña, se despidió de mí diciendo: “¡Ande y cuídese mucho, que un día nos va a dar un susto que yo no sé…!”. Era el remate perfecto: ese “nos” inexistente cubría la más gélida de las humillaciones y aparecía como un reflejo inevitable de su maldita compasión. 

Cuando se marchó, no me quedó otro remedio que pasar el resto de la mañana escuchando los tangos más decrépitos que pude encontrar en esta desordenada habitación. Antes de hacerlo, realicé una necesaria actividad previa para que todo el encanto de la derrota se apoderase sin dudar del aire de mi casa: durante más de una hora estuve fantaseando, como un adolescente bobalicón, con mi propia muerte, con el entierro, con la arrogante negrura de la tierra; repasé algunos sucesos de mi infancia que en la lejanía del tiempo parecían connotar momentos de felicidad perdidos para siempre. Hice todo lo que pude, insistiendo especialmente en el tema de la muerte, en el maravilloso funeral al que los seres que me abandonaron acudían arrepentidos para depositar sin fuerza sus vanos llantos tardíos. Y cuando las primeras lágrimas resbalaron por mis mejillas, supe que ya podía escuchar la primera andanada de tangos demoledores. 

Como era lógico, Yira abrió con su fuerza incontestable mi extraña fiesta privada, “…cuando te dejen tirao, después de trinchao, lo mismo que a mí… cuando estén secas las pilas de todos los timbres que vos apretás, buscando un pecho fraterno para morir abrazao… no esperes nunca una ayuda, ni una mano, ni un favor…” Debo admitir que la insolente belleza de ese agujero negro ha hecho resbalar mi cordura en más de una ocasión. Para mí, escuchar Yira es como jugar a la ruleta rusa. A continuación, y para terminar de coger el justo ritmo depresivo, escuché Cuesta abajo, título éste tan evidente, que a veces dan ganas de concentrarse sólo en esas dos palabras, como si todos los demás sonidos fuesen una redundancia innecesaria, pero no, el regustillo amargo que sus versos dejaban se convertía en algo más que una cuestión personal, “Si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser…” 

Cada vez me encontraba mejor, los dos primeros tangos habían conseguido canalizar correctamente la propuesta de la madre Teresa. Mi tristeza parecía sentirse a gusto en aquel santuario de la depresión y yo comenzaba a comprender una vez más el goce que produce eso que algunos llaman morbo. El carácter neurótico de este tipo de placer ya ha sido estudiado con anterioridad, pero dudo que nadie haya concebido una praxis con semejante grado de planificación operativa. El simple chispazo de aquella gorda sirvió para encadenar tiempos invisibles en los que lo único que hice fue escuchar tangos, tangos sin parar. Seguía inspirado y como una consecuencia lógica de los dos tangos anteriores apareció majestuosa la mejor frase exponente de la voluntad imperativa de una persona, Esta noche me emborracho. 

No esperé a la noche. Mientras aquella voz rajaba con gusto la irrealidad de mi vida esparcida sin tino por aquellos rincones, me dirigí a la despensa para cazar con demencia tres botellas de vino tinto, del tipo peleón. A mi regreso, la representación había adquirido ya verdaderos tintes melodramáticos; para no perder comba destapé la primera botella y de un solo trago bebí más de la mitad. Justo en ese momento aquel argentino ilustre levantó su voz y mirándome directamente a los ojos me espetó, “… parecía un gallo desplumao, mostrando al compadrear, el cuero picoteao…” Automáticamente coloqué la imagen de mi exmujer en aquella escena. Nunca llegué a la locura por ella, ni siquiera hace diez años, pero de todas formas era un gustazo imaginarla desquiciada, hecha un cachivache, vestida de pebeta, coqueteando su desnudez, en fin, verla como una fulana caduca despertando los insultos y risas de sus compañeros cultos y ñoños de la universidad. 

Me estaba entusiasmando y los simpáticos efectos del vino acompañaban hábilmente mi crecida euforia sentimental. Sí, bebí como un hombre de verdad, no como esos maricones de ahora que dándoselas de sibaritas disfrutan bebiendo licores de calidad. Eso no es beber. El verdadero bebedor sabe que está realizando un acto trascendente, sabe que únicamente el vino agrio es coherente con el estado anímico del que se considera una mierda; no se distrae, sólo se concentra en los retortijones mentales capaces de comunicar directamente el dolor del hígado con el canto solemne de su alma que huye. 

Justo en ese momento, en el que ya casi me había convencido a mí mismo -cualquiera tiene derecho a consolarse- de que el vino malo es más auténtico, más personal, que otras bebidas poseedoras de eso que ahora llaman “denominación”, aquel tipo genial se puso a entonar con un especial amago de falsete aquello de “… eche amigo más champán, que todo mi dolor bebiendo voy a ahogar…” (claro está que no osé discutir con él la superioridad del vino peleón con respecto al champán francés). “…Y si la ven, amigos díganle…” La verdad es que yo ni tengo amigos, ni quiero que digan nada a aquella adolescente menopáusica… pero, de cualquier modo, qué bonito es sentirse abandonado, qué hondo y maravilloso placer se oculta en la derrota, no me digan que no hay algo épico en ese orgullo lírico del que vive en soledad, perdido y arrogante en su miseria. ¡Ay, los tangos! Me cargué todas las botellas (Tomo y obligo, mándese un trago, de las mujeres mejor no hay que hablar…), y supongo que mi hígado, mientras aquellos tangos seguían sonando, cada vez de forma más definitiva. Aunque yo no lo percibía con claridad, mi estado debía de ser lamentable. Ya no podía seguir con mi voz despreciable aquellas dulces palabras argentinas; lo único que hacía era doblarme cada vez más y dejar que esas letras indiscutibles se introdujeran como un veneno agradable en el interior de mi cuerpo. Tangos y más tangos. Seguían sonando sin parar. 

Yo mismo me había convertido en materia de tango. Los límites de mi cuerpo se confundían plácidamente con la substancia fonética como si alguien hubiera mezclado células y sonidos para conformar un tejido nuevo de elasticidad imposible; las palabras se habían quedado colgadas en el aire, ocupándolo todo. 

Pensé abrir la ventana para que pudieran salir, pero no lo hice, preferí quedarme con ellas, jugando: las tocaba, las pesaba, las lanzaba hacia el techo para ver cómo regresaban, lentamente, a mi mano, las aspiraba y luego las expulsaba por la nariz, intentaba estrujarlas y entonces ellas se convertían en algo escurridizo y redondo, imposible de atrapar, eran indestructibles. A veces se agrupaban todas en un rincón de la habitación para acto seguido invadir de nuevo todo el aire, dibujando extrañas figuras en el firmamento de mi locura. Todo parecía un proceso irreversible que conduciría inevitablemente a mi metamorfosis, estaba convencido de que en pocos minutos yo sería simplemente una esquina más de cualquier barrio arrabalero de Buenos Aires, una anónima esquina en la que antiguos rumores de milonga se balancearan suavemente sobre la quieta luz de un farol.




'EL VALOR DEL SABER', por Daniel Innenarity

$
0
0
"... no estamos hablando tanto de formación como de un tipo de saber que es tratado como una materia prima y que convierte a los estudiantes en algo disponible para el mercado de trabajo. El saber y la formación no son ningún fin en sí, sino un medio para los mercados emergentes, la cualificación de los puestos de trabajo, la movilidad de los servicios y el crecimiento de la economía...

esto es precisamente lo que está en juego: la consideración del saber como una mercancía o como algo que tiene valor en sí mismo, como mera pericia que se transmite o como juicio crítico que cada uno (cada sujeto, cada generación) debe adquirir"


EL VALOR DEL SABER

La idea de que vivimos en una sociedad del conocimiento se ha convertido en un lugar común. El saber y la formación, se dice, son los principales recursos, y quien invierta en formación estará invirtiendo en el futuro. A primera vista parecería que se cumple así el sueño de una sociedad formada. Una segunda mirada es más bien decepcionante: mucho de lo que se presenta como “sociedad del conocimiento” no deja de ser un gesto retórico que tiene menos que ver con la idea de formación que con intereses políticos y económicos inmediatos. Uno tiene incluso la impresión de que en la sociedad del conocimiento precisamente lo que no tiene ningún valor propio es el conocimiento, en la medida en que el saber es definido de acuerdo con criterios, expectativas, aplicaciones y valoraciones externas.
Se dice que la sociedad del conocimiento ha sustituido a la sociedad industrial, pero da la impresión de que, al contrario, es el saber el que se ha industrializado de manera acelerada y se piensa la producción, transmisión, almacenamiento y aplicación del saber como si se tratara de un bien más. De hecho el lenguaje es muy delator: nos hablan de transferir la investigación en tecnologías, es decir, en zonas de rentabilidad económica.
La Universidad está sufriendo una enorme presión de funcionalización económica inmediata, lo que se pone de manifiesto en esa alianza ideológica entre las cantidades y la pedagogía, en virtud de la cual todo es resuelto en magnitudes contables y dispuesto para su utilidad mercantil gracias a una genérica capacitación pedagógica. Para comprender este proceso basta con reflexionar sobre la significación que tienen algunos procedimientos en marcha: la acreditación está todavía muy condicionada por el peso de las cantidades; los nuevos créditos ECTS están pensados a la medida de las normas industriales; la euforia del PowerPoint sirve para prescindir de las conexiones lógicas; el impulso del trabajo en equipo funciona como procedimiento para favorecer la homogeneización y disuadir de la creatividad individual; los rankings son un producto de la mentalidad del management aplicada a la enseñanza…
Lo que todo esto revela es que no estamos hablando tanto de formación como de un tipo de saber que es tratado como una materia prima y que convierte a los estudiantes en algo disponible para el mercado de trabajo. El saber y la formación no son ningún fin en sí, sino un medio para los mercados emergentes, la cualificación de los puestos de trabajo, la movilidad de los servicios y el crecimiento de la economía. No es extraño que el lenguaje de los valores inmateriales adopte la forma del capital: como capital humano, social o relacional. Toda capacidad humana se convierte en una capacidad de la que se puede hacer un balance. De ahí la dificultad a la que se enfrentan aquellas materias en las que se ejercita una forma de pensamiento que no tiene relación inmediata con una praxis, como las lenguas clásicas, las matemáticas, el arte, la música, la filosofía… Domina el modelo de la empleabilidad y la competitividad. Como nos advierten reiteradamente, en un mundo que cambia velozmente, en el que se modifican las competencias, habilidades y contenidos exigidos, la “falta de formación” (lo dicen con otras palabras, pero es esto) se convierte en una virtud que permite al sujeto, con flexibilidad, rapidez y sin cargas, ponerse a disposición de las exigencias del mercado.
Ahora bien el “hombre flexible”, que está dispuesto a aprender toda su vida, que pone sus habilidades cognitivas a disposición de los mercados frenéticos es una caricatura de la formación humana. Sin capacidad sintética, sin sentido ni interpretación, un saber así no es más que piezas prefabricadas (módulos y créditos), que se pueden poner a disposición de casi cualquier cosa y se olvidan. De un saber fragmentado y universalmente disponible no se sigue ningún ideal de formación ni de sentido crítico.
Todo esto revela un profundo desconcierto acerca de lo que significa el saber y de su utilidad social última. El saber es más que información con utilidad inmediata; es una forma de apropiación del mundo: conocimiento, comprensión y juicio. Sin reelaboración y apropiación subjetiva en términos de comprensión, la mayor parte de las informaciones se quedan como algo meramente exterior. A diferencia de la información, que es interpretación de datos en orden a la acción, el saber es una interpretación de datos en orden a describir su relación causal y su consistencia interna. Los datos y conceptos sólo se convierten en saber cuando pueden ser vinculados de acuerdo con criterios lógicos y consistentes que constituyan una totalidad con sentido. El saber existe únicamente allí donde algo es explicado o comprendido. Saber significa siempre poder dar una respuesta a la pregunta acerca del qué y el porqué.
El valor del saber que la Universidad está obligada a representar no es el del almacenamiento, la competencia o la utilidad inmediata. Cuando sostenemos que la Universidad es un espacio en el que hay docencia e investigación no estamos aludiendo a dos actividades que deban realizarse al mismo tiempo sino a la naturaleza del saber que se cultiva en la Universidad; que uno enseña lo que investiga e investiga lo que enseña quiere decir que nos interesa aquella dimensión del saber que lo tiene como algo provisional, revisable, discutible, sujeto a crítica; de alguna manera nos dedicamos a enseñar lo que no sabemos. Para el saber asegurado están otras academias de noble oficio.
La Universidad es el lugar de la problematización del saber, donde el saber es continuamente revisado y convertido en objeto de reflexión. Este tipo de saber no se puede producir donde no hay una cierta libertad frente a la utilidad, el imperativo de la relevancia para la praxis, la cercanía social, la actualidad. El saber en este sentido se escapa de los modelos estandarizables y reproducibles; remite siempre a una creatividad que no se puede institucionalizar en procedimientos que la aseguren. Y esto es precisamente lo que está en juego: la consideración del saber como una mercancía o como algo que tiene valor en sí mismo, como mera pericia que se transmite o como juicio crítico que cada uno (cada sujeto, cada generación) debe adquirir.

 (Fuente: Babelia, 06-09-2014)

ENTRADAS RELACIONADAS:


("... este libro de Valdecantos... nos muestra con toda honestidad que la única manera eficaz de defender los “valores”, las “humanidades”, la “cultura” y la “ciudadanía” consiste justamente en atacar con todas las armas de la inteligencia esa ideología barata y obscena que a todas horas hace bandera de tales palabras mientras evacua su contenido... Vivimos en un tiempo en donde no pasa un día sin que las autoridades morales decreten la necesidad de educar en valores y de procurar liderazgo ético a la desnortada adolescencia, sin preguntarse siquiera qué valores hay que buscar o qué es lo que merece la pena liderar, al estilo nihilista de las escuelas de negocios")

(Todo parece seguir un plan preconcebido: que los que estudien de verdad sean los hijos de las élites dominadoras, en centros privados, y los demás, si consiguen acceder a los estudios superiores, en universidades públicas, que se contenten con conocimientos básicos, que no sean peligrosos, para que acepten su condición. "... continúa gestándose políticamente un programa que lo que realmente pretende es que haya menos Universidad y que sea menos pública, que el conocimiento sea cada vez más superficial y sus portadores cada vez más adaptables, más manipulables y, como consecuencia, más infelices")

"... la universidad actual se ha convertido, por inseguridad, cobardía u oportunismo, en cómplice pasivo de la actitud antiintelectual que debería combatir. En lugar de responder al desafío arrogante de la ignorancia ofreciendo a la luz pública propuestas creativas, la universidad del presente ha tendido a encerrarse entre sus muros... el humanista ha sido arrinconado por el burócrata...(Rafael Argullol) "... profesores, no se enclaustren como monjes medievales. ¡Los necesitamos!" (Nicholas Kristof)


("... los gobiernos de todo el mundo decretaron el final del pensamiento, el fin del razonamiento y de la razón crítica, con el fin sustituir a los ciudadanos por súbditos... ... Porque conocer en qué consiste la actividad y la actitud filosófica... hace posible que comprendamos lo que diferencia lo mítico de lo científico y de lo racional, nos permite reconocer un sofisma, un razonamiento engañoso con apariencia de verdad... ")





'UN HEMISFERIO EN UNA CABELLERA' y 'EL PUERTO', dos poemas en prosa de Baudelaire / 'LA SECTA DEL MAR', RADIO FUTURA

$
0
0
"... Cuando mordisqueo tus cabellos elásticos y rebeldes, me parece que como recuerdos"('Un hemisferio en tu cabellera')

"... toda esa agitación de los que parten y de los que regresan, de los que tienen aún fuerzas para querer, deseos de enriquecerse o de viajar"('El puerto)

"... Se oye el eco de su risa
Y su voz se enreda como sus cabellos... Jamás creí poder soñar Por eso estoy en la secta del mar"('La secta del mar')

Bocca Baciata (1859), de Rosetti (1)

UN HEMISFERIO EN UNA CABELLERA

Déjame respirar mucho tiempo, mucho tiempo, el olor de tus cabellos; sumergir en ellos el rostro, como hombre sediento en agua de manantial, y agitarlos con mi mano, como pañuelo odorífero, para sacudir recuerdos al aire.


¡Si pudieras saber todo lo que veo! ¡Todo lo que siento! ¡Todo lo que oigo en tus cabellos! Mi alma viaja en el perfume como el alma de los demás hombres en la música.

Tus cabellos contienen todo un ensueño, lleno de velámenes y de mástiles; contienen vastos mares, cuyos monzones me llevan a climas de encanto, en que el espacio es más azul y más profundo, en que la atmósfera está perfumada por los frutos, por las hojas y por la piel humana.

En el océano de tu cabellera entreveo un puerto en que pululan cantares melancólicos, hombres vigorosos de toda nación y navíos de toda forma, que recortan sus arquitecturas finas y complicadas en un cielo inmenso en que se repantiga el eterno calor.

En las caricias de tu cabellera vuelvo a encontrar las languideces de las largas horas pasadas en un diván, en la cámara de un hermoso navío, mecidas por el balanceo imperceptible del puerto, entre macetas y jarros refrescantes.

En el ardiente hogar de tu cabellera respiro el olor del tabaco mezclado con opio y azúcar; en la noche de tu cabellera veo resplandecer lo infinito del azul tropical; en las orillas vellosas de tu cabellera me emborracho con los olores combinados del algodón, del almizcle y del aceite de coco.

Déjame morder mucho tiempo tus trenzas, pesadas y negras. Cuando mordisqueo tus cabellos elásticos y rebeldes, me parece que como recuerdos.

'EMPURIABRAVA', de Ernest Decals (2)

EL PUERTO

 Un puerto es un lugar encantador para el alma fatigada de luchar por la vida. La amplitud del cielo, la arquitectura movible de las nubes, las coloraciones cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente apropiado para distraer los ojos, sin cansarlos jamás. Las formas esbeltas de los navíos, de complicado aparejo, a los que el oleaje imprime oscilaciones armoniosas, sirven para mantener en el alma la afición al ritmo y a la belleza. Y además, y sobre todo, para el que no tiene ya ni curiosidad ni ambición, hay una especie de placer misterioso y aristocrático en contemplar, tendido en un mirador o acodado en el muelle, toda esa agitación de los que parten y de los que regresan, de los que tienen aún fuerzas para querer, deseos de enriquecerse o de viajar.

'LA SECTA DEL MAR', RADIO FUTURA


LETRA:

LA SECTA DEL MAR

Donde el océano empieza a hacerse blanco
Hay una isla
Pocos han llegado allí
La noche es más profunda que el mar


Una sirena en la gruta mayor
Guarda el secreto de mi amor


Una vez al año ponemos
Cargamentos de esmeraldas a sus pies
Se oye el eco de su risa
Y su voz se enreda como sus cabellos


Jamas creí poder soñar
Por eso estoy en la secta del mar


El misterio de sus ojos
En los viajes es mi compañía
Y la alegría al conseguir esmeraldas
Es como sentir de cerca su mirada


Jamas creí poder soñar
Por eso estoy en la secta del mar

(Fuente: lahuellasonora.com)

(1) Acerca de este cuadro: "Rossetti forma parte de un grupo que defenderá el arte como fenómeno  independiente de la moral y es a partir de este momento que empieza a pintar una serie de figuras de mujer de medio cuerpo que iban a escandalizar a la puritana y sexofóbica sociedad victoriana.


La primera de estas obras es la conocida como Bocca Baciata (1859), cuyo título e imagen se basa en un cuento de Boccaccio referente a una mujer con muchos amantes cuyas caricias y besos renovaban constantemente la frescura de su boca. Este cuadro, condenado cuando su exhibición por "vulgar" y "sensual" (Surtees, 1971: vol.I, 68) inaugura su iconografía de figuras femeninas de poderoso cuello, labios gordezuelos y curvados y abundantísima cabellera. Para esta pintura posó la joven Fanny Cornforth, que durante unos diez años fue la principal modelo y también amante del artista. Sólo relativamente podemos reconocer en este rostro a la Cornforth, puesto que fue una constante de Rossetti partir de algunos rasgos físicos que le atraían de una mujer, para recrearla según su ideal de prototipo de belleza. Un hermoso y abundante pelo era el primer requisito que exigía a sus modelos, a quienes en muchas ocasiones, él mismo peinaba."

(Fuente: revistadeartes.com)

Acerca del autor. Pintor y poeta inglés que fue una de las figuras principales de la Hermandad Prerrafaelista, grupo de pintores y críticos de arte que impulsaron una renovación del arte inglés partiendo de modelos medievales. Su verdadero nombre era Gabriel Charles Dante Rossetti y nació en Londres el 12 de mayo de 1828. Era hijo del poeta de origen italiano Gabriele Rossetti. Se educó en el King's College y en la Real Academia de Bellas Artes de Londres, donde conoció a los pintores sir John Everett Millais y Holman Hunt, con quienes habría de fundar la Hermandad Prerrafaelista. Rossetti sentía atracción por los temas dramáticos y sobrenaturales. Entre sus obras destaca una escena de la Anunciación, Ecce Ancilla Domini (1850, Tate Gallery, Londres). Más tarde su arte pasó por diferentes etapas, en las que los elementos predominantes eran la noción de la belleza humana, la intensidad de la expresión abstracta y la riqueza cromática. Rossetti comenzó a escribir poesía casi al mismo tiempo en que empezó a estudiar pintura. Dos de sus poemas más conocidos, El retrato y La doncella bienaventurada, fueron escritos en 1842. Tradujo a Dante y a otros escritores italianos a los que publicó en 1861 bajo el título de Los primeros poetas italianos. Los últimos años de Rossetti estuvieron marcados por el dolor y la depresión, mitigados sólo por su capacidad creativa. En 1860 se había casado con una sombrerera, Elizabeth Eleanor Siddal, cuya belleza inmortalizó en muchas de sus obras más conocidas, entre ellas María Magdalena en la casa de Simón el fariseo (1858, Fitzwilliam Museum, Cambridge). En un plazo de dos años Elizabeth, que tenía una salud muy delicada, murió y Rossetti quedó sumido en el dolor ante la tragedia. 

A eso se sumó su preocupación por el durísimo ataque que tachaba de inmoral su poesía en el artículo “La escuela de la poesía carnal”, publicado en The Contemporary Review de octubre de 1871. La respuesta de Rossetti se publicó en diciembre de 1871 en la revista Athenaeum con el título de “La escuela de la crítica furtiva”. Rossetti siguió pintando y escribiendo poemas hasta el final de sus días. En 1881 publicó Baladas y sonetos, que incluía algunos de sus mejores poemas: Rose Mary, El barco blanco, La tragedia del rey y la serie de sonetos La casa de la vida. Dos de las obras pictóricas más célebres de su última época, más oscura y onírica, son El sueño de Dante (1871, Walker Art Gallery, Liverpool) y Proserpina (1874, Tate Gallery, Londres). Murió el 10 de abril de 1882 en Berchington.


(Fuente: epdlp.com)

(2) Ernest Descals Pujol es uno de nuestros Artistas más representativos en España.Su historial es realmente impresionante,habiendo obtenido más de 800 Premios de pintura,Acuarela y Dibujo,la gran mayoria de ellos Primeros Premios y Premios de Honor.Ha celebrado más de 70 Exposiciones ,y sus obras dan su imagen a Congresos, Simposiums,etc..Su Pintura derrocha fuerza,y su estilo es de gran personalidad,lo que hace que yá se haya ganado un lugar en la Historia del Arte de los Siglos XX y XXI

(Fuente: ernestdecals.blogspot.com)

MÁS DE CHARLES BAUDELAIRE EN ESTE SITIO:








'ESPAÑA EN MANOS DE SINVERGÜENZAS Y LADRONES', por Juan Torres / 'EL BUSCÓN', de Quevedo (fragmento)

$
0
0
Artículo sugerido por Juan Carlos Rodríguez

"... dar por hecho que el temor a esa reacción debe llevar a la sumisión y decir que poner en cuestión el poder oligárquico es una amenaza para la economía española es como haberle dicho a los esclavos que se mantuvieran quietos porque si reclamaban la abolición provocarían una sangrienta reacción de sus amos"

"Porque no querrían que donde están hubiese otros ladrones sino ellos y sus ministros" ('El Buscón') 

"... el “Sanedrín financiero”... que maneja la economía española imponiendo siempre su voluntad al gobierno o al Banco de España, bajo la batuta todopoderosa de Emilio Botín, presidente del Banco de Santander..."

ESPAÑA EN MANOS DE SINVERGÜENZAS Y LADRONES
Ahora que el escándalo de Jordi Pujol y familia está en pleno apogeo conviene tener en cuenta que no nos encontramos ante un caso aislado sino ante una nueva expresión de auténtica corrupción sistémica.
Hace un par de años se publicó un libro titulado Oligarquía financiera y poder político en España (Arresta 2012) escrito por Manuel Puerto Ducet. A pesar de lo que pueda parecer por ese título, el autor no es un izquierdista ni un radical dirigente de Podemos empeñado en hundir la economía española a base de pedir justicia fiscal y democracia económica. Es un economista que trabajó como directivo en el banco que gestionaba inversiones vinculadas a fortunas tan singulares, según declara en el libro (p. 97), como las del rey Juan Carlos o las del teniente general golpista Miláns del Bosch.
El libro tiene lagunas, como seguramente sea lógico tratándose de una exposición más bien autobiográfica, y comete evidentes errores de apreciación (posiblemente por dejarse llevar por sus preferencias ideológicas a la hora de juzgar a las personas) como los que le llevan a considerar que Jordi Pujol es un ejemplo de honestidad. Pero, con independencia de ello, es un testimonio extraordinariamente útil para comprobar que el problema principal de la economía española es el enorme poder de un puñado de familias que la dominan condicionando a su favor todo tipo de decisiones económicas y políticas, y también para corroborar que ese poder se fraguó en la dictadura franquista. Prácticamente todos los apellidos que hoy día dominan los consejos de administración de las grandes empresas españolas son los que hicieron fortunas de la mano sangrienta del dictador, alguno de cuyos ex ministros (como Sánchez Bella, según el testimonio presencial de Puerto Ducet) “traficaba con oro, diamantes y piedras preciosas, con una impunidad alarmante y con una cartera de ilustres clientes que hacían cola en la antesala de su despacho” mientras que “a ningún comisario de policía se le hubiera ocurrido meter la mano allí” (p. 110). O cuando los constructores que todavía siguen llenando de cemento nuestro territorio, o sus padres y abuelos, vendían a 175.000 pesetas viviendas que costaban 30.000 y que tenían una subvención del gobierno de 60.000 (p. 37).
El libro es un testimonio de primera mano de cómo actúa el “Sanedrín financiero”, según la expresión del autor del libro, que maneja la economía española imponiendo siempre su voluntad al gobierno o al Banco de España, bajo la batuta todopoderosa de Emilio Botín, presidente del Banco de Santander y, según el autor de este libro, “de profesión impune” (p. 17). Un  banquero de algunas de cuyas andanzas para dominar el sector financiero se da cuenta en el libro y que ha sido varias veces imputado por  causas como estafas, enriquecimiento ilícito, negligencia o mala praxis profesional (p. 126). Y el libro tiene un especial interés precisamente porque su autor fue directivo de Banif, el banco de inversión vinculado al de Botín que protagonizó un auténtico corralito abusando de la confianza de sus clientes y produciéndoles grandes perjuicios económicos. Una estafa y un corralito posterior que, por cierto, nunca preocupó demasiado a quienes ahora se empeñan en asegurar que si un partido como Podemos sigue recolectando votos producirá el hundimiento del sistema financiero.
Y en el libro se muestra además que las estafas y engaños de todo tipo que viene realizando esta oligarquía financiera se llevan a cabo no solo con la ayuda  permanente y más visible de una gran parte de la clase política sino también con la de intelectuales que dicen realizar análisis independientes y, sobre todo, con la de numerosos jueces y fiscales. Dice el autor, con razón, que “los departamentos de estudios y análisis de la mayoría de bancos y sociedades no solo se han transformado en coladeros de basura financiera, sino que actúan como departamentos de cosmética al servicio de estos subproductos” (p. 67). Y cuenta el libro cómo en España puede ocurrir que Luis de Usera -que llegó a ser director general del Banco Hispano Americano- y su colega Antonio Morenés “se asociaran en la Agencia de Valores Usera & Morenés, falsificando centenares de firmas y utilizando sin su conocimiento los documentos de identidad de jornaleros gaditanos para hacerse con un paquete de acciones de Repsol (…) dos fedatarios públicos, como quien no quiere la cosa, montaron una estafa y sustrajeron la posibilidad de rentabilizar sus ahorros a medio millar de pequeños accionistas de la petrolera (…) con el paso del tiempo y cuando la alarma social se había diluido, un juicio de vergüenza y una condena de compromiso dieron carpetazo al asunto” (p. 128). No en vano, como señala el propio autor de este libro, en España “las sentencias en firme falladas en contra de bancos y cajas no superan el 8% del total de querellas” (p. 194). Y, como es bien sabido, si acaso no hay más remedio que condenar a algún que otro delincuente financiero y de cuello banco, el indulto vuelve las aguas de la corrupción a su cauce habitual.
Lo que cuenta este libro, como lo que estamos ahora conociendo sobre la fortuna de Pujol, no son hechos aislados, ni simples anécdotas. Este tipo de testimonios muestran que el poder oligárquico impone que los incentivos, la financiación, el orden institucional e incluso el discurrir de la vida política se dediquen por entero a alimentar sus negocios y no a la creación de riqueza y al mejor aprovechamiento de nuestros recursos o a la satisfacción de las necesidades del conjunto de la sociedad. Es la prueba palpable de que la oligarquía financiera es la responsable de la gran desigualdad que produce burbujas constantes, la debilidad de nuestra industria y la desertización de nuestro aparato productivo. Y lo que demuestra que mientras no se ponga coto a su poder, democratizando la economía y evitando que un puñado de viejas y parásitas familias decidan el porvenir y se queden con la hacienda de todos, no habrá manera de levantar de verdad nuestra economía.
Muchos economistas y comentaristas políticos dicen ahora que si fuerzas políticas como Podemos, que han nacido de la mano de la creciente y justa indignación de la gente, tuvieran votos suficientes para gobernar se produciría un caos porque “los mercados” (es decir, esa oligarquía financiera con nombres y apellidos) reaccionarían provocando paro, pobreza y deterioro del clima económico (¡como si los de ahora fueran buenos!).
Llevan razón. Hay que ser muy ingenuo para creer que estos grupos de auténticos ladrones financieros que llevan decenios enriqueciéndose a costa de engañar a los demás y de quedarse con los recursos públicos se van a quedar quietos, sin más. Pero dar por hecho que el temor a esa reacción debe llevar a la sumisión y decir que poner en cuestión el poder oligárquico es una amenaza para la economía española es como haberle dicho a los esclavos que se mantuvieran quietos porque si reclamaban la abolición provocarían una sangrienta reacción de sus amos o, a las mujeres que reclamaban sus derechos, que permanecieran siempre calladas porque, en caso contrario, los hombres cargarán contra ellas.
A mí me parece que la cuestión que se debe plantear quien tenga un mínimo de dignidad y contemple su existencia con un elemental sentido ético es otra: sobre qué valores puede descansar una sociedad en materia económica, qué tipo de reparto es el que garantiza que los seres humanos seamos realmente iguales en derechos y posibilidades de realización y, sobre todo, a dónde vamos realmente si seguimos aceptando que una minoría, por muy poderosa que sea, imponga su voluntad y sus intereses al resto de la sociedad. Decir que hemos de claudicar ante “los mercados” es justificar lo que está pasando y darle alas a quienes provocan los males que nos afligen.
(Fuente: publico.es)

'EL BUSCÓN', DE QUEVEDO (FRAGMENTO)

-Hijo, esto de ser ladrón no es arte mecánica sino liberal.
Y de allí a un rato, habiendo suspirado, decía de manos:
-Quien no hurta en el mundo, no vive. ¿Por qué piensas que los alguaciles y jueces nos aborrecen tanto? Unas veces nos destierran, otras nos azotan y otras nos cuelgan..., no lo puedo decir sin lágrimas (lloraba como un niño el buen viejo, acordándose de las que le habían batanado las costillas). Porque no querrían que donde están hubiese otros ladrones sino ellos y sus ministros. Mas de todo nos libró la buena astucia. En mi mocedad siempre andaba por las iglesias, y no de puro buen cristiano. Muchas veces me hubieran llorado en el asno si hubiera cantado en el potro. Nunca confesé sino cuando lo mandaba la Santa Madre Iglesia. Preso estuve por pedigüeño en caminos y a pique de que me esteraran el tragar y de acabar todos mis negocios con diez y seis maravedís: diez de soga y seis de cáñamo. Mas de todo me ha sacado el punto en boca, el chitón y los nones. Y con esto y mi oficio, he sustentado a tu madre lo más honradamente que he podido.
-¿Cómo a mí sustentado? -dijo ella con grande cólera. Yo os he sustentado a vos, y sacádoos de las cárceles con industria y mantenídoos en ellas con dinero. Si no confesábades, ¿era por vuestro ánimo o por las bebidas que yo os daba? ¡Gracias a mis botes! Y si no temiera que me habían de oír en la calle, yo dijera lo de cuando entré por la chimenea y os saqué por el tejado.
Metílos en paz diciendo que yo quería aprender virtud resueltamente y ir con mis buenos pensamientos adelante, y que para esto me pusiesen a la escuela, pues sin leer ni escribir no se podía hacer nada. Parecióles bien lo que decía, aunque lo gruñeron un rato entre los dos. Mi madre se entró adentro y mi padre fue a rapar a uno (así lo dijo él) no sé si la barba o la bolsa; lo más ordinario era uno y otro. Yo me quedé solo, dando gracias a Dios porque me hizo hijo de padres tan celosos de mi bien.

OTROS ARTÍCULOS DE JUAN TORRES EN ESTE SITIO:
("Los partidos mayoritarios han convertido instituciones esenciales para la convivencia democrática, como el Tribunal Constitucional, el de Cuentas, el Consejo Superior del Poder Judicial, el Tribunal Supremo o la Fiscalía, en meros instrumentos de partido... Controlan a su antojo los medios de comunicación públicos.... Se reparten con opacidad cientos de millones de ayudas del Estado, basan su predominio en una ley electoral injusta y conforman un oligopolio político que resuelve con pleno acuerdo las grandes cuestiones... La monarquía... ha desempeñado un papel central en el mantenimiento de todo este lamentable estado de cosas"

("...Para justificar su política de apoyo a la banca mienten a los ciudadanos sobre el origen y naturaleza de la deuda y les dicen una y otra vez que lo urgente es aliviarla y moderar la demanda adicional de financiación (porque hemos vivido, dicen, por encima de nuestras posibilidades) y que ello solo se puede conseguir reduciendo los salarios y recortando el gasto público... "...Ahora bien. Ya no basta con creer que asistimos a un fracaso indisimulable de la política económica por culpa de errores o de una mala coyuntura. Las políticas de austeridad y recorte de derechos económicos sociales fallan porque simplemente se orientan a distribuir ingresos a favor del gran capital y a aumentar el poder de sus propietarios. Y si tomamos en cuenta el daño que conscientemente están haciendo a millones de seres humanos hemos de reconocerlas no como un error, sino como un crimen económico. "

(".... Han demostrado a las claras que el afecto que dicen sentir por la Constitución tiene un límite tajante: los intereses de la banca y los privilegios de los banqueros, los amos verdaderos de unos partidos que mantienen su poder y ventaja electoral gracias a los préstamos y a las ayudas de todo tipo que con infinita generosidad les conceden desde hace años las mismas entidades que son inflexibles ante las familias sin ingresos que no pueden pagar sus hipotecas.")

("Los españoles no tenemos por qué aceptar la traición de nuestros gobernantes y la imposición de políticas injustas y basadas en mentiras, que solo benefician a las minorías privilegiadas, ya salgan de La Moncloa, de Bruselas o del mismo infierno.")
("Se ríen de nosotros porque una vez más nos están robando delante de nuestra mismos ojos... En España es nuestro propio gobierno quien se ríe de nosotros engañándonos sin piedad.")

ENTREVISTA A VICENÇ NAVARRO Y JUAN TORRES
("La única fuerza que puede cambiar el rumbo de las cosas es la fuerza de la gente, movilizándose y desobedeciendo a lo que es injusto" "Esta crisis es la sucesión de muchas estafas: fue una estafa la difusión de hipotecas basura; fue una estafael papel que jugaron las agencias de calificación al decir que esas hipotecas eran buenas; fue una estafa que los bancos centrales y las agencias de supervisión miraran para otro lado; fue una estafa decir que ayudar a los bancos iba a servir para que aumentara el crédito; han sido una estafa todas las reformas financieras que se han hecho; es una estafa aprovechar la crisis para hacer reformas laborales; es una estafa que se haya querido convertir la deuda privada que han creado los bancos en deuda pública. Todo es una estafa continuada." "Debería instaurarse el delito económico contra la humanidad")
 
UNA CRISIS DE VERDAD Y MUCHAS MENTIRAS COMO RESPUESTA (fragmentos seleccionados del capítulo del libro 'Reacciona')

("El colectivo de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) estima que la evasión fiscal de las grandes fortunas, corporaciones empresariales y grandes empresas alcanzó los 42.711 millones de euros en 2010 (Actualidad Gestha: El 72% del fraude fiscal lo hacen grandes empresas). O sea, el 37% de lo que cuestan los más de tres millones de empleados públicos españoles, y casi la mitad de los 92.000 millones de déficit público de ese ejercicio. Es evidente, pues, que la patronal no propone reducir el número de funcionarios (como también recortar el gasto en educación, en salud, en pensiones o en servicios a las personas dependientes) porque aquí se gaste mucho en esos conceptos sino porque quieren que las grandes fortunas y los grandes capitales defrauden aún más y paguen todavía menos a Hacienda")


'VALIENTE' (A veces no soy yo), VETUSTA MORLA

$
0
0
Tú también tienes que ver
que nunca tengo mi papel....
No olvido los sueños,
vuelvo a lo que no acabó,
no perdí, no perdí, porque
ser valiente no es sólo cuestión de verte



A veces nosotros no somos nosotros, por lo menos algunos pensamos eso, de vez en cuando, y no es que asuste, que también, es que, simplemente, constata lo inestables que somos, a pesar de la coraza que vestimos para soportar la cotidianidad. Fue Luis Mateo Díez el que nos mostró, en 'Los temores ocultos' que es posible que sólo seamos algo imaginado por alguien que está intentando escribir algo sobre lo que sólo es pura ficción, Unamuno también entró al trapo, esto es, se agobió, y también dudó de nuestra existencia real, a lo mejor lo único que existe es la literatura, los personajes, la imaginación, quién sabe.

Por eso necesitamos que el apuntador nos dé la voz... para no quedarnos solos en este puñetero escenario... y no repetir siempre las mismas frases, terminan encerrándonos en no sabemos qué teatro, pero teatro seguro.

Y es que, cariño, "a veces no soy yo, busco un disfraz mejor", y lo que es seguro es que me gustaría acabar "bailando hasta el apagón", porque "ser valiente no es sólo cuestión de suerte". Y es verdad, lo mejor que podemos hacer es aplaudir y que termine esta función. 

El eco ya no es mi voz.
(LEI)



LETRA:

Tras de mí una escena y diez mil frases que repetir,
ya ves, lo que es no es.
Yo no voy a contar lo mejor, a ocultar lo peor,
me pongo el mejor chaqué.

No digo lo que digo,
hago lo que no hago,
al revés, al revés, porque
ser valiente no es sólo cuestión de suerte.

A veces no soy yo,
busco un disfraz mejor,
bailando hasta el apagón.
¡Disculpad mi osadía!

Tú también tienes que ver
que nunca tengo mi papel.
Nube gris, riega todo el jardín,
todo el jardín, todas las flores que no probé.

No olvido los sueños,
vuelvo a lo que no acabó,
no perdí, no perdí, porque
ser valiente no es sólo cuestión de verte.

A veces no soy yo,
busco un disfraz mejor,
bailando hasta el apagón.
¡Disculpad mi osadía!

Pensad que ya no estoy,
que el eco no es mi voz,
mejor aplaude y vámonos.
¡Qué termine esta función!

Tras de mí una escena y diez mil frases que repetir,
ya ves, lo que es no es.

A veces no soy yo,
busco un disfraz mejor,
bailando hasta el apagón.
¡Disculpad mi osadía!

Pensad que ya no estoy,
que el eco no es mi voz,
mejor aplaude y vámonos.
¡Qué termine esta función!

Deme la voz, deme la voz, deme la voz,
apuntador, deme la voz, deme la voz,
apuntador, deme la voz, deme la voz,
deme la voz, deme la voz, la voz ...






'NOCHES DEL MES DE JUNIO', de Jaime Gil de Biedma. PROPUESTA DE EXAMEN

$
0
0

... Eran las noches incurables 
y la calentura. 
Las altas horas de estudiante solo 
y el libro intempestivo 
junto al balcón abierto de par en par...




Noches del mes de junio
                                                                                 
A Luis Cernuda
Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.


Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.


Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
         o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
                                    Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.


PREGUNTAS:

1ª ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS

2ª TEMA. RESUMEN


3ª COMENTARIO CRÍTICO

Preguntas guía para el comentario crítico

1ª ¿Cómo está organizado el texto? (Estructura)
2ª ¿Qué tesis defiende el autor? (Ver Orientaciones para determinar el tema...)
3ª ¿Podrías resumir brevemente el texto con tus propias palabras?
(Las tres primeras preguntas corresponden, evidentemente, a las preguntas de Selectividad, ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS, TEMA Y RESUMEN. A partir de la cuarta pregunta comenzaría -es sólo una propuesta- el COMENTARIO CRÍTICO)
4ª ¿Qué tipo de texto es? Si es un texto literario, ¿a qué momento histórico pertenece, está "encuadrado" en algún movimiento literario?
5ª ¿Es un tema actual? ¿Crees que hay alguna idea "secundaria" importante?
6ª ¿Es un tema polémico?
7ª ¿Es un tema local/universal
8ª ¿Qé argumentos utiliza el autor para defender su tesis?
9ª ¿Es objetivo en sus planteamientos, o es subjetivo?
10ª ¿Cuáles son las “marcas lingüísticas” de su supuesta subjetividad? ¿Cuáles son las expresiones más impactantes, más significativas? Coméntalas.
11ª ¿Es un tema original?
12ª Si no lo es, ¿lo es, al menos su tratamiento, su enfoque?
13ª ¿Cuál es tu opinión?
14ª ¿Qué argumentos añadirías?
15ª ¿Qué argumentos opondrías a los del autor?
16ª ¿Puedes relacionar el texto, su tema principal, con otros textos, noticias… que conozcas?
17ª Teniendo en cuenta la intención del autor, ¿crees que ha sido eficaz? ¿Qué funciones del lenguaje predominan?
18ª ¿Cómo concluyes tu análisis, tu comentario?

4ª EXPLICAR LA FUNCIÓN SINTÁCTICA DE LA PALABRAS SEÑALADAS (negrita)


5ª  CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DEL GÉNERO LÍRICO



TAMBIÉN DE GIL DE BIEDMA EN ESTE SITIO:


(
"Que la vida iba en serio 
uno lo empieza a comprender más tarde...")


("Como si el hombre, harto ya de luchar con sus demonios, decidiese encargarles el gobierno y la administración de su pobreza... ... España puede y debe salir de la pobreza... antes que se la lleven los demonios")


("... y el Gobierno, reunido en consejo de ministros, 
no se sabe si estudia a estas horas 
el subsidio de paro 
o el derecho al despido, 
o si sencillamente, aislado en un océano, 
se limita a esperar que la tormenta pase 
y llegue el día, el día en que, por fin, 
las cosas dejen de venir mal dadas. ")






RESUMEN Y COMENTARIO CRÍTICO DE 'BREVE INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA LITERARIA', DE JONATHAN CULLER, por Marco Vidal

$
0
0
"Necesitamos la competencia narrativa; bien escribiendo, bien escuchando cuentos, bien leyendo. Y no podemos vivir sin ellas. Son parte de nuestro ser, las necesitamos para soñar, para creer, y para luchar...

La lectura es una forma más de diversión dentro de nuestro gran marco de ocio, y tambien, de represión, de obligación: la imposición de largas y aburridas lecturas a niños de 10, 12 y 25 años; de primaria, de bachillerato, y de universidad. Imponer la lectura a modo de imperativo categórico no induce a la lectura, sino a odiarla"


Para nosotros es un placer traer aquí trabajos de personas preparadas e inquietas que, además, han convivido con nosotros, en nuestro centro.

Marco Vidal fue cursó sus estudios de Bachillerato en el IES Cristóbal Colón de Sanlúcar de Barrameda. Actualmente se encuentra cursando el grado de 'Lenguas Modernas y sus Literaturas'. El trabajo que presentamos a continuación ha sido presentado por Marco en la asignatura de 'Introducción Teórica a los Estudios Literarios'. Recomendamos encarecidamente su lectura, fuertes ideas propias salpicadas de multitud de referencias intelectuales y de experiencias vitales. A ello.

RESUMEN Y COMENTARIO CRÍTICO DE 'BREVE INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA LITERARIA', DE JONATHAN CULLER

Jonathan Culler comienza afirmando que la teoría son un puñado de nombres extranjeros: Derrida, Foucault, Lacan, etc... Considera que su efecto más importante es que pone en duda el “sentido común”, e intenta demostrar que éste es una construcción histórica. Entonces se remite a Foucault, quién planteó que el sexo es una idea compleja creada por la confluencia en el siglo XIX de un conglomerado de prácticas sociales, investigaciones, y creada por prácticas discursivas, cuya teoría ha demostrado ser muy interesante para los estudiosos de la literatura ya que trata de sexo, y en ella se construye esa idea. Continúa hablando de la diferencia entre realidad y apariencia. El habla parece ser la manifestación inmediata del pensamiento y la escritura se ha considerado una representación artificial y secundaria del habla. Rousseau se inscribe en esa tradición, considerando la escritura como suplemento al habla. Entonces Derrida interviene y se pregunta qué es un suplemento. Derrida quiere explicarnos qué dicen los textos de Rousseau y Foucault analiza un
momento histórico determinado.

Según Culler debemos preuntarnos qué es lo que nos impulsa a tratar algo como literatura. Si se aísla el lenguaje de otros contextos, puede ser interpretado como literatura. Pero si la literatura es lenguaje descontextualizado, es también en sí misma un contexto. Culler considera que hay maneras de manejar el lenguaje que nos indique que es literatura y que cuando sabemos que lo es, le prestamos especial atención. 

La literatura trae a primer plano el lenguaje, lo integra... Es ficción, y es un objeto estético cuya finalidad es el placer mismo de la creación. La literatura es una construcción intertextual. La teoría reciente afirma que las obras literarias se crean a partir de otras obras. Una interesante reflexión cuestiona si la literatura es un instrumento ideológico o un medio para aleecionar al lector.

Para Culler no hay necesidad de conflicto entre los estudios culturales y los literarios. Los estudios literarios se beneficiarían si la literatura se estudiara como una práctica cultural singular y se pusieran sus obras en relación con discursos de otra clase. Los métodos de análisis en los estudios literarios y culturales generan diferencias, pues los estudios culturales aplicaron el método de análisis literario a los estudios culturales. Los estudios culturales podrían considerarse un estudio interdisciplinario de las prácticas y representaciones culturales.

Más adelante, se pregunta si la literatura es un tipo de lenguaje o un uso especial del mismo. Para Saussure, un lenguaje es un sistema de diferencias. Chomsky, en cambio, defiende que la tarea del lingüista es reconstruir la competencia lingüística de un hablante nativo ideal. Más adelante, el autor se plantea de qué forma se relacionan el lenguaje y el mundo, a lo que da dos respuestas: la idea de sentido común (el lenguaje proporciona nombres a pensamientos que existen) y la hipótesis de Sapir-Whorf (el lenguaje determina lo que podemos pensar). Para Culler el lenguaje que crea sus categorías, y las obras literarias las exploran. Mientras la poética parte de efectos comprobados y se pregunta cómo se logran, la hermenéutica parte de los textos y se pregunta qué significan, queriendo descubrir interpretaciones nuevas. 

La retórica distinguía entre “tropos”, que cambian el significado de una palabra, y las otras figuras indirectas, como la aliteración. Sin embargo, la teoría reciente no hace esa distinción. Derrida muestra cómo las explicaciones teóricas de la metáfora reposan sobre metáforas. Uno de los mayores problemas de la teoría de la poesía es establecer la relación entre el poema como estructura compuesta de palabras y el poema como acto. La poesía causa placer, por lo que no es necesario preguntarse qué significa. La base de la poesía está en volver extraño el lenguaje y traerlo a primer término a traves de la estructuración métrica y la repetición de sonidos. 

La primera pregunta para la narratología podría ser qué es aquello que nos permite distinguir entre una narración que acaba “como debe ser” y otra que no. 

El acto de narrar una historia se convierte en un acontecimiento dentro de la narración, cuyas consecuencias supondrá una cuestión clave. Muchas narraciones persiguen el objetivo de entretener a los lectores. La pregunta que debe hacerse la narratología es, según Culler, si es la narración una fuente de conocimiento o de ilusión.

Austin propuso la diferencia entre los enunciados constatativos, que hacen una afirmación y son verdaderos o falsos y los enunciados realizativos, que realizan la acción que describen (prometo que...), donde el enunciado es ya en sí el acto. Los teóricos afirman que se debe prestar atención a lo que el lenguaje literario hace. Butler concibe el género sexual como un realizativo, ya que no es lo que uno es sino lo que uno hace: el género lo crean nuestros actos.

Culler se plantea si el yo es algo dado o construido, por lo que comenta las explicaciones de las distintas corrientes: El psicoanálisis concibe al sujeto como producto de la intersección de distintos mecanisos. La teoría marxista considera que el sujeto está determinado por su posición en una clase. El feminismo destaca el impacto que desarrollan los papeles del género para hacer al sujeto lo que es. La Queer Theory defiende que el sujeto heterosexual se construye mediante la represión de la posibilidad de la homosexualidad.

La teoría se ha inclinado por defender que ser un sujeto es estar siempre sujeto a diversos poderes. Los personajes se resisten o se adaptan a las normas y expectativas sociales. Lacan considera que la identidad es un producto de una serie de identificaciones parciales.

Culler concluye que la teoría no origina soluciones armoniosas, sino la expectativa de pensamiento futuro. La teoría es infinita en cuanto al número y la diversidad de los análisis: es un proyecto de pensamiento en archa que no se detiene.

La teoría está cargada de incensantes reflexiones sobre el ser, la naturaleza, la función, la que debería ser función, el efecto, el potencial efecto, y el que debería ser. La teoría es, como bien destaca Culler, un conglomerado de nombres extranjeros. “¿¡Que no conoces el panarquismo expuesto por Max Nettlau, ni la visión de Volin de la revolución rusa!? ¿Entonces como puedes considerarte anarquista?”, “¿¡Si no has leído a Sedgwick, Lauretis, Butler y Wittig qué haces en esta reunión de super queers?”

Sin embargo, podemos considerar que hay mucho pseudoacademicismo dentro de muchos “teóricos”. Con pseudo academicismo podemos referirnos, precisamente, al uso de vocablos impronunciables, efecto de una unión de prefijos y sufijos, así como el empleo de palabras inventadas, copiadas; del uso excesivo de expresiones extranjeras o latinas, de continuas citas a obras que nadie ha leído y a autores que todos deberíamos ya conocer.

La teoría, la academia, parece ser un mundo en el que todo aquel “ingenuo” desconocedor de la sagrada verdad de Marx, Russel, Heiddeger o Nietzsche no tiene cabida. Como bien afirma nuestro autor, uno de los problemas de la teoría es que es inabarcable y que no tiene fin, y por tanto, estamos expuestos a la pregunta inquisidora de: ¿que no has leido este artículo, a este increíble autor?

La teoría está en continua expansión, y es imposible abarcarla toda. Debemos estar cerca a ella en cuanto que es la base de nuestra filosofía, de nuestra moral y política. Lo que debería tenerse en cuenta es cómo hacer la teoría más cercana a aquellos que no tienen ni por asomo la intención de acercarse a ella. Para empezar, quizás una teoría más “pedagógica”, menos “hecha para expertos”, sería viable. Este mismo libro, puede recibir esta crítica: pese a ser una breve introducción, el autor no para de citar autores y escuelas y empleando un lenguaje y vocabulario no muy digerible, que necesita, en muchos casos, del estudio previo de los citados autores. Por otra parte, y desde una posición escéptica, podemos considerar la inutilidad de la teoría, llegando a la cuestión de ¿por qué seguimos estudiando, analizando e intentando descrifrar esos jeroglíficos? Estamos ante la necesidad del hombre de formarse, de luchar por unos propósitos, que están escritos en libros. No podemos pretender hacer la revolución sin tener unas nociones básicas de lo que significa esta palabra para el liberalismo, el marxismo, el anarquismo, y mucho menos si no hemos estudiado, aunque sea de asomo, las revoluciones que han poblado los últimos siglos el planeta.

La teoría literaria presenta la paradoja de la inutilidad: ¿para qué sirve estudiar la literatura? ¿para qué buscar la causa del efecto que nos produce una obra cuando está claro que algo nos produce? Sin embargo, desde que el hombre empezó a filosofar, ha visto la necesidad de dar la explicación científica a todo lo que acontece el mundo, y la literatura no es algo que esté aislado; la literatura, como el arte en general, es una vía de escape a la realidad, un espacio en el que desarrollar nuestro más sincero subconsciente, donde contar experiencias vividas, donde recrearlas y darles forma. Necesitamos la competencia narrativa; bien escribiendo, bien escuchando cuentos, bien leyendo. Y no podemos vivir sin ellas. Son parte de nuestro ser, las necesitamos para soñar, para creer, y para luchar. Por tanto, podemos considerar útil, o al menos interesante, su estudio, puesto que no deja de ser el estudio de una de las ramas en las que el ser humano se desenvuelve. Pero dejando de lado la cuestión de si es útil el estudio de la literatura como rama de sabiduría, o de expresión de la misma, un tema incluso más interesante es la utilidad de la literatura por sí misma. ¿Qué fin tiene una obra literaria? ¿crear placer? Y… ¿eso de qué sirve, cuando hay otras muchas formas de diversión? ¿Por qué priorizar la lectura de Pío Baroja o los poemas de Miguel Hernández a la Play Station o
Sálvame? Aquí nos encontramos de golpe con la posmodernidad que acontece el mundo: todo, absolutamente todo, vale. Todo tiene cabida. La razón como sistema de pensamiento no es fiable. Los medios de comunicación son terriblemente poderosos; somos ya cyborgs mutantes. Si queremos convencer a un niño de doce años a que lea en vez de jugar a la consola, vemos peligrar nuestros argumentos. Leer puede resultar divertido, pero dicha función también la cumplen los juegos. Leer facilita la comprensión lectora; ¡y jugar nos hace hábiles visualmente! Desgraciadamente, no hay ningún motivo concreto sólido para animar a alguien a leer: de hecho, el escritor francés Daniel Pennac lo dice claro en su libro “Como una novela”, en el que el derecho de no leer un libro, está entre los diez derechos del lector.

La lectura es un pasatiempo, una forma de crear mundos nuevos, ingresar de lleno en lugares, historias y personajes que nos gustaría ser; es una vía de escape de nuestro horrible mundo. La lectura es una forma más de diversión dentro de nuestro gran marco de ocio, y tambien, de represión, de obligación: la imposición de largas y aburridas lecturas a niños de 10, 12 y 25 años; de primaria, de bachillerato, y de universidad. Imponer la lectura a modo de imperativo categórico no induce a la lectura, sino a odiarla.

Volviendo a la teoría literaria, esta es uno de los muchos estudios económicamente improductivos para el capitalismo: como tal, no genera ningún beneficio. Y esto es un factor determinante que, junto con el entretenimiento colectivo inducido a priori que los medios de comunicación ejercen sobre la sociedad, hacen ver a la literatura, y al estudio de ésta, como algo inútil, innecesario, prescindible; en definitiva, improductivo.

El postestructuralismo viene el estructuralismo y la hermenéutica. Ésta última interpreta los textos y los lee desde la nada. Con el estructuralismo se busca “lo fundamental”, “lo primero”. Saussure afirma que en la lengua no hay nada principal, y que todo es estructural. Por ejemplo, para Strauss la escultura es estructura.
El postestructuralismo desmenuza la estructura. Considera que lo natural no es original. Se tienen que dar las condiciones sociales para que el estado natural del hombre pueda desarrollarse. Considera que no hay una naturaleza original. La red se sostiene por “estar” hecha. No tiene fundamentos: las justificaciones son los demás modos. 

Foucault ha sido considerado el gran posmoderno y postestructuralista, aunque él negara dichas etiquetas. Sin duda alguna fue un filósofo brillente que comenzó a investigar las relaciones de poder y la legitimización de las prácticas sexuales, así como la historia de la sexualidad, de su represión, de sus manifestaciones, prácticas, etc... La burguesía industrial del siglo XIX comenzó a darle un gran valor a la familia tradicional como pilar de una sociedad estable. Dentro de la familia tradicional, la reproducción era esencial para producir nueva potencial mano de obra. Karl-Maria Kertbeny en 1869 creó el término homosexual para clasificar a personas del mismo sexo biológico que sienten atracción sexual entre ellas, y tuvo muy buena acogida entre la comunidad científica. No obstante, años atrás, el abogado y primer activista gay moderno Karl Heinrich Ulrichs intentó hacer una descripción de las distintas sexualidades (Urning, Dioning, Uranodioning...). Entonces, el moderno término de Kertbeny es empleado por los discursos médico-jurídicos y por la propia burguesía para clasificar a las personas y convertirlas en “algo distinto”, de “otra especie”, pues es mucho más fácil controlar y reprimir (cuando sea necesario, pues en la Posmodernidad actual, los dildos son instrumentos de placer y son meras representaciones de aquellos aparatos que en el siglo XIX el médico John Harvey Kellogg empleaba contra las mujeres que sufrían de histeria) cuando sea necesario. La clasificación favorece al opresor porque tiene mejor controlado a los oprimidos, pero también les favorece a éstos últimos, pues, al ponerle una careta, una identificación que le diferencia, le margina del resto, y pueden rebelarse como grupo oprimido: antes se castigaban actos sexuales concretos (sexo anal, postura sexual del jinete, etc...), pero a partir de ese momento, uno no hace “algo malo”, sino que “es malo”; no practica la sodomía, sino que es homosexual. No practica la postura del jinete, sino que es jineteador. Este “ser” malo deviene intrínseco en la condición de esa persona, es su máxima expresión, una característica más, que se trata de defecto. La teoría queer, gran influenciada del postestructuralismo, la posmodernidad, y como no, de los estudios de Foucault sobre la sexualidad, cuestiona la supuesta verdad escondida tras conceptos tan naturalizados como sexo, orientación sexual y por supuesto, el género. La clasificación social de acuerdo a estos patrones facilita el control político. Se es mujer, heterosexual, femenina, o se es hombre, heterosexual, masculino; el régimen moral heteropatriarcal no admite otra posibilidad, otra realidad. Butler está bastante acertada cuando afirma que “El género es una copia sin original”. Es, pues, un realizativo: un acto repetitivo, que se describe por sí mismo, y que simplemente, ES.

Como antes se ha mencionado, la literatura, a la vez de ser un obstáculo para el sistema, es también, un mecanismo; libros como los publicados por Belén Estéban y Jorge Javier Vázquez encuadran perfectamente en la clasificación que hace Chomsky de los medios de comunicación como capitalizadores de la atención de la sociedad; y sin embargo no son programas de cotilleo, sino libros, y además, con miles y miles de ejemplares vendidos.

La literatura subversiva tiene también el problema del oligopolio de las grandes editoriales. Las editoriales emplean su subjetividad para decidir qué es digno de leerse y comercializarse, y por supuesto, con la ayuda de los mecanismos de opresión del Estado (por ejemplo, el libro “La insurrección que viene”, fue publicado y más tarde censurado en Francia y detenido su supuesto escritor).

En conclusión, podemos afirmar que la literatura no tiene valor por sí misma, y por tanto, muchísimo menos su estudio; sin embargo no por eso debemos hacer apología antilectora. Como ya se ha mencionado, es el vehículo de la cultura, del saber, y debe estar a entera disposición de todo aquél que quiera conocer nuestro pasado, nuestro presente, y que, por qué no, quiera escribir nuestro futuro como sociedad que cada día que pasa, demuestra estar más cerca del abismo.





'HOUSTON', R.E.M.

$
0
0
"Si la tormenta no me mata, el gobierno lo hará..."


... And so there are
Claims forgiven
And so there are things
That are gone...



LETRA:

If the storm
Doesn't kill me
The government will
I've got to get
That out of my head
It's a new day today
And the coffee
Is strong
I've finally
Got some rest

So a man's put to task
And challenges
I was taught to hold
My head high
Collect what is mine
Make the best
Of what today has

Houston is filled
With promise
Laredo
Is a beautiful place
Galveston sings
Like that song
That I loved
It's meaning
Has not been erased

And so there are
Claims forgiven
And so there are things
That are gone

Houston is filled
With promise
Laredo
Is a beautiful place
Galveston sings
Like that song
That I loved
It's meaning
Has not been erased

And some things
They fall
To the wayside
Their memory
Is yet to be still
Belief
Has not filled me
And so I am put
To the test





'APRENDER A DECIR NO', por Luis Enrique Ibáñez

$
0
0
"El bombero gallego dijo no... su no también ha salvado, no sólo el desahucio de aquella pobre mujer, sino, sobre todo, ha salvado el significado de la palabra esperanza. Porque decir no... se convierte, no ya en acto revolucionario, que también, sino en un fármaco poderoso que nos ayuda a mantener intacta nuestra salud mental...

Y nosotros, los profesores, cuando nos pidan que demos clase en condiciones excesivamente precarias... quizá, también deberíamos decir no, aquí nos plantamos"

El bombero gallego que supo decir no

APRENDER A DECIR NO

Son sólo dos sonidos, una sílaba, una palabra que lleva tiempo llamándonos desesperadamente para que la enarbolemos con orgullo en este sucio aire que nos oprime. No, dos letras aguerridas que envuelven con fiereza inteligente la única actitud posible ante tanta injusticia. No, el único grito oportuno, estratégico, para no terminar de asumir, de modo irreversible, nuestra nueva condición de esclavos posmodernos, de individuos aislados, alienados, que han sido regresados, sin apenas tiempo de reacción, a esta nueva Edad Media, a este infierno consentido. No, la única respuesta creativa para no seguir siendo cómplices de tantas matanzas invisibles. No

No, para no olvidar nuestro derecho natural, nuestro deber humano, insoslayable, de desobedecer cualquier orden injusta.

El bombero gallego dijo no. Tenía que ejecutar un desahucio. Pero se paró, pensó y su condición de humano se elevó digna por encima de las órdenes inhumanas: "Yo no participo en esto, yo no corto la cadena". Su no le ha supuesto un expediente y una multa de 600 euros. Sí,  pero su no también ha salvado, no sólo el desahucio de aquella pobre mujer, sino, sobre todo, ha salvado el significado de la palabra esperanza. Porque decir no, ahora, en estos tiempos de estafa infinita se convierte, no ya en acto revolucionario, que también, sino en un fármaco poderoso que nos ayuda a mantener intacta nuestra salud mental.

La primera frase que Roberto Rivas, el héroe bombero, ha pronunciado tras conocer sus sanciones ha sido "por supuesto, volvería a hacerlo". Añadió que lo que buscaba con aquella acción era "visualizar que los bomberos no deberíamos realizar esta clase de servicios". Afirmó también que en el atestado policial sobre aquellos hechos "se está mintiendo" y que "deberían tener responsabilidades por mentir y que dimita ya la gente que está haciendo esta represión". 


Roberto Rivas, a su llegada al juzgado Contencioso Administrativo de A Coruña. EFE/Cabalar (publico.es)


El propósito, el mandato irrenunciable: convertirnos todos en 'Bartleby, el escribiente', pero en plan de hasta aquí hemos llegado. Cada vez que nos ordenen algo extraño, algo que nos golpee con ese olor a podredumbre moral,  algo de eso que producen las antiguas arcadas, los pensamientos inaceptables, contestar, de modo tranquilo, pausado, en voz baja, "preferiría no hacerlo".

Quizá, ese policía que recibe la orden de reprimir con toda la fuerza inimaginable esa justa y necesaria protesta, quizá, podría decir no, preferiría no hacerlo.

Quizá, ese médico al que le dicen que antes de atender a ese mendigo extranjero le pida su tarjeta sanitaria, quizá, podría decir no,preferiría no hacerlo.

También ese administrativo que está sentado detrás del mostrador en la entrada de ese hospital, cuando le ordenen que muestre a ese inmigrante el maldito papel para firmar un obsceno e imposible compromiso de pago, quizá debería decir no, preferiría no hacerlo.

Y nosotros, los profesores, cuando nos pidan que demos clase en condiciones excesivamente precarias, en circunstancias que imposibilitan de modo absoluto que nuestros alumnos reciban una "enseñanza de calidad", (¿cómo era eso, querido Wert? Ah, ya, la excelencia educativa... tiene guasa, ¿verdad?), quizá, también nosotros deberíamos decir no, aquí nos plantamos.

Y puede que mi amiga, la que acaba de llegar a su nuevo instituto, la que ya no está contenta, cuando le pidan su lindo pulgar para sacar la huella digital, y así firmar las entradas y salidas, puede que también deba contestar no, preferiría no hacerlo.

Podríamos seguir de modo indefinido, pero entonces no acabaríamos nunca. Repetimos, a veces la desobediencia no es sólo un derecho, es un deber, un posicionamiento ético, una bofetada ideológica.

Se hace imposible no acordarse de Thoreau, uno de los grandes precursores de la desobediencia civil, aquel digno estadounidense que prefirió ir a la cárcel antes que pagar sus impuestos a un gobierno que admitía la esclavitud, y que estaba envuelto en una guerra con México.

Por cierto, ¿en cuántos asuntos injustos llevan envueltos nuestros gobiernos desde hace ya varios años?

Dicen los amigos de Vetusta Morla que nos han dejado "sin linternas... sin mapas en la oscuridad". 

Pues bien, ahí tenemos, para nuestro uso exclusivo, una brújula eficaz, mágica: aprender a decir no.



ENTRADAS RELACIONADAS:

ANTÍGONA EN LA MONCLOA, por Benjamín Prado (escritor)

("¿Qué respeto a las normas nos pueden exigir quienes a la vez que nos piden sacrificios cobran cientos de miles de euros y mientras predican la austeridad se reparten sobres invisibles llenos de billetes de color violeta? ¿Cómo se atreven a hablar de honradez?" "¿Qué sucede cuando se vacía de significado a la democracia?"  “Hay que situar la desobediencia civil no solo en el lenguaje político, sino en nuestro sistema político”)


DERECHO A DESOBEDECER, por Juan Torres (Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla)
("Los españoles no tenemos por qué aceptar la traición de nuestros gobernantes y la imposición de políticas injustas y basadas en mentiras, que solo benefician a las minorías privilegiadas, ya salgan de La Moncloa, de Bruselas o del mismo infierno.")




'EL LECTOR ACTIVO', por Enrique Vila-Matas

$
0
0
"... Justo en el momento en el que Tolstoi parece haber suspendido ligeramente la intriga, Anna se coloca en las rodillas un almohadón... Después, pide a Aniuska una linterna, que sujeta en el brazo de la butaca, y saca de su bolsita roja un cortapapeles y una novela inglesa...

toda lectura activa contiene el gesto más profundamente democrático que conozco. Es el gesto de quien sabe abrirse al mundo y a las verdades relativas del otro... Si se exige talento a un escritor, debe exigírsele también al lector... Los escritores fallan a los lectores, pero también ocurre al revés"


'Muchacha leyendo', Renoir

EL LECTOR ACTIVO


La lectura es un arte, aunque muchos autores de hoy lo ignoran, ya que andan atareados complaciendo lo que se espera de ellos: intrigas trilladas, personajes que hablen como en las series más mediocres de televisión, estilo de tiralíneas. Claridad se les reclama, y que no embrollen. Que respiren con naturalidad y no ensombrezcan las mañanas.

Ostentadora del gusto general, la mayoría lectora, que cuenta con la reveladora complicidad del sufragio de los que no leen, actúa como si hubiera vencido en las urnas y eso le permitiera ahora imponer la figura del lector pasivo y someter cualquier lectura individual a la más burda lectura general, prisión de todos.

Tiene este horror su lógica si se piensa que entre los lectores de hoy triunfa aquella comodidad que ya en los años treinta llevó a Cyril Connolly a ironizar sobre los perezosos: "Con independencia del talento que inicialmente posean, se condenan a ideas y amistades de segunda mano".

Hasta donde alcanza la memoria, mi icono clásico del lector activo es una lectora, Anna Karenina, viajando de noche en el tren de Moscú a San Petersburgo. Justo en el momento en el que Tolstoi parece haber suspendido ligeramente la intriga, Anna se coloca en las rodillas un almohadón y, envolviéndose las piernas con una manta, se arrellana cómodamente. Después, pide a Aniuska una linterna, que sujeta en el brazo de la butaca, y saca de su bolsita roja un cortapapeles y una novela inglesa.

En mi recuerdo, el momento es pura iluminación. Asocio la linterna de Anna con aquella peculiar luz propia, cuya necesaria existencia percibiera Paul Valéry cuando en sus Cuadernos consideró plausibles un tipo de obras que contaran con la iluminación propia del lector, es decir, un tipo de obras escritas sin pensar en darle algo a quien lee, sino, al contrario, pensando en recibir de él: "Ofrecer al lector la oportunidad de un placer -trabajo activo- en lugar de proponerle un disfrute pasivo. Un escrito hecho expresamente para recibir un sentido, y no sólo un sentido, sino tantos sentidos como pueda producir la acción de una mente sobre un texto".

Décadas después, Roland Barthes recogería el guante y diría que para devolverle su porvenir a la escritura había que darle la vuelta al mito: "El nacimiento del lector se paga con la muerte del autor". Exageró, pero con su idea dejó entretenidas a dos generaciones de estudiosos y demostró, además, que del acontecer implacable que conduce a la muerte nada nos distrae tanto como la lectura activa. La famosa muerte. La he visto esconderse en los relojes en La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy, esa novela con la que Laurence Sterne llenó de salud la relación del escritor con el lector: "A medida que prosiga usted en mi compañía, el ligero trato que ahora se está iniciando entre nosotros se convertirá en familiaridad, y ésta, a menos que uno de los dos falle, acabará en amistad".

Puede que fallarle a tipos como al gran Sterne sea el error de tantos lectores de ahora, consumidores de sucedáneos de la literatura. Pero anima saber que hay indicios del regreso del lector activo. Algo comienza a moverse en medio del barullo de las novelas esotéricas y otros engendros, y se diría que hasta incluso pierde ya fuelle la estúpida exaltación del lector pasivo, que esconde en realidad la exaltación de los que no leen. Reaparece el lector con talento y parece que comienzan a replantearse los términos del contrato moral entre autor y público. Respiran de nuevo los escritores que se desviven por un tipo de lector que sea lo suficientemente abierto como para permitir en su mente el dibujo de una conciencia extraña, incluso radicalmente diferente de la suya propia.

La secuencia central de toda lectura activa contiene el gesto más profundamente democrático que conozco. Es el gesto de quien sabe abrirse al mundo y a las verdades relativas del otro, a la sagrada revelación de una conciencia ajena. Si se exige talento a un escritor, debe exigírsele también al lector. Porque el viaje de la lectura pasa muchas veces por terrenos difíciles que reclaman tolerancia, espíritu libre, capacidad de emoción inteligente, deseos de comprender al otro y de acercarse a un lenguaje distinto del que nos tiene secuestrados. Como dice Vilém Vok, no es tan sencillo para un lector sentir el mundo como lo sintió Kafka: un mundo en el que se niega el movimiento y resulta imposible siquiera ir de un poblado a otro.

Las relaciones entre lector y escritor remiten tanto a un mundo radicalmente negado para el movimiento como a la escena más opuesta: dos aislados poblados kafkianos, acercándose. Una novela es una calle de dos direcciones, animada por dos talentos; una calle en la que la tarea que se requiere a ambos lados es, al final, la misma. Leer, cuando se lleva a cabo con linterna propia, es tan difícil y apasionante como escribir. Tanto quien escribe como quien lee, aun entreviendo el fracaso, buscan la revelación certera de lo que somos, la revelación exacta de la conciencia personal de uno mismo, y también de la del otro. Y aquellos que sitúan la lectura al nivel de la experiencia pasiva de ver televisión lo único que hacen es vejar a la lectura y a los lectores. De hecho, las mismas destrezas que se necesitan para escribir se precisan también para leer. Los escritores fallan a los lectores, pero también ocurre al revés y los lectores les fallan a los escritores cuando sólo buscan en éstos la confirmación de que el mundo es como lo ven en su pequeña pantalla. Los nuevos tiempos traen esa revisión y renovación del pacto exigente entre escritores y lectores. Cabe esperar, parafraseando a Henry James, que pronto pueda decirse que unos y otros trabajan con lo que tienen, y sus grandes dudas son su pasión, y esa pasión es precisamente su gran tarea.

(Fuente: El País, 27-09-2009)




'UN DEPREDADOR MENOS', por Santi Ortiz

$
0
0
"Se fue, pero dejó un paisaje desolado con millones de damnificados bajo su imperio de opresión e injusticia...

En su día, el Tribunal Supremo, en referencia al caso de “cesiones de crédito”, por el que tenía que haber ingresado en prisión, dijo de él que “su actuación transgrede la ética y repugna socialmente”. No pasó nada...  Para eso era el jefe...  Ojalá Emilio Botín fuera el último de su calaña; pero eso, además de un deseo, no deja de ser una utopía"

UN DEPREDADOR MENOS

     Ha muerto Emilio botín. Ha muerto un enemigo del pueblo. Un adversario de la Democracia real. Uno de los oligarcas más poderosos del país, si no el que más. Un ser insaciable de poder y dinero. Una persona que extravió los escrúpulos –él sabrá tras qué esquina de la vida– y se dedicó a engañar, a corromper, a estafar, a transgredir cualquier código ético para satisfacer sus ansias de poderío, sin importarle en absoluto el daño que sembraba a su paso.

     Fue un mandarín de las finanzas. El típico lobo para el hombre y, tal vez, el titiritero principal de esta España empobrecida y desesperanzada para que él y otros como él pudieran acopiar riquezas y privilegios. Con férrea mano manejó a su antojo todas las marionetas de la política: las que ponen la cara para que se la partan, las que acceden a ser candidatos en las elecciones y llegan, en el mejor de los casos, hasta ocupar el cargo de presidente del Gobierno, sin que, en el gobierno real de la nación, pasen de ser capataces distinguidos de personajes como este Botín que ya no está entre nosotros.

     Se fue, pero dejó un paisaje desolado con millones de damnificados bajo su imperio de opresión e injusticia. Estaba acusado por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), como presunto organizador y ordenante de la puesta en práctica del sistema comercializador de hipotecas basuras. En su día, el Tribunal Supremo, en referencia al caso de “cesiones de crédito”, por el que tenía que haber ingresado en prisión, dijo de él que “su actuación transgrede la ética y repugna socialmente”. No pasó nada. Como tampoco ocurrió nada en 1996, cuando Botín fue objeto de la acusación de fraude a la Hacienda Pública, por el Abogado del Estado, que pedía para él 170 años de cárcel, más de 42 millones de euros de multa y casi 86 de responsabilidad civil. Sin embargo, la entonces secretaria de Justicia, María Teresa Fernández de la Vega, intervino cursando al Abogado del Estado instrucciones para que no “se dirigiera acción penal alguna por presunto delito contra la Hacienda Pública, contra la citada entidad bancaria (Banco de Santander) o sus representantes.” Con lo cual, una vez retirados los cargos, Botín volvió a salir impune. Para eso era el jefe.

     Hasta ahí llegó: hasta la más absoluta impunidad. Después, a pesar de toda su opulencia, de sus escandalosos privilegios, de su red de servidores, ha perdido la última batalla con la Democracia. Porque la Dama de Negro es la más democrática que existe, la auténtica Dama ciega –no la Justicia, que mira, ve y sabe quién es quien–, la que nos iguala a todos, al rico y al pobre, al honrado y al ladrón, al inocente y al criminal, al indigente y plutócrata…


     Yo no me conduelo por el fallecimiento del señor Botín. Ni me sumo al coro de plañideras cómplices. Hizo demasiado daño como para pasar página incluso con su muerte. Tampoco me congratulo de ella. Sí me gustaría que no hubiera nacido, como Franco, como tantos otros que pasaron por este mundo para abonar la desdicha y la desesperanza y trataron a sus semejantes como si vinieran a él para servirlos. Ojalá Emilio Botín fuera el último de su calaña; pero eso, además de un deseo, no deja de ser una utopía.

ENTRADA RELACIONADA:

ESPAÑA EN MANOS DE SINVERGÜENZAS Y LADRONES, por Juan Torres (Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla) / 'EL BUSCÓN', DE QUEVEDO (fragmento)

("... el “Sanedrín financiero”... que maneja la economía española imponiendo siempre su voluntad al gobierno o al Banco de España, bajo la batuta todopoderosa de Emilio Botín, presidente del Banco de Santander...")




'EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA', de F. García Lorca. PROPUESTA DE EXAMEN (con las versiones musicales de M. Poveda y A. Prada)

$
0
0

"Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte...
"




EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA 

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal, la piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.


Pero yo te sufrí, rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena noche
del alma para siempre oscura.



('Sonetos del amor oscuro')

ADAPTACIÓN MUSICAL DEL POEMA DE MIGUEL POVEDA



PREGUNTAS:


1ª ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS

2ª TEMA. RESUMEN


3ª COMENTARIO CRÍTICO

Preguntas guía para el comentario crítico

1ª ¿Cómo está organizado el texto? (Estructura)
2ª ¿Qué tesis defiende el autor? (Ver Orientaciones para determinar el tema...)
3ª ¿Podrías resumir brevemente el texto con tus propias palabras?
(Las tres primeras preguntas corresponden, evidentemente, a las preguntas de Selectividad, ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS, TEMA Y RESUMEN. A partir de la cuarta pregunta comenzaría -es sólo una propuesta- el COMENTARIO CRÍTICO)
4ª ¿Qué tipo de texto es? Si es un texto literario, ¿a qué momento histórico pertenece, está "encuadrado" en algún movimiento literario?
5ª ¿Es un tema actual? ¿Crees que hay alguna idea "secundaria" importante?
6ª ¿Es un tema polémico?
7ª ¿Es un tema local/universal
8ª ¿Qé argumentos utiliza el autor para defender su tesis?
9ª ¿Es objetivo en sus planteamientos, o es subjetivo?
10ª ¿Cuáles son las “marcas lingüísticas” de su supuesta subjetividad? ¿Cuáles son las expresiones más impactantes, más significativas? Coméntalas.
11ª ¿Es un tema original?
12ª Si no lo es, ¿lo es, al menos su tratamiento, su enfoque?
13ª ¿Cuál es tu opinión?
14ª ¿Qué argumentos añadirías?
15ª ¿Qué argumentos opondrías a los del autor?
16ª ¿Puedes relacionar el texto, su tema principal, con otros textos, noticias… que conozcas?
17ª Teniendo en cuenta la intención del autor, ¿crees que ha sido eficaz? ¿Qué funciones del lenguaje predominan?
18ª ¿Cómo concluyes tu análisis, tu comentario?

4ª EXPLICAR LA FUNCIÓN SINTÁCTICA DE LA PALABRAS SEÑALADAS (negrita)


5ª  CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DEL GÉNERO LÍRICO / POESÍA ESPAÑOLA HASTA 1939



ENTRADAS RELACIONADAS:


(... Eran las noches incurables y la calentura. 
Las altas horas de estudiante solo 

y el libro intempestivo 
junto al balcón abierto de par en par...)



(... Mi alma está madura 
hace mucho tiempo, 
y se desmorona 
turbia de misterio. 
Piedras juveniles 
roídas de ensueño 
caen sobre las aguas 
de mis pensamientos...)




ADAPTACIÓN MUSICAL DEL POEMA DE AMANCIO PRADA







'YA NO SE ESCONDEN... TRAS LA MUERTE DE BOTÍN, EL PAÍS (EL DIARIO) RINDE HONORES AL GRAN AMO', por Luis Enrique Ibáñez

$
0
0
"Me gustaría saber cuánto deben a los bancos, incluido el Banco Santander, las grandes empresas de desinformación y los grandes partidos a la familia Botín, y a los bancos en general... Cebrián, ¿por qué no vas a hablar con las decenas de miles de desahuciados de este país, con los familiares de todos los suicidados españoles de estos últimos años, con los emigrantes latinoamericanos que han tenido que volver... y les cuentas a todos, desde tu obsceno púlpito, cuánto deben a Emilio Botín? ¿De qué vas? ¿ Tú qué debes?"

Emilio Botín (a la derecha) dialoga con Juan Luis Cebrián en 2007. / ULY MARTIN (EL PAÍS)

YA NO SE ESCONDEN... TRAS LA MUERTE DE BOTÍN, EL PAÍS (EL DIARIO) RINDE HONORES AL GRAN AMO

Puede que el pueblo español se halle demasiado quieto, si se tiene en cuenta la paliza que le están dando. No obstante, el pueblo español ya no es tan imbécil como siguen creyendo allá en las alturas serviles, servidoras del poder, esclavas del Mal y recompensadas por él, alturas en las que se encuentran los despachos de esos consejos de administración, o de redacción de, pongamos por ejemplo, PRISA y el diario El País.

Existen palabras, expresiones, que hace años podían sonarnos a chino, y sin embargo ahora las conocemos, sabemos qué esconden detrás, las tememos, nos poseen, sí pero sabemos ya quiénes las sostienen. Expresiones como déficit, deuda privada, deuda pública, preferentes, dación en pago, austeridad, estabilidad financiera, rescate bancario, etc. Sobre todas ellas hay una en especial que parece dominar todos los aspectos de nuestra existencia, incluso puede decidir si vivimos, o no: los mercados, "una especie de ente inefable, inaprensible, dotado de connotaciones religiosas, y que cuando habla produce el mismo efecto que los antiguos oráculos, el oráculo ha hablado, los mercados han dicho... la confianza de los mercados, la desconfianza de los mercados, la opinión de los mercados, el diagnóstico de los mercados... Y todos nosotros, los pequeños hombrecillos, esperando aterrados la voz de los mercados. Y parece como si no pudiéramos definirlos, o peor aún, como si estuviese prohibido identificarlos...", escribíamos hace cuatro años. Y para poder aclararnos, acudíamos, como siempre, a las grandes obras clásicas.


Ahora, sí sabemos perfectamente qué significa esa expresión. Ahora, sí tenemos claramente identificados a esos mercados. Los mercados son, fundamentalmente, las grandes empresas y las grandes entidades financieras. Los mercados son, entre otros, el Banco Santander, Teléfonica, El Corte Inglés, Repsol, Endesa, Gas Natural... y otros lobos más de esa calaña, lobos de aquí, y de afuera. 

Los mercados son los grandes gobiernos a la sombra, parapetados en una simulación democrática, en una democracia en diferido (¿verdad, Cospe?). Los mercados son los verdaderos hombres de negro que machacan y estafan a la población de forma continuada.

El Banco Santander de la familia Botín forma parte, importante, de esos "mercados". Nunca un apellido fue tan oportuno para una familia.

Y la sombra de esos mercados, su poder, se extiende no sólo a los llamados grandes partidos, sino también a los más poderosos e influyentes medios de comunicación, de este país, y de otros. Porque para poder dominarlo todo, tienen que estar en todos los sitios, también en la Universidad, en consejos de rectores, ofreciendo préstamos para másters, ordenando a la secretaria de Educación que que cambie el sistema de becas por el de préstamos, ahí estarán ellos... practicando esa usura que los define, poniendo eternamente su sucia mano delante de nuestros bolsillos.

No vamos a mencionar los artículos y editoriales de periódicos como El Mundo, La Razón, o ABC, ni mucho menos vamos a dar el nombre (eso es lo que él quiere) de ese mentecato con vocación de inútil incendiario que ha escrito eso de "Que muera un pobre es importante para los familiares pero que muera un rico es trágico para España. Lo fundamental en un país son sus ricos y la turba es intercambiable. Lo que da identidad, elegancia y distinción a un Estado son sus millonarios", ya hay que ser sandio.

Sí vamos a mencionar, por eso de que se trata de un periódico progresista, la artillería de artículos babosos y vergonzantes con los que El País ha querido insultar a nuestra inteligencia al día siguiente de la muerte del Presidente del Gobierno, perdón, ha sido un lapsus, del Presidente del Banco Santander.

En el editorial('Un gran innovador') de El País se dice,  "Con Emilio Botín desaparece uno de los banqueros más importantes de Europa, protagonista destacado de la transformación del sistema financiero español de los últimos 30 años; un banquero a tiempo completo, conocedor del oficio...". ¿Qué significa para El País"uno de los banqueros más importantes de Europa, protagonista bla, bla, bla"? ¿Esto qué es? ¿Transformador del sistema financiero español? Ya se qué es, protagonista principal de la toma del poder público por parte del sistema financiero español.

Juan Luis Cebrián, presidente ejecutivo del grupo PRISA, se atreve, qué vergüenza, a citar en el mismo diario (¿o es de la familia Botín) al escritor Mark Twain ('Los paraguas del banquero'), y, sin que le tiemble el pulso, sin ningún pudor, escribe, "Es famosa la frase de Mark Twain según la cual “un banquero es alguien que te presta un paraguas cuando hace sol y te lo quita cuando llueve”. Si el brillante escritor americano hubiera conocido a Emilio Botín hubiera aceptado que hay siempre excepciones que confirman la regla".

Cebrián, ¿cuánto le debe PRISA, o El País,  al Banco Santander para meter a alguien como Mark Twain en el puchero de Emilio Botín? ¿Has leído a Mark Twain? ¿Sabes de lo que hablaba? 

Otra frase de Cebrián sobre su  presunto amo que tampoco tiene desperdicio, "Descuellan su contribución y apoyo al desarrollo universitario y su discreta aunque poderosa influencia en la configuración de nuestra democracia". La Universidad como templo de libertad, democracia y saber, ha muerto. Y lo ha hecho, entre otras cosas, porque los usureros han metido sus garras en las facultades, no sólo para vender más préstamos, sino, sobre todo, para instalar la cultura del negocio rápido, directo y eficaz, pero exclusivo para las élites dominadoras que van a lanzar, lanzan ya, al descampado al resto de la población. El concepto Botín está en la matriz de ese proceso, Cebrián, y mis alumnos ya lo están comprobando.

Cebrián -me dan arcadas- también afirma que "España y América Latina le deben mucho..."

Cebrián, ¿por qué no vas a hablar con las decenas de miles de desahuciados de este país, con los familiares de todos los suicidados españoles de estos últimos años, con los emigrantes latinoamericanos que han tenido que volver, y que les buscan para que paguen con lo que no tienen una casa que ya tampoco tienen, con los ancianos de aquí que buscan dinero en sus monederos para pagar su medicación... y les cuentas a todos, desde tu obsceno púlpito, cuánto deben a Emilio Botín? ¿De qué vas? ¿ Tú qué debes?

En el mismo diario, en el mismo día, José María Lasalle, secretario de Cultura del actual lacayo, perdón, gobierno de España, afirma "Botín consideraba que los negocios debían revertir en la sociedad promoviendo la cultura, la formación y las bellas artes". ('Un mecenas')

¿Revertir en la sociedad, Lasalle? Ah, ya, te refieres a cuando Botín puso  un montón de dinero sucio para financiar la visita del Papa organizada por Rouco Varela y, de paso, a lo mejor, quién sabe, obtener suculentas desgravaciones fiscales. Lasalle, eres demasiado joven para creerte lo que dices.

Para que el coro insoportable del diario El País no se quedara falto de nada, invitan también a alguien tan neutral, tan intelectual, tan ecuánime, tan equilibrado, tan limpio, tan lúcido, como Luis de Guindos, actual ministro de Economía y Competitividad, pero, en realidad, según afirman muchos, infiltrado eficaz del poder financiero que se ha orinado en la democracia que creemos tener, ya saben, antes de ser ministro en esta colonia que habitamos trabajaba, o lo que sea, en Lehman Brothers (también perteneció al consejo de Administración de Endesa, qué cosas). Y este hombre afirma, sin vomitar, que Don Vito, perdón, me he equivocado, que Botín le dijo "Tú sabes lo que tienes que hacer, y yo te apoyaré sobre el rescate". Creo que esta frase no necesita explicación... si alguien la necesita, que la trabaje.

Me gustaría saber, en fin, cuánto deben a los bancos, incluido el Banco Santander, las grandes empresas de desinformación y los grandes partidos a la familia Botín, y a los bancos en general. 

A Botín, sí, ese hombre que, cuando el número de suicidios en España alcanzaba cuotas increíbles, afirmaba "vivimos un momento fantástico", ese hombre que decía que había que reformar el sistema de pensiones... probablemente para obligarnos a todos a contratarle un sistema de pensiones privado después de haber trabajado 38 años, y después de haber puesto nuestro dinero para que ellos no redujeran sus pornográficas ganancias, ese hombre del que todavía no sabemos cómo coño se las apañó, con Hacienda, para salirse de rositas con esa cosita, nada, de su evasión fiscal.

Que acabe Vicenç Navarro, catedrático de la Pompeu Fabra, quiero decir que no es un perroflauta,

"... Es como si una persona robara dinero a otra y luego tuviera la osadía de prestarle el dinero robado (porque no había dinero disponible de ninguna otra fuente) a la persona robada, a unos intereses elevadísimos. El ladrón robaría dos veces a la persona robada. Esto es lo que la banca ha hecho." ('Por qué la deuda pública no debe pagarse')

La banca es la familia Botín.

P.D. Me gustaría que mis admirados, de verdad, colaboradores del diario El País, Juan José Millás, Gustavo Martín Garzo, incluso Juan Goytisolo, escribieran, nos regalaran, una semblanza del banquero ido, y una reflexión oportuna sobre los artículos de opinión de ese diario aparecidos hoy en ese periódico que les paga.

Sólo si puede ser.

ENTRADA RELACIONADA:

UN DEPREDADOR MENOS

("Se fue, pero dejó un paisaje desolado con millones de damnificados bajo su imperio de opresión e injusticia... En su día, el Tribunal Supremo, en referencia al caso de “cesiones de crédito”, por el que tenía que haber ingresado en prisión, dijo de él que “su actuación transgrede la ética y repugna socialmente”. No pasó nada...  Para eso era el jefe...  Ojalá Emilio Botín fuera el último de su calaña; pero eso, además de un deseo, no deja de ser una utopía")





Viewing all 2601 articles
Browse latest View live