"Los griegos tenían un concepto muy hermoso que habría que recuperar: metaxu. Significa intermediario, puente. Nuestro tiempo ha perdido esos puentes, el entre, ahora todo es una sola cosa. El poder es definición, fijeza, cosificación, una vida entre clichés. Pero la verdad no cabe en esos clichés, en un solo sueño...
“El extranjero te permite ser tú mismo, al hacer de ti un extranjero”. Son palabras de Edmond Jabès, ciudadano del mundo. Quienes cruzan los puentes, eso es lo que todos deberíamos ser: extranjeros en esta tierra"
ASUNTOS DE FAMILIA
Hace un par de años solía ir cada tarde a un mesón que hay junto a mi casa. Su dueño era un hombre joven, generoso con sus clientes. Solo tenía un problema, cualquier motivo le parecía bueno para lanzar todo tipo de invectivas contra Cataluña y los catalanes, lo que se acrecentaba de manera indescriptible si lo que retransmitían por televisión era un partido del Barça. Entonces se transformaba en un auténtico MisterHyde, capaz de proferir las mayores infamias contra los que consideraba, sin que pudiera saberse por qué, sus más acérrimos enemigos. Yo, que soy del Barça desde mi infancia, sufría con callada resignación aquellos arrebatos de furia, transcurridos los cuales el hombre se serenaba y volvía a ser el apacible tabernero de siempre. Una tarde, en que su locura alcanzó cotas inadmisibles, le llamé la atención. Qué pasaría, le dije en un tono aleccionador, si por casualidad algún catalán entraba en su bar y le oía proferir tales barbaridades. No debí hacerlo, pues los insultos alcanzaron entonces cotas insospechadas. Me fui del bar y no he vuelto a pasarme por allí. Lo digo con cierta pena, pues, salvo por aquella locura, el hombre no era un mal tipo.
He vuelto a pensar en él en estos últimos meses, en los que el independentismo catalán ha adquirido unas dimensiones tan preocupantes como impredecibles. Basta con recordar los artículos que Quim Torra ha venido escribiendo a lo largo de estos últimos años sobre los españoles, y que tanto se parecen a las cosas que mi conocido decía de los catalanes. Claro que este lo hacía en la barra de un bar, mientras que Quim Torra publicaba sus artículos en medios que damos por serios. Porque lo verdaderamente preocupante no es que se digan cosas así, sino que quien lo hace pueda ser elegido para representar los intereses de todos. No quiero ni imaginarme lo que sería de los catalanes si mi conocido llegara a ser president de la Generalitat, cosa harto improbable, gracias a Dios.
Claro que en este triste país nuestro no dejan de suceder cosas que parecen propias de la barra de un bar. No nombraré las que están en la mente de todos, pues entre nosotros sobran los insultos. La pregunta es por qué me siguen afectando tanto. Supongo que tiene que ver con esos asuntos de familia que nos vinculan indisolublemente a un grupo humano al margen de lo lamentables que nos puedan parecer muchos de sus comportamientos.
Una vez, con apenas 20 años, estuve en Bonn unos días. Fui a visitar a una amiga mía que estaba asistiendo a unas clases en su universidad. Mientras ella atendía sus deberes, yo deambulaba por la ciudad, sin hablar con nadie, pues no sabía ni una sola palabra de alemán. Llevaba conmigo el primer tomo de En busca del tiempo perdido, que leía incansablemente en cafés y jardines mientras esperaba el regreso de mi amiga. Una mañana, durante uno de esos paseos, oí la voz de una mujer cantando en español, y me acerqué a ver. Era una mujer de edad indefinida que, arrodillada en el suelo, como tantas veces había visto en mi infancia, estaba fregando el portal de una casa. La canción era la queja de un hombre al que habían robado su carro y se preguntaba dónde podía estar. Y esa imagen, y esa canción, me conmovieron de tal manera que no pude moverme de allí hasta que la mujer terminó de cantarla. Un chico, aprendiz de escritor, que estaba leyendo apasionadamente a Proust, hechizado por una canción de Manolo Escobar. ¿Hay quien entienda esta escena?
Es extraño esto de la patria, la mayor parte de las veces tiene que ver con cosas inconfesables. Lo que llamamos patriotismo bien podría definirse como una de esas tiernas perversiones que nos hacen amar inexplicablemente incluso aquello que nos avergüenza. No hay forma de evitarlo, son los asuntos del corazón, y ya se sabe que el corazón es un poco bobo. ¿Podríamos vivir si no lo fuera? Pero una cosa es que seamos permisivos con las tontunas de ese corazón, y otra, que le hagamos más caso de la cuenta. Para eso sirve el humor, para defendernos de sus excesos. No me refiero a ese tipo de humor que busca rebajar y ofender. Y ahí están los cientos de chistes que sobre las mujeres, los homosexuales, los emigrantes, los tartamudos o los que sufren alguna tara tenemos que soportar con tanta frecuencia. Me refiero al humor de los padres con sus niños pequeños, de las parejas entre sí, de los seres verdaderamente religiosos cuando miran el mundo. Es difícil concebir un amor en el que los amantes no se gasten bromas. Tienen que hacerlo para no ser devorados por su propio delirio. La broma los devuelve al mundo real. También las madres y los niños pequeños suelen tomarse a broma su propio amor. De otra forma caerían en la locura, lo que por desgracia pasa muchas veces. La broma es uno de los rostros de esa ternura que viene en su ayuda para salvarles.
Digo esto porque una de las cosas que caracterizan a estos nacionalismos furibundos que padecemos es su falta de humor. Juan José Millás escribió un luminoso artículo en que alertaba sobre los peligros de una identidad hipertrofiada. Nunca había que ser enteramente una sola cosa, venía a decir en ese artículo. En vez de ser español, había que ser medio español, lo que aplicado a los independentistas catalanes significa que harían bien en ser solo la mitad de lo que dicen ser. A unos y a otros nos quedaría así una parte libre, sin compromisos, con la que podríamos aspirar a ser otras cosas y llegar a entendernos. Roberto Rossellini dijo que el corazón de una sociedad es la ley, pero que el de una comunidad es el amor. Y hablar de una comunidad es hablar de fiestas comunes, de una lengua, de canciones y bailes, de comidas al aire libre, de celebraciones y fiestas compartidas. Y está bien disfrutar de todo eso, pero también es importante no tomárselo demasiado en serio, y no olvidar que ese amor del que habla Rossellini es el otro nombre de la fraternidad, que nos hace iguales a nuestros vecinos. No, señor Torra, el franquismo no fue una pesadilla que sufrieron solo los catalanes, la sufrimos todos. Bueno, no todos, que en todas partes hubo quienes lo recibieron con todo tipo de parabienes, como pasó en Cataluña, por cierto, donde una parte importante de su burguesía se sumó encantada a la siniestra fiesta, como bien se explica en Habíamos ganado la guerra, el libro de memorias de Esther Tusquets.
Los griegos tenían un concepto muy hermoso que habría que recuperar: metaxu. Significa intermediario, puente. Nuestro tiempo ha perdido esos puentes, el entre, ahora todo es una sola cosa. El poder es definición, fijeza, cosificación, una vida entre clichés. Pero la verdad no cabe en esos clichés, en un solo sueño. Los sueños excluyentes no solo son malos para quienes los sufren, sino también para quienes los imponen, que terminan siendo sus prisioneros. Y, entonces, el sueño se transforma en delirio. Es lo que les pasa a los fanáticos, que tienen sueños que no pueden abandonar, de los que ya no regresan. Pero ¿por qué conformarse con un solo sueño cuando se pueden tener todos los sueños? “El extranjero te permite ser tú mismo, al hacer de ti un extranjero”. Son palabras de Edmond Jabès, ciudadano del mundo. Quienes cruzan los puentes, eso es lo que todos deberíamos ser: extranjeros en esta tierra.
(Fuente: El País, 22-11-2018)
-¡Yo dependo de usted! ¡Toda Francia depende de usted!
- No soy un toro, general, no me ponga la bandera de Francia delante para que embista. (recordar el poema de Machado, "... esa España inferior que ora y embiste, cuando se digna usar la cabeza...")
- ¡No compare la bandera de Francia con un capote de torero!
- No he querido ser irrespetuoso con nuestra bandera, señor.
- Quizás esté anticuada la idea de patriotismo, pero donde hay un patriota hay un hombre honrado…
- No todos opinan así, el doctor Johnson decía algo muy distinto del patriotismo.
- ¿Y se puede saber lo que decía?… ¿Quién era ese hombre?
.- Samuel Johnson, señor.
- ¿Y qué tenía que decir ese tipo sobre el patriotismo?
- Dijo que era el último refugio de los canallas.
TAMBIÉN SOBRE 'SENDEROS DE GLORIA' EN ESTE SITIO:
"... La gloria de la heráldica, la pompa del poder,
y todo lo que aportan la riqueza y belleza
aguardan por igual la inevitable hora:
los senderos de gloria conducen a la tumba..."
ELEGÍA ESCRITA EN UN CEMENTERIO DE ALDEA El toque de campana dobla al caer la tarde, y el balar del rebaño cruza tranquilo el prado; vuelve a casa el labriego con su paso cansado, dejándonos el mundo a la noche y a mí. El desvaído paisaje va perdiendo colores y en todo el aire flota una solemne calma, que sólo rompe el ruido del moscardón volando y el cencerreo monótono de lejanos rebaños; de la torre a lo lejos recubierta de hiedra la afligida lechuza a la luna se queja de los que merodean por sus íntimas ramas, perturbando su antiguo y desierto dominio. Bajo estos toscos olmos, a la sombra del tejo, donde la hierba crece en sinuosos montones, yaciendo para siempre, en sus angostas celdas, los sencillos ancestros de la aldea reposan. Ni el alegre reclamo del alba perfumada, el vencejo gorjeando sobre los cobertizos, el gallo cantarín o el eco de las cuernas podrán ya levantarlos de sus humildes lechos. Para ellos nunca más calentará ya el fuego, ni la ajetreada esposa le ofrecerá sus mimos: no habrá niños que corran gangueando a su regreso trepando a sus rodillas para el deseado beso. Con frecuencia a su hoz se rendían las cosechas y su surco ya ha roto la endurecida tierra. ¡Cuán felices guiaban sus yuntas por el campo! ¡Cómo ante su firme hacha se rendían los bosques! Que la Ambición respete su provechoso esfuerzo, sus gozos hogareños y su destino oscuro; que la Grandeza escuche sin risa desdeñosa las sencillas y simples historias de los pobres. La gloria de la heráldica, la pompa del poder, y todo lo que aportan la riqueza y belleza aguardan por igual la inevitable hora: los senderos de gloria conducen a la tumba. Y vosotros, altivos, no los culpéis del hecho de que en sus tumbas no haya trofeos a la Memoria, mientras que en los pasillos largos, de rancias criptas, el sonoro motete aumenta la alabanza. ¿Pueden urnas grabadas o bustos animados hacer volver a casa el efímero hálito? ¿Puede la voz altruista retar al mudo polvo o ablandar los halagos a la fría y sorda muerte? En este sitio ausente, quizá puede que duerma algún alma insuflada de fuego celestial o unas manos que asieran el cetro del imperio, o que a la eterna lira al éxtasis llamaran. Pero el Conocimiento a sus ojos jamás desplegó su amplia página con el saber del tiempo; la gélida Penuria reprimió su noble ira, helando en esas almas su torrente genial. Muchas piedras preciosas del más puro color soportan sombrías cuevas del insondable océano: muchas flores se abren sin que nadie las vea y malgastan su aroma en el aire desierto. Algún Hampden aldeano, que con corazón bravo soportó al tiranuelo que mandaba en sus campos; algún callado Milton o algún Cromwell sin culpa de la sangre en su tierra, puede que aquí descansen. Ordenar el aplauso del paciente senado, despreciar la miseria y el reto del dolor, distribuir la abundancia sobre risueñas tierras y contar sus historias a ojos de la nación prohibióselo la suerte: no sólo limitando sus crecientes virtudes sino también sus crímenes; prohibióles alcanzar con masacres el trono y cerrarles las puertas de la piedad a los hombres, ocultar las punzadas de la verdad consciente, sofocar los rubores de la ingenua vergüenza o colmar los altares del Orgullo y Lujuria con incienso prendido en llamas de la Musa. Lejos de las refriegas de las turbas febriles sus sensatos deseos nunca fueron erróneos; junto al frío y recluido páramo de la vida transcurrió silencioso el curso de su viaje. Y así, por proteger estos huesos de ultrajes muy cerca se erigieron frágiles monumentos adornados con toscas esculturas y versos, implorando al transeúnte la ofrenda de un suspiro. Sus nombres y sus años la inculta musa enuncia, la causa de su fama y la razón del poema: y siembra junto a ellos muchos textos sagrados que enseñan a morir al moralista aldeano. ¿Quién sintiéndose presa del estúpido olvido renunció a una existencia ávida y agradable dejando atrás lo cálido de los días felices, sin mirar hacia atrás con tenaz añoranza? El alma que se marcha confía en un cuerpo amado, los ojos que se cierran requieren llanto amigo; desde la tumba incluso la Natura nos llama y hasta en nuestras cenizas sus anhelos habitan. A ti, que te preocupas por los muertos anónimos estas líneas te narran sus sencillas historias; si alguna vez guiada por su retraída vida se acercara algún alma a conocer tu sino, podría un zagal granado decir alegremente: “Con frecuencia lo vimos al despuntar el alba con paso presuroso evitando el rocío para el sol descubrir en los prados del valle. Allí, al pie de aquella combada y lejana haya que ascendiendo retuerce sus míticas raíces, su longitud indolente al mediodía alargaba y en sonoros arroyos fijaba la mirada. Junto a aquel bosque estaba sonriendo desdeñoso, vagaba murmurando veleidosas quimeras, cabizbajo, afligido, cual niño abandonado, de preocupación loco o por amor herido. Un día noté su ausencia por la colina amiga, al lado de los brezos, junto a su árbol querido; y transcurrió otro día: mas ya no lo encontraron ni al lado del arroyo, en el bosque o el prado; Al siguiente, con cánticos y vestidos de luto, lentamente a la iglesia vimos que lo llevaban. Acércate (tú puedes) y lee esta inscripción grabada aquí en la lápida bajo el vetusto espino”. Epitafio Aquí yacen los restos, en la tierra materna, de un joven ignorado por la Fama y Fortuna; bien aceptó la Ciencia su humilde nacimiento, Melancolía marcólo como si fuera suyo. Tan grande fue su entrega como su alma sincera, por eso envióle el Cielo una gran recompensa: su fortuna (una lágrima) se la dio a la Miseria, un amigo (su anhelo) arrebatóle al cielo. Para poder contarlos no examines sus méritos ni saques sus flaquezas de su feroz morada: allí también reposan con trémula esperanza el seno de su Padre y el seno de su Dios. (Fuente: lesautresmondes) ENTRADAS RELACIONADAS: ("... Fue éste un golpe previsto por una minoría inteligente y que sorprendió a los más. Imaginaos al pueblo español como a un hombre que, inesperadamente, recibiera un fuerte garrotazo en la cabeza, cayera a tierra sin sentido y, al recobrarlo, le levantara preguntando: ¿Dónde estoy?... Somos los hijos de una tierra pobre e ignorante, de una tierra donde todo está por hacer") ("Hoy, en la España del siglo XXI, no hace faltan muchas lupas para encontrar desgracias sociales que pisotean a cada paso nuestra conciencia. Ni tampoco para poner rostros y nombres a tantas hombres de fama y poder que se llaman a sí mismos 'patriotas'. Patriotas que dan la espalda a tantas tragedias sociales, porque, quizá, precisamente de ellas viven") ("El amor ciego a la patria es asignatura escolar en la mayoría de países del mundo y lo fue en la Península durante el franquismo cuando los niños de mi edad entonábamos brazo en alto los vivas al Caudillo y a la España imperial. Dicha experiencia infantil me marcó de forma indeleble y cuando tras un largo desaprendizaje me desprendí de aquel pesado engrudo doctrinal, mi gran amor a la cultura, el disfrute solitario de la lectura, me enseñó poco a poco a reconsiderar lo propio y a asimilar lo ajeno hasta llegar a la conclusión de que era preferible errar por mi cuenta a tener razón por consigna...") PROPUESTA DE EXAMEN (según nuevas directrices)1. Identifique las ideas del texto y exponga esquemáticamente su organización (1,5 puntos). 2. Indique y explique la intención comunicativa del autor (0,5 puntos), y comente dos mecanismos de cohesión distintos que refuercen la coherencia textual (1 punto). 3. Teniendo en cuenta el texto inicial, ¿cree usted que la exaltación del patriotismo puede ser perjudicial para una sociedad? Elabore un discurso argumentativo, entre 150 y 200 palabras, en respuesta a la pregunta, eligiendo el tipo de estructura que considere adecuado (2 puntos). 4a. Identifique y explique las relaciones sintácticas entre las proposiciones del siguiente fragmento: Digo esto porque una de las cosas que caracterizan a estos nacionalismos furibundos que padecemos es su falta de humor (1,5 puntos). 4b. Explique el significado de las siguientes expresiones: "cosas que parecen propias de la barra de un bar" y "la verdad no cabe en esos clichés, en un solo sueño" (1 punto). 5a. Exponga brevemente el siguiente tema: La narrativa española a hasta 1939 (1 punto). 5b. Explique la influencia, el papel de Iturrioz en el desarrollo personal de Andrés Hurtado (1,5 punto). |