"... la literatura no es banal... las representaciones y el estilo al fin son ideológicos “… el interés de las mejores escrituras... reside en repensar la lengua. O más aún: ha sido demoler la sintaxis dominante. A ese tipo de narración llamo yo hoy literatura de izquierda”. Forma y fondo son indisolubles... Le agradezco a Tabarovsky que se atreva a pensar más allá de la formula sujeto-verbo-predicado, apele a la inteligencia frente al sensacionalismo y estimule, con su lucidez, el lánguido cotarro intelectual" (Marta Sanz)
"Menuda astucia haberme adaptado a un lenguaje del que se imaginan que nunca podré servirme sin reconocerme de su tribu. Voy a arreglarles yo su algarabía"('El Innombrable')
LAS LENGUAS DEL PODER
Cuánto agradezco los libros de Damián Tabarovsky. No paro de darle la razón y de discutir con él. Empuerco cada página con anotaciones que después me cuesta descifrar. La valentía de este intelectual argentino, capaz de nombrarse con esa palabra —“intelectual”— sin miedo ni falsas modestias, radica en su convencimiento de que literatura, sintaxis, frase y lenguaje como instrumento permeable a la ideología —a la hegemónica, pero también a la contestataria— han de reivindicar su centralidad en el debate público. Esa actitud, resistente y casi clásica, le lleva a diagnosticar los usos, productos y costumbres culturales de la globalización: el prestigio de las series de televisión, la homogeneización frente a la fantasía publicitaria del individuo, el valor económico de las lenguas, el colonialismo español de las traducciones…
En Fantasma de la vanguardia se retoma el concepto de “literatura de izquierda” que dio nombre a un ensayo publicado por Periférica en 2010. Para Tabarovsky, “… el interés de las mejores escrituras (…) reside en repensar la lengua. O más aún: ha sido demoler la sintaxis dominante. A ese tipo de narración llamo yo hoy literatura de izquierda”. Forma y fondo son indisolubles, y el estilo literario, con sus violencias y sus colocaciones de frases, es lo que se dice. El cómo es el qué. Flaubert, Borges, Fogwill, Almada o Harwicz escriben literatura de izquierda, mientras que no entrarían en esa casilla quienes toman la palabra para poner en práctica un tipo de escritura, estilísticamente decimonónica, calificada como “política” atendiendo solo al tema de la narración.
Tabarovsky mantiene su argumentario y yo, que comparto las ideas de que la literatura no es banal; de que existe una tensión entre uso y poder de una lengua que no podemos conservar en formol; y de que las representaciones y el estilo al fin son ideológicos, no puedo dejar de repetir la misma objeción que hice en 2010: tenemos que hablar del precio de las patatas. Y encontrar un punto de equilibrio entre lo popular y lo elitista, que no sea falsete o disfraz de los intereses de industrias culturales que asumen, atados de pies y manos, desde la conciencia de lo inexorable, un determinado modelo de negocio. Tabarovsky es, también, editor y analiza ese lugar en que la cultura no solo es mercado.
Leemos un libro que nos interpela con un lenguaje retador, culto y sanamente panfletario: “En los ochenta los hijos de los ministros se hacían cantantes de rock; en los noventa, poetas; en los dos mil, editores independientes. ¿En qué momento la edición se volvió un oficio glamuroso?”. Tabarovsky, como los mejores ensayistas, repiensa las palabras: registro frente a memoria, vanguardia, cosmopolitismo, argentinidad, periferia, democracia; sin embargo, lo hace a través de un molde retórico “conservador”: genéricamente sus ensayos son reconocibles, casi ortodoxos. Me alegro, porque lo más corrosivo de estas páginas reside en su intento de redefinir la literatura, la izquierda y la literatura de izquierda que se han situado al lado de la crítica posmoderna de los metarrelatos, pero también junto a la necesidad de volver a confiar en la razón ilustrada. Nos surge una duda magnífica mientras leemos Fantasma de la vanguardia:¿el imaginario que Tabarovsky reivindica como “de izquierda” ha terminado convirtiéndose en discurso hegemónico?, ¿qué resulta hoy más transgresor, el laberinto borgiano y la reducción de toda realidad a lenguaje, o el retorno a una perspectiva positivista que trate de restituir, aunque sea de un modo precario, el concepto de verdad?, ¿la jaula a veces desrealizadora del lenguaje o la utopía? Le agradezco a Tabarovsky que se atreva a pensar más allá de la formula sujeto-verbo-predicado, apele a la inteligencia frente al sensacionalismo y estimule, con su lucidez, el lánguido cotarro intelectual.
(Fuente: Babelia, 15-10-2018)
'EL INNOMBRABLE'
(fragmentos)
"Menuda astucia haberme adaptado a un lenguaje del que se imaginan que nunca podré servirme sin reconocerme de su tribu. Voy a arreglarles yo su algarabía, de la que nunca entendí nada, no más que de las historias que él acarrea, como perros muertos. Mi incapacidad de absorción, mi facultad de olvido fueron subestimadas por ellos ...
... son palabras que me enseñaron, sin que me hicieran ver bien su sentido, de este modo aprendí a razonar, las empleo todas, todas las palabras que se mostraron, eran grandes listas, ah, qué curioso calor de pronto, estaban por listas, con imágenes al lado, debí olvidar algunas, debí mezclar esas imágenes sin nombre que poseo, esos nombres sin imágenes, esas ventanas a las que haría mejor en llamar puertas, o de otro modo, en fin, y esa palabra hombre que quizá no sea la buena para lo que veo al oírla, sino un instante, una hora, y así lo que sigue, ¿cómo representarlas?, una vida, ¿cómo hacerme ver eso, aquí, en lo negro?, llamo a eso el negro, quizá sea el azul celeste, son palabras blancas, pero yo me sirvo de ellas, acuden, son cuantas se me han hecho ver, todas las que recuerdo, las necesito todas, para poder seguir, no es cierto, veinte bastarían, muy fieles, muy enraizadas, muy variadas, contaría con la paleta, las mezclaría, las variaría, tendría la gama, de todas las cosas que haría, si pudiera, si quisiera, además será así, esto terminará así, con gritos desgarradores, con murmullos inarticulados, que a medida que ocurran habrá que inventar, que habrá que improvisar, gimiendo, reiré, esto acabará así, con cacareos, glu, glu, ay, ah, pah, voy a entrenarme, ñam, bu, plof, pss, sólo emoción, pan, paf, los golpes, na, toc, ¿qué más?, aah, ooh, es el amor, basta, es fatigante, hi, hi, son las costillas, de Demócrito, no, del otro...
LITERATURA DE IZQUIERDA
(fragmento)
Deleuze da una definición de literatura que no dejo nunca de citar: “el escritor inventa en la lengua una nueva lengua, una lengua extranjera” (ahora que Francia ya no ejerce ninguna influencia sobre nosotros quizás sea el momento de citar nuevamente a los franceses; recién ahora se ha vuelto realmente snob citar a un ensayista francés). La literatura sería la invención de una lengua dentro de la lengua. El asunto de la literatura no reside entonces en narrar ajustadamente, crear personajes identificables, armar tramas eficientes, resolver finales, atrapar al lector, descifrar un enigma. El asunto de la literatura es vérselas con el lenguaje. Perforarlo. Luego Deleuze avanza con la idea de que la literatura hace delirar al idioma, lo hace tartamudear, lo saca de cauce.
"Cada trastorno real de las expectativas ideológicas es efectivo en la medida en que se realiza en mensajes que trastornan igualmente los sistemas de expectativas retóricas, y (viceversa) cada trastorno profundo de las expectativas retóricas es a la vez una recapitulación de las expectativas ideológicas"
(Umberto Eco)
"El indicio más cierto de una obra de vanguardia es el hecho de que, en un plano estrictamente literario, parezca a primera vista inaceptable, siendo así que esta 'inaceptabilildad' literaria es reflejo de una más profunda 'inaceptabilidad' moral, que se enmascara tras los juicios de valor estético" (se habla de transgresión estética y moral"
(Pere Gim Ferrer)
"El concepto usual de escritura también forma parte, y no pequeña, de los resortes coercitivos indirectos de los mecanismos de poder. La fijación de preceptiva, ya se haga en nombre de la derecha, de la izquierda, o de cierta engañosa asepsia despolitizada, constituye un freno terrible para cualquier intento de nueva posibilidad."
(P. G. F.)
TAMBIÉN DE MARTA SANZ EN ESTE SITIO:
'MALA'
("Mosley resta responsabilidades al delincuente para depositarlas en el capitalismo: si has nacido en el lado bueno, buscarás la especulación y el monopolio; si has nacido en el malo, puede que delincas con menos finura... La violencia engendra violencia mientras se vende el estribillo de que, como existe libertad de elección... Leo a Mosley y a Patricia Highsmith que, por no ser moralista, es profundamente moral cuando nos seduce con la amoralidad de Ripley en una sociedad hipócrita y corrupta, con cucarachas que tienen las de perder por el mero hecho de serlo...")
(Fuente: periodismo.com)
CITAS
"Cada trastorno real de las expectativas ideológicas es efectivo en la medida en que se realiza en mensajes que trastornan igualmente los sistemas de expectativas retóricas, y (viceversa) cada trastorno profundo de las expectativas retóricas es a la vez una recapitulación de las expectativas ideológicas"
(Umberto Eco)
"El indicio más cierto de una obra de vanguardia es el hecho de que, en un plano estrictamente literario, parezca a primera vista inaceptable, siendo así que esta 'inaceptabilildad' literaria es reflejo de una más profunda 'inaceptabilidad' moral, que se enmascara tras los juicios de valor estético" (se habla de transgresión estética y moral"
(Pere Gim Ferrer)
"El concepto usual de escritura también forma parte, y no pequeña, de los resortes coercitivos indirectos de los mecanismos de poder. La fijación de preceptiva, ya se haga en nombre de la derecha, de la izquierda, o de cierta engañosa asepsia despolitizada, constituye un freno terrible para cualquier intento de nueva posibilidad."
(P. G. F.)
TAMBIÉN DE MARTA SANZ EN ESTE SITIO:
'MALA'
("Mosley resta responsabilidades al delincuente para depositarlas en el capitalismo: si has nacido en el lado bueno, buscarás la especulación y el monopolio; si has nacido en el malo, puede que delincas con menos finura... La violencia engendra violencia mientras se vende el estribillo de que, como existe libertad de elección... Leo a Mosley y a Patricia Highsmith que, por no ser moralista, es profundamente moral cuando nos seduce con la amoralidad de Ripley en una sociedad hipócrita y corrupta, con cucarachas que tienen las de perder por el mero hecho de serlo...")
("Podemos padecer abotargamiento ideológico e incultura general básica, pero si tenemos la tensión entre 6 y 12, conservamos los dientes y el pelo no clarea, entonces, estamos bien. La buena salud como meta en la vida acaso constituya un mecanismo de amortiguación de respuestas ciudadanas contestatarias... Recuerden las palabras de Guillermo Rendueles: a veces, lo que las personas necesitan no es un medicamento, sino un comité de empresa")
("¿Te acuerdas de cuando todos éramos negros?... ¿del desembarco de personas que flotaban sobre el mar como espontáneas plagas de carabelas portuguesas?, ¿de qué huían: sed, hambre, frío en la época del silencioso aire acondicionado y las dietas de adelgazamiento?, ¿te acuerdas de cuando comenzamos a preguntar por qué y la respuesta siempre era ambigua?... ¿de aquellos niños de manos delicadas que recogían jazmines para fabricar elixires de lujo y alta perfumería?¿de cuando la gente se quería mucho más de lejos que de cerca y se levantaban muros?... ")