"Queridos jóvenes en paro, queridos matrimonios sin vivienda, queridas mujeres discriminadas... queridos ciudadanos sin representación política, queridos niños pobres, queridos enfermos en lista de espera, queridos jubilados, queridos mendigos, queridos dependientes, queridos licenciados sin másteres en fullería y astucia, queridos becarios eternos, queridos científicos sin microscopio, queridos inmigrantes sin nacionalidad...¡Despertemos!"
"La inacción, la sospecha de la inanidad y de la impureza de todo arrastraban a Hurtado cada vez más a sentirse pesimista"
"... marionetas de agua a la deriva... No conseguirán engañarnos a todos, aunque a veces parecemos tontos"
"La inacción, la sospecha de la inanidad y de la impureza de todo arrastraban a Hurtado cada vez más a sentirse pesimista"
"... marionetas de agua a la deriva... No conseguirán engañarnos a todos, aunque a veces parecemos tontos"
¡DESPERTEMOS!
Queridos jóvenes en paro, queridos matrimonios sin vivienda, queridas mujeres discriminadas, queridos trabajadores explotados, queridos obreros sin sindicato, queridos ciudadanos sin representación política, queridos niños pobres, queridos enfermos en lista de espera, queridos jubilados, queridos mendigos, queridos dependientes, queridos licenciados sin másteres en fullería y astucia, queridos becarios eternos, queridos científicos sin microscopio, queridos inmigrantes sin nacionalidad, queridos repartidores de pizza a domicilio. Queridísima España, en fin: acabo de tragarme entero un telediario (no importa ya de qué cadena) y he visto la luz. Nuestro problema no es el paro, ni la vivienda, ni la discriminación, ni el salario mínimo. Tampoco la ausencia de representación sindical o política, ni el hambre, ni las listas de espera, ni los hijos pobres o los nietos paupérrimos, ni la falta de oportunidades para estudiar, ni el precariado perpetuo, ni los microscopios, ni la nacionalidad. No.
El problema es cómo sacar al PP del lío en el que lo ha metido Cifuentes, cómo borrar la mala imagen de la monarquía que nos metaforiza, o cómo hallar el modo de limar las tensiones internas del PSOE. Es una lástima que no nos quepan más ejemplos, pero el problema, por resumir, no es que cuando Rajoy se quita la barba (postiza a todas luces) aparezca el rostro de Rivera, ni que un tercio del consejo de ministros se identifique intelectualmente con El novio de la muerte y con la cabra de la Legión. Tampoco que las fuerzas económicas se froten las manos con el vacío de poder. El problema es que todos esos dimes y diretes no nos permiten apreciar la chilena de Ronaldo. Vivimos ensimismados en cuestiones menores. ¡Despertemos!
'EL ÁRBOL DE LA CIENCIA'
(fragmento)
A pesar de estas tendencias enfrenadoras, durante muchos días estuvo Andrés impresionado por lo que dijeron varios obreros en un mitin de anarquistas del Liceo Ríus. Uno de ellos, Ernesto Álvarez, un hombre moreno, de ojos negros y barba entrecana, habló en aquel mitin de una manera elocuente y exaltada; habló de los niños abandonados, de los mendigos, de las mujeres caídas...
Andrés sintió el atractivo de este sentimentalismo, quizá algo morboso. Cuando exponía sus ideas acerca de la injusticia social.
Julio Aracil le salía al encuentro con su buen sentido:
—Claro que hay cosas malas en la sociedad —decía Aracil—. ¿Pero quién las va a arreglar? ¿Esos vividores que hablan en los mítines? Además, hay desdichas que son comunes a todos; esos albañiles de los dramas populares que se nos vienen a quejar de que sufren el frío del invierno y el calor del verano, no son los únicos; lo mismo nos pasa a los demás.
Las palabras de Aracil eran la gota de agua fría en las exaltaciones humanitarias de Andrés.
—Si quieres dedicarte a esas cosas —le decía—, hazte político, aprende a hablar.
—Pero si yo no me quiero dedicar a político —replicaba Andrés indignado.
—Pues si no, no puedes hacer nada.
Claro que toda reforma en un sentido humanitario tenía que ser colectiva y realizarse por un procedimiento político, y a Julio no le era muy difícil convencer a su amigo de lo turbio de la política.
Julio llevaba la duda a los romanticismos de Hurtado; no necesitaba insistir mucho para convencerle de que la política es un arte de granjería.
Realmente, la política española nunca ha sido nada alto ni nada noble; no era muy difícil convencer a un madrileño de que no debía tener confianza en ella.
La inacción, la sospecha de la inanidad y de la impureza de todo arrastraban a Hurtado cada vez más a sentirse pesimista.
Se iba inclinando a un anarquismo espiritual, basado en la simpatía y en la piedad, sin solución práctica ninguna.
La lógica justiciera y revolucionaria de los Saint-Just ya no le entusiasmaba, le parecía una cosa artificial y fuera de la naturaleza. Pensaba que en la vida ni había ni podía haber justicia.
La vida era una corriente tumultuosa e inconsciente donde los actores representaban una tragedia que no comprendían, y los hombres, llegados a un estado de intelectualidad, contemplaban la escena con una mirada compasiva y piadosa.
Estos vaivenes en las ideas, esta falta de plan y de freno, le llevaban a Andrés al mayor desconcierto, a una sobreexcitación cerebral continua e inútil.
No conseguirán engañarnos a todos,
aunque a veces parecemos tontos,
no conseguirán engañarnos a todos,
a todos no.
En noche cerrada entran todas las moscas,
y nos bañamos en el mar, la mar de bien.
Mas allá, hasta donde no alcanza la vista,
llagaban mis expectativas.
Un tejido de elucubraciones, de teorías,
en universal galimatías,
marionetas de agua a la deriva,
bailando a lomos de oleaje de surf.
No conseguirán engañarnos a todos,
aunque a veces parecemos tontos,
no conseguirán engañarnos a todos,
a todos no.
¿Qué ruido hace
un hombre que se quiebra en soledad?
¿Qué cobijo encontrará
en la sombra de un mal pensamiento?
Intentan desplumar nuestras alas,
como si fueran un casino de Las Vegas
y saliera el conejo del sombrero,
desbordando la copa de la incredulidad.
No conseguirán engañarnos a todos,
aunque a veces parecemos tontos,
no conseguirán engañarnos a todos,
a todos no.
'PARECEMOS TONTOS', BUNBURY
LETRA:
Con este traje de frío en la oscuridad,
frente a un abismo de once dimensiones
al que lanzar al azar
todo lo que no queramos cargar encima.
Deseos tan ligeros como promesas,
una voluntad tan liviana como escasa,
y la sospecha persistente e impertinente,
aunque traten siempre de disimular.
Acciones y facciones que no me convencen
y el reflejo en el espejo está loco de atar,
todo este abanico de pantomimas,
todas las risas, todas las rimas.
frente a un abismo de once dimensiones
al que lanzar al azar
todo lo que no queramos cargar encima.
Deseos tan ligeros como promesas,
una voluntad tan liviana como escasa,
y la sospecha persistente e impertinente,
aunque traten siempre de disimular.
Acciones y facciones que no me convencen
y el reflejo en el espejo está loco de atar,
todo este abanico de pantomimas,
todas las risas, todas las rimas.
No conseguirán engañarnos a todos,
aunque a veces parecemos tontos,
no conseguirán engañarnos a todos,
a todos no.
En noche cerrada entran todas las moscas,
y nos bañamos en el mar, la mar de bien.
Mas allá, hasta donde no alcanza la vista,
llagaban mis expectativas.
Un tejido de elucubraciones, de teorías,
en universal galimatías,
marionetas de agua a la deriva,
bailando a lomos de oleaje de surf.
No conseguirán engañarnos a todos,
aunque a veces parecemos tontos,
no conseguirán engañarnos a todos,
a todos no.
¿Qué ruido hace
un hombre que se quiebra en soledad?
¿Qué cobijo encontrará
en la sombra de un mal pensamiento?
Intentan desplumar nuestras alas,
como si fueran un casino de Las Vegas
y saliera el conejo del sombrero,
desbordando la copa de la incredulidad.
No conseguirán engañarnos a todos,
aunque a veces parecemos tontos,
no conseguirán engañarnos a todos,
a todos no.