"... la lucha titánica contra la insuficiencia del lenguaje...
No se trata de ser escritor antes que músico, pero nada más aterrador que perder la capacidad de sonrojarse... aplaudo a los autores que muestran una mínima preocupación por lo que cuentan y cómo lo hacen: por el lenguaje. Aplaudo a quien se detiene a observar el sabor que las palabras sabias pueden ofrecernos..."
La angustia, el hastío vital, el pesimismo ante la existencia, por un lado, y la metaliteratura, la lucha titánica contra la insuficiencia del lenguaje, por otro, han sido dos temas recurrentes a lo largo de la historia de la literatura. Veamos cómo quedan reflejados en una composición musical contemporánea, de cuando El Último de La Fila era el último de la fila.
Letra:
Mírame a la cara, y dime lo que ves;
Un ser loco por vivir en paz, ¿qué otra cosa es vivir sino enloquecer?
No soy el centro del mundo, porque un día salí
despedido hacia las estrellas, borracho del azul del cielo.
¿Cómo pretendes que sea responsable?
Palabras que son cansancio.
Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti.
La gran pesadilla es despertar,
cuando no se tiene otro lugar,
mas allá de los propios sueños.
¿Y cómo pretendes que sea responsable
si todos nacimos para beber la vida a tragos?
Y al despertar te recuerdo rodeada
de esa quietud con que vivías a mi lado,
para velar por el silencio primitivo.
Palabras que son cansancio.
Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti.
Mírame a la cara, dime lo que ves,
un ser huraño y solitario,
¿qué otra cosa es vivir sino soledad?
Y ahora mira hacia afuera, y dime lo que ves
hay un mundo yermo y solitario,
¿qué otra cosa es el mundo sino soledad?
¿Y cómo pretendes que sea responsable?
No quiero hablar, ni tampoco que me hables,
si al despertar, te recuerdo rodeada
de esa quietud con que vivías a mi lado,
para velar por el silencio primitivo.
Palabras que son cansancio.
Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti.
La gran pesadilla es despertar
cuando no se tiene otro lugar,
más allá de los sueños.
Actividad:
Mírame a la cara, y dime lo que ves;
Un ser loco por vivir en paz, ¿qué otra cosa es vivir sino enloquecer?
No soy el centro del mundo, porque un día salí
despedido hacia las estrellas, borracho del azul del cielo.
¿Cómo pretendes que sea responsable?
Palabras que son cansancio.
Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti.
La gran pesadilla es despertar,
cuando no se tiene otro lugar,
mas allá de los propios sueños.
¿Y cómo pretendes que sea responsable
si todos nacimos para beber la vida a tragos?
Y al despertar te recuerdo rodeada
de esa quietud con que vivías a mi lado,
para velar por el silencio primitivo.
Palabras que son cansancio.
Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti.
Mírame a la cara, dime lo que ves,
un ser huraño y solitario,
¿qué otra cosa es vivir sino soledad?
Y ahora mira hacia afuera, y dime lo que ves
hay un mundo yermo y solitario,
¿qué otra cosa es el mundo sino soledad?
¿Y cómo pretendes que sea responsable?
No quiero hablar, ni tampoco que me hables,
si al despertar, te recuerdo rodeada
de esa quietud con que vivías a mi lado,
para velar por el silencio primitivo.
Palabras que son cansancio.
Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti.
La gran pesadilla es despertar
cuando no se tiene otro lugar,
más allá de los sueños.
Actividad:
Identificar y comentar los versos en los que se ven reflejados los temas apuntados en la introducción. Relacionar dichos versos con otros textos, poemas... de la literatura española.¿Qué otros temas aparecen en esta composición?
PALABRAS QUE SON CANSANCIO
El complejo acto de escuchar una canción tiene mucho más de paranoico de lo que normalmente solemos creer. Esto es tan cierto como misterioso es el proceso de audición, con esos pelotazos de música que de forma enmascarada se introducen en nuestros oídos, para iniciar allí su mestizaje con otras formas de sensación.
Evidentemente, cuando oímos algo lo que fundamentalmente nos atraerá, lo que hará que giremos dulcemente nuestro cuello, será la base musical, la melodía, el ritmo… la música, desnuda y escrita con letras mayúsculas, que se erigirá, o no, en perseguidora sutil de nuestra atención. Pero, ¿qué ocurre con los gestos de articulación?, ¿de qué van esos residuos de voz que acompañan a esa superestructura fundamental? Bueno, si las canciones son cantadas en inglés –por ejemplo-, nuestro problema es mínimo, ya que en ese caso gozamos de toda la libertad para movernos a oscuras por todas las historias que no ocurrieron jamás; además no se producen ofensas al gusto en cuanto a la selección y combinación de las palabras, esas pobres criaturas que para nada son culpables del mal uso que algunas personas frívolas hacen de ellas, personas que acuden al lenguaje como aquel que abre la nevera sin saber exactamente qué quiere, coge cualquier cosa sin interés y así entretiene burdamente a su estómago.
El hecho cambia por completo cuando oímos cantar en español. Nos resistimos a escuchar la historia de forma natural, quizá porque no nos la cuentan-cantan naturalmente, quizá también porque tendemos a repeler como vulgares y mal construidos los sintagmas escogidos. Independientemente de nuestra actitud, provocada por el hábito, los golpes de voz en español son entes de significación primaria que la mayoría de las veces imponen a sangre fría un sentido único. Al quitarnos la gustosa ambigüedad de la imaginación, adquirimos, a cambio, el derecho a exigir la dignificación de nuestro lenguaje, barriendo el concepto usual de hacer letras.
No se trata de ser escritor antes que músico, pero nada más aterrador que perder la capacidad de sonrojarse. No entiendo cómo alguien puede escribir “… quiero correr en libertad/ quiero llorar de felicidad…”, y después irse tranquilamente a la cama, a dormir, con la sensación, supongo, de haber cumplido con su deber. Por todo esto aplaudo a los autores que muestran una mínima preocupación por lo que cuentan y cómo lo hacen: por el lenguaje. Aplaudo a quien se detiene a observar el sabor que las palabras sabias pueden ofrecernos. Ahí tenemos a Santiago Auserón en su versión Juan Perro, Al sur huyen del suelo las raíces/Detrás de un río de ruidosa plata/Mojan su pico en sangre las perdices/De los amores que esta tierra mata (Esta tierra no tiene corazón, MR.HAMBRE, el texto íntegro de esta canción podría constituir una extraña alegoría de los orígenes de esta tierra que pisamos). También recuerdo aquella excitante frase de “El último de la fila” (el de la primera época, claro),…palabras que son cansancio/voy a inventar un lenguaje nuevo para ti…, que de forma tan sencilla transforma en singular placer todo el dolor lingüístico. Aquí se comienza a divisar ya la magia.
Por estas razones, tan personales, pido a los grupos que cantan en español que, aunque sea de reojo, permitan asomar a lo privado cuando la palabra también tiene algo que decir.
Ahí tenéis, otra vez, 'Esta tierra no tiene corazón', en su versión más desnuda, sólo guitarras y voz.