Artículo sugerido por Juan Carlos Rodríguez
"... la economía –esta economía voraz- ha engullido a la política...
Ya no se puede aguantar tanta mentira, tanta involución y tanta incompetencia en el partido gobernante...
Unos líderes de la oposición que no ejercen de tales y están consintiendo graves atropellos. Temen las primarias, no se vaya a colar un chiquilcuatre de tres al cuarto o se vaya a alterar el juego de poderes..."
ESPAÑA NECESITA UN RESCATE... POLÍTICO
Preocupados por el estado de la economía no hemos advertido cómo se hundía la política. No al punto que lo ha hecho. No hasta tener una sociedad sumida en la orfandad política y la depresión según muestran los históricos de las encuestas. Hay un descorazonador mapa del desaliento progresivo.
La percepción de los españoles sobre la situación política raya lo dramático: el 50,4% estima que es MUY MALA en el último barómetro del CIS. El 31,4%, mala. Buena o muy buena… no llegan al 2%. Solo se incrementó aún más ese sentimiento tan pesimista en Febrero de 2013, en pleno apogeo del Caso Bárcenas. Entonces, cuando los papeles del ex tesorero revelaron una contabilidad B del PP, se llegó al 56%. Y en esa banda se ha ido manteniendo. Es bastante evidente que esa trama de corrupción ha supuesto un descrédito atroz para la política en su conjunto, no solo para el partido que la protagoniza. Llama la atención que el mes anterior a unas elecciones en 2011 a las que llegamos inmensamente hartos fuera el 33,4% quienes veían una situación política muy mala. Y en 2009 –con la crisis abofeteándonos la cara- el 22,6%. El deterioro es espectacular. Sobre todo la persistencia de esa valoración negativa.
Tradicionalmente economía y política son estrechas compañeras de viaje. Suben y bajan en la confianza popular al mismo ritmo por los avatares de una u otra. En España no está sucediendo eso. A finales de 2011 la política registró un pico muy ascendente con una ciudadanía que al parecer saludaba alborozada la llegada del Partido Popular al poder. En este momento está ocurriendo lo contrario. Mientras algunos parecen creer en la recuperación económica, la valoración de la política desciende estrepitosamente.
En 1999, uno de los grandes tiburones del neoliberalismo, George Soros, escribía en su libro La crisis del capitalismo global: “Si la economía global llega a tambalearse, es probable que las presiones políticas la destrocen”. Ha sucedido justo al contrario: la economía –esta economía voraz- ha engullido a la política.
Los políticos, las personas, contribuyen a ese naufragio social. Acaban de disparar balas de goma a emigrantes que trataban de alcanzar la costa española a nado. Murieron al menos 14 de ellos. Y, lejos de producirse dimisiones sumarias, asistimos a declaraciones que avergüenzan al género humano.
Ya no se puede aguantar tanta mentira, tanta involución y tanta incompetencia en el partido gobernante. Insolencias supremas, botarates al quite y tergiversaciones continuas. Al punto de ignorar la Constitución como le ocurre por poner un ejemplo –entre varios- a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, cuando acusa a los jueces de plegarse a la voz de la calle en la sentencia de los “escarches” como si esto fuera la Revolución Francesa –. No debe saber que el Artículo 117.1 dice: La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley. (Leer esto, por cierto, llena los ojos de lágrimas por la ínfima calidad real de nuestra democracia)
Unos líderes de la oposición que no ejercen de tales y están consintiendo graves atropellos. Temen las primarias, no se vaya a colar un chiquilcuatre de tres al cuarto o se vaya a alterar el juego de poderes que tanta escaramuza ha costado domeñar para estar arriba.
Partidos y políticos están demostrando –en mayor o menor grado- que solo les guían sus propios intereses. La silla donde aposentarse y cobrar sueldo y pensión (doble que los demás mortales). En algunos casos el principal objetivo parece poseer la llave del poder decisorio y la caja fuerte. Saben de su profundo descrédito y lo obvian con inaudito desparpajo. Significativa pista de sus intenciones.
El problema es que muchos ciudadanos, enganchados a televisiones y falsos debates informativos, a medios manipulados, a la costumbre, se sienten desesperanzados porque no saben por dónde tirar. Su única salida son los partidos y los partidos no les gustan tal como hoy se encuentran. Constituyen la minoría mayoritaria decisiva y caen en los mismos errores vez tras vez, como si dar vueltas a la noria solucionara algo. Otros, ampliamente intercomunicados, empiezan a saber que habrá de hacerse otra política, mucho más participativa. Su único freno es el inmenso aparato paralizador de las viejas inercias. La ignorancia y la desinformación que se fomenta para seguir manteniendo el tinglado como está.
Otra política, pero Política. No solo votar, sino también participar para operar cambios sobre la triste realidad que nos encierra. Siglos de avances y retrocesos. La Política es lo primero que tumban la codicia y los fascismos. La política que dignifica el papel del ciudadano, de un ser libre dueño de sus derechos, cuyo primer deber es mantenerlos. La que encamina sus objetivos a que la acción del Estado se ejerza en beneficio de la sociedad. No de unos pocos, no para el funcionamiento mercantil de una empresa, no usando a la población en su provecho.
La situación política es muy mala, piensan los españoles. La depresión solo hunde cuando se cierran las puertas y no existen mecanismos para cambiar la realidad. España precisa un rescate político, necesitamos salvarnos, salvar a la gente, a la humanidad, al bien común.
(Fuente: eldiario.es)
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("No nos engañemos, unos medios acuciados por la crisis y convertidos en buques tocados o hundidos por la quimera del crecimiento ilimitado neoliberal, cuajados de deudas y créditos que dependen precisamente de muchos causantes de la crisis, no pueden hacer otra cosa que defender al sistema ideológico imperante")
(¿Cómo es posible que permanezcamos impasibles ante todo esto y mucho más? Quizás porque los recortes y atropellos llegan sumando grados lentamente al agua, y nos están cociendo como a las ranas y a los cangrejos: sin que nos enteremos... ero es que estamos sumamente “distraídos”. Ignacio Escolar lo llama “Mirar al pajarito” y es un salto cualitativo a mi viejo “Perseguir la zanahoria”… inalcanzable, que al menos implicaba una cierta acción...)
("Si todo sigue así, 2014 será el año en el que volverán a prometernos la recuperación para el 2015 y tampoco pasará nada. Basta, al parecer, con tirar hacia delante con total desfachatez. Con tragar y callar, las víctimas. Que nadie lo endulce con subterfugios: lo sucedido en España sería impensable en un país realmente democrático, para empezar porque no lo toleraría la sociedad, ni sus jueces y políticos con mayor capacidad de actuación... Feliz 2014… si podemos. Podríamos")
("... el concepto ilusión remite de entrada a algo “causado por engaño de los sentidos”... las anotaciones macroeconómicas que dicen mejoran no sacarán del hoyo a los ciudadanos... muchos ciudadanos infantilizados ya no es que necesiten ilusiones es que directamente prefieren que les engañen, autoconvencerse de mentiras, vivir en el error... Causa perplejidad que se tolere semejante ciénaga, dejando que todo transcurra como ni nada ocurriese")
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