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'UCRANIA: ANTECEDENTES DE UN POSIBLE CONFLICTO', por Santi Ortiz / FRAGMENTOS POÉTICOS, Jorge Guillén

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 "... Ahora volvemos a encontrarnos en una circunstancia de extrema inestabilidad, donde un simple error de cualquiera de las partes podría sumergirnos en una confrontación bélica de impredecibles consecuencias...

Por nuestra parte, el diligente servilismo de Pedro Sánchez nos mete de lleno en la refriega enviando un pírrico contingente de tropas y barcos a la zona caliente del problema; esto es: mete a España en la guerra, en caso de haberla…"

UCRANIA: ANTECEDENTES DE UN POSIBLE CONFLICTO

Sólo datos. Dejemos de momento a un lado los juicios de valor.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, concretamente el 4 de abril de 1949, se firma en Washington el nacimiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Seis años después, el 14 de mayo de 1955, y como respuesta a la integración de una remilitarizada República Federal de Alemania (RFA) en la OTAN, se firma la creación del Pacto de Varsovia, en la capital polaca.

En 1989, a raíz de la caída del muro de Berlín, los alemanes plantean la reunificación de las dos Alemanias en un solo país. Este paso implicaba extender la OTAN al territorio de la República Democrática Alemana (RDA), cosa a la que inicialmente se opusieron los soviéticos. Sin embargo, Mijail Gorvachov acabó por aceptar dicha expansión, dentro de la reunificación alemana, con una condición: que la OTAN no tratara de extenderse hacia el Este.

Esta posición de Moscú fue apoyada tanto por el canciller de la RFA, Helmut Kohl, como por el entonces presidente de Francia, François Mitterrand, que coincidieron en que la OTAN debía comprometerse a no seguir expandiéndose hacia el Este de Europa, cosa que también aceptaron el presidente estadounidense George Bush padre y su secretario de Estado, James Baker, como se desprende de las numerosas declaraciones públicas que emitieron en dicho sentido.

En cuanto en diciembre de 1991 se disolvió la URSS, tres países neutrales –Austria, Finlandia y Suecia– se convirtieron en miembros de la Unión Europea (UE), (aunque ahora dos de ellas –Suecia y Finlandia– renuncian a su teórica “neutralidad”, solicitando integrarse abiertamente en la OTAN), lo que viene al caso ya que la UE y la OTAN, ambas con sede en Bruselas, pueden considerarse, respectivamente, como el brazo civil y el militar de una misma entidad.

¡Y aquí viene la trampa! Según el Tratado de la UE, modificado por el que después se aprobaría en Lisboa en 2007, la OTAN asumiría la defensa de la Unión Europea, independientemente de que todos sus miembros fueran o no miembros de la Alianza Atlántica. De hecho, aquellos países “neutrales” dejaron de serlo al convertirse en miembros de la UE.

En 1993, el Consejo Europeo anunció que los países del Centro y del Este de Europa podrían incorporarse a la UE. A partir de ese momento, los ex miembros del bloque soviético iniciaron el proceso de incorporación a la OTAN, sin más obstáculos que las tradicionales objeciones provenientes de una Rusia que era entonces una caricatura de sí misma.

En 1997, la cumbre de la OTAN reunida en Madrid animó a los ex miembros del bloque soviético a unirse a la Alianza Atlántica.

En 1999, la República Checa, Hungría y Polonia se convirtieron en miembros de la OTAN violando así la palabra dada por EE.UU. a Moscú.

En 2004, Estados Unidos vuelve a romper su promesa al convertir a Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia y Lituania en nuevos miembros de la OTAN.

En 2009, torna a faltar a su palabra al incorporar a la OTAN a Albania y Croacia.

En 2017, sucedió lo mismo al incorporar a Montenegro.

Y en 2020, ídem de lo mismo, con Macedonia del Norte.

(Comentario: ¿No les parece digna de destacar la paciencia rusa ante tan reiterado incumplimiento?)

Llegamos así a la situación actual, donde Ucrania y Georgia –consideradas naciones aspirantes– podrían convertirse también en miembros de la OTAN. Sin embargo, esta incorporación resulta del todo inaceptable para Rusia, pues el despliegue de misiles en Ucrania significaría tenerlos a 4 minutos de Moscú, y eso ni el Kremlin, ni ningún gobierno en su caso, lo puede consentir.

Es una situación análoga a la que se vivió en 1962, cuando EE.UU. desplegó misiles a las puertas de la URSS en Turquía, haciendo que los soviéticos respondieran instalando misiles en Cuba, a 150 km de la costa estadounidense, lo que dio lugar a una crisis que a punto estuvo de desatar la Tercera Guerra Mundial.

Ahora volvemos a encontrarnos en una circunstancia de extrema inestabilidad, donde un simple error de cualquiera de las partes podría sumergirnos en una confrontación bélica de impredecibles consecuencias. Rusia exige el cumplimiento de la Carta de la ONU. Estados Unidos no contempla ceder un ápice de lo ya conseguido por la OTAN en tiempos de debilidad rusa. No quiere reconocer que las cosas han cambiado y que no es ya la potencia hegemónica mundial, sino que la partida actual ha de jugarla en un tablero geopolítico a tres bandas, incluyendo a Rusia y China.

Por nuestra parte, el diligente servilismo de Pedro Sánchez nos mete de lleno en la refriega enviando un pírrico contingente de tropas y barcos a la zona caliente del problema; esto es: mete a España en la guerra, en caso de haberla, porque así le apetece a sus pretensiones de dejar de ser un cero a la izquierda en el panorama internacional… Iluso.

FRAGMENTOS DE POEMAS, JORGE GUILLÉN


... Un vacío. Y de pronto, al borde de ese vacío, el poder. Conclusión: ¡si el poder invadiera ese vacío, si el vacío se fundiese con el poder! La mano  del mediocre sobre la Manivela.
El poder, mucho más fuerte que los más potentes, juega a la utopía, a la cruzada, alumbra antorchas entre pirámides de negocios. ¿Y si los Átomos desencadenaran su científico furor?
Nunca faltan pretextos. Un avión derribado, una frontera violada, el honor de… ¿el honor? El honor del país. ¡Oh libertad, oh comunidad! Todos cierran los ojos. Y la catástrofe.
Suicidio planetario, pureza del no ser. O por odio. Y como experimento. Los hombres han convertido un acto siempre toda sobrehumana o inhumana posibilidad: una especie de destino.
Las bombas están ahí y aguardan su plenitud. Los medios pesan más que los fines. Y tú, mediocre asesino en potencia máxima, ¿vencerás a todos nuestros dioses juntos?...
(El asesino del planeta)
... Ese otro, dignísimo presidente, entra en su despacho central. Firme sin énfasis, con elegancia autoritario, se dispone a telefonear, o dictar, mandar, siempre bajo la vigilancia del invisible jefe: Nuestro Tiempo.
Pero Z, joven de profesión, docilísimo con orgullo, sabe quien dirige sus pasos y guía sus palabras originales, y cuál es el primer voto que le exige su Orden. Sí, sí, sí: voto ferviente de obediencia a Nuestro Tiempo.
Sutil, difuso o grueso, articulado, con persuasiones de fatalidad o de policía, en carteles industriales o políticos, entre pantallas y periódicos sea dios y sea rey para culto y para gloria Nuestro tiempo"
(Nuestro tiempo)







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