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Channel: Lengua y Literatura de Bachillerato... y otras cosas
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'CAVILANDO', por Luis Enrique Ibáñez

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"... Y mientras cavilaba me aparecen en mi encantador dispositivo las imágenes oportunas que me sitúan con una inteligente hostia en la cruda realidad. Son los manifestantes de la huelga del Metal en Cádiz, la vida real, sin códigos QR, sin esa sonrisa bobalicona que nos envuelve cuando nos vemos guapos expuestos en la red. Gritos de rabia, de justicia, de decir levantemos la mirada y fijémosla donde de verdad importa...

No es extraño que nuestra cabeza siga agachada, o mirando la pantallita, o diciendo sí a todo lo que nos mandan desde arriba"

El personal sanitario del hospital Puerta del Mar aplaude a los trabajadores que se manifiestan en Cádiz (imagen, El País)

CAVILANDO

Eso estamos haciendo, cavilando sobre los últimos artículos de opinión que hemos trabajado en clase con los alumnos de Bachillerato, también con los de 4º de ESO. Columnas sobre móviles, redes, adicción... nos repetimos mucho, al menos yo, pero claro, el tema está ahí. Y de entre todos esos textos no paro de pensar en uno en concreto, el de Leila Guerriero, 'Móviles'. 

Las dos ideas fundamentales que defiende la sugerente autora, ideas abrigadas por contundentes argumentos de ejemplos, de experiencia personal, parecían ser las siguientes: primera,  como casi sin darnos cuenta se ha hecho absolutamente obligatorio ser dueño de un móvil y de una conexión a internet. Y segunda, el poder, el sistema, ejerce una feroz presión sobre los ciudadanos sin que aparezca ninguna resistencia, y esta no aparece sencillamente porque antes ya estábamos seducidos por el arrebatador hechizo de la conexión que nunca acaba, "... no oprime la libertad... No es represor, sino seductor. La dominación se hace completa en el momento en que se presenta como la libertad. Casi nada me resulta más escalofriante que ese apacible sometimiento".

En ninguna Ley aparece la obligación de tener un dispositivo con conexión, pero mira qué chulo, yo lo llevo aquí, el código QR, lo presento en un segundo... Y así el enamoramiento, y el sometimiento a leyes que no existen, continúan.

Y mientras cavilaba me aparecen en mi encantador dispositivo las imágenes oportunas que me sitúan con una inteligente hostia en la cruda realidad. Son los manifestantes de la huelga del Metal en Cádiz, la vida real, sin códigos QR, sin esa sonrisa bobalicona que nos envuelve cuando nos vemos guapos expuestos en la red. Gritos de rabia, de justicia, de decir levantemos la mirada y fijémosla donde de verdad importa, en los que lo están pasando insoportablemente mal. 

Se me amontonan las imágenes y, simultáneamente, me encuentro con los que nos mandan. Anuncian, muy pomposos, un ambicioso proyecto de digitalización a todos los niveles. Y entonces Leila Guerriero me sonríe mientras se sienta a mi lado.

Y siguen, siguen las imágenes. Y llega una que me anima tanto como me estremece. Son los sanitarios del Hospital Puerta del Mar aplaudiendo a los manifestantes del Metal. Me emociona ver a trabajadores de verdad pisando la tierra común, recuperando ese lenguaje perdido entre la niebla de tanta virtualidad.

Y me estremezco al recordar aquellos días en los que, desde los balcones, aplaudíamos a los que nos salvaron, los trabajadores de la Sanidad Pública. Luego fueron catalogados como de usar y tirar. 

Perdón, acabo de recibir trece mensajes y nueve correos de mi centro de trabajo, debo atender, parecen muy chuli las propuestas... Ya no veo las protestas de esos trabajadores del campo de Almería, los, que como otros muchos, nos dieron de comer durante aquel confinamiento. Ni mucho menos veo a los niños congelados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, ni... no veo nada.

No es extraño que nuestra cabeza siga agachada, o mirando la pantallita, o diciendo sí a todo lo que nos mandan desde arriba. O, tal vez, las dos cosas a la vez, para eso está la maravillosa tecnología.

Así, esa mansedumbre parece no tener señalada la línea de meta.

Menos mal que mañana escucharemos a Alberto Sanjuán recordando aquellos versos de García Lorca, 

"... Yo denuncio a toda la gente que ignora la otra mitad... porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra que da sus frutos para todos"

Intentaremos coger gasolina.

Habrá que pisar las calles nuevamente. Y sí, en Jaén, y en muchas otras ciudades, se están organizando concentraciones de solidaridad con Cádiz... arde la calle al sol de poniente...







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