"Desde el primer segundo atrapó con magia la atención de todos, alumnos y profesores, que escuchaban tanta información necesaria para el alma andaluza, universal, como gozaban de un decir natural, como si nos contara los hechos, las vicisitudes, las casualidades, las injusticias, los olvidos, las carambolas de los acontecimientos, todo, como si de un relato acogedor se tratara. Era el relato que nos nombra a todos nosotros"
"Pasión, eso, y no otra cosa, es lo que debemos defender en los institutos. Desde ella, todo lo demás llega"
El IES Cristóbal se ha sumado a la necesaria celebración del Día del Flamenco. Para ello, entre otras actividades, ha contado con la presencia de Manuel Bernal Romero, profesor, periodista y escritor. Su charla a los alumnos de 2º de Bachillerato y CAE llevaba por título 'Federico, la Generación del 27 y el Flamenco'.
Desde el primer segundo atrapó con magia la atención de todos, alumnos y profesores, que escuchaban tanta información necesaria para el alma andaluza, universal, como gozaban de un decir natural, como si nos contara los hechos, las vicisitudes, las casualidades, las injusticias, los olvidos, las carambolas de los acontecimientos, todo, como si de un relato acogedor se tratara. Era el relato que nos nombra a todos nosotros.
Realizó un recorrido histórico por la historia del Flamenco, siglos, XIV, XV, XVI, mostrándonos esa confluencia de misterio y dolor que vivieron moriscos, gitanos, esclavos... Recordó, que muchas de las fortunas que se hicieron por aquí tenían que ver con el tráfico de esclavos, es así.
Enfatizó el hecho de que todo eso supuso un amalgama de ritmos variados que convivían, como podían, pero mezclándose, en esas circunstancias inhóspitas, la música, la mezcla, seguía...
Si los gitanos no crearon el Flamenco, sí lo transmitieron, el carácter nómada es lo que tiene, nos explicó Bernal.
La gran pregunta que se planteaba no era otra que la de cuándo cambia realmente la concepción de ese arte para seguir, no ser menospreciado por las mentes "de bien", y llegar a ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Volvía, el autor de tantos libros, estudios, sobre el Flamenco, la Generación del 27... volvía una y otra vez a la Literatura. Y por ello recordaba la incidencia de los romances viejos, de la tradición oral, de alguna forma la que nos constituye.
Llegando al tiempo en que se produce un cambio con respecto a cómo ver a esos seres que cantaban con el alma, pero que siempre parecían estar asociados a eso que llaman "mal vivir", el autor explicó que, desde la Literatura unos escritores se situaban en una visión negativa, por ejemplo, los oficialmente integrantes de la Generación del 98, excepto los Machado. Otros de esa generación, o la del 14 estaban instalados en esa asociación negativa, quiénes eran esas gentes, qué hacían por las noches.
Y Bernal destacó entre los que sí tenían ese sentir atraído, impactado, por la voz rajada, por el sentimiento desnudo que brota del corazón de lo inefable a dos en concreto: Federico García Lorca y Edgar Neville.
Y llegó en toda esta maraña, nos explicaba el ponente, una fecha crucial, el Festival, Concurso de Granada en 1922. Surge, nos contaba Bernal, por las conversaciones que García Lorca mantiene con sus locos amigos, los que compartían con él el temblor al escuchar. Y eso a pesar de lo que recordaba el conferenciante, los conocimientos del granadino universal sobre el Flamenco eran escasos.
En ese festival querían los organizadores defender lo auténtico del Flamenco frente a lo comercial, profesional, aunque esa defensa pudiera tener demasiadas fisuras. Pero era extremadamente oportuna, inquieta, la asociación que el autor estableció con la actualidad: el debate entre lo puro, lo auténtico, y lo que sólo busca el dinero fácil, vuelve a estar encima de la mesa.
Siguió nuestro visitante subrayando la importancia de aquel festival para llegar a la concepción moderna del Flamenco, siguió ofreciéndonos historias, la película provocada por Neville, 'Duende y misterio del Flamenco', premiada en Cannes...
Siguió, siguió... Camarón, Poveda... seguía bombardeándonos belleza, introduciendo en nuestras mentes esa pasión.
Pasión, eso, y no otra cosa, es lo que debemos defender en los institutos. Desde ella, todo lo demás llega.
Y nosotros nos quedamos con ganas, con muchas ganas, de más palabra, de más sentir.
Gracias, Manuel Bernal.
Es cierto, no quedamos todos, alumnos y profesores, con ganas de más.