"... son ellos los que nos están llamando en medio de tanta tragedia. Los pájaros siguen hablando, incluso los veo más intensos a las ocho de la tarde, quién sabe, el caso es que esta siniestra distancia que todos soportamos pareciera empujarnos a ellos... son las 20:09, y ya hemos aplaudido, y los pájaros siguen ahí, con su trabajo, cigüeñas, portando ramas, reconstruyendo su hogar, mientras te miran, creo que a lo mejor les damos lástima, por eso las miro... Además, el Papa le ha pedido a Dios que detenga la epidemia con su mano. Yo prefiero quedarme con los pájaros, intentando descifrar su canto, imaginando que me mandan ánimo"
SE OYEN PÁJAROS
Los pájaros, y las cigüeñas de la iglesia de enfrente de mi casa, como susurrando en un momento, y como gritando en otro, me dan la sensación de que se están descojonando de nosotros. Ellos son los que llevan demasiado tiempo sufriendo nuestra imbecilidad. Como son tantas horas intentando hablar con los objetos de mi casa, con los libros (me miran mal), hasta con los electrodomésticos, los pobres, ponen cara de Samuel Beckett, cuando estaba escribiendo 'Esperando a Godot'. Uno habla con lo que puede, y he decidido intentar hacerlo, aparte de con los vecinos que no conocía, con los míos cada vez que puedo, con los pájaros. No es un delirio, creo.
Se trata, simplemente, de intentar reconciliarnos con la naturaleza, con el planeta, creo que son ellos los que nos están llamando en medio de tanta tragedia. Los pájaros siguen hablando, incluso los veo más intensos a las ocho de la tarde, quién sabe, el caso es que esta siniestra distancia que todos soportamos pareciera empujarnos a ellos, a buscarlos, sí, a ellos, al fin y al cabo es últimamente lo que más oímos, como si de un mensaje se tratase, su canto.
Ahora son las 20:09, y ya hemos aplaudido, y los pájaros siguen ahí, con su trabajo, cigüeñas, portando ramas, reconstruyendo su hogar, mientras te miran, creo que a lo mejor les damos lástima, por eso las miro.
Y me ha sido imposible no acordarme de 'El mirlo del pruno', de cuando El perro volvió a ladrar. Estemos atentos a los sonidos de ahí fuera para, mientras lo hacemos, reencontrarnos. Con nosotros, y con los pájaros.
Además, el Papa le ha pedido a Dios que detenga la epidemia con su mano. Yo prefiero quedarme con los pájaros, intentando descifrar su canto, imaginando que me mandan ánimo.
En cuanto a los libros, definitivamente dejo a Daniel Defoe. Basta de querer sentirme como Robinson Crusoe, ni tengo derecho, ni mi nevera es Viernes, aparte de que ese Robinson era un poco cabroncete. Y también me parece absurdo sustituir la atroz y manipuladora información de los medios actuales por la lectura de 'Diario del año de la peste', no ha sido buena idea.
Así que vuelvo a Thoreau, no sólo por su simbiosis con la Naturaleza, sino por su aleccionadora disidencia. Se negó a pagar sus impuestos, porque su país no los empleaba como debía, gastaba en guerras, y no en asuntos justos, necesarios, como tal vez podría ser la salud de sus compatriotas, del ser humano... esto sí me coloca en lo Real.
Les dejo con esa fiesta de pájaros que asaltó la siesta de Juan Perro, esa banda de locos, el mirlo haciendo de líder, un despistado paro carbonero, la corneja haciendo de loca, esa abubilla de carnaval, el fichaje del petirrojo, decadente pero arrogante en su figura, un gorrión venido a menos... todos ellos nos miran y nos piden que escuchemos su canto...
(Luis Enrique Ibáñez)
EL MIRLO DEL PRUNO
El mirlo del pruno
Es un gran trovador
Que silbando
Con su pico
De oro fino
Se alimenta
En una venta
Del camino
Las Musas furtivas
A Silencio el Oscuro
Despertaban
Y le daban
Una fiesta
Cada tarde
A la hora
De la siesta
El mirlo del pruno
Con el paro carbonero
La corneja agorera
Vigilaba el sendero
Abubilla con peineta
Petirrojo con chaleco
El gorrión medio ronco
Les hacía de palmero
Reunión
De cantaores
Yo penando
Que el teléfono
También
Está sonando
(Fuente Letra: La huella sonora)