"Siempre pienso que tienes para todos los que están y los que tienen que llegar pero me pregunto cuánto para ti te va a quedar...
Espero que todo, Aisa....Porque esta es la historia, la historia de un camino que no tiene final, la que nos mece, la que nos obliga, como el viento obliga, como el viento habla y convocar todas las voces que quieren hablar..."
COMO EL VIENTO
Resulta que Depedro cumple años y no se le ocurre otra cosa que llamar a sus colegas para celebrarlo, está bien. Llama, entre otros, al mío, a Santiago Auserón, ese fantasma amigo que no sé dónde está, porque siempre está en la frontera, en esa ribera en la que nadie puede ser reconocido, el lugar ideal.
Y los dos empiezan a cantar, como el viento, meciendo mi cuerpo, consiguiendo que palabras normales se levanten de modo especial, es la música, es sólo eso, es tanto. Es especialmente cercana si uno quiere abrazar las palabras.
Tantas mañanas, Aisa, te has vestido de felicidad, como quiero pensar, como todos los días desde que te veo caminar, no lo será, pero ahí está el deseo, también lo real, que nunca está escrito. Es obligado recordar que basta tu aliento, para que me sienta como el viento, rompiendo el aire, sumergido en tus dudas, en las mías, menos aún que sumergido en tu risa, sólo contigo, sólo soy feliz si yo te miro.
Siempre viéndote luchando entre toda esta mediocridad, qué gustazo de imagen, es como diferir de todo, preguntar por todo, discutirlo todo, mecida en el viento, en el viento de la palabra.
El Perro y Depedro también se mecen. Hay unos segundos en los que la segunda voz del can se transforma en un viento atávico que también mece el mensaje, el mensaje de lo que en principio sólo parece una de tantas canciones de amor. No lo es.
Tienes para todos los que están y los que tienen que llegar pero me pregunto cuánto para ti te va a quedar no guardas nada, todo para todos y para ti ná esta es la historia de un camino que no tiene final.
No lo hagas, no lo hagamos así. Si no queda nada para ti, para nosotros, tampoco quedará nada para los demás.
Siempre pienso que tienes para todos los que están y los que tienen que llegar pero me pregunto cuánto para ti te va a quedar...
Espero que todo.
Porque esta es la historia, la historia de un camino que no tiene final, la que nos mece, la que nos obliga, como el viento obliga, como el viento habla y convoca a todas las voces que quieren hablar.
Buscaremos entre todos el lugar que la palabra demanda.
(Luis Enrique Ibáñez)
LETRA:
Sólo contigo,
sólo soy feliz si yo te miro
basta tu aliento
para que me sienta como el viento.
Como el viento, como el viento...
mece mi cuerpo
Esta mañanita te has vestido de felicidad
como todos los días desde que te veo caminar
siempre luchando entre toda esta mediocridad
siempre aguantando a los que te quieren pisar
Sólo contigo,
sólo soy feliz si yo te miro
basta tu aliento
para que me sienta como el viento
Como el viento, como el viento...
mece mi cuerpo
Tienes para todos los que están
y los que tienen que llegar
pero me pregunto cuánto para ti te va a quedar
no guardas nada, todo para todos y para ti ná
esta es la historia
de un camino que no tiene final
Sólo contigo,
sólo soy feliz si yo te miro
basta tu aliento
para que me sienta como el viento.
Como el viento, como el viento...
mece mi cuerpo.
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