"En España una confianza básica indispensable es la de poner fin a la pesadilla del franquismo, cerrar con justicia hacia las víctimas el holocausto español... ¿por qué todavía hay voces, y algunas muy influyentes, que se oponen a que el Estado asuma la exhumación de los desaparecidos? No es una cuestión de partidos ni de ideologías. Lo que se dirime es la humanidad o la inhumanidad... hemos sabido que la Fundación Francisco Franco ha estado recibiendo todos estos años subvenciones estatales. Dinero público, de los contribuyentes"
"... se ha muerto el general, que el mundo destruido, ya sin el general, va a empezar nuevamente, sin ese general"
LA OLA DE CRETINISMO
Se habla mucho del humor negro como recurso para interpretar esta época y defenderse de la producción industrial de falsedad. Pienso que sería más preciso recuperar la denominación de humor amoratado. Así definía Álvaro de Laiglesia, el legendario director de La Codorniz (“La revista más audaz para el lector más inteligente”), el humor de Roland Topor: “Más que negro, el humor de este humorista es amoratado. Como el hematoma que queda en la piel después de recibir un puñetazo”.
Topor agitó el arte de los años sesenta con el movimiento Pánico, una vanguardia que hasta disentía de sí misma, y en la compañía de ilustres provocadores como Fernando Arrabal y Jodorowsky, que compartían la idea de Flaubert de que “en este mundo traidor lo único serio es la risa”. El activismo Pánico se inspiraba en el dios Pan, la divinidad de los bufones, y era el arte de sabotear el dogmatismo. El arte de la intranquilidad frente al “cretinismo circundante”.
Todo esto lo explica muy bien el crítico Fernando Castro Flórez. Gracias a él puedo devorar el genial libro de Topor La cocina caníbal, también muy útil para analizar cómo en este tiempo mundial en que los depredadores humanos andan impacientes se renueva el viejo axioma de Hobbes: “El hombre es un lobo para el hombre”. Hoy sonaría algo más esperanzador: “El lobo es un hombre para el lobo”. La versión de Topor: “El hombre es el mejor alimento para el hombre”. No tardaremos en verlo en MasterChef.
El pánico de Topor pertenece a la melancolía del arte rebelde, pero el pánico que causa pánico es la expansión del “cretinismo circundante”. Existe un humorismo amoratado, viñetas que son puñetazos de luz, y ahí está El Roto, la mirada indómita, descerrajando lo que no se puede ver, desvelando lo que no está “bien visto”. Está El Roto y los rotos, los que se pelean contra las mordazas, legales o ilegales. Pero el cretinismo, y no hablo de la enfermedad, sino del talante estúpido, va ocupando espacio como pensamiento grosero, vociferante, pelotudo. Es la piel del mundo la que está tumefacta, no por el humorismo amoratado, sino por ese cretinismo circundante.
Uno sale magullado de la lectura de la prensa de cada día. Con los ojos a la virulé. Si empezamos por el más poderoso, cada frase de Donald Trump deja un moratón en la piel del mundo. En el último viaje a Reino Unido, trató con más consideración a la pelota de golf que a su aliada preferente Theresa May. Y eso que el “ama de llaves” británica forma parte de la misma operación: descalabrar la Unión Europea. Trump ha puesto a Europa la etiqueta de “enemigo”. Es una característica inconfundible del cretinismo ese desparpajo caníbal para crear enemigos.
Uno sale magullado de la lectura de la prensa de cada día. Con los ojos a la virulé... Existe un humorismo amoratado, viñetas que son puñetazos de luz, y ahí está El Roto, la mirada indómita, descerrajando lo que no se puede ver, desvelando lo que no está “bien visto”
Ahora mismo no sabemos el rumbo que va a tomar la derecha, la vieja y la nueva, en España. Si va a recaer en un cretinismo enojado o abrirse a una inteligencia democrática y dialogante.
En una época histórica muy amoratada, la descrita en La desintoxicación de Europa, Stefan Zweig se quejaba de una atmósfera en la que “tanto los individuos como los Estados parecen más bien dispuestos a odiarse mutuamente; la desconfianza mutua se revela infinitamente más fuerte que la confianza”.
Una cierta desconfianza puede ser conveniente para la supervivencia. Conviene mirar el código de barras, no solo para informarse de la caducidad de los alimentos. También de las ideas. Pero para mantener y renovar un espacio de civilización democrática es imprescindible la confianza básica.
En España, por ejemplo, una confianza básica indispensable es la de poner fin a la pesadilla del franquismo, cerrar con justicia hacia las víctimas el holocausto español. Por ejemplo, ¿por qué todavía hay voces, y algunas muy influyentes, que se oponen a que el Estado asuma la exhumación de los desaparecidos? ¿Por qué hay personas justamente sensibles ante unas víctimas y fríamente indiferentes ante otras? No es una cuestión de partidos ni de ideologías. Lo que se dirime es la humanidad o la inhumanidad.
Mientras tanto, hemos sabido que la Fundación Francisco Franco ha estado recibiendo todos estos años subvenciones estatales. Dinero público, de los contribuyentes. Hasta le hemos pagado una máquina trituradora de papeles. Es lo propio del cretinismo primitivo, autoritario: triturar papeles. Y negar la mayor evidencia. Se dice en un último comunicado: “La represión franquista es una falsedad”. Qué manera franquista de faltarle al respeto al franquismo que nació y murió torturando y matando. Ese negacionismo del cretinismo criminal que todavía nos tiene amoratados.
(Fuente: El País Semanal, 29-07-2018)
ESE GENERAL
-Aquí está el general.
¿Qué quiere el general?
-Una espada desea el general.
-Ya no existen espadas, general.
¿Qué quiere el general?
-Un caballo desea el general.
-Ya no existen caballos, general.
¿Qué quiere el general?
-Otra batalla quiere el general.
-Ya no existen batallas, general.
¿Qué quiere el general?
-Una amante desea el general.
-Ya no existen amantes, general.
¿Qué quiere el general?
-Un gran tonel de vino desea el general.
-Ya no hay tonel ni vino, general.
¿Qué quiere el general?
-Un buen trozo de carne desea el general.
-Ya no existen ganados, general.
¿Qué quiere el general?
-Comer yerbas desea el general.
-Ya no existen los pastos, general.
¿Qué quiere el general?
-Beber agua desea el general.
-Ya no existe más agua, general.
¿Qué quiere el general?
-Dormir en Una cama desea el general.
-Ya no hay cama ni sueño, general.
¿Qué quiere el general?
-Perderse por la tierra, desea el general.
-Ya no existe la tierra, general.
¿Qué quiere el general?
-Morirse como Un perro desea el general.
-Ya no existen los perros, general.
¿Qué quiere el general?
¿Qué quiere el general?
Parece que está mudo el general.
Parece que no existe el general.
Parece que se ha muerto el general,
que ya, ni como un perro, se ha muerto el general,
que el mundo destruido, ya sin el general,
va a empezar nuevamente, sin ese general.
¿Qué quiere el general?
-Una espada desea el general.
-Ya no existen espadas, general.
¿Qué quiere el general?
-Un caballo desea el general.
-Ya no existen caballos, general.
¿Qué quiere el general?
-Otra batalla quiere el general.
-Ya no existen batallas, general.
¿Qué quiere el general?
-Una amante desea el general.
-Ya no existen amantes, general.
¿Qué quiere el general?
-Un gran tonel de vino desea el general.
-Ya no hay tonel ni vino, general.
¿Qué quiere el general?
-Un buen trozo de carne desea el general.
-Ya no existen ganados, general.
¿Qué quiere el general?
-Comer yerbas desea el general.
-Ya no existen los pastos, general.
¿Qué quiere el general?
-Beber agua desea el general.
-Ya no existe más agua, general.
¿Qué quiere el general?
-Dormir en Una cama desea el general.
-Ya no hay cama ni sueño, general.
¿Qué quiere el general?
-Perderse por la tierra, desea el general.
-Ya no existe la tierra, general.
¿Qué quiere el general?
-Morirse como Un perro desea el general.
-Ya no existen los perros, general.
¿Qué quiere el general?
¿Qué quiere el general?
Parece que está mudo el general.
Parece que no existe el general.
Parece que se ha muerto el general,
que ya, ni como un perro, se ha muerto el general,
que el mundo destruido, ya sin el general,
va a empezar nuevamente, sin ese general.
(El matador, (Poemas escénicos), 1965)
"... Retrocede la llama sin ceniza,
la sed salina del infierno, los círculos
del dolor palidecen..."
EL GENERAL FRANCO EN LOS INFIERNOS
Desventurado, ni el fuego ni el vinagre caliente
en un nido de brujas volcánicas, ni el hielo devorante,
ni la tortuga pútrida que ladrando y llorando con voz de mujer muerta te escarbe la barriga.
buscando una sortija nupcial y un juguete de niño degollado,
serán para ti una puerta oscura,
arrasada.
En efecto.
De infierno a infierno, ¿qué hay?
En el aullido de tus legiones, en la santa leche
de las madres de España, en la leche y los senos pisoteados
por los caminos, hay una aldea más, un silencio más
una puerta rota.
Aquí estás. Triste párpado, estiércol
de siniestras gallinas de sepulcro, pesado esputo, cifra
de traición que la sangre no borra. Quién, quién eres,
oh miserable hoja de sal, oh perro de la tierra,
oh mal nacida palidez de sombra.
Retrocede la llama sin ceniza,
la sed salina del infierno, los círculos
del dolor palidecen.
Maldito, que solo lo humano
te persiga, que dentro del absoluto fuego de las cosas,
no te consumas, que no te pierdas
en la escala del tiempo, y que no te taladre el vidrio ardiendo ni la feroz espuma.
Solo, solo, para las lágrimas
todas reunidas, para una eternidad de manos muertas
y ojos podridos, solo una cueva
de tu infierno, comiendo silenciosa pus y sangre
por una eternidad maldita y sola.
No mereces dormir
aunque sea clavados de alfileres los ojos: debes estar
despierto, general, despierto eternamente
entre la podredumbre de las recién paridas,
ametralladas en Otoño. Todas, todos los tristes niños
descuartizados,
tiesos, están colgados, esperando en tu infierno
ese día de fiesta fría: tu llegada.
Niños negros por la explosión,
trozos rojos de seso, corredores
de dulces intestinos, te esperan todos, todos, en la
misma actitud
de atravesar la calle, de patear la pelota,
de tragar una fruta, de sonreír o nacer.
Sonreír. Hay sonrisas
ya demolidas por la sangre
que esperan con dispersos dientes exterminados
y máscaras de confusa materia, rostros huecos
de pólvora perpetua, y los fantasmas
sin nombre, los oscuros
escondidos, los que nunca salieron
de su cama de escombros. Todos te esperan
para pasar la noche.
Llenan los corredores como algas corrompidas.
Son nuestros, fueron nuestra
carne, nuestra salud, nuestra
paz de herrerías, nuestro océano
de aire y pulmones. A través de ellos
las secas tierras florecían. Ahora, más allá de la tierra,
hechos substancia
destruida, materia asesinada, harina muerta,
te esperan en tu infierno.
Como el agudo espanto o el dolor se consumen,
ni espanto ni dolor te aguardan. Solo y maldito seas,
solo y despierto seas entre todos los muertos,
y que la sangre caiga en ti como la lluvia,
y que un agonizante río de ojos cortados
te resbale y recorra mirándote sin término.
Pablo Neruda
España en el corazón.
1936-1937.