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'PROBLEMAS DE CÁLCULO ECONÓMICO', por J. J. MIllás / 'HISTORIA DEL DINERO', de Alan Pauls (fragmento) / '¡DESPIERTA, IMBÉCIL!' (de la película 'EL CONCURSANTE')

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"Desplacé entonces mis ojos desde él hasta la fotografía y sentí una comunión de orden místico con la mujer. Éramos la misma cosa y estábamos descubriendo a la vez lo absurdo del consenso mundial establecido en torno al dinero que, según los expertos, no tiene otro respaldo que el de la confianza"

"No hay manera de nombrar el dinero sin equivocarse... aquello que es mudo y no tiene nada que decir y se limita a crecer hacia arriba y hacia abajo al mismo tiempo, como Alicia cuando cae en el agujero"(Alan Pauls,'Historia del dinero')

Jason Lee (Reuters)

PROBLEMAS DE CÁLCULO ECONÓMICO
Me llamó la atención la extrañeza con la que esta mujer, en Pekín, observaba un billete de curso legal. Recorté la foto y la clavé en el corcho, de manera que cada vez que levantaba la vista del ordenador tropezaba con ella. Días más tarde, coloqué al lado de la foto un billete de 10 euros al que cada mañana, como en un ejercicio de meditación, contemplaba atentamente durante 10 minutos, igual que el que vigila la yerba con la fantasía de verla crecer. El billete no crecía; al contrario, se devaluaba internamente, pues cada vez se podía comprar con él menos cantidad de fruta. Mi aprecio también disminuía al ritmo de su autoestima. La idea era que un día yo acabara sintiendo frente a mi dinero la misma perplejidad que la señora frente al suyo. Tal vez de este modo su cabeza y la mía se comunicaran telepáticamente.

Un miércoles, tras el té del mediodía, el billete se desfamiliarizó de golpe. Durante unos segundos, no fue más que un simple rectángulo de papel pintado. Desplacé entonces mis ojos desde él hasta la fotografía y sentí una comunión de orden místico con la mujer. Éramos la misma cosa y estábamos descubriendo a la vez lo absurdo del consenso mundial establecido en torno al dinero que, según los expertos, no tiene otro respaldo que el de la confianza. La experiencia, como todos los arrebatos de este tipo, duró poco. Ignoro qué podría adquirir la china con su billete. El mío daba para dos botellas de aceite de oliva virgen extra y dos barras de pan en el Dia del barrio. El cálculo económico, en fin, interrumpió la fraternidad entre su cerebro y el mío.
(Fuente: El País Semanal, 02-04-2017)



'HISTORIA DEL DINERO', de Alan Pauls (fragmento)

Imposible seguir el ritmo. Nadie es tan rápido. Cuando empieza la obra, el billete más grande en circulación es de mil pesos, y cambiarlo es una verdadera odisea. Cuando termina, once meses más tarde, ya circulan los de cinco y diez mil, que reinan como monarcas, remotos, jóvenes, inalcanzables, y cuatro semanas después, tan plebeyos como los plebeyos sobre los cuales reinaron, se van sin pena ni gloria en pagar unas pocas cosas básicas. No hay manera de nombrar el dinero sin equivocarse. Como la expresión palo para denominar el millón, que él escucha por primera vez más de diez años atrás, en el velorio del muerto de los crostines, intercalada en una de las conversaciones subrepticias que se afanan por calcular la suma que el muerto lleva en el famoso attaché —un palo verde, mínimo, ésa es, textual, la frase que le llega en medio del tintinear de las cucharas contra los pocillos de café—, ahora se acuña luca para denominar los mil pesos, en parte para abreviar, en parte, probablemente, con la ilusión de que, mudándose del reino de los números al de las palabras, algo de ese caos en expansión que es el universo del dinero se aquietará, entrará en caja y quedará de algún modo bajo control, al menos bajo el control que el lenguaje de todos los días puede ejercer sobre aquello que es mudo y no tiene nada que decir y se limita a crecer hacia arriba y hacia abajo al mismo tiempo, como Alicia cuando cae en el agujero. Pero qué poco tarda luca en perder su brillo original, en empobrecerse. Qué rápido es reemplazada, y no por billetes sino por otras maneras de decir, ficciones de ocasión, un poco infantiles y de efecto inmediato, como un colorado, un verde, un azul, inspiradas en el color de los billetes, que taxistas, comerciantes y cajeros en general pasan a usar a diario pero mezcladas con denominaciones antiguas o en vías de desaparición, son dos lucas, un colorado y dos azules, por ejemplo, o deme una luca y yo le doy tres verdes, un alarde de pedagogía primitiva que no hace más que confundir a todo el mundo.

'¡DESPIERTA, IMBÉCIL!
(fragmento de la película 'EL CONCURSANTE')






Viñeta del libro recomendado 'Dinero', de Miguel Brieva


SOBRE ALAN PAULS:

Escritor argentino nacido en Buenos Aires. Estudió Literatura y se ha dedicado a la enseñanza universitaria. Además de sus colaboraciones periodísticas en la prensa y en la televisión argentina, ha escrito novelas (El pudor del pornógrafo, 1984; El coloquio, 1990; Wasabi, 1994 y El pasado, 2003, Premio Herralde de Novela); guiones cinematográficos y televisivos (Sinfín, 1988; La era del ñandú, 1987); un ensayo sobre Manuel Puig y artículos sobre las obras de Roberto Arlt y Lucio Victorio Mansilla. En su trabajo titulado Las malas lenguas defiende la riqueza de la mezcla y del intercambio comunicativo, contrario a cualquier concepción que haga del idioma una estructura rígida: "porque en la lenta, crujiente fractura de las jergas y la lengua, la historia del otro (la nuestra) no ha terminado". Después de la muerte de William Seward Burroughs, escribió un lúcido texto sobre el escritor estadounidense titulado "El último de aquellos beatniks".


(Fuente reseña: epdlp.com)





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