"Las cosas no van bien, como dice el Gobierno... Las cosas van bien para ahorcarse, pero no para mirar el futuro con esperanza. Al contrario, todo apunta a que se van a poner peor para los jóvenes y para los pensionistas, aunque quizá a Urdangarin le rebajen la pena y aquí no haya pasado nada... Miente quien afirma que solo van bien o que solo van mal. El problema es de qué lado cae la bondad y de cuál la maldad... Pero ahora, ¿en qué parte de la cuerda está el bien, en la del ahorcado o en la del verdugo?"
"...Las noches se volvieron invisibles, como el tercer párpado de un lagarto..." (Sylvia Plath)
"...Las noches se volvieron invisibles, como el tercer párpado de un lagarto..." (Sylvia Plath)
¿ME MUERO?
Las cosas no van bien, como dice el Gobierno. Ni mal, como digo yo. Van bien y mal a la vez, lo mismo que una soga trenzada con hilos de diferentes calidades. El problema es lo que intentes colgar de ella. Quizá sirva para ahorcarte, pero no para soportar el peso de una caja fuerte en una mudanza. Las cosas van bien para ahorcarse, pero no para mirar el futuro con esperanza. Al contrario, todo apunta a que se van a poner peor para los jóvenes y para los pensionistas, aunque quizá a Urdangarin le rebajen la pena en el Supremo y aquí no haya pasado nada. Las cosas están bien y mal a la vez. Miente quien afirma que solo van bien o que solo van mal. El problema es de qué lado cae la bondad y de cuál la maldad.
Me lo dijo el médico tras estudiar mi analítica. Usted está bien y mal al mismo tiempo. ¿Pero me voy a morir?, le pregunté. Todos nos tenemos que morir, respondió ambiguamente. Esto es lo que viene a decir el ministro Catalá, por poner un ejemplo, cuando niega presiones políticas sobre la fiscalía. No las hay, pero todos nos tenemos que morir. Así las cosas, la cuestión es a quién le tocará pasar por debajo de la caja fuerte sostenida por la soga mal hecha de la que se hablaba más arriba. ¿Lo dictará el azar, la clase social, el nivel de estudios? Que cada uno responda desde el fondo de su corazón. Por cierto, ¿qué habrá en el interior de esa caja fuerte? A ver si encima de ser aplastado por pobre, te matan los papeles extraviados del Ministerio del Interior.
Claro que no todo se puede reducir a una cuestión de subjetividades. Muchas folclóricas alababan la dictadura porque con Franco, decían, les había ido bien. Pero ahora, ¿en qué parte de la cuerda está el bien, en la del ahorcado o en la del verdugo?
(Fuente: El País, 03-03-2017)
EL AHORCADO
Asiéndome del cabello, un dios se adueñó de mí.
Sus descargas azules me achicharraron como a un profeta del desierto.
Las noches se volvieron invisibles, como el tercer párpado de un lagarto,
un mundo de días blancos y escuetos en una cuenca sin sombra.
Un hastío rapaz me ató a este árbol.
Si ese dios fuera yo haría lo que hice
SANGRE AZUL
("Aquí, en este país, la justicia es igual para todos, por supuesto, nadie lo pone en duda. Aquí, en este país, nadie entra en la cárcel por un delito menor y, mucho menos, por un delito menor cometido hace ya bastantes años. Aquí, nadie entra en prisión por protestar, entre otras cosas, porque aquí no son necesarias las protestas, aquí todo va como la seda... Lo peor es, tal vez, esa amarga sensación de haber perdido la necesaria sangre roja que antes hervía en nuestras venas")
PARA COMPENSAR (pensando en nuestros jóvenes, en nuestros alumnos):
(Yérguete y mira la raya azul del increíble crepúsculo, la raya de la esperanza en el límite de la tierra. Y con grandes pasos seguros, enderézate, y allí apoyado, confiado, solo, échate a andar...")
(No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber. No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo... (No te detengas) No te quedes inmóvil al borde del camino no congeles el júbilo no quieras con desgana no te salves ahora... (No te salves)
ACERCA SYLVIA PLATH:
Poetisa y novelista estadounidense. Empezó a escribir poesía de niña, estudió en la Universidad de Smith y, gracias a una beca Fulbright, en la Cambridge. Su primer libro, El coloso (1960), puso en evidencia la meticulosidad de su oficio y un estilo muy personal. Ariel (1965) está considerado como su mejor libro de poemas que, al igual que su poesía posterior publicada después de su suicidio, refleja un ensimismamiento y una obsesión por la muerte crecientes. Poemas completos, que ganó el Premio Pulitzer en 1982, fue editado por su marido, el poeta británico Ted Hughes, en 1981. La campana de cristal (1963), novela que publicó con el seudónimo de Victoria Lewis, es el relato autobiográfico del colapso nervioso de una joven. Su correspondencia, Cartas a casa, 1950-1963, preparada por su madre y publicada en 1975, ayuda a comprender sus fuentes de inspiración y su desesperación. Otras obras, publicadas póstumamente, son Cruzando el agua (1971) y Arboles de invierno (1972), ambos libros de poesía, y Johnny Panic y la Biblia de sueños, libro de cuentos. En 1982 se publicaron sus Diarios.
(Fuente reseña: epdlp.com)