"... ilustra el comportamiento de la policía y la justicia españolas cuando se ponen estrictas, cosa que suelen hacer con los más desfavorecidos... unas leyes hechas para los robagallinas, confirmando así que sigue vigente aquella famosa frase de Pío Baroja: las leyes son como los perros, sólo ladran a los pobres"(Julio Llamazares)
"La ley es siempre más dura con el débil. Automáticamente pesa sobre el miserable. Es lógico que el miserable por instinto odie la ley" ('El árbol de la ciencia')
"Los chicos están esperando El momento de actuar... Vamos a ver quién es aquí la Ley" (Radio Futura)
BOTELLÓN
Un grupo de bolivianos, la mitad de ellos en el paro desde que la construcción dejó de crear empleo y el resto subempleados en trabajos malpagados o esporádicos, se reúnen algunas tardes, como hacen muchos inmigrantes, en un parque de Madrid para jugar un partido de fútbol y conversar de sus cosas. El parque es un espacio mal cuidado de un barrio obrero de la ciudad sin apenas verde por falta de riego y sin un chiringuito en el que comprar bebida, por lo que los bolivianos llevan de casa una nevera con cervezas para tomarlas al terminar el partido sentados en un banco mientras la tarde cae sobre la ciudad. Lo que no saben es que una ley prohibe consumir alcohol en la vía pública y que un parque está incluido en esa categoría. Se lo hacen saber los dos policías que de pronto aparecen junto a ellos pidiéndoles la documentación y extendiendo tantas denuncias como bolivianos hay esa tarde jugando al fútbol. Las multas, que les llegarán a sus domicilios respectivos por correo, les dirán el importe de la sanción: 600 euros a cada uno.
Un conocido de los bolivianos, vecino del portal en el que uno de ellos trabaja como portero, se presta a hacerles un recurso que sirva para los once, pero este no prospera. Así que los bolivianos, sin confianza ni dinero para ir al contencioso, pagan religiosamente los 600 euros de la sanción, para lo que muchos de ellos tienen que pedir prestado, pues no ganan al mes esa cantidad. El miedo a ser expulsados de España si no lo hacen, esa espada de Damocles que pende sobre casi todos y que les hace andar con cuidado en materia legal, contribuye a que a ninguno de ellos se le pase por la cabeza siquiera declararse insolvente. Mejor pagar que meterte en líos piensan mientras recorren una ciudad atestada, como todas las de este país, de terrazas callejeras llenas de gente bebiendo alcohol (eso sí, pagan impuestos) y de jóvenes haciendo botellón en cualquier lugar sin preocuparse de que les vean ni de recoger los cascos de las botellas y los papeles cuando se van. Son españoles y España es suya, por lo que la pueden llenar de mierda si quieren.
La anécdota de los bolivianos es menor pero ilustra el comportamiento de la policía y la justicia españolas cuando se ponen estrictas, cosa que suelen hacer con los más desfavorecidos como denunció hace poco el propio presidente de los jueces españoles al hablar de unas leyes hechas para los robagallinas, confirmando así que sigue vigente aquella famosa frase de Pío Baroja: las leyes son como los perros, sólo ladran a los pobres.
(Fuente: El País, 17-09-2016)
'EL ÁRBOL DE LA CIENCIA' (fragmento)
En verano sobre todo, Andrés quedaba reventado. Aquella gente de las casas de vecindad, miserable, sucia, exasperada por el calor, se hallaba siempre dispuesta a la cólera. El padre o la madre que veía que el niño se le moría, necesitaba descargar en alguien su dolor, y lo descargaba en el médico. Andrés algunas veces oía con calma las reconvenciones, pero otras veces se encolerizaba y les decía la verdad: que eran unos miserables y unos cerdos; que no se levantarían nunca de su postración por su incuria y su abandono.
Iturrioz tenía razón: la naturaleza no sólo hacía el esclavo, sino que le daba el espíritu de la esclavitud.
Andrés había podido comprobar en Alcolea como en Madrid que, a medida que el individuo sube, los medios que tiene de burlar las leyes comunes se hacen mayores.
Andrés pudo evidenciar que la fuerza de la ley disminuye proporcionalmente al aumento de medios del triunfador. La ley es siempre más dura con el débil. Automáticamente pesa sobre el miserable.
Es lógico que el miserable por instinto odie la ley.
Aquellos desdichados no comprendían todavía que la solidaridad del pobre podía acabar con el rico, y no sabían más que lamentarse estérilmente de su estado.
La cólera y la irritación se habían hecho crónicas en Andrés; el calor, el andar al sol le producían una sed constante que le obligaba a beber cerveza y cosas frías que le estragaban el estómago.
Ideas absurdas de destrucción le pasaban por la cabeza...
'LA LEY', RADIO FUTURA
LETRA:
Aquí viene Juan el bueno
Con una idea fija en la mente
Se aparta la gente de sus ojos
Fríos como el hielo
Vigilando la oscuridad
De la calle todavía en calma
Los chicos están esperando
El momento de actuar
No queda tiempo para recordar
Jamás volvió a sonreír
Vamos a ver quién es aquí
La ley, bang bang
La ley, hey hey
La ley, bang bang
Hey hey, la ley
Bang bang, hey hey
La ley, bang bang
Bang bang, hey hey
La ley, bang bang
Hey hey, la ley
Hey hey, la ley
Todo será diferente mi amor
La chica cometió un error
Es un placer decir que no
Apunta al corazón
Aquella estúpida canción
Promesa de un verano eterno
De todas formas es la norma
En el infierno
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