Werther: "Lo que más me irrita son las miserables distinciones sociales..."
"Si en las guerras los vivos envidian a los muertos, en el neoliberalismo los nacidos envidian a los no nacidos. Y los que mueren, al atravesar la puerta de salida, lamentan haber hecho este viaje en el que el hombre resultó ser un lobo para el hombre... ¿Por qué entonces esa resistencia a legalizar el suicidio asistido?"
"El futuro se vistió, con el traje nuevo del emperador. Quien iba a decir que sin carbón, no hay reyes magos"
DÍAS FEOS
El dinero huye de España, aunque también se fuga sin salir, mutándose en otra moneda, convirtiéndose en oro, plata, inmuebles. No hay nada más proteico que el dinero, el dinero grande, queremos decir, el que cuesta un ático como el de Ignacio González en Marbella, o una boda, en El Escorial, como la de la hija de Aznar, a la que acabamos de ver, junto a su marido, en el yate de Al Capone, con banda sonora de El Bigotes. Todo muy edificante. A veces, guardamos el dinero en cajas de zapatos, cual gusano de seda, a la espera de que se transforme en una mariposa, o en un BMW. No importa de qué hablemos (fútbol, sexo, filosofía, educación, sanidad, política), hablamos siempre de dinero. De las posibilidades del dinero grande: el de los corruptos, los banqueros, los traficantes de personas o drogas, los especuladores financieros. El dinero pequeño, el dinero honrado, languidece en las cuentas corrientes o en los planes de pensiones de los ahorradores ingenuos. El dinero pequeño solo se transforma en calderilla. Desaparece, como el neandertal, porque el dinero sapiens es un hijo de perra.
¿De qué hablamos, por ejemplo, cuando hablamos de tener o no tener hijos? De dinero. Ya no hay conversaciones sobre la paternidad, ni siquiera sobre la paternidad responsable. Todas, con independencia de su cáscara, versan sobre el dinero. Si en las guerras los vivos envidian a los muertos, en el neoliberalismo los nacidos envidian a los no nacidos. Y los que mueren, al atravesar la puerta de salida, lamentan haber hecho este viaje en el que el hombre resultó ser un lobo para el hombre. Vienen días feos para esta especie, ya están aquí, quizá nunca se marcharon. ¿Por qué entonces esa resistencia a legalizar el suicidio asistido?
(Fuente: El País, 04-03-2016)
'LOS DÍAS RAROS', VETUSTA MORLA
LETRA:
Ábrelo, ábrelo, despacio
di que ves, dime que ves, si hay algo,
un manantial, breve y fugaz entre las manos.
Toca afinar, definir el trazo
sintonizar, reagrupar pedazos
en mi colección de medallas y de arañazos.
Ya está aquí, quién lo vio,
baila como un lazo en un ventilador
quién iba a decir que sin carbón no hay reyes magos.
Aún quedan vicios por perfeccionar en los días raros
los destaparemos en la intimidad con la punta del zapato.
Ya está aquí, quién lo vio,
baila como un lazo en un ventilador
quién iba a decir que sin borrón no hay trato.
El futuro se vistió con el traje nuevo del emperador
quién iba a decir que sin carbón no hay reyes magos.
Nos quedan muchos más regalos por abrir
monedas que al girar descubran un perfil
que empieza en celofan y acaba en eco.
di que ves, dime que ves, si hay algo,
un manantial, breve y fugaz entre las manos.
Toca afinar, definir el trazo
sintonizar, reagrupar pedazos
en mi colección de medallas y de arañazos.
Ya está aquí, quién lo vio,
baila como un lazo en un ventilador
quién iba a decir que sin carbón no hay reyes magos.
Aún quedan vicios por perfeccionar en los días raros
los destaparemos en la intimidad con la punta del zapato.
Ya está aquí, quién lo vio,
baila como un lazo en un ventilador
quién iba a decir que sin borrón no hay trato.
El futuro se vistió con el traje nuevo del emperador
quién iba a decir que sin carbón no hay reyes magos.
Nos quedan muchos más regalos por abrir
monedas que al girar descubran un perfil
que empieza en celofan y acaba en eco.
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("... la "ambigüedad premeditada" debe ser una premisa innegociable para el quehacer literario, pues sólo agarrados a ella podemos ofrecer al receptor la plurisignificación, y, a partir de ahí, el goce estético que supone el deseo de interpretar. Y creo que Vetusta Morla navega por ahí cuando se pone a escribir... si oímos hablar de "las cartas de amor del banco...", el mensaje se abre, el pensamiento se dispara, galopa, el análisis se regocija...")