"... ya han pactado PP y PSOE la nueva ley antiterrorista con la misma urgencia de ladrón que utilizaron para pactar el cambio constitucional que nos ponía en manos de la deuda y de los banqueros...
Un par de atentados más que nos toquen de cerca y entraremos de lleno y sumisos en la peor de las esclavitudes: la que se apodera de la propia mente. Y todo en nombre de esa seguridad que todo lo justifica"
... los mismos mandatarios que clamaban a favor de la libre expresión de las ideas, están hartos de ordenar bombardear y destruir emisoras de televisión y radio o redacciones de periódicos en Irak, Siria, Palestina, Yugoslavia...
¡¡MÁS CADENAS!!
Se veía venir. Tras la masacre de París, era imposible que la nueva tiranía que asola Occidente no arrimara el ascua del terrorismo a su sardina del recorte de libertades. De nuevo la sangre, el horror, el crimen, la barbarie, servidas en bandeja a los que alimentan la cultura del miedo, a los que se jactan de ofrecernos seguridad exigiendo a cambio la correspondiente cuota de libertades, para seguir abundando en sus políticas dictatoriales. Cada vez están más cerca de instalarnos en el mundo dibujado por Orwell en “1984”. Un par de atentados más que nos toquen de cerca y entraremos de lleno y sumisos en la peor de las esclavitudes: la que se apodera de la propia mente. Y todo en nombre de esa seguridad que todo lo justifica.
Daba pena –o asco– verlos, tan alineaditos, tan serios, tan dignos, en la cabecera de la manifestación parisina contra el terrorismo. Todos ufanos de dar la cara por la libertad de expresión. He aquí de nuevo la imagen del zorro velando por la seguridad del gallinero, o la del ladrón que corre gritando ¡Al ladrón! ¡Al ladrón! Como si él fuera víctima y no culpable. Porque los mismos mandatarios que clamaban a favor de la libre expresión de las ideas, están hartos de ordenar bombardear y destruir emisoras de televisión y radio o redacciones de periódicos en Irak, Siria, Palestina, Yugoslavia y allí donde les convino –y les conviene– silenciar las voces que denunciaban –y siguen denunciando– sus matanzas, sus rapiñas, su barbarie, sus crímenes y expolios.
antes que clamar por la libertad de expresión, es preciso hacerlo por la libertad de pensamiento... sólo existe un pensamiento único: el impuesto por la fracasada teoría neoliberal que, ondeando una bandera de falsa democracia, nos arrastra a la mayor de las ruinas
Y aquí están ahora, reuniéndose con diligencia para hacerse más impunes y al pueblo menos libre. Todo debe subordinarse en aras de la seguridad. El enemigo está por todas partes: en el país, en la ciudad, en el barrio, en la propia casa. ¡Ojo con el extraño! Con el Derecho al borde de la anorexia, la Ley y el Orden lucen rollizos y fuertes como hace muchísimos años. Mejor ser menos libres, para estar más seguros. Eso dicen los que mandan, pero, en los catorce años que lleva el siglo XXI, el mundo no ha dejado de volverse cada día más inseguro, más peligroso; mientras que, en cambio, el Estado del bienestar, junto con la democracia real y las libertades conquistadas por el pueblo trabajador durante el siglo XX, van desapareciendo engullidos por el sumidero de la imposición y de un Estado cada vez más policial y dictatorial.
Para colmo, pueden jactarse de que están ahí con nuestros votos –de los que voten–, lo cual no deja de parecerme una prueba palpable de cómo antes que clamar por la libertad de expresión, es preciso hacerlo por la libertad de pensamiento. Hoy por hoy, en Occidente sólo existe un pensamiento único: el impuesto por la fracasada teoría neoliberal que, ondeando una bandera de falsa democracia, nos arrastra a la mayor de las ruinas.
En España, como no podía ser menos, ya han pactado –los que no iban nunca a pactar, en palabras de esa caricatura política de diseño que es Pedro Sánchez– PP y PSOE la nueva ley antiterrorista con la misma urgencia de ladrón que utilizaron para pactar el cambio constitucional que nos ponía en manos de la deuda y de los banqueros. Una ley mágica que, según alaban sus autores, conseguirá darnos mayor seguridad y fortaleza para hacer frente a los planes terroristas, sin quitarnos ni un ápice de libertad. Porque, eso de que te pinchen el teléfono sin necesidad de orden judicial, que violen la privacidad de tu correspondencia o que te vigilen “preventivamente” o puedan allanar tu morada en cuanto les venga en gana, no se contempla como recorte de libertades; eso es estar encima tuya para que no te ocurra nada malo. ¡Siéntete libre, vigilado! Es el slogan que debía presidir su nueva campaña.
Por mi parte, como no puedo tolerar que me tomen por idiota, como me siento muy ofendido cuando hacen befa de nuestra inteligencia, me sitúo en los antípodas de los pactistas y titulo este artículo “¡¡Más cadenas!!”, porque eso es lo que nos vamos a llevar hasta que no seamos capaces de cogerlas y…, acordándonos de Alberti y Paco Ibáñez, montar el caballo cuatralbo del pueblo, ponernos a galopar y a galopar, hasta enterrarlos en el mar. Hasta enterrarlos, hondo, muy hondo, en el mar.
GALOPE
Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo,
caballo cuatralbo,
caballo de espuma.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
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("Cediste libertad, pero a cambio no está muy claro que hayas obtenido más seguridad. “¿No firmamos ese mismo contrato hace catorce años, cuando el 11S? ¿No lo renovamos hace diez, cuando el 11M? ¿No llevamos tres lustros aceptando recortes en libertades y, por el mismo precio, guerras, invasiones, torturas, cárceles secretas? ¿Acaso el mundo es hoy un lugar más seguro?... “Por esa regla de tres, los países con menos libertades serían los más seguros. ¿Es así?”)