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'NUESTRO PATRIOTISMO Y LA MARCHA DE CÁDIZ', por ANTONIO MACHADO / 'ITURRIOZ Y ANDRÉS HURTADO HABLAN SOBRE LA GUERRA'

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"... Fue éste un golpe previsto por una minoría inteligente y que sorprendió a los más. Imaginaos al pueblo español como a un hombre que, inesperadamente, recibiera un fuerte garrotazo en la cabeza, cayera a tierra sin sentido y, al recobrarlo, le levantara preguntando: ¿Dónde estoy?...

Somos los hijos de una tierra pobre e ignorante, de una tierra donde todo está por hacer"

Son muchos los pensadores actuales que establecen equivalencias entre la crisis del 98... y el estar de ahora de la sociedad española...

Desastre de Cavite, Filipinas, en el que la flota española, mandada por el almirante Montojo, es derrotada en desigual combate por la estadounidense y se pierde el archipiélago (La Vanguardia)

Son muchos los pensadores actuales que establecen equivalencias entre la crisis del 98, tras la derrota frente a Estados Unidos y la pérdida de las últimas colonias, y el estar de ahora de la sociedad española, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y de la crisis, perdón, de la estafa financiera. Piensan, como Machado, que es como si de repente hubiéramos despertado de un sueño, de una hipnosis, y nos hubiéramos percatado realmente de dónde estábamos, de qué teníamos... nada.

Y es entonces cuando asumimos que todo está por hacer.

Nos toca empezar el trabajo con el 'Modernismo y la Generación del 98'. Creemos que el siguiente texto de Antonio Machado puede constituir una introducción especialmente eficaz, para el tema, y para nuestro pensar en estos tiempos que tanto hieren.

Curioso, y muy de agradecer, el rescate que Machado hace del concepto, de la palabra patriotismo. Una palabra que con excesiva frecuencia despierta connotaciones nada agradables es recuperada para ser colmada de los necesarios valores éticos: educación, cultura y, quizá sobre todo (y más si miramos a nuestro alrededor), de la irrenunciable honestidad con la que cada uno debe realizar su trabajo de todos los días.

Ahí, y sólo ahí, habita el patriotismo.
(LEI)


NUESTRO PATRIOTISMO Y LA MARCHA DE CÁDIZ

“Los últimos años de vida española han cambiado profundamente nuestra psicología. Acabamos de cosechar muy amargos frutos; y el recuerdo del reciente desastre nacional, surge en nuestro espíritu como una nube negra que nos vela el épico sol de otros días.

Tras un largo período de profunda inconsciencia, en que no faltaron lauros para los viejos héroes, ni patrióticas charangas, ni cantos de cuartel, perdimos –como todos sabéis- los preciosos restos de nuestro imperio colonial. Fue éste un golpe previsto por una minoría inteligente y que sorprendió a los más. Imaginaos al pueblo español como a un hombre que, inesperadamente, recibiera un fuerte garrotazo en la cabeza, cayera a tierra sin sentido y, al recobrarlo, le levantara preguntando: ¿Dónde estoy?

Comenzamos a despertar y a mirar en torno nuestro. Acaso, el golpe recibido nos pondrá en contacto con nuestra conciencia.

Por lo pronto, nuestro patriotismo ha cambiado de rumbo y de cauce. Sabemos ya que no se puede vivir ni del esfuerzo, ni de la virtud, ni de la fortuna de nuestros abuelos; que la misma vida parasitaria no puede nutrirse de cosa tan inconsciente como el recuerdo; que las más remotas posibilidades del porvenir distan menos de nosotros que las realidades muertas en nuestras manos. Luchamos por libertarnos del culto supersticioso del pasado.


la patria no es una finca heredada de nuestros abuelos... la patria es algo que se hace constantemente y se conserva sólo por la cultura y el trabajo

¿Nos sirvió, acaso, el heroísmo de Castro y Palafox, defensores de Gerona y Zaragoza, para salvar nuestro prestigio en jornadas recientes que no quiero recordar? ¿Vendría en nuestra ayuda la tizona de Rodrigo, si tuviéramos que luchar otra vez con la morisma? No creemos ya en los milagros de la leyenda heroica.

Somos los hijos de una tierra pobre e ignorante, de una tierra donde todo está por hacer. He aquí lo que sabemos.

Y preferimos esta triste verdad a las estrofas fanfarronas de aquel poeta, que encarándose con España, le decía, entre otras cosas:

... porque indómitos y fieros,

saben hacer sus vasallos
frenos para sus caballos
de los cetros extranjeros.


 Sabemos que esto no es verdad. Y cuando en versos del mismo poeta leemos:

... que no puede esclavo ser

pueblo que sabe morir...

Sonreímos amargamente pensando que, si nuestro pueblo no sabe otra cosa, será siempre esclavo; porque la libertad se basa en la virtud contraria; en saber vivir, precisamente en lo que pretenden ignorar esos vasallos indómitos y fieros.

Sabemos que la patria no es una finca heredada de nuestros abuelos; buena no más para ser defendida a la hora de la invasión extranjera. Sabemos que la patria es algo que se hace constantemente y se conserva sólo por la cultura y el trabajo. El pueblo que la descuida o la abandona, la pierde, aunque sepa morir. Sabemos que no es patria el suelo que se pisa, sino el suelo que se labra: que no basta vivir sobre él, sino para él; que allí donde no existe huella del esfuerzo humano, no hay patria, ni siquiera región, sino una tierra estéril, que tanto puede ser nuestra como de los buitres o de las águilas que sobre ella se ciernen. ¿Llamaréis patria a los calcáreos montes, hoy desnudos, y antaño cubiertos de espesos bosques, que rodean esta vieja y noble ciudad? Eso es un pedazo de planeta por donde los hombres han pasado, no para hacer patria, sino para deshacerla. No sois patriotas pensando que algunos sabréis morir por defender estos pelados cascotes; lo seréis acudiendo con el árbol o con la semilla, con la reja del arado o con el pico del minero a esos parajes sombríos y desolados, donde la patria está por hacer.

Hoy que removemos las nobles cenizas de los héroes de 1808, rindámosles el homenaje serio y respetuoso que merecen. Ellos conservaron, a costa de su sangre, la tierra que hoy debemos labrar. No insultemos su memoria con vanidosas fanfarronadas, ni hagamos resurgir aquella profunda inconsciencia que, al son de la marcha de Cádiz nos llevó a perder nuestras colonias. Convencidos de que sabemos morir –que ya es saber- procuremos ahora aprender a vivir, si hemos de conservar lo poco que aún tenemos”.

"Los periódicos no decían más que necedades y bravuconadas... Los periódicos traían cálculos completamente falsos... aquellas manifestaciones y gritos habían sido espuma, humo de paja, nada"


'EL ÁRBOL DE LA CIENCIA': ITURRIOZ Y ANDRÉS HURTADO HABLAN SOBRE LA GUERRA


Los periódicos no decían más que necedades y bravuconadas: los yanquis no estaban preparados para la guerra; no tenían ni uniformes para sus soldados. En el país de las máquinas de coser, el hacer unos cuantos uniformes era un conflicto enorme, según se decía en Madrid. […] 

Andrés siguió los preparativos de la guerra con una emoción intensa.

Los periódicos traían cálculos completamente falsos. Andrés llegó a creer que había alguna razón para los optimismos.

Días antes de la derrota encontró a Iturrioz en la calle.

– ¿Qué le parece a usted esto? –le preguntó.

–Estamos perdidos.

– ¡Pero si dicen que estamos preparados!

–Sí, preparados para la derrota. Solo a ese chino, que los españoles consideramos como el colmo de la candidez, se le pueden decir las cosas que nos están diciendo los periódicos. […]

Andrés pensó que Iturrioz podía engañarse; pero pronto los acontecimientos le dieron la razón. El desastre había sido como decía él: una cacería, una cosa ridícula.

A Andrés le indignó la indiferencia de la gente al saber la noticia. Al menos él había creído que el español, inepto para la ciencia y para la civilización, era un patriota exaltado, y se encontraba que no; después del desastre de las dos pequeñas escuadras españolas en Cuba y en Filipinas, todo el mundo iba al teatro y a los toros tan tranquilo; aquellas manifestaciones y gritos habían sido espuma, humo de paja, nada.





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